Por Carlos
Almenara
Ilustración de Andrés
Casciani
El jueves 7 se conoció la sentencia del
Tribunal Federal 8 que sobreseyó por inexistencia de delito a Cristina y otros
acusados por el “memorándum con Irán”.
El fallo
resuelve “DEJAR SENTADO que el presente proceso no afecta el buen nombre y
honor del que hubieran gozado las personas antes mencionadas, lo cual resulta
extensivo al ex canciller Héctor Marcos Timerman”.
Estos días se recordó, con razón, la figura
de Timerman. El ex canciller fue procesado por Claudio Bonadío, ante lo cual
prefirió abandonar el tratamiento que pudo salvarle la vida y ponerse a derecho,
que ser señalado como prófugo. Así,
volvió de Estados Unidos donde recibía una terapia experimental contra su
cáncer. Una vez en Argentina fue encarcelado y se le impidió seguir su curación.
Con toda precisión puede decirse que el
macrismo y sus mafias judiciales y mediáticas mataron, o al menos dejaron morir,
a Héctor Timerman.
Merece un párrafo el ardid utilizado para encarcelarlo. Un audio, grabación no consentida, de
una conversación de 2012 exhumada en 2015 acercada mediante el operador Daniel
Santoro en la que lo único que se muestra es que Timerman consultó con DAIA y
AMIA, previamente, el memorándum para hacer declarar a los acusados por la
Justicia argentina. Utilizando el recurso del fascismo macrista, convertir en
literales frases metafóricas, Claudio Bonadío lo acusó de cómplice.
Es muy difícil no tentarse e irse de la línea
principal del texto, este Bonadío es el mismo que fue apartado por encubrir la causa AMIA y al que Nismanacusó de amenazarlo de muerte. Lo cierto es que lo que expone el audio es
la argumentación del canciller de que para conseguir la declaración de los
iraníes acusados tiene que negociar con Irán ¿con quién si no? Esto que resulta
evidente para cualquier persona de buena fe:
con quien
querés que negocie
... con Suiza
... no tenemos
otros con quien
negociar ... porque
si no negocio con
Estados Unidos la entrega de los iraníes ..."
es tomado como prueba de complicidad por el
macrismo judicial.
En realidad, lo asombroso es cómo utilizaron
el atentado a la AMIA para tantos objetivos a la vez.
Para decirlo brutalmente, el poder mafioso
puso la bomba, encubrió el atentado, utilizó el atentado para su geopolítica y
persecución de países enemigos, condicionó la política exterior argentina por
30 años, derrocó una presidenta que no le gustaba, preparó sus reemplazantes,
hizo negocios, ordenó la política argentina y consiguió el pago a los fondos
buitre. Sí, aunque cueste creerlo, es el mismo poder el que consiguió todos
estos objetivos y muchos más a partir del atentado.
Hace 27 años hay un encubrimiento activo de
lo que pasó la mañana del 18 de julio de 1994 en calle Pasteur al 633 de
Capital Federal.
La muerte de Héctor Timerman fue producida
por otra esquirla de aquella bomba.
El encubrimiento no es algo que quedó en el
pasado. Hace dos semanas el fiscal Sebastián Basso, que ocupa el lugar que tuvo Nisman,pidió el sobreseimiento de todos los señalados por las pistas alternativas airaníes. Lo hizo con el mismo libreto con que trabajaron Galeano y Nisman.
En realidad, lo único que sabemos de la causa
judicial son dos cosas:
- Hay intereses poderosísimos
que trabajan para encubrir a los verdaderos autores del atentado de 1994.
Tan poderosos que se realizó un juicio por encubrimiento antes que tener
alguna certeza del atentado. Tan poderosos que una vez que desplazaron (y
luego condenaron) al juez Galeano y a los fiscales Mullen y Barbaccia por
encubrimiento, los investigadores posteriores (Nisman, Basso) continuaron
con su guión.
- Las acusaciones contra Irán
son truchas. La única prueba ácida que enfrentaron fue la detención de Hadi
Soleimanpour, ex embajador iraní en Argentina, en Inglaterra por las
acusaciones del juez Galeano (y las famosas alertas rojas). Argentina pidió la extradición, jueces ingleses revisaron la documentación y en tiempo récord liberaron a Soleimanpour. Tan impresentable todo que Argentina cargó
con sanciones y costas del proceso.
Que en la Justicia no se sepa nada verídico
acerca de cómo y quiénes realizaron el atentado de 1994 no quiere decir que no
se haya investigado. En pocas líneas es imposible resumir las extraordinarias
pesquisas de periodistas reunidas en varios libros al respecto. Remito al
lector principalmente a INFAMIA de Juan José Salinas.
El mismo Salinas suele citar investigaciones
de (hoy) irreconocibles Jorge Lanata y Gabriel Levinas que niegan la existencia
de una Traffic bomba. Para salinas la inexistencia de la Traffic es la clave
que desarma la versión oficial. Entre muchos otros, merece mención el libro de
Carlos Escudé “Y Luis D’Elía tenía razón”, en el que luego de una minuciosa
investigación concluye que Irán no fue responsable del atentado a la AMIA.
Quizá valga mencionar que Escudé fue hasta su muerte Director del Seminario
Rabínico Latinoamericano y quien haya conocido su pensamiento constata
fácilmente que careció de cualquier simpatía por el país persa.
En esta conferencia puede conocerse su
pensamiento al respecto:
Lo que Basso no investiga
1. Como dijimos, el fiscal Basso pidió el sobreseimiento de Pablo,
Javier, Guillermo y Nassib Haddad, propietarios de la empresa Santa Rita,
empresa que colocó un volquete justo en la puerta de la AMIA, 5 minutos antes
que el edificio haga PUM. Para Basso, total normalidad.
2. Lo mismo ocurre con el circuito del explosivo. Salinas llegó a la empresa
que no puede dar cuenta de una cantidad equivalente a la usada en Pasteur al
600. Para Basso, nada que indagar.
3. Rubén Beraja es un oscuro personaje. Sus vínculos con la extrema
derecha israelí y sus actividades financieras han sido señaladas como pistas a
ser investigadas. ¿Y si el “mensaje” lo tuvo como destinatario? Su banco, Mayo,
ha sido indicado como vía de blanqueo de dinero narco. Una de las hipótesis
planteadas y ampliamente fundamentada es la versión de que intentó burlar al
cártel de Medellín.
4. Si ud., estimada lectora, estimado lector, realiza una búsqueda, no
encontrará ninguna acusación a Irán parecida a la que le imputan desde
Argentina. Nada ni mínimamente parecido. Esto es una descripción objetiva y no
tiene que ver con la simpatía o antipatía que pueda despertar el régimen iraní.
Sin embargo, para fechas cercanas a la del atentado a la AMIA, el cártel deMedellín realizó cientos de atentados similares. En esta nota de Infobae se puede ver una recopilación. Si bien Pablo Escobar fue muerto en 1993, su
gente tenía amplia experiencia como para cobrarle a un deudor remolón. Ni
Galeano, ni Nisman, ni Basso, imaginaron siquiera indagar al respecto.
5. Como sabe todo lector de novelas policiales, para encontrar al asesino
hay que descubrir el móvil. ¿Qué pasaba por esos años en Medio Oriente? Algo
que hoy suena a utopía: Israel y Palestina estaban sentados a la mesa firmando
los acuerdos de paz. La derecha y ultraderecha israelí, fortaleciéndose
entonces, estaban furiosas. ¿Furiosas? Tanto que en 1995 un “loco
fundamentalista” asesinó al Premier firmante de los acuerdos, Yitzak Rabin. Que
el autor haya sido presentado como “un lobo solitario” muestra lo profundo del
complot que cambió para siempre la historia de Medio Oriente. Cabe señalar que
quien se sentaba del otro la mesa, Yasser Arafat, murió envenado en 2004. El
asesinato de Rabin en noviembre de 1995 ocurrió un año y cuatro meses después
del atentado a AMIA. Obviamente en el mismo contexto. ¿Hace falta acotar que
nada de esto inquietó a los investigadores?
Se ha limpiado el nombre de Héctor Timerman
de las injurias de los criminales pero solo habrá reparación, la reparación
posible ante el hecho consumado, cuando los jueces y fiscales que armaron
causas sean juzgados y, sobre todo, cuando encontremos la verdad de lo que pasó
el 18 de julio de 1994 en la AMIA.
LA JUSTICIA ARGENTINA NOS DEBE TODA LA VERDAD Y JUSTICIA SOBRE EL ATENTADO A LA AMIA. EL JUICIO Y CASTIGO A LOS RESPONSABLES, A QUIENES NO INVESTIGARON Y A LOS QUE SIGUEN OCULTANDO INFORMACION!
ResponderEliminarExcelente nota
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