Por: Carlos
Almenara
El libro de Santiago O’Donnell en base a los
relatos de Mariano Macri ha causado un bien merecido impacto en la opinión
pública.
Ya habrá descubierto el/la lector/a, o las
irá descubriendo a medida que se difundan más, las escandalosas revelaciones delictivas,
éticas y políticas que contiene. En la propia clave del hermano ratifica todo
lo que el periodismo ha informado y agrega información que amerita la apertura
de múltiples causas judiciales.
En propias palabras de Mariano, un psicópata,
el mentiroso más grande, el mayor hijo de puta que jamás haya conocido. Estoy
seguro que Mauricio Macri es aún mucho peor de lo que lo describe su hermano,
pero la pregunta relevante no es ¿cómo es Macri?, cosa que es bastante
evidente; la pregunta relevante es la que hace Víctor Hugo: ¿cómo nos pasó
Macri?
Porque si entendemos cómo nos pasó,
entenderemos por qué un criminal semejante pudo llegar a la presidencia. Porque
aunque Macri es todo eso, antes nos pasó Videla, nos pasaron otras dictaduras,
nos pasó el empobrecimiento planificado del pueblo, la destrucción del estado
nacional.
La reflexión política suele orientarse a la
personalización, mucho más cuando está mediada por la pantalla, pero los individuos
son sólo una parte de la causalidad de los acontecimientos.
Es decir, no podría haber habido un Macri si
no hubiera un Clarín.
Es imposible sostener las condiciones de
posibilidad de un discurso, avalado con los hechos, de daño popular, de
deterioro del salario, de desempleo, de pobreza y miseria masivas, sin la
campaña de alienación y manipulación de masas liderada por Héctor Magnetto.
Por supuesto, el general Magnetto no estuvo
solo. Cuenta con su ejército, tropa que hoy le sigue reportando, conformado por
jueces, fiscales, cámaras empresarias, sindicatos, potencias extranjeras y
mucho más.
En ese sentido, Mauricio Macri no es un
perverso, no es un psicópata, es su mejor jugador. A pesar de lo encandilados
que están con el negociante inmobiliario de Capital Federal no será fácil
empardar a Macri.
Como dice Mariano, hay que ser el mayor hijo
de puta que uno haya conocido para viabilizar el proyecto del horror, el
proyecto de la dictadura con nombre de república, el mayor saqueo conocido con
nombre de transparencia, y todo dicho con palabras estudiadas sin elevar el
tono, ademanes tranquilos y tomando clases de foniatría.
Es que el horror que muestra HERMANO solo
tiene en Mauricio Macri una cara que lo personaliza pero lo verdaderamente
terrorífico es el proyecto que lo excede.
El pacto democrático implícito con que
salimos de la dictadura genocida permitió, con idas y vueltas, finalmente
gracias al coraje de Néstor Kirchner, juzgar ejemplarmente a los responsables
operativos. Juicios con todas las garantías del estado de derecho. Sin embargo
nunca pudimos enjuiciar a los grandes beneficiados e instigadores, nombres como
Magnetto o Blaquier.
Ese fue el poder al que la democracia no pudo
entrarle. Es el mismo que la condicionó y la condiciona. Es el poder que quiere
derribar el gobierno actual.
A Macri lo van a tirar como tiraron a Videla.
Y levantarán algunos muñecos de ocasión. Seguirán utilizando todo lo que robaron
con ese gobierno ilegítimo para hostigar y condicionar la democracia.
¿Volverán a quedar impunes por sus crímenes?
¿Seguirá intacta la verdadera cara del
horror?
Mendoza, 1 de noviembre de 2020.
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