miércoles, 23 de marzo de 2011

La bomba loca

Por: Carlos Almenara
c.almenara@hotmail.com
22 de marzo de 2011

Atacaron Libia. Hubo menos deliberación que en otras ocasiones.
Una coalición informal que no se sabe qué es ni quién la lidera se dedica de modo escasamente coordinado a bombardear Libia.
Dicen que la comanda Estados Unidos pero no está claro que sea así y que otros Estados no actúen por su cuenta.
No es la OTAN. Incluso miembros de la OTAN como Turquía se manifestaron en contra.
El “marco legal” del ataque es la Resolución 1973 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Puede consultarse en:
http://www.un.org/es/comun/docs/?symbol=s/res/1973%20(2011).
El caos actual no es casual, es prohijado por esa Resolución pensada para el saqueo. El punto 4 y otros con similar redacción “Autoriza a los Estados miembros que hayan notificado previamente al Secretario General a que, actuando a título nacional o por conducto de organizaciones o acuerdos regionales y en cooperación con el Secretario General...” atacar Libia, por supuesto invocando la “protección de los civiles”.
No hay muchas alternativas de interpretación del párrafo; el procedimiento sería más o menos así: un país decide atacar Libia, le comunica al Secretario General y procede amparado por el “derecho internacional”. Un verdadero despropósito, tanto que Medvedev y Putin, el tándem de gobierno ruso, declararon que la Resolución está mal hecha, que evoca las cruzadas y resulta agraviante para los pueblos árabes. Ahora reclaman el cese del fuego. Queda como pregunta para el análisis por qué ni Rusia ni China hicieron uso del derecho de veto en el Consejo de Seguridad.
Las hipótesis más plausible para entender estas conductas parten de la necesidad de reconstruir teoría desde los países dependientes. Desde las teorías de la CEPAL hasta el Movimiento de los No Alineados entre muchos otros antecedentes ya dieron cuenta otrora de problemas semejantes.
Otro punto saliente y no muy comentado de la Resolución es lo que han presentado como “el congelamiento de las cuentas de Khadafi”. Bueno, no es exactamente así. La Resolución decide la congelación de activos financieros y recursos económicos que se encuentren en su territorio (de los países miembros) y que sean de propiedad o estén bajo el control, directo o indirecto, de las autoridades libias.
Esta cláusula amañada permite que las potencias se apropien de las reservas soberanas de Libia y otros activos, según algunos datos bastante superiores a los U$S 70.000 millones, que no son de Khadafi, son de Libia; y, aparentemente, puede servirles para salvar algunos problemas de liquidez.
Resulta incierto hasta qué punto Estados Unidos está convencido de la operación. Su Secretario para la Defensa, Robert Gates ha manifestado oposición al ataque y ha dicho que sería un error “sacar a Khadafi de Libia”. Gates muestra un declaracionismo cada vez más pronunciado que contrasta con la política de Hillary Clinton avalada por Obama.
Quien destaca en este enredo es Nicolás Sarkozy. A pesar de su hiperactividad en relación a Libia, todavía no responde la acusación de Seif el Islam Khadafi de que su padre había financiado su campaña electoral para llegar a la presidencia de Francia. En realidad no fue eso lo que dijo Seif sino que le pidió que le devuelva el dinero. Sarko no parece muy preocupado por brindarle oportunidades de ampliar su denuncia de la que dijo poder suministrar detalles de transferencias y demás elementos, toda vez que resulta difícil dar testimonio en medio del estallido de las bombas de la aviación francesa.
Berlusconi, que no podía estar ausente, prestó las bases italianas para que operaran desde allí pero luego se retractó y anunció que retoma las bases mientras no sea una operación conducida por la OTAN.
Así como hay en este lado del mundo teorías que han resignificado el concepto de populismo asociado a gobiernos que dan carnadura a las aspiraciones populares con trabajos como los de Ernesto Laclau o Roberto Follari, resulta necesario profundizar el estudio de personajes como el francés y el italiano mucho más representativos de lo que la vulgata mediática presenta como populismo y fundamentalmente, como vemos, mucho más peligrosos.
La apropiación del petróleo libio, el negocio financiero subyacente en el congelamiento de los fondos o incluso objetivos más parroquiales como podría ser para Sarkozy y Cameron ofrecer a sus electorados una nueva utopía imperial; cualquiera de estos u otros objetivos que se enuncien o se deduzcan, lo cierto es que este bochorno marca a las claras el descalabro imperial y la necesidad de reconstruir un orden internacional sobre otras bases.
No tiene autoridad moral ninguno de los países invasores para reclamar respeto a los derechos humanos siendo que ellos han demostrado y siguen demostrando no respetarlos. A la vuelta, en Yemen y Bahrein continúan las matanzas de los dictadores “amigos”, sólo como ejemplo. En el caso de los Estados Unidos su sólo rechazo a la Corte Penal Internacional lo inhabilita para cualquier señalamiento al respecto.
Como vemos, poder imperial puro y duro.
Vale la pena destacar la posición de los países del ALBA (Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América) de ofrecer una mediación y reclamar por todos los medios posibles una chance a la paz.
Mientras tanto, algunos políticos de estas latitudes como Elisa Carrió escriben cartas a la embajada de Estados Unidos u otros como Ernesto Sanz hablan con funcionarios estadounidenses para que intervengan en nuestra política doméstica. Estas cartas vienen a vuelta de correo con marines y bombardeos.

domingo, 13 de febrero de 2011

Diez tesis sobre el nuevo desarrollismo

Febrero 2011
Por: Carlos Almenara
c.almenara@hotmail.com

El mes de mayo de 2010 fruto de una reunión en San Pablo, Brasil, se alumbró un documento posteriormente firmado por economistas argentinos como Aldo Ferrer, Roberto Frenkel, Mercedes Marcó del Pont, brasileros como Luiz Carlos Bresser-Pereira, estadounidenses como James Galbraith entre un centenar de destacados profesionales de la economía de múltiples nacionalidades.
Titulado “Diez tesis sobre el nuevo desarrollismo” el documento retoma y actualiza tradiciones de pensamiento económico con raigambre en Latinoamérica. Por caso el pensamiento de la CEPAL (Conferencia Económica para América Latina) que en sus años de esplendor supo cobijar cientistas sociales y economistas que con enorme agudeza desarrollaron teorías innovadoras pensadas desde y para la región. Indudablemente el momento del pronunciamiento está relacionado con las políticas económicas de los países del continente.
Cuando se habla de la economía de los países sudamericanos que viven procesos fuertemente populares suele presentársela como carente de coherencia o de políticas públicas sensatas. Se comete así una injusticia basada en un sesgo ideológico. Hay una ruptura con dos décadas nefastas de neoliberalismo que dejaron al continente en la pobreza, el desempleo, una desigualdad ofensiva y la reprimarización de la producción. Esa ruptura conlleva búsquedas diversas y hasta ahora exitosas en la construcción de una heteredoxia nueva que por posturas epistémicas, imperativos políticos y novedades propias del cambio paradigmático es al momento necesariamente ecléctica.
El eclecticismo del que hablamos abreva en diversas experiencias, tradiciones y modelos: experiencias concretas de economía social, activismo estatal para mitigar la pobreza, políticas industriales, estímulo a la demanda y al consumo con un rescate de políticas keynesianas, actualización, como dijimos, de las teorías del desarrollo generadas en nuestro continente.
Aunque sea parcial, a completar, abierto, esta combinación constituye un modelo económico mucho mejor y más acabado de lo que puede ofrecer la ortodoxia.
Es útil e ilustrativo conocer estas diez tesis, básicamente actualización del pensamiento cepalino, que podrían indiciar este nuevo camino alternativo. Aquí van:

1. El desarrollo económico es un proceso estructural de utilización de todos los recursos domésticos disponibles con el fin de lograr la máxima tasa de acumulación de capital ambientalmente sostenible, basada en la incorporación de progreso técnico. El objetivo primario es el de alcanzar el pleno empleo de los recursos laborales disponibles. Esto no sólo debería implicar una productividad creciente en cada industria; también involucra el financiamiento y una continua transferencia de mano de obra hacia las industrias que producen bienes y servicios con mayor valor agregado per capita y que pagan remuneraciones y salarios más elevados.
2. Los mercados son el ámbito principal de este proceso, pero el estado tiene un papel estratégico en la provisión del marco institucional apropiado para sostener este proceso estructural. Esto incluye la promoción de la estructura financiera y de las instituciones financieras capaces de canalizar los recursos domésticos al desarrollo de la innovación en sectores que producen elevadas tasas de incremento del valor agregado doméstico. Este marco debe también incluir acciones dirigidas a superar los desbalances estructurales y promover la competitividad internacional.
3. En el marco de la globalización, el desarrollo económico requiere una estrategia de desarrollo nacional que permita aprovechar las oportunidades globales, es decir, las economías de escala globales y las múltiples fuentes de aprendizaje tecnológico, mitigando las barreras a la innovación creadas por regímenes de propiedad intelectual excesivamente rígidos, asegurando la estabilidad financiera y creando oportunidades de inversión para los emprendedores privados.
4. Aunque el componente schumpeteriano del proceso de desarrollo y la política industrial estratégica son relevantes, es en el lado de la demanda donde residen los mayores cuellos de botella para el crecimiento. Desde Keynes, se reconoce ampliamente que la oferta no crea automáticamente demanda. Sin embargo, en los países en desarrollo hay dos tendencias estructurales adicionales que limitan la demanda y la inversión: la tendencia de los salarios a crecer a tasas inferiores al incremento de la productividad, y una tendencia estructural a la sobrevaluación del tipo de cambio real y/o nominal.
5. La tendencia de los salarios a crecer más lentamente que la productividad se debe a la existencia de una abundante oferta laboral y a la economía política de los mercados de trabajo. Además de limitar la demanda interna y de reforzar la concentración del ingreso en las clases altas, esta tendencia puede también afectar de manera negativa el crecimiento de la productividad en el largo plazo. Un salario mínimo legal, transferencias en efectivo a los pobres, y principalmente la garantía estatal de proveer empleo a un salario vital pueden utilizarse para neutralizar esta tendencia al mal pago del trabajo. La alternativa –la sobrevaluación crónica de la moneda nacional, que incrementa el poder de compra- no es una estrategia sostenible.
6. La tendencia a la sobrevaluación cambiaria cíclica en las economías en desarrollo se ha debido por una parte a la excesiva dependencia del ahorro externo, en la forma de flujos de capital del exterior, y por otra a la enfermedad holandesa, en un contexto de mercados de capitales excesivamente abiertos y de falta de una regulación apropiada. Esta tendencia implica que el tipo de cambio en los países en desarrollo no sólo es volátil, sino que también contribuye a las recurrentes crisis monetarias y a las burbujas en los mercados financieros tales como las experimentadas recientemente. También implica que las oportunidades de inversión en actividades de exportación son crónicamente insuficientes puesto que la sobrevaluación hace poco competitivas internacionalmente incluso a las empresas productivas más eficientes.
7. La enfermedad holandesa puede ser caracterizada como una permanente sobrevaluación de la moneda nacional debida a la presencia de rentas ricardianas originadas en la exportación de commodities basadas en recursos naturales, o en la exportación basada en trabajo ultra barato. La enfermedad holandesa impide que otras industrias de bienes transables prosperen. Lo hace creando una brecha entre el “tipo de cambio de equilibrio de la cuenta corriente” (el tipo de cambio que hace nulo el resultado de esa cuenta) y el “tipo de cambio de equilibrio industrial” –la paridad cambiaria que permite que las industrias de bienes transables sean competitivas empleando la tecnología de punta.
8. El desarrollo económico debería ser financiado esencialmente con ahorro interno. Para alcanzar esta meta se requiere la creación de instituciones financieras públicas que aseguren la plena utilización de los recursos domésticos, del trabajo en particular, así como la innovación financiera, y que apoyen la inversión. La tentación de utilizar ahorro externo vía déficits de cuenta corriente no suele incrementar la tasa de inversión (según proclama la economía ortodoxa) sino que, al contrario, incrementa el endeudamiento y refuerza la inestabilidad financiera. Las estrategias de crecimiento que se apoyan en el ahorro externo generan fragilidad financiera; atrapan a los gobiernos en juegos de “construcción de confianza” y, con demasiada frecuencia, terminan en crisis monetarias o de balance de pagos.
9. Con el fin de proveer el marco apropiado para el desarrollo, el gobierno debe asegurar una relación estable de largo plazo entre la deuda pública y el PIB, y un tipo de cambio real que tome en cuenta la necesidad de contrarrestar los efectos adversos de la enfermedad holandesa sobre la industria manufacturera.
10. Para alcanzar el desarrollo de largo plazo, las políticas económicas deberían perseguir el pleno empleo como meta primaria, en tanto aseguran la estabilidad de precios y financiera.

jueves, 10 de febrero de 2011

No hubo errores, no hubo excesos

Por: Carlos Almenara
Referente de Espacio para la Reparación Social
c.almenara@hotmail.com


Las imágenes son impactantes. Siempre resulta impresionante ver imágenes de torturas.
¿Pero qué es lo nuevo? Lo nuevo son las imágenes que presentan con poca posibilidad de desmentida, la prueba de las torturas que se producen allí. Nadie, atento, podría sorprenderse. Quienes han tenido, por cualquier ventanilla, contacto con el sistema penal han escuchado (o peor, vivido) muchos relatos por el estilo.
Por supuesto que este hecho no quita dramatismo a la comprobación fehaciente que un organismo estatal aplica tormentos.
Resulta claramente antiintuitivo entonces, afirmar como el gobernador, que son unos pocos descarriados. Quizá esa aseveración responda a un imperativo de gestión, hay que seguir lidiando con un sistema penitenciario que no se cambia de un día para otro y que ¡vaya si sabe armar líos! Pero ese argumento “pour la gallerie” no debería inducir a equivocación: hay un problema de sistema.
Las fuerzas de seguridad en Argentina tienen en su enorme mayoría, herencias, tradiciones, culturas, claramente antidemocráticas, anticiudadanas, antijurídicas, que son anclaje y causa de la conducta de sus miembros. No son dos o tres “loquitos exaltados” sino cuestiones profundamente arraigadas, que incluso como sociedad muchas veces “naturalizamos”.
Desde las picanas de Lugones (h) en la policía bonaerense de los años ‘30 al D2 de la dictadura, pasando por represiones varias, los casos de “gatillo fácil”, insurrecciones policiales y penales, zonas liberadas con complicidades diversas hasta los discursos actuales de “mano dura”, o la motivación a los policías halagando su espíritu de cuerpo más allá del control político, constituyen un acervo cultural y de valores de las fuerzas de seguridad que no puede terminar en otro lado.
El problema no es de una minoría, el problema es sistémico. No es halagando el espíritu de cuerpo como se lo enfrenta sino mejorando los mecanismos de control. Un funcionario público que lleva un arma y que puede detenernos, no puede ser otra cosa que un profesional sometido a más controles que nadie.
Tampoco es plausible actuar con oportunismo asignando a la administración política del momento responsabilidades directas sobre el epifenómeno.
Pero sí se puede y se debe identificar discursos que avalan una ideología integrista, entre otras cosas, que realimentan los fundamentos de una cultura policial contraria a la civilidad.
El gran cambio discursivo para la construcción de fuerzas de seguridad democráticas es el discurso de los festejos del bicentenario. ¿Cuál es? Antes que nada, la patria somos todos. Es decir desnaturalizar la sistemática conducta discriminatoria de las policías frente a jóvenes, pobres, inmigrantes y otros grupos.
La policía ha sido convertida en buena medida en un instrumento de clase. Cuida a los ricos y a las clases medias de los pobres y de los jóvenes que les causan espanto. Y aquí sí hay responsabilidad directa de la mayor parte de la dirigencia política miedosa. Porque mientras ésta sea la razón de ser no escrita, los hechos ilícitos en las fuerzas de seguridad se seguirán repitiendo. El metamensaje de los populistas de la inseguridad a los policías es “apretalo pero que no te vean”. Bueno, no puede terminar en otro lado. Y de esto sí Jaque tanto como la mayor parte de la oposición es responsable.
La sutileza y firmeza de la presidenta creando un Ministerio de Seguridad para construir una revolución democrática y civil en las fuerzas de seguridad nacionales y la no represión violenta de la protesta social se ubican en las antípodas de la orientación provincial, comenzando con la primera e inolvidable gestión de la cartera de Seguridad.
Podría pensarse, por qué no, que uno de los pendientes de la democracia es la reconciliación de las policías con el pueblo. El sistema político es responsable de no inocular odio de clase ni adoctrinamiento de perro guardián en las nuevas camadas de agentes. De lo contrario con filmación o sin filmación estas cosas seguirán pasando.

martes, 28 de diciembre de 2010

Lo que pasó

Por: Carlos Almenara
c.almenara@hotmail.com
Diciembre de 2010

Si se comparan las realidades cual dos fotos resultan incomprensibles. Una foto de la realidad nacional de, digamos, agosto de 2009 y otra de diciembre de 2010, no se comprende cómo pudo producirse semejante cambio.
En agosto de 2009 recién había sido derrotado en la provincia de Buenos Aires Néstor Kirchner. En diciembre de 2010 Cristina tiene más del 60% de imagen positiva y cerca del 50% de intención de voto a nivel nacional. En agosto de 2009 los medios concentrados pronosticaban el cambio de sino político inminente, una transición con una especie de gobierno parlamentario y en diciembre de 2010 hasta la llamada “oposición” admite que Cristina tiene todas las posibilidades de ser reelecta. ¿Qué pasó entre estos dos momentos?
Es imprescindible una teoría explicativa.
Hay quienes explican el cambio por la muerte de Néstor Kirchner, por la performance económica, por la asignación universal por hijo; en fin, hay una gran variedad de argumentos pero no todos igualmente plausibles.
Nosotros tenemos una teoría que venimos esbozando desde 2008 y planteando más acabadamente desde 2009. Queremos discutirla porque pensamos que explica lo que ocurrió y permite sacar algunas consecuencias.
A comienzos de 2008 Clarín prohijó una protesta rural que permitió el desarrollo de un relato en clave maccarthista inédito en la historia argentina.
Recordemos qué es el llamado maccarthismo. Durante los años ’50 en Estados Unidos, un senador (Joseph Mc Carthy) se dedicó con apoyo de sus pares a “perseguir comunistas”. En un escenario absolutamente ilegal sometía a escarnio y persecución a quienquiera cayera bajo su lupa con la acusación de “comunista”. Desde entonces el concepto de maccarthismo ha servido para explicar este tipo de persecuciones que se hacían en aquellos Estados Unidos en defensa de los “auténticos valores americanos”.
Eso pasó en Argentina. Pero pasó de un modo inédito. ¿Por qué inédito?
Porque nunca un particular, en ningún país, tuvo bajo su control el 60% de la comunicación masiva, menos en tiempos recientes con la importancia y alcance que adquirieron los medios y menos aún con la solvencia semiótica con que se hizo en nuestro país. Aquí no fue cuestión de un periodista mal agestado, no, aquí se construyó un estricto relato, preciso, que no permitió ninguna vacilación y que se reprodujo hasta el infinito con ese inmenso poder de fuego del grupo Clarín.
¿En qué consistió ese relato?
Ese relato (y esta es una de las exposiciones posibles al respecto) consistió en presentar a Néstor y a Cristina como usurpadores, como agresores al pueblo. Consistió en presentarlos como la ajenidad radical, lo otro, lo horrible, lo monstruoso. ¿Ajeno a qué? Ajeno al pueblo sano. Ese pueblo sano que aparece representado en los amenos periodistas de TN y en los entrevistados cuidadosamente seleccionados.
Los kirchneristas fueron retratados como “ultras”. ¿Ha visto ud. la calificación de ultra utilizada con los seguidores, por caso, de algún gobernador? Los “ultrakirchneristas” eran caricaturizados como los ayudantes de los villanos en las historias de superhéroes de Hollywood.
Este relato sólo fue posible por la concentración monopólica de la comunicación. No hubiera sido viable con pluralidad comunicacional. El conflicto por la Resolución 125 no hubiera ocurrido del modo que ocurrió con pluralidad comunicacional. Esta estrategia requiere una concentración tal que de verosimilitud a ese discurso excluyente y persecutorio que simula un pueblo (encapsulado, individualista, aislado), que se reencuentra en los espacios de interacción cara a cara repitiendo las mismas consignas que escucharon al presentador del show de noticias.
Discutir el discurso Clarín requiere revisar reglas epistemológicas y lógicas.
El pueblo sano, ese obsceno “Todos Nosotros” que siguen usando, ¿qué es? ¿Qué quiere decir para la política que Clarín diga quién y cómo es el pueblo? Clarín, el dueño del 60% de la comunicación masiva, el líder de los empresarios de la economía concentrada, el que se quedó con el papel para diarios por medio de secuestro y torturas, el que legitimó a cambio la dictadura genocida, el que es propiedad de una señora que se niega a determinar si sus hijos adoptados son hijos de desaparecidos... ese Clarín dice quién es el pueblo. Y quién no. Y Kirchner no.
Si hubiera una pesadilla prototípica, ideal, para la libertad de expresión, para la democracia, ese sueño malicioso sería que alguien alguna vez hiciera lo que aquí concretó Clarín.
Pero éste es el relato que explica la derrota de Kirchner en junio de 2009 en Buenos Aires. Era necesario decir todo esto para decir qué pasó ahora. Por qué son distintas las dos fotos.
Nuestra hipótesis es que es este relato el que fracasó estrepitosamente. Es en alguna medida y si se nos permite, debido a un cierto misterio popular, que una gran gesta del pueblo argentino destruyó esta lacra.
Es verdad que hay muchos factores coadyuvantes. El primero y principal es el gobierno de Cristina Kirchner que ha sido excepcional; también el funcionamiento de la economía, la AUH, medidas puntuales de reparación, todo eso da soporte a lo que para nosotros es la principal razón del cambio de tendencia social.
Hubieron muchos ciudadanos de a pie que se pararon y dijeron – No, no es como dice Clarín. - Es mentira. - Yo banco al gobierno. - No me chupo el dedo, pero le creo mil veces más a Kirchner que a Clarín. Y a pesar de que Clarín siguió mintiendo, manipulando, escondiendo, estas voces comenzaron a escucharse. Con extraordinaria militancia estos ciudadanos de a pie se hicieron escuchar. Y no fue el PJ, aunque hubiera muchos peronistas de partido y de fuera de partido, así como gente de otras tradiciones políticas e independientes. Uno de los misterios de la reconstitución del pueblo argentino es precisamente cómo a pesar del inmovilismo de las estructuras se impuso la revaloración del gobierno nacional. Carta Abierta, los grupos que se constituyeron en torno a 6,7,8, buena parte de la comunicación alternativa fue protagonista central en un momento en que la militancia tuvo como eje la lucha por la palabra, por la interpretación de los hechos.
El relato del pueblo sano sometido a monstruos, se desmoronó. No soportó la argumentación, no soportó que personas de carne y hueso, inteligentes, intachables, que no respondían a la caricaturización estigmatizante de Clarín, se plantaran, militaran y dijeran: No, Clarín miente.
Las multitudes que vimos en las exequias de Néstor Kirchner no son más que el reflejo de este proceso que ya venía de antes y es el desmoronamiento del discurso fascista de Clarín.
La derrota del discurso que describimos ya ocurrió, ahora vienen otras cosas; lo que ya vemos, los debates actuales están inscriptos en claves nuevas que no responden a esa matriz, aunque queden algunas rémoras.
Igualmente restan muchas cuestiones para pensar respecto de la instauración discursiva propiciada por Clarín. Una de ellas que preocupa especialmente es la de las miles de personas que reprodujeron el fascismo. No hace falta recordar al lector los infames mails que circularon, las versiones y escritos más mentirosos, obscenos y agraviantes que se conozcan sobre cualquier presidente, pero también los más xenófobos, estigmatizantes, discriminadores. Cómo “recuperar” (contener, evitar daño de y a) esos miles que (simbólicamente) se pusieron la capucha del Ku Klux Klan es un problema actual para la democracia argentina.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Los pibes

se pone joven el tiempo
y acepta del tiempo el reto
qué suerte que el tiempo joven
le falte al tiempo el respeto
Mario Benedetti – Cielito de los muchachos

Yo no estoy de acuerdo con eso de que todo tiempo pasado fue mejor. El futuro es mejor.
Luis Alberto Spinetta

El domingo 28 de noviembre se coronó campeón del TC (Turismo Carretera) Agustín Canapino, un chico de 20 años. Dirimió el campeonato con Mariano Werner, de 21. Es el campeón más joven por lejos que ha tenido la categoría en toda su historia. Los fierreros lo saben bien, el TC es la categoría máxima del automovilismo en el país.
Hace un mes, durante las exequias de Néstor Kirchner se puso de manifiesto algo de lo que ya antes había muchos indicadores: la presencia activa y militante de la juventud.
Confieso que no me había dado cuenta que allí había algo específico para ver.
Porque, ¿qué tiene la juventud de específico?
Esta es una discusión que se actualiza permanentemente cuando las juventudes políticas definen su quehacer o cuando las áreas gubernamentales de juventud diseñan su programa.
¿Qué es la juventud para una chica de 16 embarazada, o con un hijo?
¿Qué es para un albañil de 18 que tiene que trabajar todo el día y atender su mujer y sus hijos el resto del tiempo?
¿Qué es para un desocupado, sin secundario completo, que no ve un horizonte de progreso y que no tiene a nadie que lo entusiasme por el futuro? Que en realidad no ve razones para entusiasmarse por el futuro.
¿Qué es para un descendiente de pobladores nativos pobres cuando todos los estereotipos de éxito socialmente construidos corresponden a otras razas y otras gentes? Cuando el futuro solo ofrece sumisión y derrota. ¿Qué es para él la juventud sino un período de alienación radical?
Existe profusa bibliografía de estudios sociológicos sobre la situación de las poblaciones por rangos etarios y en particular de los jóvenes, como situación laboral, escolarización, etc. Menos abundante es la reflexión sobre lo específico de la juventud.
Hablamos de un código que no se explica por los datos demográficos. Por ejemplo, la irrupción del rock and roll en los años ’50, la cultura hippie de los ’60, el compromiso político de los ’70 constituyen marcas de época que inundaron la cultura y explicaron y dieron sentido y proyecto a generaciones que se incorporaban a la vida adulta.
Lo generacional es siempre problemático porque los recortes cometen injusticias. Y la dimensión cultural también es compleja en tanto es parte de una industria inserta en los mecanismos del mercado, máxime ante épocas como algunas de las mencionadas en que la censura era habitual. La promoción de la porquería también era habitual. Como ahora, pero antes a los tiros. Es decir, la distancia de manifestaciones artísticas de búsqueda en los inicios del rock nacional a la “valiente muchachada de la armada” de Palito Ortega refleja también una industria cultural que pone en problemas la aparición de proyectos generacionales.
Entonces, puede que haya momentos en que no haya nada para mirar ahí. Ninguna especificidad. Lo que de alguna manera es decir ningún proyecto más o menos abarcativo.
Si definiéramos que hay un proyecto o códigos generacionales, una cuestión a mirar es la relación con los mayores y el pasado.
Puede, como ha ocurrido en muchos (¿todos?) países en guerra que sea dable ver cómo los adultos exterminan una generación mandándola a la muerte en el frente de batalla.
Puede que la nueva generación defina su identidad como reacción o rebeldía en relación a la generación de sus padres. Un caso de mucha pregnancia ha sido la generación de los ’60, que ha quedado en buena medida como modelo de constitución de una cultura juvenil.
Pero estos no parecen ser los casos.
No estamos ante jóvenes que se rebelan a sus padres.
No estamos ante jóvenes sacrificados por la sociedad, aunque sí hay una preocupante persistencia de la estigmatización de los jóvenes pobres.
Todo esto es absolutamente especulativo, provisorio y sujeto a los avatares imprevisibles del futuro, pero probablemente nos encontramos ante jóvenes distintos a estos modelos. Estos jóvenes parecen valorar y reconocer a sus mayores. Por supuesto no a todos sus mayores, pero sí se sienten parte de un devenir histórico, con una historia que valoran, incluso veneran. Son laboriosos, esforzados, disciplinados; en abierta contradicción con los estereotipos difundidos.
De algún modo parecen jóvenes que tienden una mano a anómicos y desechos mayores recordándoles cómo construir un proyecto.
Todo está por definirse pero de tres cosas quiero advertir a estos jóvenes que hacen bien en construirse como un colectivo: de los cínicos, de los reventados y de la liturgia engañosa.
El cinismo es el gran enemigo de los proyectos, en particular de los proyectos políticos. El cinismo es la mentira, el descreimiento radical de que algo puede cambiar. “Acá siempre afanaron, afaná vos, no seas gil”, “los que mandan siempre van a mandar, tienen la sartén por el mango”, infinidad de relatos en clave de la imposibilidad de cambiar o de la ingenuidad del intento. En distintas variantes, desde los medios a las estructuras partidarias sin excluir las organizaciones sociales son atravesados por discursos cínicos. El proyecto tiene utopía o no es proyecto colectivo. La praxis es una trabajosa lucha en el lodo de lo real pero sin utopía es sólo barro. Los aparatos que impelen al pragmatismo ven con ojos deseantes un colectivo juvenil que, piensan, a su servicio sería una delicia.
El reviente es una variante del cinismo, es el que está de vuelta. El reventado no cuestiona el proyecto por el lado de la conveniencia, lo cuestiona por el lado de la inutilidad, del inevitable fracaso a que está condenado. Es una variante del cinismo porque no aparece del mismo modo sino que se presenta como alguien que “ya estuvo allí”. Pues bien, no le crean. Nadie estuvo allí, simplemente porque ese allí es inevitablemente nuevo.
El cinismo y el reviente ocultan matices y diferencias. La “defensa de la clase política” y los “políticos son todos atorrantes” son expresiones que manifiestan ambos riesgos y que de un lado dan por bueno un paquete por decir poco, problemático; y del otro construyen un nihilismo que puede transformarse en profecía autocumplida.
El problema de la liturgia engañosa refiere a la idea del retorno al origen. El desafío del proyecto es volver a un pasado idílico. Por definición un proyecto relatado en estos términos se convierte en reaccionario y retrógrado.
La irrupción del colectivo juvenil pone en escena una posibilidad fascinante, nueva, a construir. Los indicios que aparecen son más que prometedores.
No esperen los jóvenes que le hagan el camino orégano porque van a tener que pelear. Todavía no han constituido un colectivo con identidad pero por primera vez en mucho tiempo existe la posibilidad que lo hagan. ¡Adelante!

jueves, 25 de noviembre de 2010

¡Escándalo!

Por: Carlos Almenara
c.almenara@hotmail.com

Escándalo, es un escándalo...
Raphael

El escándalo tiene una extensa tradición en la denominada prensa amarilla. El recurso es conocido y utilizado por cualquier buen redactor de revistas de famosos o por guionistas de novelas. Incluye sorpresa, resulta atrapante. Imposible resistirse al develamiento de un secreto que supuestamente quebranta una cierta moral.
Esto es conocido. Forma parte usos socialmente aceptados de los consumos culturales populares.
Pero hay un nuevo escándalo. Uno decididamente político. Una construcción de sentido que pretende consecuencias fuertes.
Requisitos para el escándalo
Junte los siguientes ingredientes:
• Un hecho que semeje verosimilitud. El hecho, que para nada es necesario que sea cierto, debe simular inflingir la moral establecida.
• Algunos actores (políticos) dispuestos a seguir un guión,
• Un multimedios que controle férreamente más del 60% de la comunicación masiva en el país.
La mezcla se realiza del siguiente modo:
Alguien dice haber sido sobornado, planta una valija, cometen un delito impactante, un hecho de sangre, se conoce un déficit en la gestión pública (un hospital que no atiende, una escuela que no enseña, una obra pública con sobreprecio)... en fin un sinnúmero de opciones que pueden oficiar de hecho iniciador, acontece.
El hecho iniciador que puede ser inventado o real. Si es inventado es probable que quede registrado en filmación. Por ejemplo, si el titiritero sabe que uno de los actores va a denunciar a alguien de soborno filmará la cara del denunciado incluso antes que el denunciante devele el misterio. Posiblemente la trama ya estuviera escrita previamente.
Pero no es necesario que el hecho sea falso.
El hecho, como dijimos, debe ser moral o políticamente condenable.
¿Qué ocurre entonces?
Habrá una cobertura de prensa inconmensurable. Verdaderamente inconmensurable porque a la artillería del multimedios se sumarán los retransmisores del multimedios y rebotará de modo tal que todo el mundo terminará hablando del escándalo.
Aquí aparece el nudo de la operación. El ingrediente secreto de este estofado. El modo en que se presenta el escándalo debe salpicar al gobierno nacional. No al gobierno nacional, a la presidenta. Si se trata de sobornos, son mandados por la presidenta, si se trata de un sobreprecio es para la Kaja, si se trata de un delito es por ideologismo o desidia de la presidenta, si se trata... siempre debe salpicar a la presidenta. Y debe trasuntar soberbia, obstinación, autoritarismo, corrupción, incluso violencia, por parte de la presidenta. El metamensaje será “nos están robando lo nuestro”, metamensaje que sigue reflejado en ese eslógan obsceno: “Todos Nosotros”.
No hace falta poner todas las letras, el multimedios transmitirá esto no solo mediante palabras sino también por los gestos de sus presentadores, por las insinuaciones, frases incompletas, desde ya por los titulares y la agenda.
Para dar cobertura a las horas de programación y el centimetraje necesario para la operación hacen falta actores de reparto dispuestos a seguir el guión: el elenco estable de los defensores del multimedios. Son un ingrediente totalmente accesorio pero necesario para rellenar el preparado.
Final anunciado
¿Por qué el escándalo?¿Qué se busca con el escándalo?
No se busca informar, no se intenta corregir alguna conducta de la escena pública. No, lo que se busca es enfurecer la opinión pública. Generar odio. Sí, odio, porque el significado que se construye no es racional sino sentimental. Se vive como una pérdida. ¡Es que nos están robando!¡Es la presidenta! De última, si no tienen nada para decir, con el maccarthismo más sofisticado pero ya conocido en nuestra historia, “nos están robando nuestro estilo de vida”.
La utopía del monopolio (estrictamente grupo con posición dominante) es generar un escenario tipo De La Rúa en la secuencia: hecho, interpretación y difusión, escándalo, indignación, cacerolas, calle, renuncia.
Si no voltean al gobierno nacional la segunda opción es horadarlo, debilitarlo.
No hace falta profundizar sobre los problemas para la democracia y la paz que provocan estas conductas del monopolio. Pero ya fueron. Hoy son manotazos de ahogado. Este estofado se arruinó.
Haría bien el sistema político argentino en tomar nota del fracaso de los escandalosos.
Nosotros sepamos que todavía nos queda un rato por soportar a estos escandalosos truchos, que aparecerán escándalos nuevos, pero no será por demasiado tiempo. El monopolio tendrá que cumplir la ley. Y ahí sí, listo el pollo.

jueves, 28 de octubre de 2010

Néstor, mi testimonio

28/10/2010

Me pareció que la muerte de Mariano Ferreyra no había que politizarla, que los antojadizos análisis que se escucharon por un asesinato absurdo, sobraron. Dijeron más de los que lo hacían que del hecho en sí.
Pero en este caso no. En este caso el gran dolor que trae un luto sentido está lleno de contenido. Me parece que hay que hablar.
Néstor Kirchner tiene una dimensión extraordinaria. No estamos hablando de una figura anecdótica. Hoy ya la tiene pero el tiempo le dará proporciones míticas.
Kirchner, para los luchadores, para los militantes, es comprensible. Es el idioma que conocemos.
Aunque no era un gran orador. Se enredaba algunas veces. Mejor. Como una marca de época había que volver a los hechos. No servía el “jarabe de pico”.
Aunque fue muy inteligente no fue un iluminado.
Hizo buena parte de lo que estaba en el debe, en el inconsciente, de la democracia argentina. No porque se desconociera sino porque los otros fueron cobardes. Subían por izquierda y bajaban por derecha como tantas veces se ha dicho o en el mejor de los casos se volvían “posibilistas” llegados al gobierno. Había que enjuiciar genocidas, sacarse de encima al Fondo Monetario, enfrentar el poder concentrado, las relaciones carnales y tantas otras cosas...
Néstor fue un valiente y en honor a eso, confusamente, abombado aún, diré cosas que pueden ser inconvenientes o molestas. Cosas que no son para giles ni chicaneros.
Fue leal. Fue leal al que debía ser leal. Fue leal al pueblo, al que quizás aprendió a querer o a idealizar en sus años mozos de La Plata. Ese pueblo que, sabemos, no está dado, no existe de antes, no viene hecho. El pueblo que es una apuesta. Una apuesta a que aparece lo mejor de la especie. Sí hay miserables, cómo no saberlo. Pero el militante de la transformación apuesta a los valores. El militante no ve en, por decir algo, el dirigente vecinal un entregador de los vecinos, ve un promotor de la organización para el crecimiento conjunto. Los dos existen, todos sabemos que hay entregadores de los suyos, el militante no lo desconoce, apuesta a que se imponga la solidaridad, el interés conjunto.
La política se hace con otros. No es una cuestión personal.
El proyecto colectivo del que hablaba Néstor... es realmente impresionante. ¿Qué otro dirigente podría decir esto? ¿Podría algún otro? ¿No es conmovedor?
Pero por otro lado ¿cómo es posible?
Cuando se descubren identidades, conexiones nuevas, a posteriori parecen obvias. Uno se pregunta, ¿esto que es evidente cómo no lo descubrieron antes? Bueno es que antes no era evidente.
A mí me preocupa hablarle a los militantes. Me preocupa hablarle a gente informada y hago una apuesta a la capacidad interpretativa del lector.
Vuelvo, ¿cómo puede un militante participar en espacios en que no les dicen que hay un proyecto colectivo?¿Cuál es su rol entonces?¿Es que no les da vergüencita?¿Qué dicen? ¿Qué lo de Néstor era mentira? No. Pero aunque lo hubiera sido es mucho más de lo que tienen los otros proyectos visibles. Balbuceantes mediocres que sólo pueden hablar de ellos mismos, mostrar su riqueza, sus esposas o sus correrías. ¿Y ustedes? ¿Dónde juegan?¿De qué? Lo que dice el “líder” que es hoy A, mañana B, después no sabemos. En cierto sentido es más respetable la derecha abierta, explícita, que si no fuera tan golpista y cruel, hasta habría que reconocérselo. No, con Néstor no pasó eso.
Un pequeño gesto, que como señala el filósofo Slavoj Zizek a cuento de otras historias, diferencia radicalmente unos y otros liderazgos: unos como Néstor o Cristina terminan de hablar a un auditorio político y aplauden, aplauden a los militantes, aplauden aquello que “estamos haciendo juntos”; otros, para qué decirlo, terminan y se tiran besos a sí mismos en el reflejo de las cámaras. Un mundo de distancia en un gesto.
Siempre dobló bien. Si las madres dicen que Néstor es un hijo para ellas, no es posible tener una referencia ética superior. Ese hijo fue siempre consecuente con los postulados transformadores.
Kirchner creyó en el pueblo y en esa creencia estamos construyéndolo.
Creyó en el trabajo y en ese tesón reconstruimos la cultura del trabajo. No estaba dado. En los noventa nos decían que la tasa de desempleo friccional, aquella que no se puede bajar, era y sería por siempre no menor al 12% y había que acostumbrarse a un mundo sin trabajo.
Había que acostumbrarse a que casi uno cada dos adultos en condiciones de jubilarse no pudiera hacerlo. Antes del estallido de la crisis de 2001 uno de los mayores, si no el mayor problema de política social era la carencia de cobertura para este sector. Hoy la cobertura supera el 90%.
Como me señaló mi amigo Ariel, sería imposible no mencionar la convicción latinoamericanista de Kirchner. Única en el contexto nacional, tan acorde a los tiempos del continente.
Pero no son los logros los que quiero destacar de Kirchner. Disiento en este punto con algo que manifestó la presidenta en alguna ocasión. No son los logros. No son las concreciones, que si se dan mejor. Son las magnitudes de las luchas, las batallas, los intentos, que, ciertamente hay que darlas con toda vocación para triunfar, pero no es el triunfo el que da valor, sino la nobleza de la causa.
Además hay logros. Quizá los mayores de nuestra historia, aunque no los hubiera igual Néstor seria luminoso. Personalmente reivindico a Alfonsín, precisamente, porque se atrevió a dar peleas importantes.
Siempre aparece el proyecto colectivo y allí vamos derecho a un punto álgido: la estructura política. Allí tuve una discrepancia con él cuando asumió la presidencia del PJ.
Kirchner en la acción reflejó un anhelo que muchos tenemos para renovar la política. No un latiguillo vacío y prejuicioso sino, básicamente, que la organización tenga que ver con los fines que declama. Algo funciona mal cuando el mismo aparato que sostiene a Kirchner antes sostuvo a Menem. Pero no es patrimonio exclusivo, algo anda mal en una UCR que antes sostuvo a Alfonsín se alineó en la Internacional Socialista y luego postuló a De La Rúa y se ofreció como espinel de la derecha económica.
Ese desafío, el de conectar las estructuras con las ideas, un gran desafío pendiente de la Argentina, muchos quisimos que se comenzara a corregir con Kirchner. Él eligió otro camino, lo explicó. Bueno, Kirchner siempre fue incómodo, también para quienes lo apoyamos. Porque ¿qué hacer frente a esto?
Algunos compañeros frente a esto o usando esto como excusa se fueron. Terminaron haciendo fuerza contra el proyecto más transformador de la historia argentina. Un verdadero despropósito.
Tampoco es leal aducir apoyar temas puntuales. No, claro, si la política argentina fuera así de fácil... Resulta que hay que construir mayorías y que el poder aprieta por todos lados, busca grietas, halaga egos, motiva, incentiva, premia, castiga, escracha en primeras planas. Es como si Pino tuviera que contenerse de salir en Clarin durante, digamos, dos meses. No es fácil.
Construir mayorías es difícil, hay que negociar, el apoyo en un tema los líderes locales lo cambian por otras cosas, por apoyo para sus agendas en el mejor de los casos. ¿Pero es distinto en otras fuerzas con representación parlamentaria? No parece.
Igual, esa línea, esa tarea sigue abierta. ¿Cómo establecer reciprocidad entre ideas, proyectos y estructura política?
No parece buena respuesta negar las mejores ideas y proyectos por recelos con la estructura.
Hay otra respuesta, ningún problema hay con la estructura. Esta línea de respuesta parece imponerse en parte la lectura de los hechos.
Mi opinión es que no es así. Sí hay problema. Y ese problema adquiere carácter dramático cuando se discute la sucesión.
¿Cómo tratar este problema?
Con mucho cuidado, porque tienen prioridad los hechos. Tiene prioridad preservar el modelo.
El PJ puede ser una valiosa herramienta para sostenerlo, pero puede ser todo lo contrario.
Entonces aparece la necesidad de diversificar las miradas. Así como hay militantes con vocación para dar la pelea del sentido del peronismo, que leen mecánicamente la irrupción de Néstor como la vuelta a las raíces, al cauce principal, otros leemos distinto.
Leemos que la tarea de alinear ideas y estructura es una pelea nueva, que tiene historias y antecedentes, pero que todavía hay que dar y que un líder consecuente como Kirchner es la referencia principal de esa construcción identitaria. Construcción que reconoce como propias crónicas de luchas populares variadas, muchas veces mencionadas pero amalgamadas en un nuevo giro histórico, las luchas del anarquismo y el socialismo de principios de Siglo XX, las del comunismo, las del yrigoyenismo, las del peronismo, actualizadas en un cuerpo de valores también nuevo y explicitado quizá como nunca en estos años.
Siempre la identidad es reconstrucción o construcción nueva. Kirchner resignificó el peronismo para muchos peronistas. Pero también reordenó el mapa político. Esa novedad todavía no se refleja en las construcciones políticas.
Hay reinterpretaciones, relecturas sobre algo que ya venía, un cauce que renueva su flujo que nunca debió cesar y que ahora se cruza con aquella mirada que valora preservar el cauce sea cual sea su flujo.
En fin, de lo que se trata es de cómo consolidar un cierto cuerpo de valores políticos y sociales. No va de suyo ni remotamente que la única forma de hacerlo sea a través del PJ. Claro que entiendo que también se trata de consolidar y fortalecer un gobierno.
Cristina ha mostrado tantas, no, mayores, cualidades que Néstor. De hecho las mejores medidas de gobierno las tomó Cristina.
Hay una derecha excitada que se llevará un nuevo chasco.
Con paciencia de orfebre y valentía de Néstor iremos moldeando el futuro. Sin dejar de nombrar lo que nos pasa.
En algunas cosas para hacer está viva la memoria. Terminar con el monopolio constructor del odio social y garantizar que los juicios a los genocidas terminen pronto en condenas son para mí las prioridades que tienen que convocarnos.
Seguramente, como debe ser, serán los hechos, las acciones las que tendrán la prioridad. Ese sentido, la organización que sigue a la estrategia y la política y no el inverso es también una novedad reciente.
Esa es también otra incomodidad bienvenida. Nos impone a muchos experimentar búsquedas nuevas. Esa figura luminosa que fue Néstor Kirchner alumbrará el esfuerzo.