miércoles, 27 de diciembre de 2017

El tema del “círculo rojo”*

Mucho se ha hablado del “círculo rojo”. Primero mencionado por Jaime Durán Barba, el asesor comunicacional del hoy presidente, luego por el mismo Macri reiteradamente.

¿A qué se refieren con “círculo rojo”?
Cada palabra de Macri y Durán Barba llevan una meticulosa planificación. No hay que tomar ninguna a la ligera. Cada una constituye un fragmento de una puesta en escena.
Macri (también Durán Barba) revolucionaron en varios sentidos el lenguaje político.
Las democracias modernas siempre contemplaron una apelación a la deliberación. La concepción democrática conllevó algún lugar donde se discutía.
El lugar no fue siempre el mismo. El modelo del ágora ateniense era, precisamente, el de la Asamblea en que todos (los ciudadanos) participaban. En las democracias decimonónicas predominaban lo que Bernard Manin denomina “partidos de notables”, caudillos o referentes con amplia capacidad de maniobra individual, que discutían (acordaban o no), normalmente en Parlamentos. Los partidos de masas modificaron los debates parlamentarios. Ahora no eran los legisladores los que expresaban pareceres individuales, sino que las argumentaciones parlamentarias expresaban la posición del bloque partidario. En la sociedad también las discusiones públicas eran organizadas según las referencias partidarias. Los legisladores actuaban con disciplina al partido. Las negociaciones las lideraban los jefes partidarios. Las “democracias de audiencias” (Manin) retornan a un escenario de disciplinas partidarias difusas y la deliberación tiene como ámbito privilegiado la televisión. Las intervenciones parlamentarias también tienen son utilizadas para la difusión mediática.
Sea en el Parlamento, sea en la discusión entre partidos, sea en un set televisivo, durante los últimos doscientos años hemos considerado que la democracia supone algún lugar donde se exponen argumentos, se intenta persuadir.
Macri anula todo eso. Con Macri estalla el lenguaje. No es que Macri mienta, que sería algo imputable a miles de candidatos, es que no dice una sola verdad. No intentamos aquí demostrar que Macri miente, para lo que bastaría recordar sus promesas de campaña, Fútbol para Todos, eliminación de impuesto a las ganancias, etc. Macri miente alevosamente pero ésa no es su especificidad.
En realidad, Macri, nos introduce en un nuevo estado de situación. Cada palabra dicha en cualquier tribuna, desde un discurso en el Congreso a una entrevista, representa un engaño. Estalló el argumento, explotó la idea misma de la deliberación. La idea de que una oposición, un debate, entre argumentos que buscan racionalidad y disputan la persuasión del auditorio sobre esta base, la racional, ya no va más.
Por supuesto, obturar la deliberación es una pérdida más a la democracia argentina. Implica, en el fondo, cercenar la democracia. Probar la degradación de la democracia tampoco es objeto de esta nota y hay hechos materiales lo suficientemente potentes que hablan por sí mismos: asesinatos políticos de las fuerzas de seguridad, presos políticos, jueces expulsados, macartismo mediático, causas judiciales armadas...
Decimos: Macri miente. Y miente, aunque en realidad no es exactamente la idea que tenemos de mentir. En realidad, no es que miente exactamente, es que engaña, es que cada palabra contiene un ardid, que hace pensar al receptor que entendió cuando en realidad lo que entendió está lejos del sentido de la comunicación.
Veamos un caso: trabajo de calidad.
“Trabajo de calidad”, a Macri le encanta repetir esta frase. ¿Qué entendemos los argentinos por “trabajo de calidad”?
Generalmente pensamos en alguien que trabaja en blanco, registrado, que goza de derechos del Convenio colectivo de su gremio, cuyo empleador paga las cargas sociales y jubilatorias.
Cuando Macri habla de “trabajo de calidad” habla de trabajo productivo. Refiere a que el producto del trabajo es mayor al insumo requerido al empresario. Es decir (esto es algo que Macri jamás diría con estas palabras) trabajo de calidad es el que genera plusvalor al empresario. Este sentido se puede verificar en cada una de las intervenciones en que Macri ha usado la expresión. Y son muchas.
¿Es esto una mentira? Desde ya que sí, pero es más. Es un engaño consciente. Apelar a la evocación “social” de “trabajo de calidad” para contrabandear un concepto equívoco. Por eso Macri insiste en el “cambio cultural”, y es muy cierto que lo impulsa. Ese cambio consistirá en desnaturalizar el hecho de que el trabajador debe estar protegido por la ley y el estado para naturalizar que el trabajador tiene que estar sujeto a demostrar que resulta útil al empresario.
¿Por qué Macri puede hacer estallar la deliberación racional?
La respuesta a esto, como a muchos otros interrogantes, es para nosotros muy clara: Macri es presidente porque existe Magnetto.
Es decir, sin el complot mediático desatado sería imposible convalidar semejante estafa. Sin un blindaje de la magnitud del que le brindan no sería viable sostener la trampa.
Lo anterior no supone subestimar a Macri y su equipo comunicacional que ha demostrado una solvencia tan vasta como su carencia de ética.
De parte del emisor Macri puede hacer estallar la comunicación racional porque la reemplaza con apelaciones emocionales. Los globos, palabras que disparan asociaciones, las expresiones gestuales, todas remiten a significados que no deben interpretarse desde “la razón”.
Es muy claro Durán Barba cuando dice que él, para analizar el discurso de un candidato, baja el volumen del televisor.
El debate de los macristas sigue, entonces, aquella batería de consejos que Durán supo darle a Federico Sturzzenegger y éste dejó grabados. Mirá acá:
https://www.youtube.com/watch?v=GMZ8Rn5R9vQ
Es muy ilustrativo revisar ese video que nos permite entender cómo fue y sigue siendo escamoteada la deliberación, y cómo éso es negar la democracia.
¿Y el círculo rojo?
Dicho todo lo anterior podemos entrar ahora al asunto del “círculo rojo”.
El círculo rojo, generalmente mencionado con desdén por los macristas, es otro ejemplo de concepto ambiguo, equívoco.
Por supuesto hace referencia a la élite del poder. Pero no es lo que podemos pensar.
Está claro que Macri y los suyos son el poder. Que su gobierno es el gobierno más elitista en sentido económico seguramente desde los años ’30 del siglo pasado, al menos.
“Círculo rojo” es el mensaje cifrado, en código, para que su gente no le pida al macrismo una arena de discusión racional.
Son “su” gobierno. Son el gobierno de la Sociedad Rural, de Techint, de las multinacionales y los bancos. Son “su” gobierno. Al gobierno le enoja mucho que además que son “su” gobierno le hagan recitar “sus” discursos. Necesitan libertad para moverse en el relato emocional. En el que las palabras pierden su significado para ser remplazado por evocaciones.
Eso es, a nuestro entender, “círculo rojo” en neolenguaje macrista.
*Publicada originalmente en Voces de Inclusión. Link.

domingo, 8 de octubre de 2017

Pobreza material y de ideas


Distribuir la riqueza requiere primero crearla” Alfredo Cornejo 02/10/2017*

La afirmación del encabezado es falsa. En Argentina múltiplemente falsa.

Los proyectos económicos de concentración no han mostrado mayor aptitud para hacer crecer la economía que los más equitativos. Es decir, no es cierto que donde la gente pasó hambre o privaciones hubo una acumulación y un crecimiento mayor que donde no.

De hecho, lo que los cientistas políticos llaman “los 30 dorados”, los años posteriores a la II Guerra Mundial, fueron de alto crecimiento, al tiempo que aumentaban derechos, salario real y protección del trabajador. Fue el esplendor del “Estado de Bienestar”.

En nuestro país, la afirmación es doblemente falaz. Nunca hubo redistribución de la riqueza. Es decir, cada vez que acumuló la élite oligárquica, la riqueza fugó, jamás se distribuyó. Lo único que esos grupos han distribuido es deuda externa de sus empresas que, socializadas por Cavallo hemos pagado los argentinos. Incluso deuda del Grupo Macri, cuyo heredero cierra el círculo pagando a Paul Singer y otros fondos buitres en condiciones indignas.

Ah, y también han distribuido crisis cíclicas, como la del “corralito”.

En Argentina nunca hubo distribución de la riqueza. Hubo, en interregnos populares, creación más equitativa de riqueza, no distribución de riqueza ya creada. Hubo, bajo ese tipo de gobiernos, resguardo y avance en los derechos, protección al trabajador, seguridad social, educación gratuita, salud universal... Y cuando hubo todo eso se creció más que cuando no hubo.

La frase de Cornejo no es nueva, fue la insignia de la década menemista. En general es una de las preferidas de los neoliberales. En el fondo, como casi toda la teoría económica ortodoxa, no es más que una excusa mentirosa para presentar como justo que unos pocos se queden con casi todas las cosas mientras las mayorías apenas subsisten.

Aunque, en realidad, quizás debemos mirar bajo una nueva luz la frase Cornejo. Como ocurre con cada una de las frases de Macri. No hay una sola que sea verdad. Muchas tampoco son necesariamente mentira, es la inversión del significado que le conocíamos previamente a las palabras.

Si así fuera, ahora se estaría re-distribuyendo entre los amigos de Macri riqueza que fue creada por los argentinos durante los doce años previos.

Ahí sí se produciría el ciclo: creación de riqueza con inclusión social al término del cual una minoría oligárquica se apropia, se re-distribuye a sí misma, la riqueza nacional.

jueves, 6 de abril de 2017

Goce tanático



Miro una cobertura fotográfica detallada de la represión en Ruta Panamericana el día del paro nacional en Infobae. Link aquí.

Las fotos son extraordinarias, de una definición profesional. Nos permiten sentir, gozar con imágenes más nítidas que la experiencia propia.

¿Quién hizo antes fotos de ese tipo?

Son las fotos típicas de la farándula en revistas como Caras u otras análogas. O fotos de espectáculos deportivos. Fotos sensibles, que te trasladan, que te hacen disfrutar de la imagen mejor que si hubieras estado allí. Fotos que, si son impresas, invitan a tocarlas y recorrerlas.

Uno podría decir que cualquier periodista gráfico debe cubrir del mejor modo y con la mayor calidad posible el hecho que relata. Por supuesto, pero no creo que sea éste el caso.

Infobae es uno de los medios escogidos para representar el corazón del proyecto que encabeza Macri. A pesar de lo brutal tiene cierta sofisticación en la propuesta.

Esas imágenes reflejan la promesa que los hace saltar de alegría. La vuelta de la Argentina represiva. Los palos. Los gases. Las detenciones. Los patrulleros. Los camiones hidrantes. Los escudos. Y más palos.

El placer que da a los lectores de Caras la foto de la mansión del famoso, el que da a los “fierreros” la imagen de alta resolución de un auto de Fórmula 1… un placer similar otorga a ciertos lectores de Infobae la foto del camión hidrante en acción.

Es el goce de la nueva promesa macrista. Sin máscaras (sólo las antigases imprescindibles) se manifiestan como el gobierno de la represión.

El primer desafío político es impugnar de modo radical ese goce. No se puede pedir que maten al prójimo y hacerlo en nombre del estado. Ya lo conocemos. Se llama terrorismo de estado, lo vivimos durante la dictadura y hoy padecemos su reconstrucción simbólica.

El segundo desafío político es evitar que el complot salvaje que nos gobierna pase al acto.

sábado, 1 de abril de 2017

Crónica de un asesinato anunciado



Después de las marchas del 6, 7 y 8 de marzo los medios macristas se dedicaron con fruición a machacar con estigmatizaciones e incitaciones al delito contra los piquetes.

Podríamos utilizar decenas de ejemplos que demuestran lo que afirmamos, elegimos tapas de Clarín de los últimos quince días.





Claro que aquí sólo se muestra la tapa de un diario. Hay que sumar los cientos, miles, de minutos de radio y televisión de violencia gratuita y estímulo a la locura colectiva sobre el mismo tema por los medios hegemónicos.

La conclusión lógica:



El sistema de formación de terroristas de la derecha argentina encontró el desequilibrado que estaba dispuesto a llevar al acto lo que decenas de “periodistas” mercenarios le decían que se debía hacer con los piqueteros.

¿Hasta cuándo Magnetto y compañía seguirán enloqueciendo y matando argentinos?

Foto: La Nación.

domingo, 26 de febrero de 2017

El tema Milani


Por: Carlos Almenara



El sábado 18 de febrero se conoció la detención de César Milani, jefe del Ejército durante el último tramo de la segunda presidencia de Cristina.

El hecho sirvió para solaz de la claqué oligárquica macartista del plan sistemático de saqueo y esclavismo cuyo abanderado es Mauricio Macri. Con su reconocida saña pretendieron  calumniar a la militancia kirchnerista y de Organismos Derechos Humanos. A ellos está destinado este texto.

Lo que se pretende con el encarcelamiento de Milani y con su tratamiento mediático es, además de desprestigiar a Cristina, invalidar la política que en materia de memoria, verdad y justicia se llevó entre 2003 y 2015.

Cuesta mucho combatir el tamaño de la confabulación a que son sometidas las genuinas expresiones populares. Las buenas personas, quienes tienen la mínima empatía necesaria para vivir en sociedad, esperan encontrar en el interlocutor algún código común, una base de buena fe que haga posible la comunicación. No es el caso con los propagandistas de Macri y su proyecto, como Clarín, La Nación, Durán Barba y Marcos Peña. Sin compromiso alguno con la lógica, las reglas de la enunciación y la convivencia casi imposibilitan el debate.

Pero vamos.

  1. Es trampa que los impulsores del revival teórico de la dictadura pugnen por la detención de Milani por delitos durante la dictadura.
Por ejemplo, La Nación, que no hay mes que no editorialice sobre la necesidad de no seguir con los juicios de la verdad, el sábado 18 presentaba una tapa que de verla nomás, uno imaginaba la sonrisa satisfecha de los editores.


¿Podemos decir que La Nación defiende la dictadura? No parece una exorbitancia.

Sin embargo, La Nación no usa la lógica propia de su relato, no se para en su ideología para enunciar, al contrario se para en el punto antagónico a su posición.

La Nación, que todos los días te dice “no fueron tan graves los crímenes de la dictadura”, “era tan necesaria dadas las condiciones”; ahora te dice con Milani, “¡Qué terrible este Milani!, mirá, cometió crímenes con la dictadura”. De su propio relato, de la ideología de La Nación uno esperaría que minimice el tema o que lo plantee en la clave en que han planteado otros casos.

El caso de La Nación es también el de Clarín.


Es decir, sería vano suponer que Magnetto contará en qué consistían sus diálogos con el torturador de Lidia Papaleo antes de cada sesión. O que la Sra. Ernestina contará quiénes son los chicos que “encontró” en el jardín de su casa y cómo llegó a ellos. Nada de eso ocurrirá porque a Clarín no le interesa que se haga justicia con esos crímenes. No están arrepentidos de ser coautores de ese período.

Es evidente que la razón del regodeo es pegar a Milani con Cristina y sostener que la política de Derechos Humanos de Néstor y Cristina fue una impostura sostenida en la mentira. Pero no abordemos esto todavía.

Pensemos en lo que suele llamarse el “contrato de lectura” entre La Nación y sus lectores. Esto es, qué espera encontrar un lector de La Nación, cuál es el pacto implícito construido a lo largo del tiempo. Espera un pedido de cese de los juicios de la verdad. La Nación, en cambio, lo “sorprende” con los Derechos Humanos en clave de memoria, verdad y justicia en positivo. Ello no significa una ruptura del contrato porque, como ya han establecido, con tal de perseguir a Cristina… La Nación y sus lectores son capaces de condenar a la dictadura y pedir memoria, verdad y justicia.

Claro que es una farsa. Una farsa que todos conocen, aceptan y que tiene una lógica que, cuando se devela, muestra su terrorífico rostro.

Éticamente supone una excepcionalidad para la que todo vale. Hay una larga raigambre de funcionamiento de la oligarquía argentina en esta clave.

De algún modo, todos los golpes militares se hicieron bajo la “ética de la excepcionalidad”. La oligarquía argentina que se ve a sí misma como la quintaesencia de la república, no podría, por definición, violar la constitución. Pero cuando los hechos le enrostran que, efectivamente, cometen tropelías tiránicas, entonces recurren a la excepcionalidad. El populismo, el tirano prófugo, la demagogia, los subversivos, son algunos de los enemigos para los que las reglas del derecho no valen. No es que no sean republicanos, es que… es que… es con ellos, con ellos no se puede. Siempre hay un enemigo que justifica que “el exceso”.

Es la misma clave de lectura de La Nación y Clarín. Todos ellos saben, todos sabemos, que las primeras planas vistas no auguran una decidida militancia de esos medios pro memoria, verdad y justicia. Muchos lectores aceptan entusiastas que eso vale para atacar a Cristina, como tantas otras cosas, total, para parar los juicios sus diarios tienen las otras 29 tapas del mes.

Vale acotar que, coherente con los tiempos, el principal instrumento de difusión de proclamas gubernamentales, el vomitivo programa televisivo “Intratables” siguió esta misma línea. Luego de más de más de un mes de instalar la “reconciliación” adoptó con fruición el “escándalo” ante los supuestos crímenes de Milani.

Básicamente, la ética de la dictadura es la misma detrás del tratamiento mediático del “tema Milani”.

  1. Igual, no importa, no es ése el análisis principal.
Otra trampa del complot oligárquico es la calumnia que tapa la estructura. Supongamos que Milani sea culpable de los delitos que se le imputan. Eso no mueve un ápice el balance de las políticas de Derechos Humanos de Néstor y Cristina.

Es sistemático el bombardeo que bastardea el análisis en esta clave. Que Néstor hizo plata con la 1050, que nunca defendieron los derechos humanos, que en Santa Cruz tal, que en Santa Cruz cual. Además que las imputaciones son siempre mentira, no sirven para demostrar nada.

Las políticas de Derechos Humanos de Néstor y Cristina Kirchner plasmaron las demandas de treinta años de los organismos, con creces.

La trampa epistemológica de la confabulación oligárquica siempre es la misma. Recurrir a una anécdota, a un supuesto hecho invalidante de la persona que se pretende demonizar. Generalmente son falsedades pero le permite al complot oligárquico no discutir las políticas. Lo hicieron con Yrigoyen, con Lencinas, con Perón, con Alfonsín, con Néstor y con Cristina. A todos acusaron de ladrones, y con eso aplicaron políticas fuertemente regresivas y concentradoras. Nunca discutieron las políticas de los líderes que surgieron de la política, sólo los calumniaron y con ello evitaron un debate que nunca podrán dar.

  1. La política de Milani como jefe del ejército fue positiva y transformadora.
Nada de lo que se imputa a Milani cambiará que su jefatura en el Ejército mantuvo el apoyo político de esa fuerza o por lo menos su aquiescencia ante los juicios de la verdad. Eso, con Macri ya cambió.

Son numerosos los reportes oficiales o extraoficiales por los que se observa una reconstrucción de un espíritu faccioso que produjo las peores atrocidades de la historia.

Por supuesto, con Macri, un ejército al servicio de la oligarquía vuelve a ser el piso básico, lo más elemental, lo que no puede ser de otro modo para los responsables de todas nuestras desgracias.

Milani permitió, al menos fantasear, con que el Ejército tiene que estar al servicio del pueblo. Y si las consideraciones anteriores ya son suficientes para que se haya ganado la persecución, esto agrega pimienta.

  1. #MacriBasuraVosSosLaDictadura
Los oligarcas, como dijimos, nunca discuten la política, sólo atacan o desprestigian a las personas. Las políticas no las discuten, las imponen.

La política de Macri en Derechos Humanos está basada en el engaño y la regresión.

No haremos un listado exhaustivo. Alcanza con mencionar el negacionismo del mismo Macri respecto a la cifra de detenidos desaparecidos, acompañado en el empeño por Lopérfido, Gómez Centurión y el ministro del área, Claudio Avruj. Gómez Centurión avanzó aún más negando el terrorismo de estado.

Pero esos aspectos corresponden a la dimensión del cambio cultural de Cambiemos.

Macri es la dictadura, no porque la reivindique, que lo hace, sino porque aplica las mismas políticas.

Y no es sólo la política económica de hambre y concentración en que repite hasta los mismos eslóganes propagandísticos como aquél de la dictadura que promocionaba la compra de productos importados. Es la dictadura, también, porque construyó un clima inédito de persecución política, privación de derechos cívicos, espionaje, sofisticadas torturas, complot, armado de causas judiciales fraudulentas, como nunca ocurrió con un gobierno que haya sido votado.

Un referente de los juicios, Carlos Rozanski fue obligado a renunciar carpetazos mediante, por la SIDE, Garavano y el Consejo de la Magistratura.

La prisión política de Milagro Sala es sólo una de las constataciones adicionales. Las requisas de madrugada a militantes de la Tupac Amaru es menos difundida. Allí patotas policiales y parapoliciales de Morales entran a hogares de los militantes y le secuestran elementos como electrodomésticos diciéndoles “me llevo esto que ustedes se robaron”. Ya la ONU, la OEA y organismos de Derechos Humanos de todo el mundo han corroborado que en Jujuy no funciona el estado de derecho.

Vale mencionar un botón que muestra hasta dónde llega el complot. Los primeros tiempos de la detención de Milagro Sala, estando detenida e incomunicada el televisor del lugar estaba fijo en TN. Esto ya es tortura, pero Magnetto incursionó en métodos nuevos. Una noticia falsa: mataron a la hija de Milagro Sala en un ajuste de cuentas. Sin que nadie pudiera comunicarse con Milagro. Viendo esa noticia...

  1. Los únicos que queremos saber la verdad somos nosotros. Un juicio justo y transparente como tuvo hasta Videla.
Nadie (de nosotros) ha negado la necesidad de enjuiciar a Milani. Nosotros queremos saber la verdad. Y como en todos los casos queremos sancionar a los responsables como corresponde en un estado de derecho.

Nosotros queremos la verdad.

Ellos son la encarnación de la mentira. Con una desfachatez que nunca vimos. Un complot del que los medios tienen participación protagónica.

Macri retira las querellas del estado en todos los juicios de lesa humanidad. En el caso Milani pidió ser querellante. No quiere ser querellante en ningún juicio por delitos de lesa humanidad y dicen “es tema judicial” pero pide ser querellante contra Milani, porque es claro que no quieren la verdad quieren perseguir.

Destruyen todas las reparticiones destinadas a conocer la verdad de aquellos años y hoy ya nadie piensa que con Macri presidente se podrá juzgar a Blaquier, Magnetto y otros coautores civiles de la dictadura.

Las Madres, que son el pilar ético de la Nación, nunca lucharon por más (ni menos) que juicios justos contra los genocidas.

A Milani, detenido, le mandan matones a provocarlo a la cárcel.

Otra muestra del complot: aquí se puede ver cómo Magnetto lo presenta como una pelea por la mayonesa y los trolls del macrismo se burlan en sintonía.


Esto también se llama tortura y muestra quién es Macri.

En el macrismo no hay una verdad, no hay una sola cosa que digan que no sea un engaño. Sí tienen su causa, pero no la pueden hacer pública porque tiene un rostro putrefacto.

Los canallas que usan estas cosas del complot oligárquico para enarbolarlas desde otro lugar de enunciación no pueden. Es fruta venenosa. El troskista que se cree vivo por dar por cierta esta ignominia de la entente oligárquica, por lo menos, se equivoca.

Los únicos que en Argentina hemos dado muestras de constancia y coherencia en la búsqueda de memoria, verdad y justicia son los Organismos principales y quienes los hemos apoyado. Nosotros militamos por la verdad. Y lo hacemos también en el caso de Milani.

Imagen: diariofull.com.ar

viernes, 10 de febrero de 2017

Para pensar tomando limonada

Por: Carlos Almenara

Se difundió ampliamente la decisión de Donald Trump de suspender la implementación de los acuerdos para la exportación de limones argentinos a Estados Unidos.

La medida supone un golpe importante a una economía regional. Y es un mazazo aún mayor a uno de los fundamentos principales del gobierno de Macri: la creencia irrestricta en el “libre cambio”.

Parece que el proteccionismo viene para quedarse, así que no será ocioso pensar al respecto.

La fe en el libre comercio entre países no es una exclusividad del macrismo. Tiene una extensa tradición. En economía política, su hito fundador en tanto disciplina moderna, la publicación de “La riqueza de las naciones” de Adam Smith, es, en parte una reflexión sobre ese tema.

Publicada en 1776, el profesor escocés estaba lejos de ser un desinteresado observador de la realidad de su tiempo. Tomó decisivo partido por el incipiente sistema capitalista fabril británico y a él le ofrendó su teoría más brillante.

Para Smith, “la riqueza de las naciones” se construye a partir del trabajo en aquellos bienes en que el país tiene una ventaja absoluta en relación a otros.  Un país que requiere menos horas de trabajo que otro para, por ejemplo, hacer un pulóver, tiene una ventaja. En el pensamiento de Smith, es esperable que el país que tiene ventaja venda, exporte, su producto al que no la tiene.

David Ricardo complejiza el análisis aportando la idea de la ventaja comparativa. Aquí no es relevante sólo la ventaja absoluta sino el mejor uso posible de los recursos en el mismo país. Así, el país producirá aquello en que su diferencia de productividad con otros es mayor. Si produce pulóveres y trenes y en ambos requiere menos horas de trabajo, pero la diferencia produciendo trenes es proporcionalmente mayor, entonces producirá trenes, aun cuando importe pulóveres de países menos productivos.

Una explicación didáctica puede verse en:


Seguir el razonamiento de Ricardo llevaría a una especialización rayana en la monoproducción. Todos los recursos se volcarían a aquello que mejor se hace.

Smith y Ricardo fueron grandes intelectuales de la burguesía británica de su tiempo.

No les hicieron caso en la potencia que se emancipó de Gran Bretaña. La política comercial de Estados Unidos, independiente a partir del mismo año de la publicación de Smith, luego de vaivenes, se basó en las ideas de Alexander Hamilton, un firme proteccionista, defensor de todo lo que sea hecho en su país.

¿Hará falta revisar los resultados?

Parece que sí.

Estados Unidos no siguió la receta del libre cambio que la potencia industrial de su momento pregonaba globalmente. Al contrario, desarrolló una industria para competir y finalmente, vencer, a la británica. Y con ello se convirtió a sí mismo en la nueva potencia hegemónica.

En América del Sur, en las Provincias Unidas, en contraste, luego de emancipados y roto el monopolio virreinal, solía verse que los gauchos vestían ponchos hechos en Manchester. Más impactante aún es que la lana con que se hacían los ponchos fuese Argentina. La producción artesanal o incipientemente masiva en talleres del interior, en Córdoba o Tucumán, rápidamente quedaban fuera de competencia con la producción británica, más barata. Buena parte de la historia argentina puede leerse en esta clave, solapado y superpuesto con otros elementos bajo nombres de unitarios y federales, Buenos Aires y el interior, proyecto agroexportador y proyecto nacional popular.

La discusión sobre el libre cambio es, en definitiva, la discusión sobre qué se hace en el país.

La economía política de los clásicos fue el discurso para legitimar la preeminencia británica en su momento.

La potencia hegemónica siempre propone este tipo de relación en que parte con ventaja. Lo hará Estados Unidos a posteriori como bien conocemos. Es lo que pregonan pero no lo que hicieron.

La adopción desde un país subordinado de ese modelo supone aceptar para el devenir de los tiempos, y cada vez en peores condiciones, una división internacional del trabajo por la cual los bienes industriales y tecnológicos se importan y aquí producimos… soja.

La ventaja comparativa argentina es la soja.

Es una vuelta al modelo agroexportador.

Los resultados a lo largo de la historia fueron pésimos para el país pero muy buenos para las empresas de las que provienen muchos de los funcionarios actuales.

El esquema de apertura importadora, mercados autorregulados, tipo de cambio de mercado, es demoledor para la industria. Y también para las economías regionales.

La producción frutícola, olivícola, hortícola, la industria mendocina, tienen su suerte atada al consumo interno y al desarrollo de un modelo productivo diversificado. Lo peor que le puede pasar a nuestra economía regional es que se imponga el modelo del libre cambio sin restricciones, el modelo sojero autorregulado.

Si esto siempre fue así, persistir en el intento de abordar un barco ajeno cuyo capitán repele con malos modos a los abordantes es aún mucho más nocivo.

En su discurso de asunción, Trump pidió que compren estadounidense. A contramano de quienes ven incompatibilidad entre Macri y Trump, Macri pide lo mismo que Trump, que compren estadounidense. El problema es que Macri vendría a ser el presidente argentino ¿o es Trump?

miércoles, 4 de enero de 2017

Argentinos sin derechos

Por: Carlos Almenara
@carlosalmenarav


Es dramática la situación que atraviesa Argentina.
Resulta imposible hacer en estas líneas un racconto exhaustivo de las calamidades vividas durante el primer año de gobierno de Macri. A un modelo neoliberal ortodoxo clásico y rancio suma una escalada en la persecución a opositores en el marco del funcionamiento de grupos estatales, paraestatales y privados que actúan en consonancia con la conducción del Poder Ejecutivo.
En un país, en una Patria Grande, que conoce una extensa variedad de los modos de someter a los pueblos, el gobierno de Macri encarna “un viejo conocido” y al mismo tiempo una radical novedad.
Qué es lo verdaderamente nuevo en el régimen actual es lo que intentan esbozar estas líneas.
La cuestión es pertinente no sólo para los argentinos sino para todos los latinoamericanos que, en general, no padecemos o vivimos proyectos demasiado diferentes unos de otros. El primero en tener claro esto es Macri cuyo activismo contra los gobiernos populares del continente tiene pocos antecedentes pero era totalmente previsible si se conocían sus alineamientos previos con los internacionalistas Aznar, Vargas Llosa y Uribe.
En los albores de este gobierno, el historiador argentino Osvaldo Bayer sorprendió haciendo una analogía con el de la década de 1930. Ver aquí: http://www.diarioregistrado.com/politica/osvaldo-bayer---macri-no-es-la-vuelta-de-los-noventa--es-el-regreso-de-la-decada-del-treinta-_a56c32cbbf73352813b49d00a
El 6 de setiembre de 1930 el primer golpe de estado terminó con el gobierno de Hipólito Yrigoyen, caudillo popular que desde el gobierno propició la ampliación de los derechos políticos y la integración de inmigrantes y parte de las clases subalternas a la vida cívica.
El golpe del '30 congregó fuerzas oligárquicas que combinaban aquellas de inspiración nazi-fascista con otras de raigambre más liberal.
Fueron estas últimas las que se impusieron al poco andar en un pacto “de concordancia” con una parte del sistema político tradicional. El fraude electoral a lo largo de toda la década garantizó el triunfo de esa entente impidiendo el regreso de las fuerzas yrigoyenistas.
Sagaz, Bayer identifica en aquella época elementos que resurgen hoy. Un clima de persecución política arropada como “funcionamiento de las instituciones”, el fraude original que pretende repetirse estos días cambiando sistemas y jueces electorales, cierta composición de clase en los estratos gobernantes, entre muchos otros parecidos, avalan el diagnóstico de Osvaldo. Mi impresión es que, siendo feliz la analogía de Bayer, resulta incompleta. Hay cuestiones específicas que no se pueden pensar haciendo una correlación mecánica con aquella etapa histórica.
Más difundida es la comparación con la llamada “revolución libertadora” o “fusiladora” por las ejecuciones que sucedieron al derrocamiento del gobierno popular de Juan Domingo Perón.
Esta comparación también tiene muchos elementos de corroboración, sobre todo en lo discursivo. El odio antiperonista entonces, antikirchnerista y antiperonista hoy, construido desde las cúpulas, recorre caminos muy similares. Seguramente los medios de comunicación que lo inoculan tienen hoy mucho mayor poder.
El parecido a la época de 1955 tiene más que ver con lo simbólico que con los acontecimientos reales. En aquel entonces un actor clave de la política eran las fuerzas armadas, cosa que no sucede hoy en día. Ello no obsta para que, efectivamente, haya sucesos y afanes que se repitan, como el deseo de proscribir, en aquel entonces a Perón, hoy a Cristina Fernández de Kirchner, o la existencia de listas negras.
Las otras analogías más difundidas del macrismo son con la dictadura que gobernó la Argentina entre 1976 y 1983 y con la década neoliberal de los noventa incluyendo los presidentes Menem y De La Rúa.
Suele quedar de lado un período del que, a mi criterio, es también tributario el gobierno actual: la dictadura de Onganía. Caracterizada como un intento de gobierno autoritario y corporativo, también encuentra en el presente parangones relevantes. Dirigentes sindicales cooptados por el gobierno de Macri, cúpulas empresarias con participación activa en el gobierno del Estado, ataques a la Universidad y la educación en general, pueden señalarse como parte de los hechos de aquel período que se repiten.
La dictadura del ’76 al ’83 es el progenitor directo del régimen actual. Hay resistencia en muchos intelectuales, dirigentes sociales y referentes de opinión en hacer un paralelo entre la dictadura y el gobierno de Macri. Cualquier prurito al respecto se derrumba con un mínimo análisis sociológico. Toda la estructura de poder y gobierno actual hizo sus abriles en el período ‘76 a ‘83.
El grupo Clarín, factótum mediático y real de la alianza de poder gobernante, sentó esos años la base de su despegue: apropiarse de la única fábrica de papel para diarios de la Argentina en una mesa de torturas. Papel Prensa S.A. fue la base para quedarse con buena parte de todos los diarios del país y luego con la televisión y el cable.
Una parábola que describe por sí misma la hecatombe actual puede encontrarse en las investigaciones del diario alternativo Tiempo Argentino y el devenir de las causas judiciales vinculadas. En 2010 periodistas de ese diario encontraron pruebas de las reuniones de Héctor Magnetto (pope de Clarín) con Oscar Gallino (torturador, en la dictadura, de los propietarios de Papel Prensa). La causa por delitos de lesa humanidad tuvo fallo de primera instancia este diciembre sobreseyendo a Magnetto y otros imputados sin siquiera citarlos a declarar.
Ver: http://www.tiempoar.com.ar/articulo/view/59606/
No es un caso aislado, es un tipo emblemático de la estructura de gobierno y una síntesis que anticipa mis conclusiones. La misma familia del presidente Macri, multimillonaria, con decenas (¿centenas?) de empresas off shore para lavar dinero en guaridas fiscales, también comenzó su periplo de máxima acumulación en asocio con los militares responsables del genocidio. No hablamos en el caso de Franco Macri de un almacenero, sino de un contratista de obra pública, que hizo su fortuna sobornando aquellos genocidas.
Es decir, la matriz estructural con que Argentina emergió de la dictadura luego del 83, esa matriz que condicionó la democracia, que desde 2003 alcanzó picos de autonomía inéditos, que permitió los juicios a los genocidas e innumerable cantidad de novedades como conocer que Magnetto se reunía con torturadores para confeccionar los interrogatorios, tiene una reversión total.
Indudablemente la década de los noventa del siglo pasado tiene enormes parecidos con el gobierno macrista. Las políticas económicas son similares, más aún que las políticas en sí mismas, la ideología económica. La discriminación no es ociosa. Macri aún no aplicó todo el arsenal neoliberal del que está convencido cual fundamentalista. Como no come vidrio, no aplica un shock de ajuste sino que endeuda fenomenalmente el país y ajusta todo lo que puede pero si debe dar marcha atrás lo hace, pragmáticamente.
Por caso, la flexibilidad laboral, que manda al trasto de los recuerdos la tradición de vanguardia que Argentina tiene en materia de protección al trabajador, no ha sido aplicada todavía. Están insinuando permanentemente su impulso. No cabe duda que lo harán si tienen tiempo y pueden.
El macrismo es tributario de todos estos períodos históricos. De la década infame de los años ’30, del golpe a Perón, de Onganía, de la dictadura del ‘76 al ’83 y de los noventa del siglo pasado. A la vez es radicalmente novedoso.
Hay caracterizaciones más evidentes que definen lo que ocurre: neoliberalismo, autoritarismo, complot, alineamiento al imperio, medios de comunicación militantes y fabuladores, redistribución regresiva del ingreso, gobierno de la oligarquía, represión de la protesta, marketing, entre otros elementos.
Pero hay una clave que me parece decisiva: el engaño. No hay una palabra que diga el presidente que no sea un ardid, una trampa. A veces hasta dice verdades, cuando lo hace es al servicio de un engaño.
El caso de censura a TeleSUR fue paradigmático. Acallaron la voz del medio más importante del continente alegando “pluralismo y democracia”. El silenciamiento se produjo no sólo de parte del Estado sino también y al mismo tiempo de los proveedores de televisión por cable. Lo que mencionaba al comienzo, el funcionamiento articulado del Poder Ejecutivo del gobierno con privados o para estatales.
El engaño de Macri no es el engaño sólo de Macri. No sería posible si así fuera. Es la construcción de una cápsula semiótica de realidad, sólo posible a partir de inéditos niveles de concentración mediática, complot, fabulación y alienación de las audiencias.
Probablemente el caso que sintetiza la novedad sea la prisión política de Milagro Sala.
Los más prestigiosos organismos de Derechos Humanos, el grupo especial de la ONU para detención arbitraria, entre muchos otros, han reclamado la inmediata liberación de la dirigente social y política Milagro Sala, presa en una cárcel de la provincia de Jujuy. Ver aquí: https://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-312918-2016-10-28.html
Obviamente, no está aquí la novedad. Argentina cuenta con miles de detenidos políticos, con un amplio historial de persecución a dirigentes sociales y políticos, conoce bien el macartismo, conoce bien el neoliberalismo, conoce bien a la oligarquía. Todo esto se repite, lamentablemente.
¿En qué hay novedad?
Hay novedad en que Macri llegó por elecciones y claramente vinculado con eso en dos elementos que mencionaré:
- “A la mayoría de los argentinos nos ha parecido que había una cantidad de delitos cometidos por Milagro Sala” dijo Macri para justificar la prisión de la dirigente social. Y agregó en una nueva versión de la respuesta que daba la dictadura a los reclamos internacionales, “es importante que este entendimiento y esa información sea compartida con el mundo”. Link: http://www.politicargentina.com/notas/201612/18127-macri-sobre-milagro-sala-a-la-mayoria-de-los-argentinos-nos-ha-parecido-que-habia-una-cantidad-de-delitos-esto-tiene-que-ser-compartido-con-el-mundo.html
- Un ignoto diputado del oficialismo, Marcelo Nasif, propuso, en la misma línea de Macri, un referéndum para decidir por medio de la votación popular si Milagro Sala debe continuar o no bajo prisión preventiva. Ver acá: https://www.pagina12.com.ar/8557-diputados-del-oficialismo-jujeno-proponen-someter-a-referend
- Todo lo anterior es sostenido por dirigentes políticos que muy sueltos de cuerpo dicen “defender la república” y se declaran ofendidos ante quien les insinúe que interfieren con la justicia. La mayoría de los periodistas siguen la comparsa.
- Simultáneamente a la persecución política y judicial, la organización social presidida por Milagro Sala y ella misma sufren una campaña de desprestigio, calumnias y estigmatización en el multimedios que controla más del 60% de las audiencias de TV, radio, gráfica. Sí, el multimedios de Héctor Magnetto, Clarín, el que constituyó su base como vimos arriba. Se recomienda no creer lo que le muestran aquí: http://www.eltrecetv.com.ar/periodismo-para-todos/tupac-amaru-plus-un-programa-de-fidelidad-militante-asi-funciona-este_090779
Es esta confabulación lo que constituye la novedad. Aquella vieja derecha represiva, oligárquica, plutócrata y ladrona sigue igualita a como fue siempre. Pero a la vez opera de modo radicalmente distinto. Con ingeniería de marketing, con todo el poder de fuego mediático, ahora apuestan a turbas alienadas como fundamento último de su legitimidad de calle.
Hay mucho para pensar sobre las novedades de este tipo de régimen. Estas líneas son incompletas, debe agregarse un gran número de elementos. Uno que resulta imprescindible mencionar es la obscena persecución política utilizando recursos judiciales, de inteligencia interna y mediáticos contra Cristina Fernández de Kirchner, principal dirigente opositora.
Cómo construir una respuesta popular a regímenes de este tipo es la gran pregunta política en buena parte del continente. Lo que describimos para Argentina no es demasiado distinto de Brasil, de Paraguay, de México, entre varios.
Está casi todo por decirse al respecto pero de algo estoy seguro: no hay disputa posible contra este tipo de regímenes sin lucha a nivel de lo simbólico, sin disputa a nivel del discurso, sin impugnar abiertamente, discutiéndole la calle, con medios alternativos, con sus medios, con redes sociales, con pintadas, con los vecinos en los negocios, sabiendo que la cancha está inclinada, pero impugnando el sentido común de la injusticia, del macartismo, de la concentración que construye esta derecha imperial y salvaje.
No esperen los pueblos en que esta derecha acecha respeto a reglas de ningún tipo.