Por Carlos Almenara*
Aldo Ferrer, eminencia del pensamiento
económico argentino, sostenía con vehemencia que las retenciones a las
exportaciones no había que pensarlas como un problema de “renta” sino como
parte de una política cambiaria de tipos diferenciales.
Claro, es importante lo que se puede recaudar
en montos por los derechos de exportación a productos seleccionados, pero más
importante aún es que define qué produce Argentina.
Ferrer explicaba estos fenómenos
con el concepto de “enfermedad holandesa” o “maldición de los recursos
naturales”. El gentilicio de esta “anomalía” económica obedece a la situación
vivida por Holanda una vez halladas valiosísimas reservas petroleras en sus
aguas soberanas de Mar del Norte.
Siendo ya una potencia
industrial, Holanda exportaba una gran cantidad de productos manufacturados.
Para ellos sus empresas eran competitivas, es decir, tenían rentabilidad
vendiendo al extranjero, en dólares, a un precio cercano al “de mercado”. La
nueva situación, la aparición de petróleo, cambió la situación. Holanda produjo
petróleo, parte lo consumió internamente, parte lo exportó, por los dos caminos
el país tuvo afluencia de divisas, es decir, entraron dólares a Holanda, vía
los que dejaron de gastarse por no importar derivados del petróleo y
directamente por la exportación del mismo.
¿En qué situación quedaría,
supongamos, una empresa industrial como Philips?
Siempre con datos hipotéticos a
fines explicativos, consideremos una lámpara que la empresa vende a U$S 1 dólar
en el exterior. Philips cobra ese dólar, lo recibe en Holanda y lo convierte en
10 Florines, con ellos paga los sueldos, los gastos y obtiene rentabilidad.
Aparece petróleo, se exporta, llegan dólares, se sustituyen importaciones, hay dólares
que dejan de irse, luego, hay muchos dólares en Holanda. ¿Qué pasa si hay
excedente de un bien en un mercado? Baja el precio. Baja el dólar.
Ahora Philips, sigue exportando
su lámpara a U$S 1 porque es precio internacional pero cuando recibe ese dólar
lo convierte en 5 Florines. Antes su lámpara la vendía a 10 Florines, ahora a
5. A 5 Florines Philips pierde plata con esa lámpara. Philips deja de exportar
lámparas. Holanda comienza a importar lámparas más baratas que las de Philips.
Eventualmente, Philips cierra.
La parábola comienza con la buena
noticia del hallazgo de valiosos recursos naturales y culmina con una
primarización de la economía que lleva al atraso al país entero.
Por supuesto, los recursos
naturales no tienen por qué ser una maldición, para ello los Estados deben
tomar medidas. Una de ellas, establecer retenciones o tipos de cambio
diferenciales que posibiliten la diversidad productiva nacional.
¿Cuál es la actividad en que Argentina tiene ventaja comparativa?
La producción granaria, principalmente,
soja. La soja produce la “enfermedad holandesa” en Argentina.
Algo no anda bien, si la soja
produce “lluvia de dólares”, ¿dónde están esos dólares? Acá hay una diferencia
clave con Holanda, la fuga de divisas, buena parte de los dólares que llegan,
salen por otra puerta mediante fuga de divisas.
La especificidad del caso
argentino, cuya sola mención excede las posibilidades de estas líneas solo
puede abordarse desde una perspectiva multidimensional. En cualquier caso, agrega
razones para una decidida intervención estatal en la regulación del comercio
exterior.
Lo que preocupaba a Aldo Ferrer
era la diversidad productiva de la Argentina, ése era para él nuestro camino a
mayores grados de desarrollo. Producción primaria pero también industria, tecnologías
de punta, servicios. Tanto que la derecha argentina gusta contrastarnos con
Australia... ése es el modelo de Australia.
El maestro Ferrer pensaba en
distintos tipos de cambio, de modo de hacer rentable la diversidad productiva. No
es el mismo tipo de cambio que permite la rentabilidad de la soja, que la del
vino, que la de la fruta, que la de las fábricas metalúrgicas. Y eso se
consigue con una administración del comercio y de la divisa que no esté sujeta
a maniobras de desestabilización política. La propuesta de Ferrer no sólo está
vigente, es fundamental retomarla para salir de la postración.
Harían bien aquellos empresarios
que no son sojeros en visualizar que su suerte no va de la mano de la soja sino
de un modelo que posibilite la variedad.
*Docente y periodista.
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