martes, 10 de enero de 2012

Magnicidio simbólico

Por: Carlos Almenara
Presidente EDE Mendoza en Nuevo Encuentro

Hemos visto la cobertura del grupo Clarín sobre la enfermedad y la operación de la presidenta. Siempre es bueno aclarar que Clarín no es sólo el diario de ese nombre sino un conjunto de medios de televisión abierta, televisión por cable, radios, múltiples diarios no sólo en Capital sino en todo el país, internet. En conjunto reúnen cerca del 60% del impacto mediático en el país. Ese grupo, todo ese grupo, sin diferencias, reflejó, como ocurre casi siempre, homogéneamente, la evolución de la salud de la presidenta.

Un caso, que representa la línea general de la cobertura, es el de la tapa del diario Clarín del 8 de enero que como noticia principal en primera plana titula: “La presidenta fue operada por un cáncer que no tuvo”. Se han dado múltiples respuestas a esta cobertura correctamente enfocadas, una de ellas a cargo del Secretario General de la Presidencia.

¿Ahora bien, por qué Clarín pierde todo decoro al tratar este caso? Ni siquiera La Nación ha seguido esta línea. Es una situación de flagrante vulneración de toda convención social acerca del respeto mínimo que brindamos a cualquier enfermo, incluso a cualquier diagnóstico médico. No de la presidenta, de cualquier persona que padezca una enfermedad. Es decir, todos, incluso los medios, cuando aparece una enfermedad estamos llamados a un mínimo recato. ¿Por qué no Clarín?

Porque en este caso se revela claramente el mismo juego que viene haciendo desde 2008, un juego destituyente, peligrosísimo para la democracia. La utopía de Clarín es impulsar una pueblada que eche a cacerolazos y protestas a Cristina de la Casa Rosada, casi lo consiguen en 2008 y es lo que siguen intentando.

Pero es necesario llamar la atención sobre la violencia de estos recursos discursivos. Por si hace falta aclararlo, la tapa de un diario como Clarín, acompañado por todo el impacto de sus medios, produce un efecto de legitimación de los discursos. ¿Qué le dice Clarín a los suyos? No nos detendremos ante la enfermedad, ni ante la muerte. Por supuesto, es inmediata la evocación de las pintadas contra Evita.

Es una situación realmente muy grave y por eso el monopolio Clarín no es asimilable a otros grupos. Teniendo posición dominante como tiene debería bastar para desarmarlo, pero más que eso, es un grupo que hace uso de esa posición instigando simbólicamente al magnicidio.

En 2011, durante una visita de la presidenta a la presidenta a la provincia de Mendoza, aparecieron en la versión digital de Diario Los Andes (propiedad de Clarín) comentarios de lectores que instaban al magnicidio. Consultada para una radio la responsable del medio, refunfuñó generalidades, pero sacó esos comentarios de la web. Eso debió haber sido materia de investigación criminal. Suponiendo que no fueron ellos mismos quienes los publicaron (recordar cómo Clarín contrató los telemarketers de la agencia Carlos Souto para hacer tareas de este tipo), ese tipo de comentarios son el corolario natural del discurso de Clarín.

Esto es lo que está detrás de la cobertura de Clarín. Una arenga a la tropa. Una instigación a no detenerse ante nada. No podían mostrar decoro, sería leído como un límite, una regla que respetar en la disputa. Y está visto que no respetan nada, ni reglas ni leyes (como en el caso de Cablevisión, como las cautelares), ni personas, ni vidas (como en la apropiación de Papel Prensa), ni a sus audiencias a quienes mienten sin pudor. Han descripto su objeto de deseo como el mal absoluto y no se detendrán ante nada.

Desentrañar esto, como la denuncia pública en las épocas oscuras, no constituye un regodeo tétrico, sino que intenta exorcizar una amenaza bien calculada por sus responsables y su equipo semiótico. Es imprescindible seguir desenmascarando a estos propagandistas de la muerte que no deben seguir humillando al pueblo argentino ni a su democracia.

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