miércoles, 4 de enero de 2017

Argentinos sin derechos

Por: Carlos Almenara
@carlosalmenarav


Es dramática la situación que atraviesa Argentina.
Resulta imposible hacer en estas líneas un racconto exhaustivo de las calamidades vividas durante el primer año de gobierno de Macri. A un modelo neoliberal ortodoxo clásico y rancio suma una escalada en la persecución a opositores en el marco del funcionamiento de grupos estatales, paraestatales y privados que actúan en consonancia con la conducción del Poder Ejecutivo.
En un país, en una Patria Grande, que conoce una extensa variedad de los modos de someter a los pueblos, el gobierno de Macri encarna “un viejo conocido” y al mismo tiempo una radical novedad.
Qué es lo verdaderamente nuevo en el régimen actual es lo que intentan esbozar estas líneas.
La cuestión es pertinente no sólo para los argentinos sino para todos los latinoamericanos que, en general, no padecemos o vivimos proyectos demasiado diferentes unos de otros. El primero en tener claro esto es Macri cuyo activismo contra los gobiernos populares del continente tiene pocos antecedentes pero era totalmente previsible si se conocían sus alineamientos previos con los internacionalistas Aznar, Vargas Llosa y Uribe.
En los albores de este gobierno, el historiador argentino Osvaldo Bayer sorprendió haciendo una analogía con el de la década de 1930. Ver aquí: http://www.diarioregistrado.com/politica/osvaldo-bayer---macri-no-es-la-vuelta-de-los-noventa--es-el-regreso-de-la-decada-del-treinta-_a56c32cbbf73352813b49d00a
El 6 de setiembre de 1930 el primer golpe de estado terminó con el gobierno de Hipólito Yrigoyen, caudillo popular que desde el gobierno propició la ampliación de los derechos políticos y la integración de inmigrantes y parte de las clases subalternas a la vida cívica.
El golpe del '30 congregó fuerzas oligárquicas que combinaban aquellas de inspiración nazi-fascista con otras de raigambre más liberal.
Fueron estas últimas las que se impusieron al poco andar en un pacto “de concordancia” con una parte del sistema político tradicional. El fraude electoral a lo largo de toda la década garantizó el triunfo de esa entente impidiendo el regreso de las fuerzas yrigoyenistas.
Sagaz, Bayer identifica en aquella época elementos que resurgen hoy. Un clima de persecución política arropada como “funcionamiento de las instituciones”, el fraude original que pretende repetirse estos días cambiando sistemas y jueces electorales, cierta composición de clase en los estratos gobernantes, entre muchos otros parecidos, avalan el diagnóstico de Osvaldo. Mi impresión es que, siendo feliz la analogía de Bayer, resulta incompleta. Hay cuestiones específicas que no se pueden pensar haciendo una correlación mecánica con aquella etapa histórica.
Más difundida es la comparación con la llamada “revolución libertadora” o “fusiladora” por las ejecuciones que sucedieron al derrocamiento del gobierno popular de Juan Domingo Perón.
Esta comparación también tiene muchos elementos de corroboración, sobre todo en lo discursivo. El odio antiperonista entonces, antikirchnerista y antiperonista hoy, construido desde las cúpulas, recorre caminos muy similares. Seguramente los medios de comunicación que lo inoculan tienen hoy mucho mayor poder.
El parecido a la época de 1955 tiene más que ver con lo simbólico que con los acontecimientos reales. En aquel entonces un actor clave de la política eran las fuerzas armadas, cosa que no sucede hoy en día. Ello no obsta para que, efectivamente, haya sucesos y afanes que se repitan, como el deseo de proscribir, en aquel entonces a Perón, hoy a Cristina Fernández de Kirchner, o la existencia de listas negras.
Las otras analogías más difundidas del macrismo son con la dictadura que gobernó la Argentina entre 1976 y 1983 y con la década neoliberal de los noventa incluyendo los presidentes Menem y De La Rúa.
Suele quedar de lado un período del que, a mi criterio, es también tributario el gobierno actual: la dictadura de Onganía. Caracterizada como un intento de gobierno autoritario y corporativo, también encuentra en el presente parangones relevantes. Dirigentes sindicales cooptados por el gobierno de Macri, cúpulas empresarias con participación activa en el gobierno del Estado, ataques a la Universidad y la educación en general, pueden señalarse como parte de los hechos de aquel período que se repiten.
La dictadura del ’76 al ’83 es el progenitor directo del régimen actual. Hay resistencia en muchos intelectuales, dirigentes sociales y referentes de opinión en hacer un paralelo entre la dictadura y el gobierno de Macri. Cualquier prurito al respecto se derrumba con un mínimo análisis sociológico. Toda la estructura de poder y gobierno actual hizo sus abriles en el período ‘76 a ‘83.
El grupo Clarín, factótum mediático y real de la alianza de poder gobernante, sentó esos años la base de su despegue: apropiarse de la única fábrica de papel para diarios de la Argentina en una mesa de torturas. Papel Prensa S.A. fue la base para quedarse con buena parte de todos los diarios del país y luego con la televisión y el cable.
Una parábola que describe por sí misma la hecatombe actual puede encontrarse en las investigaciones del diario alternativo Tiempo Argentino y el devenir de las causas judiciales vinculadas. En 2010 periodistas de ese diario encontraron pruebas de las reuniones de Héctor Magnetto (pope de Clarín) con Oscar Gallino (torturador, en la dictadura, de los propietarios de Papel Prensa). La causa por delitos de lesa humanidad tuvo fallo de primera instancia este diciembre sobreseyendo a Magnetto y otros imputados sin siquiera citarlos a declarar.
Ver: http://www.tiempoar.com.ar/articulo/view/59606/
No es un caso aislado, es un tipo emblemático de la estructura de gobierno y una síntesis que anticipa mis conclusiones. La misma familia del presidente Macri, multimillonaria, con decenas (¿centenas?) de empresas off shore para lavar dinero en guaridas fiscales, también comenzó su periplo de máxima acumulación en asocio con los militares responsables del genocidio. No hablamos en el caso de Franco Macri de un almacenero, sino de un contratista de obra pública, que hizo su fortuna sobornando aquellos genocidas.
Es decir, la matriz estructural con que Argentina emergió de la dictadura luego del 83, esa matriz que condicionó la democracia, que desde 2003 alcanzó picos de autonomía inéditos, que permitió los juicios a los genocidas e innumerable cantidad de novedades como conocer que Magnetto se reunía con torturadores para confeccionar los interrogatorios, tiene una reversión total.
Indudablemente la década de los noventa del siglo pasado tiene enormes parecidos con el gobierno macrista. Las políticas económicas son similares, más aún que las políticas en sí mismas, la ideología económica. La discriminación no es ociosa. Macri aún no aplicó todo el arsenal neoliberal del que está convencido cual fundamentalista. Como no come vidrio, no aplica un shock de ajuste sino que endeuda fenomenalmente el país y ajusta todo lo que puede pero si debe dar marcha atrás lo hace, pragmáticamente.
Por caso, la flexibilidad laboral, que manda al trasto de los recuerdos la tradición de vanguardia que Argentina tiene en materia de protección al trabajador, no ha sido aplicada todavía. Están insinuando permanentemente su impulso. No cabe duda que lo harán si tienen tiempo y pueden.
El macrismo es tributario de todos estos períodos históricos. De la década infame de los años ’30, del golpe a Perón, de Onganía, de la dictadura del ‘76 al ’83 y de los noventa del siglo pasado. A la vez es radicalmente novedoso.
Hay caracterizaciones más evidentes que definen lo que ocurre: neoliberalismo, autoritarismo, complot, alineamiento al imperio, medios de comunicación militantes y fabuladores, redistribución regresiva del ingreso, gobierno de la oligarquía, represión de la protesta, marketing, entre otros elementos.
Pero hay una clave que me parece decisiva: el engaño. No hay una palabra que diga el presidente que no sea un ardid, una trampa. A veces hasta dice verdades, cuando lo hace es al servicio de un engaño.
El caso de censura a TeleSUR fue paradigmático. Acallaron la voz del medio más importante del continente alegando “pluralismo y democracia”. El silenciamiento se produjo no sólo de parte del Estado sino también y al mismo tiempo de los proveedores de televisión por cable. Lo que mencionaba al comienzo, el funcionamiento articulado del Poder Ejecutivo del gobierno con privados o para estatales.
El engaño de Macri no es el engaño sólo de Macri. No sería posible si así fuera. Es la construcción de una cápsula semiótica de realidad, sólo posible a partir de inéditos niveles de concentración mediática, complot, fabulación y alienación de las audiencias.
Probablemente el caso que sintetiza la novedad sea la prisión política de Milagro Sala.
Los más prestigiosos organismos de Derechos Humanos, el grupo especial de la ONU para detención arbitraria, entre muchos otros, han reclamado la inmediata liberación de la dirigente social y política Milagro Sala, presa en una cárcel de la provincia de Jujuy. Ver aquí: https://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-312918-2016-10-28.html
Obviamente, no está aquí la novedad. Argentina cuenta con miles de detenidos políticos, con un amplio historial de persecución a dirigentes sociales y políticos, conoce bien el macartismo, conoce bien el neoliberalismo, conoce bien a la oligarquía. Todo esto se repite, lamentablemente.
¿En qué hay novedad?
Hay novedad en que Macri llegó por elecciones y claramente vinculado con eso en dos elementos que mencionaré:
- “A la mayoría de los argentinos nos ha parecido que había una cantidad de delitos cometidos por Milagro Sala” dijo Macri para justificar la prisión de la dirigente social. Y agregó en una nueva versión de la respuesta que daba la dictadura a los reclamos internacionales, “es importante que este entendimiento y esa información sea compartida con el mundo”. Link: http://www.politicargentina.com/notas/201612/18127-macri-sobre-milagro-sala-a-la-mayoria-de-los-argentinos-nos-ha-parecido-que-habia-una-cantidad-de-delitos-esto-tiene-que-ser-compartido-con-el-mundo.html
- Un ignoto diputado del oficialismo, Marcelo Nasif, propuso, en la misma línea de Macri, un referéndum para decidir por medio de la votación popular si Milagro Sala debe continuar o no bajo prisión preventiva. Ver acá: https://www.pagina12.com.ar/8557-diputados-del-oficialismo-jujeno-proponen-someter-a-referend
- Todo lo anterior es sostenido por dirigentes políticos que muy sueltos de cuerpo dicen “defender la república” y se declaran ofendidos ante quien les insinúe que interfieren con la justicia. La mayoría de los periodistas siguen la comparsa.
- Simultáneamente a la persecución política y judicial, la organización social presidida por Milagro Sala y ella misma sufren una campaña de desprestigio, calumnias y estigmatización en el multimedios que controla más del 60% de las audiencias de TV, radio, gráfica. Sí, el multimedios de Héctor Magnetto, Clarín, el que constituyó su base como vimos arriba. Se recomienda no creer lo que le muestran aquí: http://www.eltrecetv.com.ar/periodismo-para-todos/tupac-amaru-plus-un-programa-de-fidelidad-militante-asi-funciona-este_090779
Es esta confabulación lo que constituye la novedad. Aquella vieja derecha represiva, oligárquica, plutócrata y ladrona sigue igualita a como fue siempre. Pero a la vez opera de modo radicalmente distinto. Con ingeniería de marketing, con todo el poder de fuego mediático, ahora apuestan a turbas alienadas como fundamento último de su legitimidad de calle.
Hay mucho para pensar sobre las novedades de este tipo de régimen. Estas líneas son incompletas, debe agregarse un gran número de elementos. Uno que resulta imprescindible mencionar es la obscena persecución política utilizando recursos judiciales, de inteligencia interna y mediáticos contra Cristina Fernández de Kirchner, principal dirigente opositora.
Cómo construir una respuesta popular a regímenes de este tipo es la gran pregunta política en buena parte del continente. Lo que describimos para Argentina no es demasiado distinto de Brasil, de Paraguay, de México, entre varios.
Está casi todo por decirse al respecto pero de algo estoy seguro: no hay disputa posible contra este tipo de regímenes sin lucha a nivel de lo simbólico, sin disputa a nivel del discurso, sin impugnar abiertamente, discutiéndole la calle, con medios alternativos, con sus medios, con redes sociales, con pintadas, con los vecinos en los negocios, sabiendo que la cancha está inclinada, pero impugnando el sentido común de la injusticia, del macartismo, de la concentración que construye esta derecha imperial y salvaje.
No esperen los pueblos en que esta derecha acecha respeto a reglas de ningún tipo.