Mendoza, 24 de octubre de 2021
Sendos miércoles pasados se realizaron
regimentados debates entre candidatos a diputados nacionales por Ciudad y
Provincia de Buenos Aires en el programa “A dos voces” de TN, señal del grupo
Clarín. Hasta donde sé, no hubo nada análogo en otro sitio.
Como es de esperarse, hubo polémica en la
interpretación de lo acontecido, en la respuesta a la remanida pregunta “¿quién
ganó?”. Cada debate dejó algunos elementos interesantes. Mi recorte subjetivo
me lleva a mencionar la total vacuidad de Milei y las vacilaciones de Santilli
confundiendo los distritos.
El show televisivo tuvo una disposición
entretenida y, a mi criterio, los conductores fueron merecedores de muy pocos
reproches, si es que alguno.
Siempre recuerdo la salida de Gustavo “Gato”
Sylvestre de la conducción de ese ciclo. El destacado periodista abandonó “A
dos voces” para conducir “Con voz propia” en A24. Los nombres cuentan. Por
supuesto, como la lectora, el lector, consecuente, que ojalá exista, sabe que
mis textos abordan siempre unos pocos temas, desde múltiples entradas; uno de
ellos es la cuestión de “de quiénes son esas dos voces o esa voz propia y cómo
se constituyen”, y, claro, de eso va este texto.
Cada amanecer en Argentina, la tapa del
diario Clarín y su imitador opa, La Nación, instalan agendas casi idénticas que
repiten por millones cada una de las radios del país, cada una de las señales
de televisión del país, cada uno de los portales de internet. Esos diseños gráficos
no son noticias, son inventos, mentiras, medias verdades, interpretaciones
falaces de hechos verídicos o interpretaciones verídicas de hechos falaces. El
guion que estructura el relato es la sedición contra el gobierno de Alberto
Fernández y la construcción de un enemigo interno contra el que utilizan todos
los recursos posibles, sobre todo los públicos, que Clarín se especializa en
birlar. Por supuesto que para Clarín y los jefes del macrismo su enemigo
interno no es merecedor de ningún derecho ni garantía constitucional.
Ese grupo mediático, con su guion discursivo,
organiza debates en los que no falta ninguno de los candidatos. No, perdón, Luis
Zamora no fue[i].
La objeción del candidato fue contra los conductores pero no contra el grupo
mediático. Zamora se mostró enojado porque mintieron sobre él, pero nada dijo de
las calumnias, demostradas, a otras personas (como las inexistentes cuentas de
Máximo Kirchner por decir algo), ni tampoco impugnó que es el grupo quien
miente a diario y no algún periodista en particular. Quizá valga reflexionar
sobre el problema político del narcisismo.
Siempre la tuvieron, mas en estos tiempos hemos
ratificado la importancia de los símbolos. Por decir solo tres que vienen de
inmediato a mi mente: Bonadío cita a Cristina para 8 indagatorias el día del
cumpleaños de Néstor, el cuerpo de Santiago Maldonado aparece un 17 de octubre
en un lugar en que ya habían buscado sin éxito, Macri “se equivoca” al
persignarse y realiza un signo ndranghetista. No es casual, para las mafias es
vital recurrir a mensajes crípticos que preserven la omertá.
Si alguien sabe de eso es Héctor Magnetto. Los
candidatos pasaron por una especie de carrera de obstáculos en que tuvieron que
cumplir todas las prendas del grupo. Me las imagino: “ahora deben pararse para
la foto”, “ahora es el momento de las entrevistas”, “este es su camarín, a la
salida estará nuestro cronista”. Es la vuelta a la “normalidad”. Magnetto pone
las reglas y los candidatos de todos los partidos las cumplen. La utopía de
Clarín, no tener un candidato, tenerlos a todos. Por eso atacan a Cristina, la
líder más convocante entre quienes Clarín no puede meter en su pecera.
No hizo falta que los periodistas inclinaran
la balanza en el debate porque ya habían ganado antes de empezar. Entonces,
como pocas veces, podemos encontrar que en estos debates, el único ganador
claro, fue, sí, como usted imagina, el grupo Clarín.
¿Por qué ganó
Clarín?
Por supuesto, Clarín ratificó su poder. Lo
ratificó, además, en un tiempo difícil, un tiempo en que cualquiera que quiera
saber, sabe que Clarín miente. Y aun cuando ello es evidente para todo el
mundo, también para los beneficiarios de sus mentiras, tiene el poder
suficiente para sentar a casi todo el arco político. Y todos hacen de cuenta
que están en un ámbito imparcial, en un ámbito en que hay roles y la gente de
Clarín tiene el rol del “periodismo”.
Eso ganó. Ganó la legitimidad de que el
periodismo es Clarín. Se la dieron los políticos, como se la dan cada día que
no impugnan la injusticia de la concentración mediática y la perfidia con que
manipulan a la población.
Tampoco es cuestión de exagerar con los
candidatos que fueron a ese estudio. Los candidatos del Frente de Todos han
mostrado su disposición de debatir en cualquier lugar, los macristas solo
aceptan TN. Es parte del guion fascista de la derecha argentina actual, un
epifenómeno de Magnetto.
Pero esta es la realidad, Clarín es una pistola en la cabeza de la democracia y aprieta el gatillo todos los días. Nuestro pueblo, resiliente, resucita también todos los días. Y llegará un día en que pueda sacar el revólver de las manos asesinas.
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