jueves, 1 de abril de 2021

Vacunatorio Vip: Sadismo de la ética de guerra

 


Por: Carlos Almenara 

Ilustración: Teke Della Pena

El hecho político reciente más nocivo a la imagen del presidente y del gobierno en general, indudablemente, fue el que se conoció como “vacunatorio vip”.

Se trató de unas 70 vacunas colocadas fuera de las prioridades definidas por indicación de autoridades del Ministerio de Salud.

No pretendo hacer aquí la genealogía del evento, solo diré, que cuando en Perú se produjo una crisis política por vacunados de privilegio era muy fácil pronosticar que en Argentina también pasaría. Sencillamente porque es virtualmente imposible que no haya algún enojo, algún motivo de reproche a cualquier método de asignación de recursos escasos. Y está claro que la oposición argentina no se privará de ningún recurso para debilitar y, eventualmente, derrocar al gobierno de Alberto Fernández.

La reacción del presidente fue categórica. Le pidió la renuncia a su ministro de salud en plena pandemia. Ginés González García es una especie de prócer viviente del sanitarismo. Ello no impidió que los medios opositores y los políticos opositores, que siguen el guion de esos medios, se hagan una fiesta hablando de un caso inaceptable de corrupción. El objeto de este texto es el grave daño al gobierno y por qué se produjo.

El hecho objetivo tiene menos relevancia e impacto sanitario que otros conocidos a posteriori. Veamos algunos:

- Larreta privatiza las vacunas. En lo que debió ser un escándalo atronador, se supo que Larreta y Quirós desvían decenas de miles de dosis de vacuna a obras sociales prepagas. Éstas las utilizan, incluso, como recurso publicitario.

https://www.telam.com.ar/notas/202102/545394-denuncian-rodriguez-larreta-quiros-privatizacion-vacunacion-ciudad.html

- En Jujuy “faltó que vacunaran hasta el perro” en las clínicas privadas confiesa muy suelto de cuerpo el gobernador Gerardo Morales.

https://www.elancasti.com.ar/nacionales/2021/2/24/gerardo-morales-reconocio-que-hay-vacunados-vip-en-jujuy-457853.html

- El ministro de Salud de Corrientes chocó su camioneta con 900 vacunas que se estaba ¿robando?

https://www.telam.com.ar/notas/202103/547820-juntos-por-el-cambio-en-corrientes-vacia-sesion-sobre-pedido-de-informes-por-vacunas.html

- En Mendoza, intendente radical macrista vacunado de privilegio.

https://www.argentinainformada.com/escandalo-en-mendoza-por-vacunados-vip/

- Vacunas que se pierden por errores en la conservación del gobierno macrista de Mendoza.

https://www.unidiversidad.com.ar/que-sucedera-con-las-vacunas-congeladas-por-error-en-las-heras

Cualquiera de estos hechos es, mirado con objetividad, más descalificante que el “vacunatorio vip”, tanto ética como sanitariamente. Ninguno de estos hechos (y muchos otros que se podrían considerar) produjo una crisis política en sus respectivos gobiernos. ¿Dónde está la diferencia?

La asignación del recurso

Vale la pena, primero, detenernos un minuto en el problema de cómo se distribuye la vacuna. Una de las escasísimas ocasiones en que se pudo escuchar al macrismo decir la verdad de lo que piensa fue cuando Bullrich, y luego otros de su laya, postularon que cada quien compre su vacuna, y quien no tenga dinero, bueno... veremos.

https://el-periodico.com.ar/contenido/120108/bullrich-pidio-la-compra-privada-de-vacunas-covid-pagarian-los-que-pueden-y-los-

Así, cruelmente planteada, es la sociedad que postulan. Si no hay plata, no hay salud. Y si la salud depende de la plata de cada uno ¿qué tiene que hacer el Estado allí metido? Que cada quien se consiga la vacuna como pueda. Lo paradójico es que en esa lógica, ellos estarían diciendo, de ser gobierno, como ya lo hicieron, “¿por qué me miran?”. Hagan un esfuerzo nos diría un Macri holográfico, es tarea de ustedes conseguir una vacuna. Pregunten en Mercado Libre. Y, como ya dijo, que se mueran los que se tengan que morir.

No hace falta imaginar, son Bolsonaro. 

En Argentina, hasta hoy, hemos podido sostener parámetros mínimos de no mercantilización de la vacuna. Frente al ataque civilizatorio de la derecha neofascista, una distribución basada en prioridades sanitarias supone la preservación de un umbral de estatalidad. Es esa estatalidad la acosada, precisamente, con argumentos esquizoides y falaces.

Muy bien, pero ¿cómo se distribuye la vacuna?

Da la impresión que el Ministerio de Ginés, con un asesoramiento científico y tecnológico adecuado, estableció prioridades. Todo en esta materia es opinable, en todo caso la razón de legitimidad argumental fue la expertise científico técnica. Las tesis válidas son las que aconseja la ciencia según criterios sanitaristas. Era claro que no se “venderían salvaciones”, el criterio que reemplazaría al mercado, es una materia que necesariamente debería  quedar abierta a advertir situaciones inesperadas.

Cuando jueces o fiscales judicializan el modo en que el Ministerio de Salud distribuyó la vacuna lo hacen sobre dos matrices: por un lado, la del lawfare, plenamente vigente, y, por otro, la de naturalizar la asignación por mecanismos de mercado y poner en la picota toda estatalidad que incorpore lógicas alternativas. Así, cualquier intervención estatal queda tutelada por un juez que hará una causa judicial o no según su criterio, interés o instrucción. Son jueces del lawfare y del neoliberalismo. Ninguna novedad.

Así, los criterios de cómo se armaría la fila fueron autoexigencias del Ministerio que, con pensamiento científico, está abierto a la rectificación de criterios siempre discutibles.

El traspié

Era inevitable que frente a un mecanismo de asignación no mercantil, en que el Ministerio establece un orden, una oposición mediática y política como la argentina encontraría artefactos para armar su escandalete. Es lo que hacen con cada uno de los elementos del debate público.

La cuarentena más larga del mundo, la infectadura, las marchas de “protesta”, la promoción televisiva para tomar lavandina más otras “medicinas milagrosas”, la vacuna que no sirve, los antivacunas, la “vacuna rusa”, la vacuna no tiene fase tres, la vacuna no tiene aval científico, el ANMAT es kirchnerista, en fin, el listado es solo ilustrativo de que el fascismo argentino ha elegido la estrategia del terrorismo. Hoy mismo predican que “la vacuna china no inmuniza” y, en una apuesta fuerte, que el gobierno “aumenta los contagios para justificar la suspensión de las PASO”.

Parecería que es imposible responder a esto.

Sin embargo se ha hecho. Y se ha hecho con éxito.

Cada vez que el presidente puso lo que tenía que poner sobre la mesa, cuando no les regaló legitimidad a quienes sabotearon las políticas sanitarias, cuando los enfrentó con enjundia o los despreció como se merecen, cada vez que eso ocurrió, salió triunfante.

Pero entonces... cuando le dijeron “vacunatorio vip”... les dio la razón. Y fue demoledor. No puede volver a ocurrir. La integridad del gobierno depende de ello.

Se trata de un estatus de legitimidad. Si lo que ellos dicen, aun en una cuestión nimia, puede acreditar verosimilitud, entonces todo su relato cobra asidero.

Esto no tiene nada que ver con la verdad. No se relaciona con la ética o tiene con ella una relación lateral: la derecha miente siempre.

Es una guerra. Y si el presidente, el general que eligió el pueblo para enfrentar a las corporaciones, dice que las corporaciones tienen (o tuvieron en un caso) razón, todo el edificio de la lucha se desmorona.

Tampoco es un problema de comunicación, es un problema político. ¿Nuestro general decide dar batalla? No es comunicacional. Y si da batalla ¿cómo va a darles la razón?

La figura es la del sádico.

Pretender la aprobación del sádico Magnetto solo deja espacio para un pueblo masoquista.

Eso pasó, explícita o implícitamente, con el episodio “vacunatorio vip”. “Tenemos que ser y parecer”, hasta ellos deberán “reconocer” fue la fundamentación subyacente del accionar gubernamental. 

El sádico siempre quiere más. Nunca se colma en su afán de afirmar su posición de daño. El problema es sistémico, se trata de roles, y si la autoridad política asume el rol complementario del sádico el pronóstico es nefasto. No hay “Héctor” que cambie las cosas.

Clarín Miente

Aun cuando una aseveración adopte ropajes de aparente verdad, hay que recordar la verdad ontológica previa: Clarín Miente.

Si nos olvidamos habrá otros “vacunatorios vip”. También habrá muchos más muertos por la pandemia e indecibles males para el pueblo.