miércoles, 27 de diciembre de 2023

Miseria humana y falacia teórica


 Por Carlos Almenara


El presidente Javier Milei, y es difícil suponer que no fuera él personalmente por el tenor del escrito, emitió en vísperas de Navidad un tweet agrediendo a Hugo Arana, actor conocido y querido por el pueblo, fallecido en 2020.


Milei parece no comprender que no es un influencer ni un panelista de televisión sino el presidente de la Nación y, en su rol, sus conductas tienen un tenor absolutamente distinto. Sus declaraciones violentas no son un acto civil, constituyen una amenaza a tener muy en cuenta en prevención del terrorismo estatal, una burla a la forma republicana de gobierno y un acto absolutamente deslegitimador de la institución presidencial. En lo judicial, pasible de examen y, creemos, sanción.

La naturaleza miserable y cobarde de su actitud es manifiesta. Repudiado, se mantuvo en su provocación.

Señalada la naturaleza ética de la agresión, interesa aprovechar la grosería para hablar de la otra parte de su mensaje, la cuestión económica.

Desmenucemos las aseveraciones en cuestión:

…les cuento que en el capitalismo de libre empresa los intercambios son VOLUNTARIOS

Intercambios voluntarios suponen la libertad de negociar, esto es aceptar o rechazar. Esto sólo es posible con un piso mínimo de igualdad y de abundancia. Si la asimetría de la negociación impide que la parte débil rechace, el intercambio NO ES VOLUNTARIO. Si un inquilino está desesperado porque esta noche su familia dormirá en la calle, o un trabajador apremiado por el hambre de sus hijos, esos intercambios no son voluntarios; el sometido, el esclavo, no puede rechazar, no puede decir no, no hay libertad.

…si existiera el derrame, ello sería en favor de las dos partes que deciden hacer la transacción… en el capitalismo de libre empresa no hay derrame, porque de ser así ello implicaría ineficiencia y en el sistema en cuestión ello conlleva a la quiebra.

Esto tiene que ver con lo que Milei responde a Hugo Arana en el tweet. Arana repudia la “teoría del derrame” por considerar que un ser humano no puede ser tratado con las sobras del banquete de los ricos. Milei contesta, ¿qué dice? Que es una aberración desperdiciar las sobras.

Es muy difícil adjetivar esto. Es de una violencia desconocida por los argentinos.

El supuesto detrás de esta agresión es el de la búsqueda de los máximos paretianos (por Vilfredo Pareto) por agentes económicos racionales, algo que nunca nadie en ninguna parte verificó pero que ordena los pajaritos de la cabeza de Milei.

Entiendo que Hugo Arana no tenía la más mínima idea sobre la teoría del valor subjetiva y repetía frases llenas de envidia, odio y resentimiento propio de la izquierda basadas en la obsoleta teoría del valor trabajo, ya que lo suyo era ser un gran actor pero ni por lejos era ser economista, a diferencia de los que difunden estas burradas desde la izquierda.

El desprecio hacia Arana, la falta de respeto describe a Milei, no a Arana. La calificación de la izquierda debe leerse como una amenaza a la que nos hemos acostumbrado pero que cuando el país recupere el orden constitucional debe tener sanción penal.

En cuanto a la teoría del valor, efectivamente, es un aspecto relevante para retomar el debate. Desde Adam Smith a David Ricardo y Karl Marx, la teoría valor trabajo fue omnipresente en los textos fundantes de la Economía Política, que así se llama la disciplina. Los “marginalistas”, en el último cuarto del siglo XIX dieron por el piso con ella, catalogándola como “metafísica” y entronizaron esta “teoría subjetiva”, que, dicho en criollo, sería algo más o menos así: haga lo que se le dé la gana, total su deseo es libre y absolutamente inconmensurable al resto de los deseos, con lo cual si usted tiene ganas de comprar caviar y tiene la plata para hacerlo, eso es tan legítimo como quien necesita polenta para sobrevivir. No hay nada más allá. Ese modo de actuar fundamentaría la “mano invisible” que llevará a los óptimos económicos.

Por supuesto, esta explicación viene como anillo al dedo de los ricos y poderosos que, como decía John Kenneth Galbraith, saben premiar la “virtud social conveniente” de los economistas profesionales, es decir aquellos discursos que establecen como justas sus riquezas y poderes.

El sepulturero de la teoría del valor trabajo y del adjetivo “Política” de la disciplina fue Alfred Marshall, quien integró la teoría subjetiva a la corriente ortodoxa.

No hay posibilidades aquí de profundizar esta cuestión sin desviarnos del objetivo, pero lejos está este asunto de ser algo saldado ni unánime, y, claramente, la afirmación de Milei no es más que una mentira, una agresión y una grosería.

Lo que puedo decir a quienes piensan como pensaba Hugo Arana es que esa afirmación conlleva a ir por la solución socialista, la cual ha sido un fracaso en lo económico, lo cultural y lo social al margen de haber asesinado a más de 100 millones de seres humanos.

Todo mentira. Eslóganes absurdos, más faltas de respeto. Lo que Milei llama socialismo es una pastosa mezcla que se produce en su boca o en sus escritos pero que, como todo lo que dice, no tiene ninguna relación con la realidad.

Este extremista tipifica como socialista Estados y períodos históricos absolutamente capitalistas. De hecho, nunca hubo socialismo en Argentina. Esta verdad tan obvia, y constatable para cualquiera que no tenga el cerebro licuado cual zombie o tenga mala fe (y ambas le caben a Milei) debería terminar con las groserías que se naturalizan de la mano de la televisión que inventó a este Chucky dictador.

 


De todos modos, si pese a estos desastres hay gente que adhiere a lo dicho por Hugo Arana identificándose con el "altruismo socialista" podrían empezar por donar TODOS sus bienes y TODOS sus ingresos para ir arrancando, lo cual nos vendría bien dado que NO HAY PLATA.

Lo precedente es una amenaza, Milei ya empezó a robarnos nuestros ingresos. No hace falta donar nada, él lo está tomando. Igualmente si hubiera que hacer donaciones recomendamos no darle de comer a cerdos como Milei. Es un verdadero problema que terroristas económicos como Milei, que quieren destruir el Estado, manejen el Estado.

Por supuesto, es mentira que “no hay plata”. Sí hay para hacerle los caniles a sus mascotas o pagar gastos suntuarios de los gobernantes, hay plata para las empresas que financiaron a Milei y están programando pingües negocios, hay plata pero concentrada. Pero ese eslogan, “no hay plata”, es otra trampa de esa banda, no es que no hay plata, es que nunca habrá plata, es que en la sociedad que modelan en su imaginación no hay Estado más que para pagar los matones que defienden a los ricos, por lo tanto nunca habrá plata.

Como dijo Milei en su discurso de asunción, ningún país antes tuvo un presidente que, como él se dice, se reivindique liberal libertario ¿minarquista? Lamentablemente está experimentando con nosotros. No hay casos de países que se desarrollen, que avancen, sin Estados relativamente fuertes y comprometidos con un proyecto nacional.

Pero mientras intenta saber de qué se tratarían esas voces que le dictan en su cabeza, habilita negocios corruptos a un nivel y velocidad inéditos para las grandes corporaciones. Y ellos, los que inventaron a Milei, tienen muy claro de qué se trata. No tienen problemas teóricos ni escuchan voces que nadie más oye.