miércoles, 1 de mayo de 2024

Trabajadores


Por Carlos Almenara

Es 1 de mayo a la tarde y caigo en la cuenta de que es el día justo para revelar el mayor secreto y la evidente verdad más conocida por todos. Algo oculto por la mayor de las simulaciones y a la vez sabido desde las primeras comunidades humanas.

Hablo del hito fundante de la economía política encubierto desde fines del Siglo XIX.

¿Que no?

Hay escritos que abordan la economía desde la antigüedad pero, en general, se reconoce la publicación de Una investigación sobre la naturaleza y el origen de la riqueza de las naciones de Adam Smith como el momento cero en que la economía política se constituye como disciplina o ciencia con objeto propio. ¿Qué dice el primer párrafo?

“El trabajo anual de cada nación es el fondo del que se deriva todo el suministro de cosas necesarias y convenientes para la vida que la nación consume anualmente, y que consisten siempre en el producto inmediato de ese trabajo, o en lo que se compra con dicho producto a otras naciones”.

Ya las primeras letras de Smith dicen claramente lo que hemos sabido ayer y que sabemos hoy a poco que exploremos dentro nuestro o veamos el mundo. Es el trabajo el que hace las cosas para la vida. Son los trabajadores y trabajadoras quienes las producen.

Estas cuestiones son conocidas en economía como “teoría del valor”, ¿qué le da valor a los objetos?

Desde finales del siglo XIX se construye una interpretación antagónica, que intenta postular al trabajo y al trabajador como fungible y eventualmente descartable. Es muy difundida porque los economistas que dicen las cosas que les gustan a los ricos y poderosos siempre tienen más prensa y “mejor suerte” en la Academia.

Como escucharás a diario en televisión, en discursos políticos o en un colonizado ambiente cultural, hoy se considera que “la riqueza” llegará de manos de místicas inversiones, que los que crean riqueza son los empresarios, y decenas de cosas semejantes. Eso es una interpretación que construyeron a lo largo de algo más de 100 años, poniendo al servicio de la injusticia a las academias, políticos, prensa, jueces.

La riqueza la generan los trabajadores.

Decir esto, que ya sabías pero que te esconden a cada paso, es el mejor homenaje que puedo hacer un primero de mayo a las trabajadoras y los trabajadores en un tiempo aciago.

 


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