viernes, 27 de noviembre de 2020

El auténtico representante

 

Por: Carlos Almenara

Conmovido por la muerte Diego, superando la inicial incredulidad, porque ¿cómo podría morirse Maradona?, me propongo pensar en voz alta sobre este ser tan único y su impacto en nuestras vidas.

Todo lo dicho aquí está hecho con un alto grado de provisoriedad y de respeto. Por respeto y también por cariño intentamos entender estas extrañas cosas que pasan y que nos pasan con el astro.

¿Qué me importa Diego Maradona?

¿Cómo puede un futbolista convertirse en ídolo? ¿Catalizar los afectos, las emociones, los amores? ¿Cómo puede encarnar esperanzas y expectativas de cientos de miles? ¿Cómo es posible que cualquier argentino o argentina sepa de qué se trata la charla cuando aparecen en este orden los nombre “Dalma y Gianinna”?

Evidentemente Diego es la intersección de muchos mundos, algunos de los cuales lo trascienden. Uno de ellos es la espectacularización del deporte, la televisión y el gigantesco negocio global que, en el caso del fútbol, lidera la FIFA.

El juego, no sólo el fútbol, flexibiliza sus reglas adecuándose a la lógica de las pantallas y el negocio. Hoy parece un anacronismo inentendible contar que los campeonatos se jugaban los domingos a la misma hora. Sí, todos los partidos a la misma hora y la TV decidía cuál pasaba. Actualmente los aficionados no entienden cuando le solapan partidos.

El anterior es sólo un caso, de los cientos, que pueden mostrar la adecuación del deporte al espectáculo. Que tiene muchas otras facetas. Una de ellas la individuación, construcción del héroe deportivo.

El espectáculo no quiere equipos, quiere estrellas. Y las construye.

Esta lógica hizo que Maradona, que igualmente hubiera sido Maradona, se convirtiera también en una estrella. Y la estrella en un símbolo para millones, decenas de millones, cientos de millones, miles de millones de consumidores del espectáculo global del fútbol.

Un símbolo es un significante al que los públicos asignan evocaciones, significados, atributos. Eso es Maradona, uno de los mayores símbolos ¿de los argentinos? ¿de la argentinidad? ¿del sur? ¿del fútbol?

¿Cómo Maradona pudo ser Maradona?

No soy biógrafo de Diego, armo deducciones con datos sueltos. O no tan sueltos, cualquier argentino sabe más de la vida de Maradona que del vecino de a la vuelta.

El día previo a escribir estas líneas escuché a Adrián Paenza contar que preguntó a Maradona “¿en qué momento te diste cuenta que eras distinto, que te destacabas del resto de tus compañeros?”. No obtuvo respuesta.  Recordé a Diego en una entrevista presumiendo de las habilidades futbolísticas de su nieto Benjamín. El periodista, le pregunta, -¿vos hacías lo mismo a edad? Él, apesadumbrado, como en una confesión, dice –sí, yo también las hacía. No cuesta nada creerle.

Seguramente por eso no respondió a Paenza, porque le sería imposible responder sin parecer un presumido. Siempre supo que era distinto. Nació con una pelota en los pies. Cualquier registro de su infancia o adolescencia, lo muestra ¡desde entonces! totalmente seguro y convencido de su destino. – Mi sueño es jugar un Mundial. Y después ganar un Mundial. Dicho por un niño del que uno no dudaría ni un segundo que habla absolutamente en serio.



Maradona se supo desde niño un predestinado. Se supo el dueño de la pelota. Él siempre supo que con la pelota haría lo que quisiera. Podía verlo, sentirlo. Nunca tuvo ninguna duda, ni él ni nadie que lo viera jugar, sobre esa diferencia por la que preguntaba Paenza.

Solo alguien predestinado, que se sabe predestinado, no por misterios místicos sino porque ve que jugando, divirtiéndose, con la pelota puede hacer lo que nadie más, solo alguien así puede ser tan auténtico como Diego.

Y seguramente su familia y seguramente su barrio le devolvieron la mirada que lo confirmó. El héroe de Fiorito supo desde niño lo que sería también porque su gente, la gente de Fiorito, le confirmaba en su mirada lo que él ya sabía que sería.

¿Cómo no llevar Fiorito como estandarte?

La representación

La teoría política reconoce dos grandes paradigmas de representación. Representación, re – presentar. Traer al aquí y ahora lo que no está aquí y ahora.

La representación por delegación, tan extendida en las democracias. La voluntad popular se “hace presente” a través del diputado, por ejemplo, votado. No vamos a entrar en otras cuestiones sobre la naturaleza de esa delegación.

Pero también hay otra representación, la representación como espejo. Representa quién es “uno de nosotros”. Típico de minorías y sectores que sufren algún tipo de discriminación, representa alguien que ES de los nuestros. No se plantea ningún mandato.

Diego fue, desde siempre, el auténtico representante. De Fiorito, pero no solamente.

Así en el fútbol como en la vida

Preguntamos más arriba cómo era posible que cualquier argentino sepa a quiénes nos referimos con Dalma y Gianinna. O Don Diego y Doña Tota.

Por supuesto, uno se ve tentado a analogar la situación a cualquier fenómeno de la farándula. Se podrá argüir que conocemos otras familias de famosos.

Decididamente creo que son casos cualitativamente disímiles. Diego mostró siempre a su familia, con orgullo, son los míos y yo soy el héroe, soy quien tengo la magia de la pelota y en quien ellos depositaron su mirada. Sí, yo soy de ellos. Soy eso. Eso me hizo. Eso soy. No puedo ser otra cosa que su representante. No puedo ser otra cosa que yo mismo. No puedo no ser auténtico. Y no puedo ser cobarde, el destino me espera, soy el campeón de Fiorito.

Y Fiorito será luego el Sindicato de Futbolistas, serán causas nobles, grandes o chicas. Será denunciar la corrupción en la FIFA o abrazarse con Fidel. Fiorito será el NO al ALCA o los inolvidables programas en TeleSUR.

Ese es Diego. Único. Radicalmente único. Así jugó al fútbol. Jugó al fútbol como representó a los futbolistas. Por eso fue un líder en la cancha y por eso es tan difícil remplazarlo en la Selección.

Se equivoca Macron cuando afirma que “sus visitas a Fidel Castro y Hugo Chávez tendrán el sabor amargo de la derrota; es en la cancha donde Maradona hizo la revolución”. Es cierto que Maradona hizo una revolución en la cancha, esa revolución en la cancha es la revolución de Fiorito, de Fidel y de Chávez.

Ese fue también un recorrido que hizo Diego. Llegar de Fiorito a Chávez, una gradual toma de conciencia emancipadora. Los pobres, los de abajo, los de Fiorito, necesitamos nuestro camino político, el camino del sur, de la irreverencia, del orgullo, de la igualdad radical. Esa igualdad que en un potrero, al final de cuentas, nos pone cara a cara, del country o de la villa.

El símbolo que ahora nos falta

Él no le preguntó a nadie. Nadie necesitó pedirle que “hablara por ellos”. Una creciente claridad de cómo se traducía esa identidad en proyectos políticos. Metido en el corazón del show business, allí donde se fabrican sueños estandarizados, disciplina y conformismo.

¿Cómo, dónde, podemos encontrar fragmentos para reconstruir luchas sociales y políticas que pongan coto al anarco capitalismo feudal que amenaza destruir el planeta y buena parte de su población? Esa es la pregunta que se actualiza con la partida de Diego.

Todo el tiempo pasan cosas. Este año las luchas sociales estadounidenses, el movimiento de “La Vida de los Negros Importa” y el alineamiento cuasi unánime de la NBA, el activismo del campeón de Fórmula 1 Lewis Hamilton en el mismo sentido, fueron refrescantes acontecimientos. Claro que son muy de otras latitudes.

No podemos contar con otro chico que nazca con la pelota pegada al pie, como Diego, Aunque si viene, tanto mejor.

Además de nuestro/nuestros héroes, en clave de espectáculo, podemos apostar a lo colectivo, grupal. Por caso, la historia de la mayor parte los clubes sociales contiene maravillosas memorias de trabajadores, socialistas, anarquistas, peronistas, sindicalistas, que se unieron con un proyecto, un horizonte, una cierta utopía.

Vale regocijarnos de haber evitado que Macri impusiera su proyecto de Sociedades Anónimas Deportivas pero mejor aún es reconstruir el mejor pasado y el espíritu con que se forjó.

No hay futuro, no hay destino, sin proyecto, sin ese impulso vital que nos estimula a zambullirnos en lo real para hacer algo mejor. Y nada será mejor si no es mejor para todos.

Siempre estuve convencido que para ser un gran artista hay que tener algo que decir y ese algo debe estar a la altura. Es cierto, el artista puede hablar de sí mismo y es una característica muy propia de estos tiempos, el narcisismo. Para mí es mucho mejor cuando la obra nos interpela sobre la realidad que compartimos.

La mirada

Diego siguió una senda crecientemente emancipadora. Las lecturas no son autoevidentes. El camino de Fiorito a Chávez, además de Diego, tuvo que ver con miradas que dieron sentido al derrotero, que sacaron la acción del héroe del anecdotario de la farándula para inscribirlo en los rumbos de la liberación nacional y social.

Tuvimos suerte. Quienes nos contaron a Diego también construyeron a Diego.

Así, necesitamos, entonces, más poesía, más arte, más perspicacia, más música para contar bellamente las infinitas cosas simples de las que estamos rodeados, cada una de las cuales demuestra palmariamente que la igualdad no solo es deseable sino que su ausencia es, sencillamente, insoportable.

Mendoza, 27 de noviembre de 2020.

 


domingo, 1 de noviembre de 2020

Más allá del HERMANO

 


Por: Carlos Almenara

El libro de Santiago O’Donnell en base a los relatos de Mariano Macri ha causado un bien merecido impacto en la opinión pública.

Ya habrá descubierto el/la lector/a, o las irá descubriendo a medida que se difundan más, las escandalosas revelaciones delictivas, éticas y políticas que contiene. En la propia clave del hermano ratifica todo lo que el periodismo ha informado y agrega información que amerita la apertura de múltiples causas judiciales.

En propias palabras de Mariano, un psicópata, el mentiroso más grande, el mayor hijo de puta que jamás haya conocido. Estoy seguro que Mauricio Macri es aún mucho peor de lo que lo describe su hermano, pero la pregunta relevante no es ¿cómo es Macri?, cosa que es bastante evidente; la pregunta relevante es la que hace Víctor Hugo: ¿cómo nos pasó Macri?

Porque si entendemos cómo nos pasó, entenderemos por qué un criminal semejante pudo llegar a la presidencia. Porque aunque Macri es todo eso, antes nos pasó Videla, nos pasaron otras dictaduras, nos pasó el empobrecimiento planificado del pueblo, la destrucción del estado nacional.

La reflexión política suele orientarse a la personalización, mucho más cuando está mediada por la pantalla, pero los individuos son sólo una parte de la causalidad de los acontecimientos.

Es decir, no podría haber habido un Macri si no hubiera un Clarín.

Es imposible sostener las condiciones de posibilidad de un discurso, avalado con los hechos, de daño popular, de deterioro del salario, de desempleo, de pobreza y miseria masivas, sin la campaña de alienación y manipulación de masas liderada por Héctor Magnetto.

Por supuesto, el general Magnetto no estuvo solo. Cuenta con su ejército, tropa que hoy le sigue reportando, conformado por jueces, fiscales, cámaras empresarias, sindicatos, potencias extranjeras y mucho más.

En ese sentido, Mauricio Macri no es un perverso, no es un psicópata, es su mejor jugador. A pesar de lo encandilados que están con el negociante inmobiliario de Capital Federal no será fácil empardar a Macri.

Como dice Mariano, hay que ser el mayor hijo de puta que uno haya conocido para viabilizar el proyecto del horror, el proyecto de la dictadura con nombre de república, el mayor saqueo conocido con nombre de transparencia, y todo dicho con palabras estudiadas sin elevar el tono, ademanes tranquilos y tomando clases de foniatría.

Es que el horror que muestra HERMANO solo tiene en Mauricio Macri una cara que lo personaliza pero lo verdaderamente terrorífico es el proyecto que lo excede.

El pacto democrático implícito con que salimos de la dictadura genocida permitió, con idas y vueltas, finalmente gracias al coraje de Néstor Kirchner, juzgar ejemplarmente a los responsables operativos. Juicios con todas las garantías del estado de derecho. Sin embargo nunca pudimos enjuiciar a los grandes beneficiados e instigadores, nombres como Magnetto o Blaquier.

Ese fue el poder al que la democracia no pudo entrarle. Es el mismo que la condicionó y la condiciona. Es el poder que quiere derribar el gobierno actual.

A Macri lo van a tirar como tiraron a Videla. Y levantarán algunos muñecos de ocasión. Seguirán utilizando todo lo que robaron con ese gobierno ilegítimo para hostigar y condicionar la democracia.

 ¿Volverán a quedar impunes por sus crímenes?

¿Seguirá intacta la verdadera cara del horror?

 

Mendoza, 1 de noviembre de 2020.

miércoles, 23 de septiembre de 2020

Algunas cuestiones sobre el dólar

 


Por: Carlos Almenara

23 de setiembre

 

Vuelve a ocupar gran espacio en las noticias la cotización del dólar.

Veamos algunas cuestiones acerca de la discusión económica del tipo de cambio.

¿Es el precio del dólar importante?

Sí, lo es. Es un precio clave. Determina la relación entre la competitividad interna con la del resto del mundo. En primera instancia el precio del dólar afecta la balanza comercial, es decir, las exportaciones e importaciones.

En general, se observa que los países más desarrollados intentan promover las exportaciones, pues elaborar esos bienes genera riqueza y trabajo en su territorio, y desalentar las importaciones, pues el trabajo que se genera en su territorio lo trasladan a otros países.

Esto no es siempre así. Hay una ideología, la del libre cambio, que argumenta que es mejor importar de quienes poseen ventaja para enfocar nuestra producción en lo que nuestro país tendría ventaja.

No casualmente, sino causalmente, la ideología del libre cambio es más aplicada en los países subdesarrollados. Es harto conocido y evidente que Estados Unidos, Unión Europea, China, o casi cualquiera de las economías pujantes no se despreocupan de sus exportaciones ni de sus importaciones. Hay roles muy activos de los Estados en las regulaciones comerciales.

El libre cambio se difunde como ideología una vez que Reino Unido desarrolla la “revolución industrial”. Consigue una ventaja con respecto al resto del mundo en la industria textil y naval, y necesita mercados. Entonces, economistas británicos como Adam Smith y David Ricardo teorizan las bondades del intercambio sin barreras.

El libre cambio ha sido siempre eso, una ideología útil, eventualmente, en alguna circunstancia, para los países centrales.

Lo vemos hoy de nuevo. La Organización Mundial del Comercio, en gran medida creación estadounidense, hoy es desconocida por Trump. Si no es conveniente al imperio, se acabó el libre cambio, los acuerdos internacionales y lo que sea necesario.

¿Y en Argentina?

En Argentina esta discusión es la cuestión central desde el comienzo del país. Desde la colonia y desde el advenimiento nacional, desde las guerras entre unitarios y federales, hasta la inmigración, los sindicatos o el peronismo. Todos los procesos densos de nuestra historia estuvieron cruzados por este dilema. ¿Qué dilema? El asunto de si hay una industria argentina. Que en un punto es idéntico al dilema del libre cambio. Sólo hay industria en Argentina si no hay libre cambio, o no lo hay plenamente.

Es representativo el gaucho del Siglo XIX ataviado con un vistoso poncho… made in Manchester. Con lana argentina. No es invento, ni especulación, es lo que pasó en la segunda mitad de ese siglo como regla.

Por supuesto las hilanderías británicas eran sustancialmente más eficientes y productivas que los talleres artesanales tucumanos o cordobeses.

Argentina padeció el triunfo de Buenos Aires, la ciudad del contrabando, que fue su rol durante la colonia. A esa burguesía comercial contrabandista no le interesaban los talleres para abastecer el mercado propio, sino, al contrario, representar, convertirse en distribuidor, del fabricante extranjero, mayormente inglés.

¿Y esto qué tiene que ver?

Esto mismo es lo que pasa hoy.

Macri, además de dejar el país en default, de fugar U$S 86.000 Millones, de haber endeudado en más de U$S 130.000 Millones, batiendo récords de montos y tiempos, de destruir la economía, dejó el Banco Central sin reservas. Destruyó las regulaciones y mecanismos de control que fiscalizaban que los exportadores liquidaran las divisas (trajeran los dólares).

No había dólares. No hay dólares.

¿Y para qué hacen falta dólares?

Aquí las respuestas son alternativas. A Macri le hacen falta dólares para fugarlos. A Alberto le hacen falta dólares para iniciar un proceso de industrialización.

¿Qué es esto de la fuga?

Ciertamente, hay una dimensión cultural en la clase media que ha incorporado el dólar como “reserva de valor”, moneda en la que ahorra. Más que ello incide la voracidad de una burguesía y una oligarquía que ganan inmensas fortunas en el país. Pero hay un problema: las ganan en pesos. Y si ellos no las pasan a verdes y se la llevan no les luce.

Ese fue el rol cipayo, colonialista, vendepatria, de Macri. Vaciar de dólares Argentina fue atentar contra las chances presentes y futuras de un desarrollo nacional.

Así, el hiperendeudamiento de Macri sirvió para dolarizar carteras que se iban del país. Adicionalmente, el mecanismo de fuga propiciaba fuertes devaluaciones. Las devaluaciones depreciaban el valor de los salarios en dólares, que siempre fue un objetivo confesado de Macri: hambrear a los argentinos.

Tan fracasado y ruin es el vendepatria que terminó poniendo él mismo el cepo que dijo venir a eliminar.

Alberto necesita dólares para pagar las importaciones necesarias para el despegue industrial. Como no hay, no se puede destinar los pocos que entran a la fuga o al ahorro, por ello se desdoblan los tipos de cambio.

Siempre estuvo claro en la teoría, y también en la realidad, e igualmente se corroboró ante las estafas del macrismo, que el dólar que vale para el consumo es el oficial. Prat Gay, el albacea de Fortabat y primer devaluador de Macri, sostuvo que los precios internos estaban calculados a un dólar de $ 14 cuando el oficial estaba a $ 9,60. Y devaluó. Y esa devaluación al poco tiempo estaba trasladada a precios.

Eso es lo que evita el ministro Guzmán. Que los trabajadores argentinos paguen los alimentos y el resto de sus consumos más caros. Para ello necesita que no se le escapen los dólares que entran.

¿Qué pasa si se devalúa?

Claramente se traslada a precios y los salarios pierden. ¿Aumentan las exportaciones? En general habría que esperar que sí pero en Argentina esa relación se ha mostrado relativamente inelástica. Tiene que ver con que los sectores más dinámicos del país ya están exportando a pleno y una mejora en las cotizaciones no se traduce en un aumento de la producción. La agricultura no puede expandirse más.

Una devaluación, entonces, ajustaría a la población, no mejoraría sustancialmente en el corto plazo las exportaciones y sí haría caer las importaciones.

La reprimarización profunda que se operó bajo el macrismo es un daño brutal al patrimonio económico y cultural. Llevará años reconstruir las industrias.

¿Por qué hicieron tanto daño?

Están las explicaciones evidentes y válidas: ganaron fortunas.

Me interesa agregar que hace tiempo, existen una serie de “justificaciones” que ofrecen una pátina de buena conciencia a los ganadores del modelo. La idea de que el beneficio propio es beneficioso para el conjunto se refuerza con el mito de la autorregulación de los mercados (llamada ley de Say). Lava las culpas de la destrucción depositando la fe en que la riqueza y el trabajo perdido serán suplantados en el corto o en el largo plazo por trabajos más eficientes.

Este es el mayor mito de la economía ortodoxa. El que hay que buscar detrás de los crímenes del macrismo en particular y de la derecha en general. La cantinela de que el mercado premiará a quienes trabajan bien y que serán los que se impongan. Por supuesto, no pudieron ni podrían verificarlo en la realidad.

La cuestión no es el cepo. Es el modelo de país. Una colonia pastoril con una casta oligárquica al mando; o un país pujante, con industria, trabajadores y Estado luchando soberanamente por un lugar de dignidad y un piso de derechos.

jueves, 27 de agosto de 2020

Pasó ayer nomás

Por Carlos Almenara

Ayer nomás veíamos que no había plata suficiente que comprara los insumos sanitarios necesarios para enfrentar el COVID. Los hechos más impensados, ocurrieron. Estados nacionales confiscaron, incautaron, todo tipo de insumos útiles. Incumplieron los tratados internacionales. Llegaron a apostar agentes de inteligencia en aeropuertos para sobornar a los exportadores y transportistas de barbijos para que los cargamentos cambiaran de destino.

Los países más ricos vieron hospitales desbordados, tenían plata pero no respiradores ni médicos. Camiones militares transportando cadáveres en la noche para que no los vieran. Fosas comunes.

La teoría económica ortodoxa sostiene que los mercados autorregulados, mediante el sistema de precios, son los que mejor asignan recursos. Es evidente, el postulado fracasó. A la hora de la verdad fue más efectivo un grupo de policías de un Estado determinado, un soborno, o “una oferta que no se puede rechazar” que los mercados competitivos. El fracaso de este precepto podemos constatarlo este mismo año. Si la economía aspirara a ser una ciencia, siendo que las ciencias fácticas se fundan en la validación con la realidad, el dogma de los mercados autorregulados como el summum para asignar recursos debería descartarse definitivamente.

Pero como sucede una y otra y otra y otra vez, vuelven a la carga.

Y los vemos ahora diciéndonos, con el mismo sonsonete que de costumbre, sin dar cuenta de ninguno de sus fracasos, independientes de la realidad, que la regulación de internet resentirá la inversión, que empeorará el servicio y toda otra falacia que les venga a la mente.

Una vez más, no es así. No hace falta ser un economista de academia para verificar que los servicios son malos, caros, que la competencia es, en el mejor de los casos, reducida, y que las empresas tienen ganancias exorbitantes.

Y también se refuta teóricamente. Tanto como se refuta la economía ortodoxa.

Que las empresas ganen plata, ¿qué tiene que ver con la inversión? Si les bajan impuestos y ganan más plata ¿van a invertir más?

La economía ortodoxa tiene una respuesta categórica: sí, por supuesto. ¿A quién podría ocurrírsele otra cosa?

La verdad es que NO. Que bajen los costos y los impuestos a las empresas sólo quiere decir una cosa: el empresario ganará más, pero eso no tiene ninguna relación necesaria con que invierta más.

En condiciones monopólicas o cuasimonopólicas, es el caso, la misma teoría ortodoxa reconoce que hay precios caros (superiores a los de mercado competitivo) y consumidores no servidos. ¡La misma ortodoxia admite la conveniencia de regulación y precios máximos para alcanzar mayores niveles de bienestar social expresado en más producto a menor precio!

No cabe ninguna duda que el acceso a las comunicaciones mejorará con la aplicación del Decreto 690/20. Lo hará porque la fiscalización, siempre que no sea cooptada por las mismas empresas prestadoras, permitirá prestaciones más universales a precios más accesibles. Las empresas invertirán más si se les exige que lo hagan, no de otro modo.

Párrafo aparte, mezcla de añoranza, reconocimiento a su resiliencia a pesar de la pesadilla neoliberal y esperanza de futuro, merecen las Cooperativas que fueron pioneras en los servicios de TV por Cable y comunicaciones. Una política que promueve más servicios bien vale la promoción de nuevas Cooperativas que los presten.

AYER NOMÁS



jueves, 23 de julio de 2020

Conversando con Alberto en el campo de tiro

Imagen: Infobae.
Por: Carlos Almenara*

Por estos días se discute sobre la convocatoria de Alberto Fernández a empresarios, dirigentes sindicales, las ausencias y lo que se ha llamado “fuego amigo”.

Quiero referirme a las condiciones de posibilidad de un diálogo.

No voy meterme con los hechos y los dichos que generaron el debate, más allá de la singularidad histórica que se evidencia en la imposibilidad que Hebe se equivoque. Esta aseveración, que parece un dogma, resiste cualquier procedimiento científico de falsación.

Me interesa, en cambio, pensar en torno a qué tan posible es desarrollar una argumentación racional, aspirar a la persuación, disponer la escucha, en el marco en que se plantea la lucha política en Argentina, hoy.

No inventamos ningún objeto de estudio. El tema es la deliberación. Reconocido como esencial a la democracia, ¿dónde discutimos? ¿Dónde se dirimen ideas y proyectos? ¿Cómo se los discute?

Si hacemos caso a Bernard Manin estaríamos en estos tiempos en una “democracia de audiencias” en que los sets de televisión tienen un rol central. Este concepto de Manin es previo a la difusión de las redes sociales.

El lugar en el que se discute y en que los dirigentes políticos toman posición sobre los distintos temas de la sociedad ya no es el seno de la organización partidaria, no es el Parlamento, es el estudio de televisión.

Claro, esto en teoría. Esto cuando el mundo no estaba en guerra y desarrollado por teóricos que no contemplaron el grupo Clarín. Cuando esas variables se incorporan, el resultado es adefesios como la entrevista de Diego Leuco y María Laura Santillán a Santiago Cafiero.


Repasar la entrevista es impactante. Los dos personajes que aparecen frente a la pantalla de una señal del monopolio que concentra el 60% de las audiencias acusan al jefe de gabinete de encubrir un crimen político de la vicepresidenta. Con perfidia, insinuaciones, sin ninguna prueba de nada.

Hay gente de este tipo que se para frente a la pantalla y que no está en Clarín pero merecería estarlo.

Es el caso de Cristina Pérez. Es conocido el brulote de la presentadora macrista que fabricó un incidente. Y es conocido, porque lo hacen para eso, para reproducirlo en todo el sistema de propaganda macrista y erosionar al gobierno.


El miércoles 22 se produjo un nuevo incidente. Viviana Canosa adujo que había recibido un mensaje del presidente que “le hizo temblar las piernas”. No mostró el mensaje. Clarín se hizo una fiesta. También deberíamos verla pronto en alguna de las ventanillas del monopolio. Ver acá.

Un par de días antes Canosa había agredido rociando con alcohol a Aníbal Fernández. 


No fue un acto aleatorio. En las redes los trolls nazis, que trabajan en sintonía con los trolls de la pantalla, lo expresaron enseguida: faltó el fósforo. Denuncié a la cuenta de Twitter de la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual la maniobra.

Por supuesto, apuesto doble contra sencillo que Miriam Lewin no se ocupará del caso.

Esto es un botón de muestra. Algo que cada uno de los y las lectoras conoce de sobra. Un texto que no debí escribir, que debió resultar innecesario.

¿Y Alberto? Él, más que nadie.

¿Cómo, entonces, puede cometer el error de quedar “servido” para que la Canosa y Clarín se hagan la fiesta?

Ya desde el año pasado, antes de ser electo, Alberto anunció que para él no había guerra. Ni con Clarín ni con otros enemigos. A veces pareciera que ha decidido entrar caminando plácida y distraídamente al campo de tiro.

Cada cosa de diga o haga será tergiversada, pervertida, falseada. Es un gran riesgo para todo el país. Por muy sincero, comprometido y bien intencionado que sea, eso no tiene nada que ver con la cuestión. La comunicación requiere un piso de buena fe, requiere que las palabras que enuncio tengan el significado que tienen y no que sean alteradas con malicia.

Y no se puede conceder un poquito. Como entiende cualquier estudiante de hermenéutica filosófica en su primera clase, si usted acepta algunos postulados de una teoría le será muy difícil rechazar el resto. En el caso, el rechazo a Clarín debe ser cabal o la rendición será cabal.

No existe comunicación posible con el mundo Magnetto. No depende de la decisión voluntaria del caminante del campo de tiro.

Para hacer más complejo el problema, la alianza política de gobierno no puede prescindir de la comunicación, de la discusión pública. Lo resolvió magistralmente Alberto en un reciente reportaje.

Se habló de “fuego amigo”. Ya sabemos, que son cuidadosos en la semántica que utilizan para causar daño. Como dice Alberto, hay distintas miradas. Hay discusión, y, por qué no, pulseadas.

Del lado nacional y popular de la vida, el que, objetivamente, aglutina al 95% de las argentinas y argentinos, funciona la comunicación, se discute, se habla, se pugna. Con toda la vivacidad de la democracia.

Con Magnetto, Macri, Bullrich, los agentes de la derecha israelí, no. No hay discusión, hay guerra.

Circule por donde quiera, elija los amigos que desee, presidente, pero cuídese, por favor. Si entra al campo de tiro, póngase el casco. No sólo usted corre riesgo.

*docente y periodista, Mendoza, Argentina. Autor de El Faneróscopo de Eliseo. La máquina semiótica del grupo Clarín.

sábado, 4 de julio de 2020

Feudalia ya fracasó



Por: Carlos Almenara*

Los argentinos tenemos que ocuparnos reiteradamente de personajes que cometen delitos frente a cámara y padecer que ello se naturalice como lo más normal del mundo. No son cualquier tipo de delitos, corresponden a los que usa la derecha para las operaciones de manipulación de la opinión pública.

Un caso reciente es la flagrante violación al artículo 226 bis y 226 del Código Penal que realizó el ex gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo.



Así lo decía, plácidamente, en los medios macristas



¿Cómo le fue a Cornejo como gobernador?

Todos los indicadores objetivos son desastrosos.
  • El PBG (Producto Bruto Geográfico, el “tamaño” de la economía de la provincia) cayó 6%. El producto per cápita cayó mucho más.
  • El desempleo creció 150%.
  • La deuda pública creció 400%. Además pasó de estar nominada en pesos a dólares, locura que concluyó con su heredero, Rodolfo Suárez, declarando el default.

Mientras aplicaba las políticas que produjeron esos resultados, Cornejo no tenía ninguna pretensión autonomista, al contrario, humilló la provincia poniéndola al servicio del vendepatria. Tan servil fue que le regaló una mina de oro a Macri. Ojalá estuviera haciendo uso metafórico del lenguaje.



No fue el único caso. Intentó entregarle “La Remonta”, 100.000 has. del mejor campo mendocino, además del agua (la clave en el desierto) para los emprendimientos paperos (exótico en la zona) que tienen con titular figurativo a los Calcaterra.


Es decir, Cornejo, además de disciplinarse políticamente al proyecto más centralista de la historia, de arruinar la economía mendocina en aras de un partidismo político, entregó parte de las riquezas más preciadas del patrimonio de todos los mendocinos como sobornos –vaya a saber a cambio de qué- al clan Macri. No al Estado Nacional, a la familia Macri. Uno tiene ganas de parar el mundo hasta ordenar estos hechos insólitos. Todo esto es información pública.

Pero eso no es lo peor que hizo Cornejo.

Más trágica aún es la violación sistemática de las garantías y derechos constitucionales, el avasallamiento de las instituciones.

Una Legislatura convertida en escribanía, que le votó todo lo que quiso, le permitió nombrar más jueces que nadie antes. Más de un tercio de todos los jueces de la provincia de Mendoza fueron nombrados por Cornejo.

Este miércoles su heredero, Rodolfo Suárez, hizo jurar a escondidas, en un “acto privado y sin anuncio previo” a María Teresa Day como miembro de la Suprema Corte provincial. El sigilo tiene que ver con que el nombramiento está judicializado y se concretó en una bochornosa sesión legislativa sin participación opositora. Day no reúne los requisitos que la Constitución de Mendoza exige para el cargo. No fue impedimento. Con Day consiguen la mayoría partidista automática, completamente subordinada al Poder Ejecutivo.

Párrafo aparte merece la renuncia del anterior presidente del tribunal a quien presionaron con carpetazos y aprietes públicos del gobernador. Era un radical, lo que muestra que no es una cuestión de afiliaciones.


Resulta imposible hacer un racconto exhaustivo de todos los atropellos institucionales de Cornejo. Van desde criminalización de la protesta social, carpetazos a sindicalistas y políticos opositores, persecución política, secuestros y torturas, como las que padeció Nélida Rojas y su familia, despido de educadores por publicaciones en su Facebook personal, tratar de soretes a los periodistas (no mereció ningún comunicado de FOPEA, ADEPA ni SIP), hasta lo que al lector se le ocurra que pasa en un territorio saqueado, empobrecido y feudalizado.

Trabajadores municipales hambreados y reprimidos
Trabajadores municipales hambreados y reprimidos

Hoy la provincia está quebrada, no ha pagado el aguinaldo de sus trabajadores, la Justicia está cooptada por una mafia partidista, la censura se impone en los medios masivos, la corrupción se extiende de la mano de la impunidad a todas las áreas de gobierno, hay fundados cuestionamientos a la palabra pública y se sospecha que hay circulación viral que es ocultada por el gobierno.

Corrupción generalizada

Para el colmo de las paradojas, lo que aduce Cornejo, en relación a incumplimientos del gobierno de Alberto en relación a la presa hidroeléctrica Portezuelo del Viento, son totalmente imputables a él. Fue Cornejo quien no hizo los estudios ambientales correspondientes, fue Cornejo el que generó una situación insostenible con el resto de las provincias de la cuenca, y, fue Cornejo, el que junto con Macri, no pusieron un peso para la obra, todo lo que hicieron fue dejar papelitos firmados, que, de eso, saben un montón. Es ahora Alberto quien tiene que poner la plata.

Es todo lo contrario de las bravuconadas propagandísticas. Mendoza está en una decadencia económica, política, judicial, comunicacional irreversible si no es salvada por las reservas democráticas de las fuerzas nacionales y populares.

Necesitamos que la Nación intervenga para rescatarnos de estos tiranos decadentes.

Cuando sentimos que las palabras no alcanzan para explicar la realidad suelen acudir en nuestra ayuda los artistas. Es el caso de Les Luthiers, que hicieron, hace años, un himno para los desvaríos de Cornejo.



*docente y periodista argentino, de Mendoza.

viernes, 26 de junio de 2020

¿Dónde está el dedito?




Por: Carlos Almenara*

La situación nueva, desconocida, que nos plantea la pandemia se sobreimprime a una coyuntura también novedosa de la política argentina.

A la hecatombe macrista, siguió una pandemia de alcances inéditos durante la última centuria.

El régimen que se expresó con el macrismo se reestructuró, con toda la potencia que posee, bajo la batuta sediciosa de Magnetto.

No vacilan en promover contagios. La muerte no los detuvo antes y no los detiene ahora.

El régimen de verdad que imponen desde sus medios es enloquecedor. Alejado de lo real implantan como regla la paradoja, la inversión de significados, la crueldad, la perversión. Pueden producir turbas alienadas manifestando a favor del coronavirus, de Techint, de Vicentín, al tiempo que las fuerzas populares no ocupan la calle por cumplir el aislamiento.

Una buena descripción hace Artemio López



Como dice Artemio, la novedad, el problema, no es que Clarín haga lo que hace, lo loco es que Alberto quiera discutir con eso.

Es que no se puede discutir donde no hay una discusión, y con Clarín no hay una discusión. Aunque Alberto no lo quiera, Clarín está en guerra. No hay discusión, hay guerra.

La insatisfacción visible en algunos militantes oficialistas, la ofensiva del régimen que hasta hace seis meses hundió al país en la peor postración de su historia, no deben ser interpretadas como “errores de comunicación” sino como déficits de diagnóstico y praxis política.

Todo lo que viene de la agenda de Clarín está envenado. Lo que Clarín cuenta que hace el gobierno, está envenado. Cada uno  de sus significados está envenado. No sirve hacer promedio. Si se aceptan las bases epistémicas de su discurso ya se perdió. Y no es posible aceptar algunas y rechazar otras. Por ejemplo, si se asume que las notas de Clarín (en cualquiera de sus versiones) la hacen periodistas, ya perdiste. No son periodistas, son otra cosa. Sólo vale impugnar de modo radical ese discurso.

Todavía el gobierno está encontrando explicaciones a la intervención a Vicentín y los ladrones no ponen un peso de los 18.000 Millones que le deben al Nación. ¿Por qué no recorren los funcionarios del Banco los canales sediciosos pidiendo que pongan plata para tapar el agujero? ¿Por qué no hay reclamos desde las autoridades sanitarias para que los mercenarios de la pantalla terminen con el bio terrorismo?

Hay un avance. Diputados del Frente de Todos denunciaron a Baby Etchecolatz ante... ¡la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual!!! Me quiero morir. El criminal llama a la sedición, comete xenofobia que son crímenes de a gotas y los diputados lo denuncian ante ¡la Defensoría del Público!  La desproporción no puede ser mayor.

El problema es político, no comunicacional.

Y el problema político, que ya tendría que tener claro Alberto luego de pasar por la campaña de Massa, es que en Argentina, por razones estructurales NO HAY TERCERA VÍA.

No funciona la apelación consensual. El proyecto de la derecha es criminal. No hago un uso metafórico del lenguaje. Sus cuadros son esclarecidos al respecto. Y estamos donde estamos porque lo combatimos y porque el plan asesino no funcionó en sus propios términos.

Macri, que vino a destruir, con total conciencia de su proyecto colonial y terrorista de estado, no pudo (como no pudo desde hace al menos 100 años nuestra oligarquía), o no quiso, construir un proyecto sustentable en el tiempo. Fue de brutal saqueo. Pero si no lo hubiéramos combatido, hoy gobernarían ellos y estarían matando de a miles.

Yo sé que no siempre gana el que pega primero
Pero no sirve dejarse pegar.



Hay una deuda, un botón de muestra en que entra todo el universo de calamidades que prometen los vendepatria y que depende de nosotros enfrentar. No diré que se aplique la ley que con los energúmenos anticuarentena. Pregunto por qué no se detuvo a quienes agredieron a los interventores de Vicentín. Pregunto por las amenazas a Karen Roberts, dueña del Grand Hotel Reconquista. Ver aquí https://www.pagina12.com.ar/272205-vicentin-amenazan-a-la-duena-del-hotel-donde-se-alojaron-los

Alberto Fernández y Omar Perotti nos deben explicaciones sobre qué hicieron para sancionar a los autores de esos delitos. Es un problema de dignidad, de cómo nos paramos en el ring. No hay concesión posible al respecto.

No exigírselas es rendirnos antes de pelear.

Dije botón de muestra y no incluiré en él las investigaciones administrativas pendientes por las pericias truchas de Gendarmería, la muerte de Santiago Maldonado, el rol de Prefectura en el asesinato a Rafael Nahuel y tantos otros casos.

En el estado de cosas actual en América Latina las fuerzas populares deben ser implacables en la aplicación del poder legítimo. No pueden permitir la sedición de una derecha que busca el derrocamiento y el exterminio.

Es hora de usar el dedito, Alberto. Hay todo un pueblo que te acompañará.

sábado, 20 de junio de 2020

Leer el cruce




Por: Carlos Almenara*

El día miércoles 17/6 Telefe entrevistó al presidente. El reportaje ha sido muy difundido. En particular se llevó las miradas un cruce de Alberto con Cristina Pérez.



Se aprecian varias cosas. En primer lugar la hostilidad, agresión, falta de respeto y violación de cualquier deontología periodística por parte de la entrevistadora.

No siempre fue así. Veamos otros tiempos.



Tiene todo derecho Cristina de ser amiga de Macri, si quiere puede llevarle cigarrillos cuando esté en la cárcel, no es ese el asunto. Puede también ser una periodista militante, como lo es.

Podríamos detenernos en si es legal, legítimo y razonable que haga ese juego, en un canal de televisión oligopólico, pero tampoco vamos allí.

Previo a todo necesitamos entender cuál es el juego.

En redes sociales hubo alegría kirchnerista porque Alberto “sacó de paseo” a Cristina Pérez.



Evidentemente si nos atenemos al nivel racional, al lenguaje, a lo que se dijo, la diferencia es apabullante. Si fuera una disputa de argumentos, de dar razón suficiente de algún hecho, la “victoria” de Alberto sería absoluta. ¿Pero se trata de eso?

Me gustaría, por partida doble, compartir la alegría. Me gustaría como kirchnerista y me gustaría como defensor de la razón, imprescindible para construir una sociedad mínimamente vivible. Lamentablemente soy portador de malas noticias.

No es la razón el terreno en que la derecha plantea su disputa en estos tiempos.

A nivel del texto, de la palabra emitida, la distancia es apabullante. Es un docto frente a un terraplanista. No hay equivalencia. Alcanza ver los energúmenos que balbucean sandeces en cada cacerolazo contra el gobierno para comprender que no hay lógica argumental posible que vertebre sus discursos.

Pero no es allí donde el macrismo combate. Es a nivel del gesto y la emoción.

Si miramos de nuevo el fragmento en esa clave, la cosa cambia.

¿Qué vemos?

Vemos a la chica del noticiero enojada con el presidente. Haciéndole reproches.

Vemos al presidente que le contesta con suficiencia. Casi con soberbia.

Vemos a la chica del noticiero a la que el “sabelotodo” deja callada.

¿Es este un efecto espontáneo?

Claro que no. Es el juego que mejor juegan y que más les gusta.

Por eso los medios hegemónicos y Cristina Pérez festejaron su gol.



Lo que produce cierto desasosiego es la asimetría en la formación conceptual para entender estos temas. Los soldados del terrorismo oligárquico aventajan largamente a los cuadros del campo popular que se regocijan en “tener razón”. Y esto es algo que hasta Cristina Pérez puede entender.

Imagen: Exitoína – Perfil.

*docente y periodista. Autor de “El faneróscopo de Eliseo. La máquina semiótica del grupo Clarín”.