jueves, 31 de diciembre de 2009

Las cosas por su nombre

Por: Carlos Almenara

Quiero responder la nota de Pablo Gómez “Sobre suertes y traiciones cléticas” aparecida en MDZ el 30/12/09. Link http://www.mdzol.com/mdz/nota/181078
Confieso que algunas de las afirmaciones que leerá en la presente nota me mortifican como duele confrontar con quienes se ha compartido. Pero en fin, uno elige por qué camino transitar y yo no voy a regalar el debate público, no sin lucha por lo menos.
Pablo es un propagandista de Cobos, tarea, la de propagandista, que vuelve a manifestar en esta nota. Como buen propagandista sabe qué vender de su producto aunque suene cada vez más forzado. Cobos tiene un estilo de comunicación histérico. Se lo presenta, se presenta él a sí mismo, como el objeto de deseo. Habla de sí, de su familia, de sus sensaciones, de que corre maratones, se saca fotos haciendo eso. Todo gira en torno a su ego. En los noventa fue un estilo muy difundido, en la farándula lo es.
Así lo trata el escriba de marras en la nota. Que están enojados con Cobos, que si lo acusan de una cosa o de la otra...
Esta estrategia es una pose. Fuerzan una y otra vez a hablar naderías de Cobos porque es el único modo posible de forzar que sea centro de algo, es decir hacen que sea centro de sí mismo. Por supuesto considero mucho más sustancioso el análisis político material o en términos de proyectos de país que de la personalidad de alguien.
De lo que sí es centro Cobos es de una fenomenal conspiración pero para cuya explicación Cobos es sólo un accidente marginal.
Vamos por partes. En sus términos, en los de Gómez.
Dice Gómez a los que lo acusan de traidor “No es él un traidor por seguir siendo igual”. Esa frase es un problema, es más o menos así: no es un traidor por haber sido un traidor siempre. Es el tipo de frases paradójicas que no tienen solución lógica. La traición no se refiere a un atributo de la personalidad se refiere a una cuestión objetiva. Cobos es un traidor por llegar a la vicepresidencia prometiendo distribución de la riqueza y terminar abrazado con Biolcati, la Sociedad Rural y los mayores expoliadores del pueblo.
No es relevante si Cobos es traidor a Kirchner o a Iglesias. Eso quedará entre ellos. Lo importante es que Cobos traicionó al pueblo, traicionó un proyecto, una línea de acción política.
Por más que Gómez se esfuerce en hacer sonar esa misma campanita zonza, Cobos es absolutamente irrelevante. El hecho de que tenga personalidad de traidor también. Sí es relevante si los grupos concentrados le roban las tierras a la UNCu, si ponen palos blancos en el Estado, si extorsionan, si los sectores populares viven mejor o no. Sí es relevante si vamos hacia una sociedad más justa y más igual o no.
Insiste Gómez con la cantinela de que “Cobos es un hombre común”. Terminenla con esa fenomenal mentira. Cobos tiene un ejército de guardaespaldas, tiene una casa en el Dalvian y maneja 3.000 puestos en el Senado, además de contratos y todo lo que puedan deducir de ello. Cobos no es un hombre común. En todo caso si lo es, los comunes queremos nuestra parte, quiero ser tan común como Cobos y vivir y ganar como él.
Pero la comunicación histérica, posible por su batallón de comunicadores pagados con presupuesto público, lleva a esta idea equivocada que tienen algunos. No hay nada en común entre la vida y las propiedades de Cobos y las de la mayoría de la población.
Pero no contento con estas delicias comentadas, Gómez nos promete un 2010 lleno de desempates de Cobos en la presidencia del Senado.
Esto es una grosería institucional. Cobos tiene que renunciar inmediatamente.
Los radicales que habían claudicado de cualquier proyecto de cambio social tiran encuadrándose detrás de este papelón el último jirón de honra que les quedaba.
Señores que se dicen radicales, ¿se acuerdan de la ética krausista fundante del pensamiento yrigoyeniano? ¿Cómo puede explicarse en términos de la historia que uds. dicen reivindicar lo que hace Cobos? ¿Se acuerdan de la intransigencia? No mencionaré la revolución.
Uds. se ríen de Cobos, pero dicen “mientras mida bien en las encuestas...” No señores, la historia pasa facturas y tienen que entender que este es un momento de excepcionalidad donde sólo la concentración monopólica de la comunicación explica que disvalores universales sean vistos como valores por parte de la población.
Dice Mariano Saravia en su importante Honduras hoy:
“En los últimos tiempos ha surgido un nuevo golpismo que está encabezado por civiles y cuenta con el apoyo abierto o encubierto de las Fuerzas Armadas, cuando antes era justamente al revés: el golpe estaba encabezado por las Fuerzas Armadas, que contaban con el apoyo abierto o encubierto de civiles.
Este nuevo golpismo pretende conservar una imagen institucional mínima con el Congreso y la Corte Suprema de Justicia indemnes y en funcionamiento, y trata de que el uso de la violencia no sea tan ostensible.”
Este neogolpismo es el que se reúne en torno a Cobos. Fantasean con un cambio de rumbo para el que no tendrían que esperar las elecciones.
Cobos es responsable de la seguridad de la presidenta. Las amenazas de los trasnochados tienen que ver con que impulsan un complot con centro en el vicepresidente; las interferencias en la comunicación del helicóptero, la incitación al magnicidio sólo se explican por la expectativa que genera el personaje. Cobos también es culpable indirecto de estos delitos.
El tema cambió de registro. La picarezca vernácula del trepador que anuda roscas para subir un escalón mutó, hay que asumirlo, al entronque con lo más perverso y sangriento de la historia argentina; los grupos monopólicos, los grupos mafiosos, los genocidas, encuentran en Cobos la esperanza salvadora.
Entonces, el señor consenso que siempre se victimiza no es tal cosa, es victimario de las instituciones.
Aunque debió haberlo hecho hace tiempo, por el bien de la república, por la paz, Cobos debe renunciar.
Que se dedique a armar su plataforma opositora para 2011, pero que no lo haga desde la vicepresidencia. ¿Es que hay que explicar que es un papelón?
Pablo Gómez: abandoná la picarezca y pedile a tu jefe que renuncie.