miércoles, 11 de diciembre de 2013

Reclamos policiales, saqueos y relato

Es insostenible para cualquier sociedad que pretenda un funcionamiento democrático aceptar que la fuerza de seguridad interior, a la que el pueblo a través de sus representantes otorgó armas e invistió de autoridad civil, se levante en desafío y extorsión al poder político.
¿Por qué hemos llegado a esta situación?
Seguramente hay múltiples causas concurrentes.
Es importante partir de un hecho que estos acontecimientos corroboran: en Argentina la policía tiene control de la calle.
No es un tema nimio toda vez que aún la arqueología más desinformada de estos levantamientos policiales debe partir de la crisis de la policía cordobesa fruto de la extendida complicidad con los narco de esa provincia.
Una pregunta estructural entonces es si la complicidad demostrada en Córdoba es una curiosidad o replica en otras geografías. Vale mencionar la detención de Hugo Tognoli, jefe de la policía de Santa Fe por delitos vinculados al narcotráfico.
Seguramente en Córdoba hay muchos policías honestos, pero claramente otros no.
La estructura militarizada de las policías del país en que prima el mando y la subordinación absoluta al superior, cuando hay mafias genera un problema para la democracia que no es desconocido para nadie y sobre el que no pueden hacerse los distraídos los responsables.
El autocontrol policial agravó los problemas.
La sindicalización de las policías en estos contextos es una propuesta absurda cuando no una avivada mafiosa.
El primer requisito de una discusión, fuera de acciones sediciosas, sería establecer mecanismos por los que los niveles inferiores puedan denunciar a sus jefes y sean protegidos, lejos de lo que han planteado los defensores de la organización opaca.
El relato de quienes develaron el entramado de complicidad en Córdoba llega rápidamente a la conclusión que lo que reclamaban por un lado es lo que dejaron de percibir en la caja negra que “saltó”.
Estos hechos son muy importantes, son conocidos, urge trabajar sobre ellos desde el Estado y desde la sociedad civil que no puede permitir que policías corruptos sean los administradores del delito en las ciudades.
Otras causas concurrentes tienen que ver con necesidades insatisfechas que efectivamente existen en sectores sociales postergados, el efecto imitación, los sindicatos de derecha que aprovechan para disfrazarse de combativos, en fin un complejo juego de variables que dan la magnitud de una sociedad difícil, vivaz, llena de problemas pero también de posibilidades de crecimiento.
Sobre todas estas causas, y este es el núcleo de mi opinión, sobre todas estas causas que conforman el entramado de la realidad, se yergue una, una causa que no es causa, es una metacausa, porque no forma parte de la realidad sino de cómo se describe la realidad.
El relato que hace posible que lo disvalioso, lo impensado o lo impensable, sea puesto en el lugar de lo “legítimo”, de lo “natural”. Lo que el monopolio de la manipulación semiótica liderado por el grupo Clarín ha construido desde 2008 y que pone en el lugar de campeón de la pacificación a un vicepresidente que traiciona a su gobierno en un plan de golpe como los que luego triunfaron en Honduras y Paraguay, el que da estatus de “sufrido chacarero” a un productor sojero que corta las rutas y desabastece a la población a los tiros, el que presenta como un adalid de la libertad de expresión a uno de sus periodistas estrellas que desea en cámara la muerte de la presidenta, el que naturaliza el símbolo del “fuck you” además de otros insultos reiterados en sus millonarias pantallas, el que incita a los saqueos y tantas otras cosas.
Si ese monopolio que construye creencias (afortunadamente no las construye todas) plantea que es “natural” reclamar de ese modo, si además es acompañado por sectores de la oposición que no han podido evitar lo que en otro lado he llamado una “matriz de construcción de oposición política”(1), evidentemente esta construcción del relato, esta interpretación de qué es posible y “natural” y de qué un acto ominoso repudiado socialmente, tiene un impacto sobre qué hacen los policías en cada provincia.
Resolver el sistemático ataque de Clarín a la democracia es necesario también para tener mejor seguridad y mejor policía.

(1) http://politicadigital.com.ar/provinciales/noticias-de/mendoza/5395-una-matriz-de-construccion-de-la-oposicion-politica

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