jueves, 11 de enero de 2024

La lapicera desorientada


Por Carlos Almenara

La lapicera presidencial de Casa Rosada pasó de una breve caminata diaria durante cuatro años a una maratón de un mes continuado. Así no hay tinta que resista, se la escucha quejarse.

El gobierno de Alberto Fernández fue criticado por “no usar la lapicera”, nada menos que por su vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner.


Milei, en cambio, firmó un decreto de necesidad y urgencia de 366 artículos que, en una sola medida, modifica y deroga algo así como 300 leyes en un cambio normativo sin antecedentes.

Por si lo anterior fuera poco, envió una ley (“ómnibus”) al Congreso, pomposamente titulada “Bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos” emulando explícitamente las Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina, el texto de Juan Bautista Alberdi que fue pilar de la Constitución Nacional de 1853.

Si el DNU aborda materia legislativa, la “Ley ómnibus” lo hace con la materia constitucional como confiesan sus impulsores tomando la referencia alberdiana. Alberdi escribió las bases de una Constitución, no de una ley. Milei promete “volver a Alberdi” (lo que es, al menos, tan discutible como su “liberalismo”) modificando leyes, pero para ello debería proponer una nueva Constitución. Una reforma constitucional requiere un procedimiento especial.

Más allá de los aspectos doctrinales y prácticos del derecho, lo que interesa aquí es mirar la cuestión de la lapicera, esto es, la potestad del Poder Ejecutivo Nacional de definir política. Este asunto es uno de los más tratados en la teoría política y en la historia concreta de los pueblos de Nuestra América.

Belgrano y Güemes con la postulación de una monarquía incaica morigerada, Bolivar y su propuesta de una presidencia vitalicia, entre muchos, dan cuenta del debate del problema desde los albores de la independencia.

Claro, el devenir trajo a estas tierras repúblicas con división en tres poderes, Ejecutivo, Legislativo, Judicial, bajo la inspiración de la Constitución estadounidense.

Valga la redundancia, siempre fue motivo de análisis el poder del Poder Ejecutivo.

El Siglo XX fue pródigo en golpes militares y dictaduras. Los Poderes Judiciales los legitimaron, en general gustosos y algunas veces forzados. Pero un golpe militar seguido de una dictadura es una ruptura del estado de derecho, de la Ley, no hay legalidad legítima. Se impone la fuerza y se acabó.

Como sabemos, paulatinamente según el país, las últimas dos décadas del siglo pasado y las dos primeras de éste tuvieron mayormente gobiernos elegidos por sus pueblos e imperó el estado de derecho.

Sin embargo pareciera, en esta última década al menos, que hay lapiceras distintas para distintos tipos de gobierno.

Los gobiernos de derecha pueden realizar transformaciones radicales y virulentas sin encontrar obstáculos que los detengan. Los gobiernos que representan algún tipo de izquierda se enfrentan a impedimentos insalvables y son acusados de violar las instituciones republicanas (acusaciones que responden a hechos que no transformarían ni la milésima parte de lo que a los conservadores les resulta posible).

A cuento del primer mes del gobierno de Milei, repasamos con Víctor Hugo Morales algunos de los hechos del primer mes de Macri. El racconto es estremecedor. Entre muchos más:

  • -     Acortamiento en un día del mandato de Cristina Kirchner.
  • -     Asunción de un presidente no votado, Federico Pinedo, por doce horas.
  • -     Designación de dos jueces de la Corte Suprema (40% por entonces) por decreto.
  • -      Muerte de 43 gendarmes por, al menos, negligencia de Patricia Bullrich al mandarlos a reprimir un hecho inexistente en condiciones no aptas.
  • -     Eliminación del “cepo” y devaluación del 60%. Fortísima caída del poder adquisitivo de la población.
  • -      Eliminación de las retenciones. Enorme aumento de precio de los alimentos esenciales de los que Argentina es exportador. La rentabilidad sojera extraordinaria aumenta entre 50 y 150% según los casos.
  • -       Brutal represión a trabajadores en Cresta Roja.
  • -       Intervención de AFSCA y AFTIC.
  • -       Anuncio de modificación de la “Ley de Medios” por decreto.
  • -        Fuga de la cárcel de los hermanos Lanatta, reos que les hicieron ganar las elecciones en Provincia de Buenos Aires (y el país) con sus calumnias al candidato opositor.

El listado dista mucho de ser exhaustivo.

Como vemos, Milei no es el primer apurado. Los gobiernos de derecha producen de arranque feroces transferencias de ingresos de las mayorías populares a los sectores concentrados. No hay Constitución ni leyes que lo impidan. Tampoco jueces que tengan vocación para aplicar la ley.

La pregunta está en el aire, está planteada. Los impulsores de proyectos de derecha no deberían pensar que siempre podrán hacer lo mismo, como si nadie se diera cuenta.

Con ese mapa, con esa topografía, está claro que el único actor que falta es el que enuncie y concrete un cambio radical a favor de las mayorías, a favor de la igualdad, terminando con los privilegios corporativos mal habidos. Y eso también comienza a escucharse en las brisas que llegan al pueblo.

 

Imagen: La Voz. Una lapicera que dispara.




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