domingo, 10 de abril de 2022

Maldad al cubo


Por Carlos Almenara

La maldad inaceptable

Pocos días después del inicio formal del conflicto entre Rusia y Ucrania salió a la luz la existencia de un conjunto de laboratorios biológicos. Dentro de Ucrania pero financiados por Estados Unidos. ¿Raro? Sí, financiados por Estados Unidos, no por un área de Salud ni alguna agencia de cooperación, sino directamente por el Departamento de Defensa y el Pentágono. Estados Unidos confesó (entre dientes) la existencia de tales laboratorios aunque negó que se dediquen a lo que, parece evidente, se dedican. 

No deberías dejar de ver el documental “Armas biológicas: amenaza real”


En términos del conocido refrán, “si tiene cuatro patas, mueve la cola y ladra, es perro”. Es muy difícil imaginar otro sentido de los laboratorios que la guerra biológica.

Entre los virus y bacterias mortales en esos centros estaba el coronavirus. A la luz de estos hechos habría que revisar las sospechas, que parecían paranoicas, de que la Covid-19 sea fruto de laboratorios (aunque no sea “de diseño” y también revisar esa opción), ya sea intencional o involuntariamente difundida. El laboratorio de Wuhan que se mencionó muchas veces por su cercanía a los primeros hallazgos del virus actuaba como una especie de “maquila” de contratos estadounidenses.

Si alguna duda quedara sobre el objeto de los laboratorios conjuntos estadounidense-ucranianos, además de virus y bacterias mortales como ántrax, botulismo, brucelosis y varios más, los estudios abarcaban aves migratorias, específicamente las que tienen como ruta habitual Rusia. Inclusive insectos. Es decir los vehículos que pudieran convertirse en vector de ataque biológico.

Maldad al cuadrado

Sobre lo anterior, que ya es impactante, los estudios incluyen un componente étnico. Esto es, ¿hay patógenos que afecten a los eslavos rusos y no a otras poblaciones?

Para ello se registra la participación de miles de soldados del ejército ucraniano en experimentos. La vocera de la Cancillería rusa, María Zajárova denunció una infección de militares ucranianos con fiebre porcina en 2016 en Jarkov con un saldo de 20 muertos, pero este “incidente” fue ocultado.

Es decir, tenemos dos cosas: la participación activa del ejército ucraniano en experimentos y la naturaleza racista de los mismos. Una especie de Menguele redivivo.

Uno tiene la impresión que no tomamos cabalmente nota de la naturaleza nazi del régimen ucraniano. No es una caracterización hiperbólica. Y Estados Unidos abraza ese nazismo desde su concepción supremacista, excepcionalista, que le permitió antes crear a los cortacabezas de ISIS, o antes a Al Qaeda y Osama Bin Laden, o antes a los talibanes, o antes a los dictadores latinoamericanos formados en torturas en la “Escuela de las Américas”, o antes arrojar dos bombas atómicas sobre ciudades cuando la II Gran Guerra estaba definida (efectivamente es un país excepcional, ningún otro es tan cruel).

En este video de Diario El Mundo se puede apreciar el comportamiento de los militares ucranianos. También se puede observar cómo funciona la manipulación informativa en Europa, de modo que esta prueba de crímenes de guerra ucranianos es convertida por un diario masivo de España en un ataque a Rusia. ¿Dónde he visto algo así? (tendrás que clickear aceptando ver imágenes sensibles)


Maldad al cubo

Entonces, armas biológicas, racismo y… matar a los socios.

Digamos que no es seguro que sea posible encontrar patógenos que afecten unas etnias y no otras, lo cierto es que lo estudiaban.

¿Por qué los laboratorios (muy vinculados con Hunter Biden, el hijo del presidente) usaban soldados ucranianos para sus experimentos racistas?

Porque son étnica y genéticamente muy parecidos a los rusos.

Entonces, no sólo preparaban un genocidio étnico, sino que en él, si las hipótesis de ataque triunfaran, los mismos ucranianos serían inmolados.

Es muy difícil pensar que el mando de Ucrania desconociera estas consecuencias. A pesar de la resistencia instintiva que uno tiene a aceptarlo, los argentinos sabemos muy bien que hay vendepatrias dispuestos a entregar su propio pueblo. Lo verificamos con Macri recientemente.

Inmunización

En un mundo en guerra, en que no hay derecho internacional al que recurrir, cuando aparecen armas de destrucción masiva y desquiciados dispuestos a usarlas, el único antídoto a todos estos riesgos es no dejar, por nada del mundo, que los vendepatria vuelvan a gobernar nuestro país.