viernes, 24 de febrero de 2012

Llamadas internacionales

los compañeros mueren por la patria
los compañeros mueren por el sol

Juan Gelman

Creímos que sería necesario un esfuerzo teórico-deductivo más o menos denso para demostrar nuestra tesis. Ellos facilitaron el camino. Lo dicen por los diarios (la tele, la radio, la web, las revistas y todos los medios del grupo monopólico). Lo gritan a quien quiera oirlos.
Quieren que de una buena vez Las Malvinas sean las Falklands y a otra cosa.
Pero, ¿quieren eso?
No, no es eso lo que quieren. Malvinas no es su tema.
¿Por qué lo abordan?
Porque quieren dejar claro en éste, un tema sensible, profundo y problemático en los sentimientos, que nada los detendrá.
Van por la restitución. El gobierno debe volver a los de siempre. A sus patrones porque ellos ni siquiera son cuentapropistas.
Nada los detendrá, quieren echar del gobierno al usurpador kirchnerista, epítome de todos los males republicanos (es sabido –y no sólo aquí- que los métodos para salvar la república pueden no ser republicanos). Es el caso. Máxime ahora que perdieron su fe en los mecanismos electorales.
No opinan sobre Malvinas. El pronunciamiento es un verdadero papelón. Pero, ¿de qué hablan?
Dicen que usarán todo lo que puedan para provocar la destitución y están dispuestos a atentar contra el país. No hay consenso posible ni aún en temas de soberanía territorial.
Ellos se ofrecen contra la patria.
También quieren que los fondos buitres nos embarguen, que la sequía sea mayor, que la economía entre en depresión, aumente el desempleo, que exista déficit fiscal, que haya ajuste... y que le caigan las siete plagas de Egipto al pueblo argentino.
Todo será compensado por la liberación de las cadenas de la tiranía.
Esta postura no es inédita en nuestra historia. Sarmiento instando a Chile a reclamar el territorio cuyano y la Patagonia, el ejército grande integrado también por tropas brasileñas desfilando por Buenos Aires, Braden a la cabeza de las movilizaciones de la Unión Democrática, son unos brevísimos antecedentes de una sombría pero nutrida historia.
Es la misma clave de cada intervención de Magnetto. Ya dejaron de hablarle a los argentinos, rendidos ante lo que interpretan como la resistente barbarie popular. Ahora le hablan a los de afuera. La SIP y otros foros de tal calaña son los destinatarios de sus mensajes. Apelarán a que la ONU, Estados Unidos, Gran Bretaña o cualquiera de las potencias civilizadas ponga orden en estas pampas.
Vimos recientemente las apelaciones de Carrió, Sanz y Macri a que Estados Unidos intervenga más activamente en política interna.
Hoy no es recomendable esta actitud. Nunca fue recomendable, por supuesto, pero hoy menos. Las innovaciones que las potencias imperiales aplicaron en Libia resultan verdaderamente devastadoras para los pueblos.
Quieren (necesitan) provocar un incidente (muchos incidentes).
Que lo exhiban públicamente cual pornógrafos, que lo griten, no puede evitar nuestra firme denuncia de este ataque al pueblo argentino.

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