En su primera victoria legislativa luego de
las elecciones, el macrismo frustró el proyecto oficialista de presupuesto
nacional para 2022. Con 132 votos en contra y 121 a favor del proyecto del gobierno,
Cambiemos lideró el rechazo a la llamada “ley de leyes”.
No es sorpresa, resulta totalmente esperable
toda vez que la conducción de esa entente política, mediática y judicial
decidió hace tiempo encarar el camino de la sedición y no el de la participación
institucional.
La vocación golpista de Cambiemos se expresa,
entre otras cosas, en el fuerte componente histriónico de los agentes que
encarnan el guion. Así, Cristian Ritondo marcó la posición del macrismo
fingiéndose enojado con un discurso de lo más mesurado de Máximo Kirchner e
iniciando el reiterado “nado sincronizado” de los medios hegemónicos golpistas.
Pusieron en el jefe de bloque del Frente de Todos en Diputados la
responsabilidad del rechazo.
Lo que pareció una derrota política del
Frente de Todos, analizado más detenidamente, presenta una oportunidad.
Ha sido una constante desde la recuperación
democrática que los gobiernos tengan su presupuesto. Con mayoría parlamentaria
o sin ella, todos tuvieron su presupuesto aprobado. Se entendió como un acuerdo
democrático implícito que quien ejerce el Poder Ejecutivo tiene legitimidad
para implementar sus planes de gobierno. Los oficialismos no siempre han tenido
el voto opositor pero sí el quórum, o levantar una cantidad de legisladores a
la hora de votar, etc. La única excepción a ese pacto cívico fue el Presupuesto
2011 que le escamotearon a Cristina. Y 2022.
Pero veamos, ¿qué pasó en 2011? Fue reelecta
Cristina... Ohhh. La oposición tardó en caer en la cuenta.
La misma Cristina ha referido estos días que
las situaciones son incomparables porque en aquel momento Néstor nos había
sacado el yugo del Fondo Monetario y Argentina crecía a ritmo acelerado luego
de la crisis de las hipotecas de 2009.
Es que la Ley de Administración Financiera
autoriza al Poder Ejecutivo a prorrogar el del presente año en una contingencia
como ésta. Y dado la posibilidad de reasignar algunas partidas, y, sobre todo,
en un contexto inflacionario como el nuestro, carecer de presupuesto es dejar a
discreción del presidente el destino de los fondos.
En su columna del programa radial Temprano
para Imposibles, el economista radicado en Mendoza, Carlos Rojo Font lo explicó
claramente:
Caídos en la cuenta, los gobernadores
opositores se reunieron ¡a pedirle al presidente que vuelva a mandar el
presupuesto!
Los gobiernos provinciales perdieron todas
las obras previstas en el presupuesto oficialista que, contrariamente a la
cantinela macrista, era bastante equilibrado y no dejaba gobernadores “sin
techo”. Ahora se les llenó el horizonte de preguntas.
¿Si
vos fueras Alberto Fernández qué harías?
La situación otorga al presidente una
herramienta insustituible para fortalecerse frente a una oposición que utiliza
sus curules, sus jueces, y sus
gobernaciones para derrocarlo. ¿Debería Fernández resignar uno de los pocos
instrumentos que “cayó” en su camino para defenderse (y defendernos) de la
sedición sistemática? Si lo hiciera, merecería lo que el destino le depare. El
problema es que nosotros no merecemos volver a estar gobernados por la mafia
macrista.
Discúlpeme querida lectora, querido lector,
si soy cansador. Siempre me detengo en este asunto que parece inconexo. Es que
soy un predicador del pensamiento riguroso, de la aplicación de métodos científicos.
La realidad “es” y aprehenderla resulta una tarea ardua. A esta altura casi que
no me preocupa que me tilden de positivista, así no lo sea.
Cualquier aseveración sobre por qué los
resultados electorales fueron los que fueron en un distrito, cuál fue el
“mensaje de las urnas”, requiere una investigación, que por supuesto no hemos
realizado. Aun así, sus conclusiones tendrían alto grado de provisoriedad y
siempre, como todo, estaría sujeta a falsación, es decir a que la realidad la
desmienta. Lector, lectora, no haga como los economistas de la televisión, quienes
si la realidad demuestra que sus recetas fracasan culpan a la realidad. No, si
las aseveraciones del analista no se corroboran, lo erróneo son las
aseveraciones del analista, nunca la realidad.
Creo que se entiende que este breve excurso
al que damos fin es para que no tome nada de esto como definitivo.
Cada vez que culmina una elección me gusta
reiterar que no existe tal cosa como el “mensaje de la gente”, o en todo caso,
hay que establecer de qué hablamos. En primer lugar porque no hay tal “la
gente”. Las sociedades son diversas, plurales y coexisten universos
diferenciados. Pero tampoco hay tal mensaje. ¿Qué mensaje? No, lo que hay son
votos en una urna un domingo, en este caso, de noviembre. Entender por qué una
persona hace lo que hace debe contarse entre las cosas más difíciles,
comprender eso mismo por cientos de miles conlleva mucha complejidad.
Sí, es cierto que hay climas sociales. Y esta
elección se dio en un clima nacional muy adverso al Frente de Todos. Ubico aquí
la principal explicación de la victoria del radicalismo macrista en la
provincia de Mendoza. Después vienen una interminable cantidad de factores
secundarios.
Empecemos entonces por lo principal.
Ciertamente la pandemia se procesó de un modo
tal que terminó imponiendo un malestar muy injusto con un gobierno nacional que
tuvo un comportamiento relativamente plausible para enfrentarla. No sirve decir
que los gobernadores macristas no aportaron una sola vacuna, que quemaron
barbijos o que boicotearon la salud. Es cruel corroborar costos absurdos que
pagó Fernández por naderías, mientras Rodolfo Suárez responsable de la muerte de
15 ancianos en Montecomán por darle el fármaco a un cura antivacuna en lugar de
vacunarlos sale indemne. Suárez, cuya hija adolescente organizó fiestas
clandestinas cobrando entrada y cuyo hijo sobrevolaba la ciudad en helicóptero
sanitario para sacar fotos en plena cuarentena y mientras heridos necesitaban
el transporte, con una muy buena elección, y quien sí consiguió las vacunas
(que Suárez había prometido pero no consiguió) mucho menos ponderado. Cruda
realidad.
¿Había alternativa?
Mi interpretación es que el principal error
del presidente fue querer enfrentar la pandemia con “mi amigo Horacio”. Horacio,
a pesar de recibir vacunas antes y en mayor cantidad que nadie, no se portó
como amigo.
Lo diré nuevamente. El macrismo y Clarín son
culpables de decenas de miles de muertos por su terrorismo sanitario. Y Alberto
Fernández miró pasivamente el boicot a las medidas de salubridad.
El problema no es comunicacional, es
político. Profundizarlo será materia de otro análisis.
En síntesis, mi interpretación es que los
resultados electorales en Mendoza tienen en lo nacional un peso decisivo.
Dicho esto, vayamos a especificidades muy
necesarias que ocasionan acalorados debates.
Organización y
profesionalismo.
El radicalismo macrista mendocino ha perfeccionado una maquinaria electoral muy
eficaz. También es superior al Frente de Todos en estrategia y disciplina. Sus
principales candidatos entienden qué comunicar, cuál será el centro de su
relato y no se corren de allí. La idea de que disciplina es no hacer nada si no
hay instrucción del jefe/jefa es un terrible error. Casi descalificante. Es
incomprensible que los concejales del Frente de Todos no denuncien día por día
las falencias de los oficialismos municipales del Gran Mendoza. Todos los días
se puede fotografiar un pozo nuevo en una calle si hay vocación de hacerlo. No
hubo mucha.
A Cornejo nadie le
cascoteó el rancho,
fue el título de una entrevista al sociólogo Enrique Bollati. Sin embargo,
Anabel Fernández Sagasti comenzó a realizar fuertes críticas después de las
PASO. Evitó el desgranamiento luego de aquella derrota y creció unos puntos. No
es poco pero quizá tardío.
Como arena entre
los dedos.
Entre los militantes aparece como un ritual sagrado rendir honores al
“territorio”. Vuelvo a la vocación herética de mis años mozos y pongo en duda
la cuestión. Muchos de quienes presumen de “tener territorio” no lo tienen
tanto, y, en muchos casos, constituye una actualización de la vieja política
punteril de “los que tienen los votos”. Por supuesto que es reivindicable la
militancia social pero hay muchos equívocos y muchos vendehumo en materia de
“territorio”. El “territorio” está hibridado con la construcción social de
sentido. Las unidades básicas, locales, comités, son valiosísimas instancias de
participación cívica, quizá insustituibles, a defender, pero enfrentan con
dificultad al intruso que emite luz y machaca las cabezas de los miembros de la
familia 24 horas por días desde los comedores de las casas (o de las pantallas
de los celulares o cualquiera de sus variantes). Esta relación compleja debe
repensarse.
El significante
vacío. Usemos
la categoría de Ernesto Laclau. Cuál es la parte que llena el concepto. Izquierdas
y derechas, proyectos populares y proyectos elitistas confrontan porque está en
el ser de las cosas que lo hagan. Si no se expresa la disidencia es porque el
conflicto se tapó con autoritarismo o alienación. El Siglo XXI en Latinoamérica
mostró un surgir o resurgir de gobiernos antiimperialistas, con vocación de
integración y políticas de igualación social. La derecha, que siempre reconoce
a su enemigo, los llamó populismos. Laclau levantó el guante. En Argentina el
significante vacío de lo popular fue llenado por el proyecto nacional y popular
del kirchnerismo. Néstor fue y Cristina es peronista de toda la vida. Cuadros
orgánicos de partido. Pero, con eso, la instancia de lo popular tenía un anclaje
en una nueva síntesis histórica. Eso también está en cuestión. No solo en
Mendoza mas también en Mendoza.
La nueva formulación es que el significante
vacío es llenado por el peronismo. La operación deja en evidencia una
derechización y burocratización. “Nuestra” estructura madre vuelve como en cada
ciclo histórico a cerrarse sobre sí misma independientemente de los avatares
sociales.
Para ser claro, si el peronismo será el pilar
en que se base “lo popular”, lo será en su versión kirchnerista y frentista o
no lo será. Ese cerrarse sobre sí mismo, a mi criterio, aunque no descarto
buenas explicaciones para hacerlo, restó capacidad de convocatoria a lo que
socialmente es “lo popular”.
Lo conocido. Por lo demás, sabemos que los
oficialismos traccionan muchos votos por diferentes motivos. Sobre el sistema
de medios ya hemos hablado suficiente. El cornejo suarismo (lo de suarismo está
por verse) se ha convertido en la organización política, mediática, judicial y
empresarial hegemónica en la provincia y toda construcción popular se realizará
en la confrontación con ese hegemón.
Hay un momento en que el diagnóstico revierte
en pregunta. Sobre la ominosa ostentación de violencia, burla, saqueo,
antirrepublicanismo, manipulación y engaño que muestra la derecha ¿estamos
haciendo lo necesario? ¿damos la pelea adecuada? Sí, nosotros, cada uno, en
forma de pregunta sobre lo que nos toca. Y la respuesta debería darse con
generosidad porque el desafío es civilizatorio.
Me alertó Jorge que este miércoles 10 se
cumplen dos años de la muerte de Ramón Ábalo.
La pérdida de alguien admirado y querido como
Ramón supone un duelo. La experiencia me dice que algunas veces el duelo tiene
una bisagra en el momento en que uno comprende algo. ¿Comprende qué? No podría
responder esa pregunta con precisión. Intentaré dar una idea a partir de mis
sentimientos con Ramón.
Convertí a Ramón en una especie de “fetiche”.
Siempre lo quería entrevistar. Lo hice varias veces. En distintas radios. Yo le
preguntaba de todo. Ramón contestaba. Contaba sus historias, nada mezquinaba.
Yo repreguntaba, él contestaba, pero cada cosa que contestaba era distinta a lo
que yo esperaba. Yo le preguntaba por el pasado y él siempre se ingeniaba para
responder algo en relación al futuro. A mí me producía cierta perplejidad. Yo
insistía. Había un secreto en un pasado revolucionario con el que el presente
tenía un abismo. Él lo tenía, el “Negro” tenía el tesoro. Yo preguntaba y
preguntaba, pero no lo encontraba. Contame más. De la Media Luna, del Armando,
del peronismo y el comunismo, de la revolución, del Che. No, él no mezquinaba
la respuesta, pero siempre terminaba diciendo “Mendoza no es conservadora, en
el ’72 hicimos flor de revuelta y ahora, qué esperamos”. A mí me desconcertaba
cómo pasaba de ese secreto idílico que yo pretendía encontrar en el pasado a
contestarme que había que reclamar contra los tarifazos.
Nunca fue de otro modo. Cada vez que lo
entrevistaba el compromiso era el mismo, “esto sigue, te vuelvo a entrevistar”.
Siempre se repetía el mismo círculo, yo le preguntaba por sus andanzas, como
sondeando cuál sería la clave para entender por qué hubo un pasado más pleno y
hoy un presente tan mediocre. Ramón no me dio respuesta a esa pregunta. Una
pregunta que, por cierto, nunca supe ni sé formular.
No es que no pudiéramos encontrar lo evidente
en los diálogos y arriesgar teorías. Sí, eso, todo el tiempo. Pero un tesoro,
una palabra mágica, la explicación total, la llave que permite entender, no,
eso nunca lo encontré.
Y el Negro se fue y no lo encontré.
Pero fui comprendiendo. Bastante antes de que
se fuera. Fui entendiendo. Él no sabía la respuesta a la pregunta que yo no
podía formular. Seguramente no existía la respuesta a mis balbuceos. O sí.
Siempre estuvo allí donde Ramón me dijo la primera vez que titubeé con mi
pregunta. La respuesta está adelante. Soplando en el viento, como decía Dylan.
*Nota publicada originalmente en La 5ta Pata. La imagen ilustrativa corresponde a dicho medio.
-Nunca tomé café
en mi vida, nunca, soy un tipo raro. No tomo alcohol, no fumo, lo mío es
solamente la heroína o el crack. (Mauricio
Macri, 2 de noviembre de 2021, Rosario).
La declaración fue impactacte. El
2 de noviembre apareció el video presentado más arriba. Macri confiesa “lo suyo
es la heroína o el crack”. Como quien toma café.
Desconcertados y cómplices los
medios lo tomaron como broma. No lo es.
No se ha entendido el código de
comunicación de Macri. Macri es más que un mentiroso. Cada palabra que emite es
un engaño. En ninguna ocasión dice lo que una comunicación de buena fe
supondría que quiere decir. Por ejemplo, cuando Macri dice “trabajo de calidad”
una persona de buena fe supondría trabajo registrado, pues no, para Macri es
esclavismo, en el mejor de los casos “trabajo productivo”, es decir, que
produce plusvalía.
Cada sonido es una estafa.
También cuando “parece” bromear.
Usualmente no dice una sola verdad, y, cuando la dice, parece que la dice en
broma.
Hay que mirar el video del inicio
de la nota. Termina con una sonrisa, pero no es la de alguien que hizo un
chiste, es la risa del perverso, del que goza haciendo daño, del que se burla
del auditorio. Volvelo a mirar.
En realidad, se sabe hace tiempo
que Macri es un falopero reventado. Nada menos que Cristina Kirchner en
“Sinceramente” cuenta una historia impresionante. Aquí la transcribo:
La semana anterior, el presidente electo Mauricio Macri había venido a
verme a Olivos para coordinar el traspaso del gobierno. Llegó por la tarde. Lo esperé en el despacho presidencial de la jefatura
de gabinete parada en la puerta, de modo tal que cuando esta se abriera y él
ingresara, yo estuviera ahí para extenderle la mano. Sin embargo, tardó un buen
rato porque lo primero que hizo, antes de verme, fue ir al baño. Le
pregunté a Mariano, mi secretario: ¿Y, dónde está? “En el baño”, me dijo y se
encogió de hombros. Cuando me dio la mano sentí que estaba muy
tenso, duro. Casi no hablaba y me miraba muy fijamente hasta que me dijo, como si
fuera una orden: “Usted tiene que entregarme el poder en la Casa Rosada".
“No”, le contesté. “Eso hay que hacerlo en el Parlamento”, y en seguida
le aclaré: “Usted no puede dar el discurso ante la Asamblea Legislativa si aún no
es presidente, por eso tengo que ir a la Asamblea, antes de su discurso, entregarle
la banda y el bastón presidencial".(CFK, Sinceramente)
Además de Cristina, hay decenas
de testimonios que dan cuenta de sus consumos ilegales. La foto que ilustra la
nota está tomada de Infobae y corresponde a minutos antes de debatir con
Alberto Fernández en 2019. Se ve que para enfrentar esas situaciones necesita
una “ayudita”.
Antes de decir que “lo suyo es la
heroína o el crack”, Macri afirma que es “un tipo raro”. En realidad, es
perverso y es siniestro. Todavía no tenemos idea cabal de cuán siniestro es el
vendepatria, aunque a esta altura ya nada debería sorprendernos.
En este video, Rachel Holway, reconocida militante contra la trata y el
abuso a la niñez, explica la relación de los Macri y la secta pedófila “Los
niños de dios”
En Argentina, también en otros
países, los defensores de la libertad individual se encuentran a la izquierda
del espectro político. Los actualmente llamados “libertarios” (el amigo Enrique
Bollati los denomina liberOtarios), los neoliberales, las derechas en general,
son mayormente cultoras de una falsa moralina.
Digo lo siguiente: me importa un
pito qué consuma Macri, me importaba un comino qué hiciera con su vida antes de
ser funcionario público, me importa muchísimo qué hace y qué hizo con NUESTRAS
vidas y por eso ahora sí me importa de su vida. Quiero que vaya preso y pague
el daño.
Darle importancia a estos
consumos ayuda a comprender algunos de los delitos que cometió con la base de su
perversión innata y culturalmente adquirida. Estos consumos sumaron
megalomanía, falta de empatía, deshinibición (como para decir públicamente qué
consume), paranoia. Ahora hay que saber si cuando firmó con el FMI o cuando
saqueó el Fondo de ANSES (se llevó U$S 35.000 millones de “la plata de los
jubilados”) estaba bajo los efectos de estas sustancias. ¿Lo estaba cuando
mandaba espiar a sus familiares?
¿Y sus conmilitones no tienen
nada que decir de estos consumos? ¿Nunca lo vieron consumir? ¿Quién le provee
las sustancias? ¿Cuál es la ruta? ¿Viene de Rosario y por eso lo dijo allí como
un guiño mafioso?
El presente es un tiempo difícil por muchos
motivos. Uno de los principales es el poder de atontamiento de los medios
hegemónicos.
La agenda pública, es decir, aquellas
cuestiones, temas, sobre las que se estructuran nuestras percepciones acerca de
“lo que pasa” en nuestra ciudad, nuestra provincia, nuestro país, el mundo, es
mediada por un puñado de conglomerados políticos.
Sí, no me equivoqué. Grupos como Clarín no
son empresas, son conglomerados políticos.
Esas corporaciones militantes, en nuestro
caso Clarín y su claqué, fueron capaces de implementar un relato guionado que
ordena cada uno de los discursos que repiten por millones. Las mentiras que
estampan en el papel de madrugada se repiten en sus radios, con el agregado de
las declaraciones de personajes que opinaron sobre las mentiras en tinta, lo
que se reflejará en sus pantallas y portales de internet durante todo el día. Y
día tras día el mismo ciclo, potenciado infinitas veces.
Un machacar persistente y poderoso que nos
lleva a vivir en una realidad paralela, una realidad que no es la realidad. Que
se estructura sobre mentiras.
Pero esas mentiras no son tonterías arrojadas
al azar. Hay, siempre, oportunismos puntuales, en función de temas
coyunturales: pagarle a los buitres, arreglar con el fondo, en fin, temas en
los que los vendepatria actúan como tales. Más allá de esos temas, cada uno de
los mercenarios que exhiben en sus pantallas repite lo mismo. Lo mismo, el
guion. Conocen sus líneas directrices y son capaces de incorporar elementos a
la traza principal. Pueden improvisar sobre el texto de guion principal que
conocen bien.
El relato del poder hegemónico es: “hay un
pueblo sano, somos ‘Todos Nosotros – TN’, ese pueblo tendrá sus más y sus
menos, pero es ‘nuestro’, acerca del cual nosotros contamos sus avatares como
‘periodismo independiente’, y que resulta ajeno de toda ajenidad de la turba
corrupta que viene a poner en cuestión nuestros valores”.
Es, por supuesto, el relato del enemigo
interno. Es lo que hizo la dictadura. Es más, esta vez con más poder que
durante la dictadura, porque Clarín tiene más poder que la dictadura, pero
menos carnadura. La dictadura podía simular un amor a la patria (claro,
simulado) que Clarín ni intenta.
Que hayan perdido las elecciones apoyando a
Macri no implica que no tengan sofisticación. Es más, lo que verdaderamente hay
que preguntarse es “el milagro” de que Macri sacara el 41% de los votos
habiendo hecho la peor gestión de toda la historia argentina. Tome el indicador
que quiera y comprobará que nunca hubo uno peor.
Uno de los preceptos comunicacionales que
ellos manejan muy bien es el estímulo a lo sensible y emocional. No importa si
es mentira porque entre la emoción y la verdad (o mentira) hay un hiato
abismal. La emoción no es verdad o mentira, simplemente, es.
Y nada mejor para estimular la emoción que lo
sensible. Aquellas referencias que evocan sensaciones. Todo el período de
terrorismo estatal y paraestatal de Macri y Clarín aplicaron eficientemente
este método.
José López puede que haya hecho fraude en
licitaciones por cientos de millones, pero nada se compara con una operación en
que aparece tirando bolsos por encima de un muro. ¡Y en un convento (o algo
así)! En verdad no tiró ningún bolso por encima de ninguna pared, pero estoy
seguro, estimada lectora, que ud. me dio la razón porque es lo que recuerda. Su
recuerdo es falso y lo construyeron ellos. López no tiró ningún bolso por
encima de ninguna pared. Sí es cierto que lo agarraron con bolsos con plata. Y
eso fue un do de pecho para el poder mafioso.
Es mil veces más eficaz mostrar una máquina
de contar billetes en lo que llamaron “la rosadita” aunque el hecho no sea
ilegal que demostrar las millonarias estafas offshore de Macri, un hecho
“abstracto”.
Esto que hacen todo el tiempo, lo
actualizaron a partir de tergiversar a Daniel Gollán. Gollán contó una charla
con una persona en la que le decían que faltaba platita en el bolsillo de la
gente. ¿Qué sería lo sorprendente?
Los buitres, que conocen el guion y saben de
estas tecnologías comunicacionales se exitaron y ahora están con el asunto de
la PLATITA. El plan PLATITA para aquí, el plan PLATITA para allá. Insólitamente
lo contraponen a supuestos “valores”. ¡Imagínese lector, estos vendepatria de
la derecha hablando de valores! Los únicos valores que conocen se los cruzaron
en la Bolsa de Valores.
Resulta una excelente ocasión para seguirles
el juego. Efectivamente la PLATITA. Sí, de eso hay que hablar. ¿De qué otra
cosa más importante vamoss a hablar en política?
Qué hicieron ellos con la PLATITA, cómo nos
endeudaron PLATITA con el Fondo, cuánta PLATITA se fugaron, cómo les vamos a
cobrar la PLATITA a los macristas delincuentes.
Sí, urge hablar de PLATITA para terminar con
la pobreza y para disminuir la desigualdad.
Y después de hablar de cómo repartimos la
PLATITA de los argentinos entre 45 Millones de dignidades, hablemos de los
valores. Preguntémonos cómo pudo llegar a gobernar el país este hato ladrones y
criminales del macrismo. Cómo dejamos que estas mafias se apoderen del
gobierno. Cómo fue posible que los burócratas que tenían que controlar hayan
hecho la vista gorda. Preguntémonos por los valores que inculcan en la
población los criminales que siguen delinquiendo desde las pantallas.
La solidaridad, la igualdad, la dignidad, un
mundo mejor, un país mejor, requiere denunciar y derrotar políticamente al
macrismo y a Clarín. Y que devuelvan la PLATITA.
Sendos miércoles pasados se realizaron
regimentados debates entre candidatos a diputados nacionales por Ciudad y
Provincia de Buenos Aires en el programa “A dos voces” de TN, señal del grupo
Clarín. Hasta donde sé, no hubo nada análogo en otro sitio.
Como es de esperarse, hubo polémica en la
interpretación de lo acontecido, en la respuesta a la remanida pregunta “¿quién
ganó?”. Cada debate dejó algunos elementos interesantes. Mi recorte subjetivo
me lleva a mencionar la total vacuidad de Milei y las vacilaciones de Santilli
confundiendo los distritos.
El show televisivo tuvo una disposición
entretenida y, a mi criterio, los conductores fueron merecedores de muy pocos
reproches, si es que alguno.
Siempre recuerdo la salida de Gustavo “Gato”
Sylvestre de la conducción de ese ciclo. El destacado periodista abandonó “A
dos voces” para conducir “Con voz propia” en A24. Los nombres cuentan. Por
supuesto, como la lectora, el lector, consecuente, que ojalá exista, sabe que
mis textos abordan siempre unos pocos temas, desde múltiples entradas; uno de
ellos es la cuestión de “de quiénes son esas dos voces o esa voz propia y cómo
se constituyen”, y, claro, de eso va este texto.
Cada amanecer en Argentina, la tapa del
diario Clarín y su imitador opa, La Nación, instalan agendas casi idénticas que
repiten por millones cada una de las radios del país, cada una de las señales
de televisión del país, cada uno de los portales de internet. Esos diseños gráficos
no son noticias, son inventos, mentiras, medias verdades, interpretaciones
falaces de hechos verídicos o interpretaciones verídicas de hechos falaces. El
guion que estructura el relato es la sedición contra el gobierno de Alberto
Fernández y la construcción de un enemigo interno contra el que utilizan todos
los recursos posibles, sobre todo los públicos, que Clarín se especializa en
birlar. Por supuesto que para Clarín y los jefes del macrismo su enemigo
interno no es merecedor de ningún derecho ni garantía constitucional.
Ese grupo mediático, con su guion discursivo,
organiza debates en los que no falta ninguno de los candidatos. No, perdón, Luis
Zamora no fue[i].
La objeción del candidato fue contra los conductores pero no contra el grupo
mediático. Zamora se mostró enojado porque mintieron sobre él, pero nada dijo de
las calumnias, demostradas, a otras personas (como las inexistentes cuentas de
Máximo Kirchner por decir algo), ni tampoco impugnó que es el grupo quien
miente a diario y no algún periodista en particular. Quizá valga reflexionar
sobre el problema político del narcisismo.
Siempre la tuvieron, mas en estos tiempos hemos
ratificado la importancia de los símbolos. Por decir solo tres que vienen de
inmediato a mi mente: Bonadío cita a Cristina para 8 indagatorias el día del
cumpleaños de Néstor, el cuerpo de Santiago Maldonado aparece un 17 de octubre
en un lugar en que ya habían buscado sin éxito, Macri “se equivoca” al
persignarse y realiza un signo ndranghetista. No es casual, para las mafias es
vital recurrir a mensajes crípticos que preserven la omertá.
Si alguien sabe de eso es Héctor Magnetto. Los
candidatos pasaron por una especie de carrera de obstáculos en que tuvieron que
cumplir todas las prendas del grupo. Me las imagino: “ahora deben pararse para
la foto”, “ahora es el momento de las entrevistas”, “este es su camarín, a la
salida estará nuestro cronista”. Es la vuelta a la “normalidad”. Magnetto pone
las reglas y los candidatos de todos los partidos las cumplen. La utopía de
Clarín, no tener un candidato, tenerlos a todos. Por eso atacan a Cristina, la
líder más convocante entre quienes Clarín no puede meter en su pecera.
No hizo falta que los periodistas inclinaran
la balanza en el debate porque ya habían ganado antes de empezar. Entonces,
como pocas veces, podemos encontrar que en estos debates, el único ganador
claro, fue, sí, como usted imagina, el grupo Clarín.
¿Por qué ganó
Clarín?
Por supuesto, Clarín ratificó su poder. Lo
ratificó, además, en un tiempo difícil, un tiempo en que cualquiera que quiera
saber, sabe que Clarín miente. Y aun cuando ello es evidente para todo el
mundo, también para los beneficiarios de sus mentiras, tiene el poder
suficiente para sentar a casi todo el arco político. Y todos hacen de cuenta
que están en un ámbito imparcial, en un ámbito en que hay roles y la gente de
Clarín tiene el rol del “periodismo”.
Eso ganó. Ganó la legitimidad de que el
periodismo es Clarín. Se la dieron los políticos, como se la dan cada día que
no impugnan la injusticia de la concentración mediática y la perfidia con que
manipulan a la población.
Tampoco es cuestión de exagerar con los
candidatos que fueron a ese estudio. Los candidatos del Frente de Todos han
mostrado su disposición de debatir en cualquier lugar, los macristas solo
aceptan TN. Es parte del guion fascista de la derecha argentina actual, un
epifenómeno de Magnetto.
Pero esta es la realidad, Clarín es una
pistola en la cabeza de la democracia y aprieta el gatillo todos los días.
Nuestro pueblo, resiliente, resucita también todos los días. Y llegará un día
en que pueda sacar el revólver de las manos asesinas.
El jueves 7 se conoció la sentencia del
Tribunal Federal 8 que sobreseyó por inexistencia de delito a Cristina y otros
acusados por el “memorándum con Irán”.
El fallo
resuelve “DEJAR SENTADO que el presente proceso no afecta el buen nombre y
honor del que hubieran gozado las personas antes mencionadas, lo cual resulta
extensivo al ex canciller Héctor Marcos Timerman”.
Estos días se recordó, con razón, la figura
de Timerman. El ex canciller fue procesado por Claudio Bonadío, ante lo cual
prefirió abandonar el tratamiento que pudo salvarle la vida y ponerse a derecho,
que ser señalado como prófugo. Así,
volvió de Estados Unidos donde recibía una terapia experimental contra su
cáncer. Una vez en Argentina fue encarcelado y se le impidió seguir su curación.
Con toda precisión puede decirse que el
macrismo y sus mafias judiciales y mediáticas mataron, o al menos dejaron morir,
a Héctor Timerman.
Merece un párrafo el ardid utilizado para encarcelarlo. Un audio, grabación no consentida, de
una conversación de 2012 exhumada en 2015 acercada mediante el operador Daniel
Santoro en la que lo único que se muestra es que Timerman consultó con DAIA y
AMIA, previamente, el memorándum para hacer declarar a los acusados por la
Justicia argentina. Utilizando el recurso del fascismo macrista, convertir en
literales frases metafóricas, Claudio Bonadío lo acusó de cómplice.
con quien
querés que negocie
... con Suiza
... no tenemos
otros con quien
negociar ... porque
si no negocio con
Estados Unidos la entrega de los iraníes ..."
es tomado como prueba de complicidad por el
macrismo judicial.
En realidad, lo asombroso es cómo utilizaron
el atentado a la AMIA para tantos objetivos a la vez.
Para decirlo brutalmente, el poder mafioso
puso la bomba, encubrió el atentado, utilizó el atentado para su geopolítica y
persecución de países enemigos, condicionó la política exterior argentina por
30 años, derrocó una presidenta que no le gustaba, preparó sus reemplazantes,
hizo negocios, ordenó la política argentina y consiguió el pago a los fondos
buitre. Sí, aunque cueste creerlo, es el mismo poder el que consiguió todos
estos objetivos y muchos más a partir del atentado.
Hace 27 años hay un encubrimiento activo de
lo que pasó la mañana del 18 de julio de 1994 en calle Pasteur al 633 de
Capital Federal.
La muerte de Héctor Timerman fue producida
por otra esquirla de aquella bomba.
En realidad, lo único que sabemos de la causa
judicial son dos cosas:
Hay intereses poderosísimos
que trabajan para encubrir a los verdaderos autores del atentado de 1994.
Tan poderosos que se realizó un juicio por encubrimiento antes que tener
alguna certeza del atentado. Tan poderosos que una vez que desplazaron (y
luego condenaron) al juez Galeano y a los fiscales Mullen y Barbaccia por
encubrimiento, los investigadores posteriores (Nisman, Basso) continuaron
con su guión.
Que en la Justicia no se sepa nada verídico
acerca de cómo y quiénes realizaron el atentado de 1994 no quiere decir que no
se haya investigado. En pocas líneas es imposible resumir las extraordinarias
pesquisas de periodistas reunidas en varios libros al respecto. Remito al
lector principalmente a INFAMIA de Juan José Salinas.
El mismo Salinas suele citar investigaciones
de (hoy) irreconocibles Jorge Lanata y Gabriel Levinas que niegan la existencia
de una Traffic bomba. Para salinas la inexistencia de la Traffic es la clave
que desarma la versión oficial. Entre muchos otros, merece mención el libro de
Carlos Escudé “Y Luis D’Elía tenía razón”, en el que luego de una minuciosa
investigación concluye que Irán no fue responsable del atentado a la AMIA.
Quizá valga mencionar que Escudé fue hasta su muerte Director del Seminario
Rabínico Latinoamericano y quien haya conocido su pensamiento constata
fácilmente que careció de cualquier simpatía por el país persa.
En esta conferencia puede conocerse su
pensamiento al respecto:
Lo que Basso no
investiga
1.Como dijimos, el fiscal Basso pidió el sobreseimiento de Pablo,
Javier, Guillermo y Nassib Haddad, propietarios de la empresa Santa Rita,
empresa que colocó un volquete justo en la puerta de la AMIA, 5 minutos antes
que el edificio haga PUM. Para Basso, total normalidad.
2.Lo mismo ocurre con el circuito del explosivo. Salinas llegó a la empresa
que no puede dar cuenta de una cantidad equivalente a la usada en Pasteur al
600. Para Basso, nada que indagar.
3.Rubén Beraja es un oscuro personaje. Sus vínculos con la extrema
derecha israelí y sus actividades financieras han sido señaladas como pistas a
ser investigadas. ¿Y si el “mensaje” lo tuvo como destinatario? Su banco, Mayo,
ha sido indicado como vía de blanqueo de dinero narco. Una de las hipótesis
planteadas y ampliamente fundamentada es la versión de que intentó burlar al
cártel de Medellín.
5.Como sabe todo lector de novelas policiales, para encontrar al asesino
hay que descubrir el móvil. ¿Qué pasaba por esos años en Medio Oriente? Algo
que hoy suena a utopía: Israel y Palestina estaban sentados a la mesa firmando
los acuerdos de paz. La derecha y ultraderecha israelí, fortaleciéndose
entonces, estaban furiosas. ¿Furiosas? Tanto que en 1995 un “loco
fundamentalista” asesinó al Premier firmante de los acuerdos, Yitzak Rabin. Que
el autor haya sido presentado como “un lobo solitario” muestra lo profundo del
complot que cambió para siempre la historia de Medio Oriente. Cabe señalar que
quien se sentaba del otro la mesa, Yasser Arafat, murió envenado en 2004. El
asesinato de Rabin en noviembre de 1995 ocurrió un año y cuatro meses después
del atentado a AMIA. Obviamente en el mismo contexto. ¿Hace falta acotar que
nada de esto inquietó a los investigadores?
Se ha limpiado el nombre de Héctor Timerman
de las injurias de los criminales pero solo habrá reparación, la reparación
posible ante el hecho consumado, cuando los jueces y fiscales que armaron
causas sean juzgados y, sobre todo, cuando encontremos la verdad de lo que pasó
el 18 de julio de 1994 en la AMIA.
Debo confesarlo, no preví ni esperaba el
resultado electoral nacional en las PASO del 12 de setiembre.
Hoy proliferan análisis en los que parece de
toda evidencia que la derrota del oficialismo nacional “estaba cantada”, interpretaciones
que manifiestan con absoluta certeza conocer las razones del voto.
En mi caso, ratifico mi sorpresa y
perplejidad pero me propongo analizar especulativamente la cuestión sobre
algunas premisas y dar una mirada a la separata “Mendoza”.
En primer lugar, el tema bajo análisis.
Hablamos de por qué la gente votó como votó. Un problema complejísimo. Por qué
las personas hacemos lo que hacemos, qué motiva conductas, en este caso
relativa a la boleta que decide meter en una urna y otras aledañas (como ir o
no ir a votar). Atañe a disciplinas como psicología, psicología social,
sociología, economía política.
Claro que ya puede aparecer, con toda
justicia, la primera objeción. “La gente” no votó una cosa, votó muchas cosas.
Efectivamente ello es así. Una sociedad como la nuestra es un complejo mosaico
de grupos sociales y humanos muy diversos con realidades, pensamientos,
culturas, sumamente plurales.
Las motivaciones serán diferentes en cada uno
de los fragmentos del vitral que conforma la sociedad.
Sin embargo no es una demasía sostener que, a
pesar de los aspectos individuales, de la influencia de los grupos primarios en
nuestras conductas, existe una especie de “inconsciente colectivo” (si me
agarra C.G. Jung me mata), de significados sociales compartidos en un momento y
sociedad. Y que ellos son decisivos en el resultado electoral dadas ciertas
premisas.
Situando brutalmente estos conceptos, una
sensación de “esto no funciona” podría ser decisiva en una sociedad en que el
voto identitario no es mayoritario, los electorados independientes fluctuantes
son amplios y determinantes, y la construcción de sentido es mediada por la
comunicación social.
Expondré mis
premisas analíticas
- Un a priori: “la gente” siempre da
sorpresas. Normalmente aparecen cosas inesperadas, aun cuando el investigador
ratifique su hipótesis, no siempre es por los motivos previstos o surgen otras
cuestiones. Cualquier conclusión acerca de conductas sociales requiere
estudiarlas. Necesita lo obvio: preguntarle a las personas sobre su acción y
tener teorías interpretativas. Reitero, entonces, la naturaleza especulativa de
este escrito. Es decir, ya que se han dicho tantos bolazos, éste es el mío.
Intento argumentarlo convincentemente.
- Estamos atravesando una encrucijada
civilizatoria inédita. La derecha se ha reorganizado en base a un poderoso
arsenal sociológico y mediático en un proyecto de idiotizar y llevar al
exterminio o esclavitud a inmensas masas de población. Es sorprendente el grado
de coordinación y claridad que tienen para aplicar este proyecto.
- Para ello usa dos dimensiones claves de la
comunicación: razón y emoción. Estas, que en una comunicación sana están
alineadas, en sintonía, van en el mismo sentido, las derechas las hacen
estallar. El “ángel exterminador” como llamaba el periodista Jorge Asís a
Macri, podía decir en una cocina con una sonrisa y en voz baja, como pícaro, “si me vuelvo loco les puedo
hacer mucho daño a todos ustedes”. O en un discurso de tres minutos
decirnos lleno de risa que “he
decidido iniciar conversaciones con el FMI para que nos otorgue una línea de
apoyo financiero” como un respaldo al programa de crecimiento. Algo que
nunca me cansaré de señalar es cómo las derechas a la hora de escribir sus
teorías económicas suponen un “agente económico racional” pero a la hora de
hacer sus campañas políticas se dirigen a “votante idiota emocional”.
- Estos cambios civilizatorios están atravesados
por la tecnología. Lo que ya venía, se aceleró con la pandemia. Nuestras vidas
se “virtualizaron” en alguna medida. Esto trae sinnúmero de consecuencias. Una
de las que percibo es una relación distinta con la violencia. La violencia es
pesada. Lo es para quien la sufre, por supuesto, pero también para quien la
ejerce. Horacio Verbitsky pudo escribir sobre los vuelos de la muerte durante
la dictadura a partir de las confesiones de un mortificado Adolfo Scilingo. Los
curas cómplices tuvieron gran importancia porque “confortaban” a los
torturadores. Es decir, la violencia en el mundo real es densa, compromete
vitalmente a cualquiera de los actores. Muy otra cosa es amenazar de muerte por
Twitter desde el sillón de una casa. Se llega a pensar en una violencia
aséptica. Claro, aquí la contribución de los medios hegemónicos es decisiva.
Algún día habrá que poner estas acciones en el banquillo. Será útil volver a
leer “El malestar en la cultura” en clave de desinhibición virtual.
- Los niveles de alienación también son
inéditos. Los universos simbólicos tienen preeminencia sobre la realidad
material. Entiéndaseme, hago del realismo epistémico un culto y jamás
relativizaría en términos analíticos lo material. Sí digo que como motivador de
conducta es necesario reconstruir las cadenas interpretativas. Hay gente a la
que el macrismo destruyó e igual lo votó. Hay gente a la que el gobierno de
Fernández benefició y no lo votó. Esto que cada uno de los lectores puede
constatar demuestra el punto.
Mi opinión
Mi impresión, parcial, incompleta, provisoria
y sujeta a refutación, es que en relación a este 12 de setiembre vale también
la preeminencia de los escenarios simbólicos por sobre los materiales. Y esta
es una hipótesis importante, de corroborarse implicaría que no alcanzará para
noviembre una mejora material.
En otro lenguaje estoy diciendo algo que va,
al menos parcialmente, en línea con lo que en el pensamiento marxista se llama
“conciencia de clase” y que en Marx implica pasar de “la clase en sí” a “la
clase para sí”.
Aunque a muchos peronistas pueda no gustarles
la analogía, estoy convencido de la imposibilidad de revertir el resultado sin
alguna especie de toma de conciencia, sin una épica que suponga retomar la
confrontación franca con la derecha.
Mi interpretación es que esto estuvo ausente
y que los “daños auto infligidos” tuvieron un gran impacto. Pero ¿por qué?
Es realmente desmoralizador que en un país
como Argentina, un país que ha tenido de todo, cuyo anterior presidente, sin ir
más lejos, festejó su última luna de miel en un prostíbulo de Cancún regenteado
por tratantes y narcos (y según versiones bien informadas pidiendo menores para
su explotación sexual), una foto de un cumpleaños frugal, casi ascético,
produzca un cimbronazo político.
El condenado por corrupción de menores, Gabriel Conde, Macri, Awada y acompañante en prostíbulo de Cancún.
Pero fue así. Y antes hubo un episodio
análogo. Que también implicó un fuerte deterioro del gobierno. El de un
supuesto “vacunatorio VIP” que culminó con la renuncia de Ginés Gonzalez
García.
¿Qué es lo terrible de ambos hechos? No los
hechos en sí, que son menores en relación a la actividad delictiva que
cotidianamente ejercen los dueños de medios hegemónicos. Lo terrible es que el
presidente le dé la razón a Clarín.
Que Alberto Fernández le haya pedido la
renuncia a su ministro, que haya “reconocido su error” por la foto del
cumpleaños, produce un efecto de realidad sobre el discurso golpista de
Magnetto y el macrismo que es muy difícil revertir. La foto no es “un error”,
la autoflagelación es dar la razón a los golpistas, no en este tema, en todos.
La pregunta sigue siendo la del primer día:
¿Alberto se va enfrentar con Magnetto y con el macrismo? La respuesta no está
clara.
Allí está el corazón del sinsentido. El
gobierno “no tiene sentido” si no da las peleas que prometió explícita e
implícitamente. No es sólo lo material, es la orientación. La interpretación es constitutiva del hecho, no tan fuerte como en Nietzche, pero por ahí.
Separata Mendoza
Analizaremos tres spots de las campañas de
las dos fuerzas mayoritarias en Mendoza según los resultados de la última
elección.
Cornejo
“Estas elecciones sonclaves para tu vida y la de tu familia porque
vas a decidir si dejás a la provincia en manos del kirchnerismo y los fanáticos
de La Cámpora o, en cambio, si la seguimos cuidando quienes, como vos, creemos
en el trabajo, la libertad, la decencia, las escuelas abiertas, la austeridad
del Estado, la lucha contra la pobreza y el respeto por las instituciones. El
domingo 12, digámosle a todos, aquí (pone su mano en el corazón) está Mendoza”.
¿Cuál es el metamensaje? ¿Qué nos
dice Cornejo?
Yo no sé qué entendieron otros,
pero yo, clarito: Cornejo va intentar eliminarnos. Yo lo tomo como lo que es,
una amenaza de la persona que controla 4 de los siete jueces de la Suprema
Corte, que nombró más de un tercio de los jueces, que concita la sumisión del
gobernador, de la Legislatura y de los organismos de control. Una persona capaz
de censurar la casi totalidad de la prensa mendocina con sobornos o presiones.
Cornejo ya arrasó, como promete volver a arrasar, los valiosos principios que
enuncia: libertad y respeto por las instituciones.
Sí, yo tengo miedo ante esta
amenaza.
Y perplejidad ante la respuesta
de Fernández Sagasti.
Fernández Sagasti
“Es cierto, las cosas no salieron
como lo esperábamos. La pandemia, el trabajo, los precios... – ¿Pero sabés qué,
Anabel? No vamos a bajar los brazos. – Vamos a ir a Buenos Aires a lograr los
acuerdos para traer trabajo, obras e inversiones para los mendocinos. –
Acompañanos con tu voto”.
Si un día, querida lectora, un
tío suyo, carnicero, le pide un comercial de promoción, le sugiero que de
ningún modo empiece diciendo “las cosas no salieron como esperábamos...”. Un
error técnico difícilmente aceptable. Desconozco cómo se hizo el guión,
probablemente tenga estudio previo y ese estudio no estuviera mal orientado.
Una cosa es hacer encuestas, escuchar la opinión pública y otra convertirse en
una veleta sin discurso propio. Auscultar opiniones es un insumo para plantear
mejor las ideas propias, no para ocultarlas o reemplazarlas. Por otro lado
“pide disculpas” una congresista que no tuvo ni tiene responsabilidades de
gestión, un sinsentido.
La idea de “buenos acuerdos”
orientó la campaña de la principal contrincante del oficialismo mendocino. Los
buenos acuerdos incluyen a Cornejo. ¡Sí, el mismo que llama a exterminarnos!
En la misma línea dio que hablar
un spot de F. Sagasti en que se compilan reconocimientos a su persona de parte
de distintos intendentes y de... Cornejo.
Apelar como fuente de legitimidad
a palabras del contrincante, máxime de uno que llama a tu exterminio, sigue
pareciendo inconveniente.
Más allá de sus intereses
Mendoza ha sido arrasada. Su
economía destruida, sus instituciones se pusieron al servicio de una mafia, la
corrupción campea a sus anchas y los organismos de control fueron colonizados.
Los medios hegemónicos alienan sistemáticamente a cientos de miles de
ciudadanos.
Lo desesperante es que lo que
debería ser una oposición contundente a esta degradación no lo es.
Y no es gratis.
Los candidatos tienen sus
intereses, es legítimo que los defiendan, nadie objetará eso. Pero deben
hacerlo con un mínimo de utilidad social. No pueden callar ante semejante
atropello y concentración de poder en la provincia.
Lo pendiente sigue pendiente.
Juntar todo lo que se pueda para sacar de la provincia, impugnando radicalmente
al cornejo-suarismo.
Contra lo esperable viniendo de quienes
viene, la campaña por las elecciones PASO del 12 de septiembre culminó con
fuertes propuestas económicas de la derecha.
Una de ellas en boca de Rodríguez Larreta fue
la de eliminar las indemnizaciones por despido. La misma está plasmada en
proyectos de ley de legisladores que le responden, así que, de ningún modo,
puede pensarse como un exabrupto.
Por otro lado, un autodenominado economista
que realiza rituales filonazis no pierde ocasión de presentar sus ideas
económicas, que, en realidad, son las mismas que conocemos hace tiempo.
Revisar estas aseveraciones nos dará una
excusa válida para analizar cómo funcionan los planteos neoliberales. Porque,
por si no queda claro, a esta categoría ideológica/política corresponden.
El planteo es que el empleador pueda despedir
al trabajador sin pagarle nada.
Si pensamos un minuto, para los postulantes
del proyecto (y para el neoliberalismo en general), el hecho de que el
empresario tenga un desincentivo a despedir, en lugar de cuidar el trabajo, lo
destruye. Siguiendo este razonamiento, ¿por qué quedarse solamente en las
indemnizaciones? Habría que bajar los salarios y entonces habría más trabajo.
Pero qué curioso, es lo que hicieron en su gobierno, el salario perdió 20% y,
sin embargo, el desempleo aumentó al doble.
La trampa lógica debería ser evidente. Que al empresario se le reduzca lo que
Macri llamaba “costo laboral” le produce una única consecuencia: aumenta su
rentabilidad. Ello no implica que aumente la producción. Habrá más trabajo
si las empresas producen más, que los salarios sean más bajos no conduce
necesariamente a mayor producción.
Esta misma lógica se manifiesta cada vez que
se pide baja de impuestos. Supuestamente si se bajan impuestos, disminuirá el
desempleo. Tampoco aquí hay relación necesaria. Baja de (ciertos) impuestos
produce aumento de la rentabilidad, no necesariamente aumento de la producción.
Porque ¿de qué
depende la cantidad producida? De la cantidad que se pueda vender en un negocio, que, se supone,
rentable. Si venden más, producen más, y hay más trabajo. Entonces aquí cambia
toda la perspectiva. Ya no es estrangulando al trabajador cómo se logra pleno
empleo sino estimulando el consumo, haciendo que las mayorías tengan poder de
compra.
¿En qué caso está lógica podría no aplicarse?
En caso de que todo lo producido se destine a exportación, a otros pueblos; en esa
situación la oligarquía vernácula actúa como agente de un enclave colonial
ocupada en esclavizar a los argentinos. Es el caso. Pero no por necesariedad
económica ni por ningún óptimo sino por interés y cipayismo.
La segunda aseveración que queremos analizar,
de Javier Milei en este caso, se refiere a la desigualdad salarial (o no) entre
hombres y mujeres. Para Milei NO hay desigualdad salarial y lo fundamenta como
sigue:
En esta argumentación está presente el núcleo
del modelo neoliberal. La trampa epistémica que llevó a Mario Bunge a sostener
que la
economía ortodoxa es la más peligrosa de las pseudociencias[iii],
la que lleva al hambre y a la muerte a cientos de millones de personas.
El pensamiento científico, máxima expresión
cultural para entender el funcionamiento del universo y del mundo humano,
requiere desde Descartes y a lo largo de la secularización moderna,
argumentación, explicación humana fundada en evidencia y sometida a
verificación. Toda aseveración debe someterse a la prueba de la realidad, lo
que Popper llamaba “falsación”.
Volvamos a cero. Decir, uno puede decir
cualquier cosa. Ahora, que ese decir pueda enmarcarse en la cultura científica
tiene los requisitos que expusimos arriba y varios más. Las “leyes”
científicas, sus tesis, son provisorias, revisables y pasibles de refutación. En
las ciencias fácticas, las que se refieren a los hechos, la preminencia la
tiene la realidad. Cualquier postulación que se sostenga debe verificarse, es
decir, comprobar que los hechos funcionan tal como predice la teoría. Si los
hechos no funcionan como predice la teoría, no es la realidad la incorrecta
sino la teoría propuesta.
Esta es la trampa universal del
neoliberalismo.
Veamos un ejemplo. En física y química existe
la “ley de vasos comunicantes”. Ella demuestra cómo un líquido
homogéneo puede tener un mismo nivel al ser vertido en una serie de envases
conectados a través de unos conductos sin que la forma u orientación de los
vasos afecte el nivel.
Este postulado está abierto a comprobación
empírica. Podemos corroborarlo en nuestra experiencia cotidiana cada vez que
abrimos una canilla.
La proposición científica postula que los
líquidos se comportan de cierto modo y eso se confirma en la realidad.
¿Cómo funciona “su” ley para Milei?
El empresario quiere ganar dinero, luego,
contratará aquellos factores productivos (trabajadores en este caso) que le
ofrezcan mayor productividad, sin discriminación alguna. Esa es “su” ley.
Obviamente, el pensamiento científico rechaza
“su” ley por falaz y afirma que, efectivamente, existe discriminación salarial.
¿Qué dice Milei?
Que eso es imposible. Que los datos están mal
tomados. Que “su” ley es irrefutable.
Eso es conocido, legitimó el poder
premoderno, funda los regímenes teocráticos y se denomina dogma. Un tipo de saber,
de creencia, impenetrable por la realidad.
Con este accionar dogmático los neoliberales
argentinos son invulnerables a los sucesivos fracasos. La dictadura, Menem,
Cavallo, De La Rúa, Macri, todos “fracasaron”, todos aplicaron el mismo plan,
todos recurrieron al FMI. Pero en cada cruce de la historia, los neoliberales
nos dicen que el problema estuvo en que no se aplicó “el verdadero” modelo. O,
como Milei, que los datos están mal tomados.
Es decir, no está mal el modelo que fracasó,
está mal la realidad. Como dice Milei “no hay brecha salarial”. No importa lo
ridículo que se vea.
Si el dogmatismo debiera ser descalificante
en cualquier debate, en la academia es un oprobio. Que las Universidades
argentinas estén llenas de impresentables que sostienen el mismo dogmatismo que
Milei, y lo están, debiera provocar una rebelión popular, una nueva Reforma
Universitaria.
Pero hay algo más.
Lo que dice Milei no es sólo una mentira y un
dogma, es un programa político. Detrás de “su” ley rige como precepto
universal, “lo que es, es justo”. No es que los hombres ganan 20% más que las
mujeres a igual tarea y responsabilidad, es que los hombres “son 20% más
productivos”. No es que el hecho que un CEO gane 300 veces lo que un obrero es
evidentemente obsceno; es justo, toda vez que en la lógica Milei, es 300 veces
“más productivo”.
Ninguna sorpresa, justificar las injusticias
siempre fue el programa político de la reacción.
Por eso ellos son ellos, son eso; y nosotros
somos nosotros. Bien lejos.