Por: Carlos Almenara
Presidente EDE Mendoza en Nuevo Encuentro
Hemos visto la cobertura del grupo Clarín sobre la enfermedad y la operación de la presidenta. Siempre es bueno aclarar que Clarín no es sólo el diario de ese nombre sino un conjunto de medios de televisión abierta, televisión por cable, radios, múltiples diarios no sólo en Capital sino en todo el país, internet. En conjunto reúnen cerca del 60% del impacto mediático en el país. Ese grupo, todo ese grupo, sin diferencias, reflejó, como ocurre casi siempre, homogéneamente, la evolución de la salud de la presidenta.
Un caso, que representa la línea general de la cobertura, es el de la tapa del diario Clarín del 8 de enero que como noticia principal en primera plana titula: “La presidenta fue operada por un cáncer que no tuvo”. Se han dado múltiples respuestas a esta cobertura correctamente enfocadas, una de ellas a cargo del Secretario General de la Presidencia.
¿Ahora bien, por qué Clarín pierde todo decoro al tratar este caso? Ni siquiera La Nación ha seguido esta línea. Es una situación de flagrante vulneración de toda convención social acerca del respeto mínimo que brindamos a cualquier enfermo, incluso a cualquier diagnóstico médico. No de la presidenta, de cualquier persona que padezca una enfermedad. Es decir, todos, incluso los medios, cuando aparece una enfermedad estamos llamados a un mínimo recato. ¿Por qué no Clarín?
Porque en este caso se revela claramente el mismo juego que viene haciendo desde 2008, un juego destituyente, peligrosísimo para la democracia. La utopía de Clarín es impulsar una pueblada que eche a cacerolazos y protestas a Cristina de la Casa Rosada, casi lo consiguen en 2008 y es lo que siguen intentando.
Pero es necesario llamar la atención sobre la violencia de estos recursos discursivos. Por si hace falta aclararlo, la tapa de un diario como Clarín, acompañado por todo el impacto de sus medios, produce un efecto de legitimación de los discursos. ¿Qué le dice Clarín a los suyos? No nos detendremos ante la enfermedad, ni ante la muerte. Por supuesto, es inmediata la evocación de las pintadas contra Evita.
Es una situación realmente muy grave y por eso el monopolio Clarín no es asimilable a otros grupos. Teniendo posición dominante como tiene debería bastar para desarmarlo, pero más que eso, es un grupo que hace uso de esa posición instigando simbólicamente al magnicidio.
En 2011, durante una visita de la presidenta a la presidenta a la provincia de Mendoza, aparecieron en la versión digital de Diario Los Andes (propiedad de Clarín) comentarios de lectores que instaban al magnicidio. Consultada para una radio la responsable del medio, refunfuñó generalidades, pero sacó esos comentarios de la web. Eso debió haber sido materia de investigación criminal. Suponiendo que no fueron ellos mismos quienes los publicaron (recordar cómo Clarín contrató los telemarketers de la agencia Carlos Souto para hacer tareas de este tipo), ese tipo de comentarios son el corolario natural del discurso de Clarín.
Esto es lo que está detrás de la cobertura de Clarín. Una arenga a la tropa. Una instigación a no detenerse ante nada. No podían mostrar decoro, sería leído como un límite, una regla que respetar en la disputa. Y está visto que no respetan nada, ni reglas ni leyes (como en el caso de Cablevisión, como las cautelares), ni personas, ni vidas (como en la apropiación de Papel Prensa), ni a sus audiencias a quienes mienten sin pudor. Han descripto su objeto de deseo como el mal absoluto y no se detendrán ante nada.
Desentrañar esto, como la denuncia pública en las épocas oscuras, no constituye un regodeo tétrico, sino que intenta exorcizar una amenaza bien calculada por sus responsables y su equipo semiótico. Es imprescindible seguir desenmascarando a estos propagandistas de la muerte que no deben seguir humillando al pueblo argentino ni a su democracia.
martes, 10 de enero de 2012
jueves, 5 de enero de 2012
Ubicuo, un argentino resbaloso
Por: Carlos Almenara
Pte. EDE – Mendoza en Nuevo Encuentro
c.almenara@hotmail.com
Enero 2012
Ubicuo acusa al gobierno nacional de confrontativo. Lo hace insultando a la presidenta con una violencia que no vimos nunca antes.
Dice que el gobierno nacional utiliza políticamente los derechos humanos y nada se cuestiona al hacerlo codo a codo con los defensores del genocidio.
Dice que siempre defendió que las jubilaciones fueran estatales o que criticó las AFJP, pero, por supuesto, se opuso a su estatización.
Ubicuo pide el 82% del salario del activo para los jubilados. No lo interpela su oposición a la estatización de los fondos jubilatorios, sin lo cual es abstracto discutir esta cuestión. A Ubicuo, ser trans-ideológico, nada le importa que la jubilación calculada sobre la base del salario del activo agrande la brecha entre jubilados ricos y jubilados pobres porque Ubicuo dice que esto se haría en nombre de la justicia social.
Ubicuo critica la Asignación Universal por Hijo por no ser “suficientemente universal” y dice además que la idea fue de otros. Dice que la idea fue de otros pero también que ésta “no es” la idea de otros. Le asigna importancia decisiva a la idea, no así a la decisión política de invertir miles de millones. No le genera ninguna inquietud su oposición a la estatización de los fondos jubilatorios sin la cual hubiera sido imposible la medida.
Ubicuo defiende la libertad de prensa. Le indigna 6, 7, 8. Es bien conocida la posición de Ubicuo en estos temas aunque a los que queremos contestarle nos sea infinitamente más difícil publicar.
Ubicuo defiende la intervención estatal en economía pero se opuso a la estatización de Aerolíneas Argentinas y de varios servicios públicos.
Dice que los subsidios a los servicios públicos están mal, pero su eliminación implica un tarifazo.
Dice que las retenciones a las exportaciones de granos castigan a los pequeños chacareros, pero no explica cómo su eliminación deterioraría a la industria argentina y al financiamiento estatal. Tampoco explica por qué es justo garantizar rentabilidad extraordinaria a un sector.
Dice que el Estado gasta mucho, tiene déficit y dice también que no hay plata suficiente para educación, salud y vivienda.
Ubicuo dice que Argentina está aislada del mundo pero critica que se apliquen medidas similares a países desarrollados.
Dice que el gobierno no hace nada para evitar piquetes y cortes de ruta, dice que habría que reprimirlos, dice también que el gobierno nacional es represivo.
Ubicuo sabe dónde está el poder: lo tiene la presidenta. Aún cuando pudiera tener una formación “clasista” para él no hay clases, no hay corporaciones, no hay grupos económicos y comunicacionales con poder. Está claro, el poder lo tiene la presidenta.
Ubicuo ataca, insulta, agrede a los dirigentes del gobierno nacional y a sus seguidores pero cuando le preguntan por los que él votó, dice que no está atado a nadie.
Ubicuo acusa al gobierno de corrupción. Considera un atentado al sentido común que le pidan pruebas. No le parece un argumento válido recordar cómo las oligarquías atacaron, con el pretexto de la corrupción, cada uno de los procesos populares en nuestros países.
Cuando está inspirado, Ubicuo califica al gobierno nacional como uno más que no cambia estructuras, igual que los que pasaron y que los que vendrán en el sistema capitalista. No ve ninguna politicidad ni conflicto en torno a desarrollar la industria argentina, las economías regionales, el mercado interno, el trabajo; aunque estas cuestiones sean las que regaron de sangre nuestra patria en sus doscientos años; para Ubicuo, cuando filosofa, no es más que un simulacro, una pantalla que oculta la verdad. Ubicuo puede sostener esto aún no siendo él mismo marxista. O sí, ya lo sabemos, trans-ideológico.
Ubicuo es locuaz a la hora de categorizar al gobierno nacional. Para él es indistinta o alternativa o simultáneamente: populista, montonero, comunista, conservador popular, kirchnerista, peronista, demagogo, dictador, tirano. Según el momento, la audiencia y, básicamente, la categoría que Ubicuo considere más despectiva en ese momento.
La facetas más violentas de cómo se construyó y legitimó este ideario ya las hemos analizado en otras ocasiones y tienen como causa fundamental la concentración de la comunicación masiva. Sin embargo, es necesario insistir en su deconstrucción para recuperar la posibilidad de una alteridad política democrática.
Lo que en el “lenguaje de asamblea” podría nombrarse como que “te corran por derecha y por izquierda al mismo tiempo y las mismas personas” implica la imposibilidad de confrontar proyectos, la condena a la chicana como único recurso, al ardid, a la manipulación de los argumentos en función del engaño.
Hay necesidad en la democracia argentina de reconstruir la deliberación en el espacio público. Ello requiere que cada quién se haga cargo, que asuma un lugar de enunciación, un compromiso con la coherencia mínima exigible en los argumentos, en lo posible con remisión a los hechos.
Está todo dado, o lo estará muy pronto, para que Ubicuo deje de cacarear y comience a discutir como corresponde.
Pte. EDE – Mendoza en Nuevo Encuentro
c.almenara@hotmail.com
Enero 2012
Ubicuo acusa al gobierno nacional de confrontativo. Lo hace insultando a la presidenta con una violencia que no vimos nunca antes.
Dice que el gobierno nacional utiliza políticamente los derechos humanos y nada se cuestiona al hacerlo codo a codo con los defensores del genocidio.
Dice que siempre defendió que las jubilaciones fueran estatales o que criticó las AFJP, pero, por supuesto, se opuso a su estatización.
Ubicuo pide el 82% del salario del activo para los jubilados. No lo interpela su oposición a la estatización de los fondos jubilatorios, sin lo cual es abstracto discutir esta cuestión. A Ubicuo, ser trans-ideológico, nada le importa que la jubilación calculada sobre la base del salario del activo agrande la brecha entre jubilados ricos y jubilados pobres porque Ubicuo dice que esto se haría en nombre de la justicia social.
Ubicuo critica la Asignación Universal por Hijo por no ser “suficientemente universal” y dice además que la idea fue de otros. Dice que la idea fue de otros pero también que ésta “no es” la idea de otros. Le asigna importancia decisiva a la idea, no así a la decisión política de invertir miles de millones. No le genera ninguna inquietud su oposición a la estatización de los fondos jubilatorios sin la cual hubiera sido imposible la medida.
Ubicuo defiende la libertad de prensa. Le indigna 6, 7, 8. Es bien conocida la posición de Ubicuo en estos temas aunque a los que queremos contestarle nos sea infinitamente más difícil publicar.
Ubicuo defiende la intervención estatal en economía pero se opuso a la estatización de Aerolíneas Argentinas y de varios servicios públicos.
Dice que los subsidios a los servicios públicos están mal, pero su eliminación implica un tarifazo.
Dice que las retenciones a las exportaciones de granos castigan a los pequeños chacareros, pero no explica cómo su eliminación deterioraría a la industria argentina y al financiamiento estatal. Tampoco explica por qué es justo garantizar rentabilidad extraordinaria a un sector.
Dice que el Estado gasta mucho, tiene déficit y dice también que no hay plata suficiente para educación, salud y vivienda.
Ubicuo dice que Argentina está aislada del mundo pero critica que se apliquen medidas similares a países desarrollados.
Dice que el gobierno no hace nada para evitar piquetes y cortes de ruta, dice que habría que reprimirlos, dice también que el gobierno nacional es represivo.
Ubicuo sabe dónde está el poder: lo tiene la presidenta. Aún cuando pudiera tener una formación “clasista” para él no hay clases, no hay corporaciones, no hay grupos económicos y comunicacionales con poder. Está claro, el poder lo tiene la presidenta.
Ubicuo ataca, insulta, agrede a los dirigentes del gobierno nacional y a sus seguidores pero cuando le preguntan por los que él votó, dice que no está atado a nadie.
Ubicuo acusa al gobierno de corrupción. Considera un atentado al sentido común que le pidan pruebas. No le parece un argumento válido recordar cómo las oligarquías atacaron, con el pretexto de la corrupción, cada uno de los procesos populares en nuestros países.
Cuando está inspirado, Ubicuo califica al gobierno nacional como uno más que no cambia estructuras, igual que los que pasaron y que los que vendrán en el sistema capitalista. No ve ninguna politicidad ni conflicto en torno a desarrollar la industria argentina, las economías regionales, el mercado interno, el trabajo; aunque estas cuestiones sean las que regaron de sangre nuestra patria en sus doscientos años; para Ubicuo, cuando filosofa, no es más que un simulacro, una pantalla que oculta la verdad. Ubicuo puede sostener esto aún no siendo él mismo marxista. O sí, ya lo sabemos, trans-ideológico.
Ubicuo es locuaz a la hora de categorizar al gobierno nacional. Para él es indistinta o alternativa o simultáneamente: populista, montonero, comunista, conservador popular, kirchnerista, peronista, demagogo, dictador, tirano. Según el momento, la audiencia y, básicamente, la categoría que Ubicuo considere más despectiva en ese momento.
La facetas más violentas de cómo se construyó y legitimó este ideario ya las hemos analizado en otras ocasiones y tienen como causa fundamental la concentración de la comunicación masiva. Sin embargo, es necesario insistir en su deconstrucción para recuperar la posibilidad de una alteridad política democrática.
Lo que en el “lenguaje de asamblea” podría nombrarse como que “te corran por derecha y por izquierda al mismo tiempo y las mismas personas” implica la imposibilidad de confrontar proyectos, la condena a la chicana como único recurso, al ardid, a la manipulación de los argumentos en función del engaño.
Hay necesidad en la democracia argentina de reconstruir la deliberación en el espacio público. Ello requiere que cada quién se haga cargo, que asuma un lugar de enunciación, un compromiso con la coherencia mínima exigible en los argumentos, en lo posible con remisión a los hechos.
Está todo dado, o lo estará muy pronto, para que Ubicuo deje de cacarear y comience a discutir como corresponde.
jueves, 8 de diciembre de 2011
UCR: tres años tarde y fuera de foco
Carlos Almenara
c.almenara@hotmail.com
Apareció en todos los medios la discusión generada durante el último intento de Convención Nacional de la Unión Cívica Radical.
Pudo apreciarse cómo un grupo de militantes tildaba a otro de “gorilas”. Cómo Moreau imprecaba a Morales responsabilizándolo de varias cosas, entre otras hacer “antikirchnerismo bobo”.
Hemos visto en redes sociales sentidas afirmaciones del progresismo del radicalismo, lamentándose de su dirigencia.
Hemos visto al intendente de Pergamino, actor importante para reclamar contra las retenciones, pronunciarse a favor de la distribución de las ganancias empresarias entre los obreros. Esto último es demasiado, pero sirve como ejemplo del vaciamiento de las palabras. Se usan chicanas en las luchas de poder, pero esto... bueno, demasiado.
Respecto del progresismo del radicalismo, sus decisiones orgánicas hablan por sí mismas, un desordenado, aleatorio e incompleto listado:
En contra de la estatización de las AFJP
En contra de la Ley de aumento de las jubilaciones dos veces por año
En contra de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual
En contra de la Asignación Universal por Hijo
En contra de usar reservas para pagar deuda
En contra de sacarnos de encima al FMI
En contra de las retenciones
Siempre pueden decir que no, no estuvieron en contra, querían que la ley tal fuera mejor, por eso votaron en contra, pero no porque estén en contra...
Pero los hechos son esos. Votaron en contra de todo lo que podían votar en contra y de lo que no era legislativo, opinaron en contra.
Las autopercepciones, como las percepciones en general, pueden anclarse en lo que Freud llamaba “el principio de realidad” o bien pueden seguir cualquier camino, el de la alucinación por ejemplo.
Pero eso siempre es una materia polémica. Cada quién dirá qué quiere ser y deberá dar cuenta de lo que hace a los suyos. Las identidades no son eternas, todo cambia todo el tiempo.
Lo que sí resulta sugerente es por qué lo que Moreau llama “antikirchnerismo bobo” se plantea ahora, en el momento en que Alfonsín (h) tuvo un resultado electoral por debajo de las expectativas y no cuando ocurría. ¿Por qué no existió ninguna voz que planteara disidencia cuando el “grupo A” del que la UCR era animador principal parecía que arrasaba?
Es cierto, y lo sabemos bien, que es difícil hacer escuchar algunas voces. No escuchamos ninguna de la UCR en ese momento.
Pero esto formará parte de lo que radicales discutan o no.
Hay algo, sin embargo, que los excede y es un problema de la democracia argentina.
El asunto es el siguiente:
¿Por qué la UCR participó de un intento destituyente de un gobierno democrático?
Si la UCR es un partido de derecha, de centro o de... no sería imposible, bueno, eso es discusión interna, pero por qué avaló un golpe institucional es algo que tienen que explicar.
¿Por qué Cobos siendo vicepresidente votó contra el gobierno en un caso sin antecedentes en el mundo? ¿Por qué la UCR que lo había echado lo recibió como un héroe? ¿Por qué integró el “grupo A”, un grupo que sólo puede explicarse desde el intento de voltear al gobierno? ¿Por qué éste es el único gobierno nacional desde 1983 que no tuvo presupuesto, cuando los gobiernos anteriores, aún en minoría, todos tuvieron presupuesto? ¿Por qué alentó y llevó en sus listas a la patronal sojera que cortó las rutas, desabasteció poblaciones y provocó muertes de personas?
Existe un viejo truco para el engaño en partidos con aspiraciones populares que consiste en circunscribir la discusión al ejercicio de la función de oficialismo u oposición que deba sostener en ese momento. Así, la UCR propone ahora el 82% móvil a los jubilados con la misma fuerza con que antes sostuvo el recorte del 13%. Un engaño, es eso, un engaño que termina siempre en la política ficcional del neoliberalismo.
El pueblo argentino se impuso a quienes secuestran la política y en una gesta inédita sostuvo a una presidenta ejemplar. En esa gesta participó el pueblo proveniente de distintas tradiciones: peronistas, radicales, socialistas, independientes.
El pueblo evitó que se consumara un golpe institucional al estilo de Honduras. ¿Recuerdan Honduras? El presidente del Congreso “reemplazó” a Manuel Zelaya, a quien sacaron en calzoncillos del país.
Acá el vicepresidente amigo de los medios hegemónicos y las patronales sojeras iría a reemplazar a la presidenta crispada.
Esto tiene que explicar la Argentina. De esto tienen que dar cuenta varios radicales.
Por caso, el intendente Cornejo, cómo compatibiliza ser operador político de Cobos, participar en el intento de golpe y después hacer murales que hablan de derechos humanos, de democracia y otras hiervas. ¿Es razonable compartir la desestabilización con Biolcatti, reivindicar a Martinez de Hoz con Llambías y después premiar a Estela de Carlotto?
Hay cosas que explicar, hay cuestiones de interés colectivo.
Después que cada quién sea lo quiera y pueda sostener.
Siempre es alentador suponer que repensar las cosas implicará para alguien, uno aunque sea, asumir compromisos con su pueblo, superar las élites que hacen política para sí mismas y construir una interpretación social con arraigo en los que sufren. Estas causas siempre están ávidas de militancia.
c.almenara@hotmail.com
Apareció en todos los medios la discusión generada durante el último intento de Convención Nacional de la Unión Cívica Radical.
Pudo apreciarse cómo un grupo de militantes tildaba a otro de “gorilas”. Cómo Moreau imprecaba a Morales responsabilizándolo de varias cosas, entre otras hacer “antikirchnerismo bobo”.
Hemos visto en redes sociales sentidas afirmaciones del progresismo del radicalismo, lamentándose de su dirigencia.
Hemos visto al intendente de Pergamino, actor importante para reclamar contra las retenciones, pronunciarse a favor de la distribución de las ganancias empresarias entre los obreros. Esto último es demasiado, pero sirve como ejemplo del vaciamiento de las palabras. Se usan chicanas en las luchas de poder, pero esto... bueno, demasiado.
Respecto del progresismo del radicalismo, sus decisiones orgánicas hablan por sí mismas, un desordenado, aleatorio e incompleto listado:
En contra de la estatización de las AFJP
En contra de la Ley de aumento de las jubilaciones dos veces por año
En contra de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual
En contra de la Asignación Universal por Hijo
En contra de usar reservas para pagar deuda
En contra de sacarnos de encima al FMI
En contra de las retenciones
Siempre pueden decir que no, no estuvieron en contra, querían que la ley tal fuera mejor, por eso votaron en contra, pero no porque estén en contra...
Pero los hechos son esos. Votaron en contra de todo lo que podían votar en contra y de lo que no era legislativo, opinaron en contra.
Las autopercepciones, como las percepciones en general, pueden anclarse en lo que Freud llamaba “el principio de realidad” o bien pueden seguir cualquier camino, el de la alucinación por ejemplo.
Pero eso siempre es una materia polémica. Cada quién dirá qué quiere ser y deberá dar cuenta de lo que hace a los suyos. Las identidades no son eternas, todo cambia todo el tiempo.
Lo que sí resulta sugerente es por qué lo que Moreau llama “antikirchnerismo bobo” se plantea ahora, en el momento en que Alfonsín (h) tuvo un resultado electoral por debajo de las expectativas y no cuando ocurría. ¿Por qué no existió ninguna voz que planteara disidencia cuando el “grupo A” del que la UCR era animador principal parecía que arrasaba?
Es cierto, y lo sabemos bien, que es difícil hacer escuchar algunas voces. No escuchamos ninguna de la UCR en ese momento.
Pero esto formará parte de lo que radicales discutan o no.
Hay algo, sin embargo, que los excede y es un problema de la democracia argentina.
El asunto es el siguiente:
¿Por qué la UCR participó de un intento destituyente de un gobierno democrático?
Si la UCR es un partido de derecha, de centro o de... no sería imposible, bueno, eso es discusión interna, pero por qué avaló un golpe institucional es algo que tienen que explicar.
¿Por qué Cobos siendo vicepresidente votó contra el gobierno en un caso sin antecedentes en el mundo? ¿Por qué la UCR que lo había echado lo recibió como un héroe? ¿Por qué integró el “grupo A”, un grupo que sólo puede explicarse desde el intento de voltear al gobierno? ¿Por qué éste es el único gobierno nacional desde 1983 que no tuvo presupuesto, cuando los gobiernos anteriores, aún en minoría, todos tuvieron presupuesto? ¿Por qué alentó y llevó en sus listas a la patronal sojera que cortó las rutas, desabasteció poblaciones y provocó muertes de personas?
Existe un viejo truco para el engaño en partidos con aspiraciones populares que consiste en circunscribir la discusión al ejercicio de la función de oficialismo u oposición que deba sostener en ese momento. Así, la UCR propone ahora el 82% móvil a los jubilados con la misma fuerza con que antes sostuvo el recorte del 13%. Un engaño, es eso, un engaño que termina siempre en la política ficcional del neoliberalismo.
El pueblo argentino se impuso a quienes secuestran la política y en una gesta inédita sostuvo a una presidenta ejemplar. En esa gesta participó el pueblo proveniente de distintas tradiciones: peronistas, radicales, socialistas, independientes.
El pueblo evitó que se consumara un golpe institucional al estilo de Honduras. ¿Recuerdan Honduras? El presidente del Congreso “reemplazó” a Manuel Zelaya, a quien sacaron en calzoncillos del país.
Acá el vicepresidente amigo de los medios hegemónicos y las patronales sojeras iría a reemplazar a la presidenta crispada.
Esto tiene que explicar la Argentina. De esto tienen que dar cuenta varios radicales.
Por caso, el intendente Cornejo, cómo compatibiliza ser operador político de Cobos, participar en el intento de golpe y después hacer murales que hablan de derechos humanos, de democracia y otras hiervas. ¿Es razonable compartir la desestabilización con Biolcatti, reivindicar a Martinez de Hoz con Llambías y después premiar a Estela de Carlotto?
Hay cosas que explicar, hay cuestiones de interés colectivo.
Después que cada quién sea lo quiera y pueda sostener.
Siempre es alentador suponer que repensar las cosas implicará para alguien, uno aunque sea, asumir compromisos con su pueblo, superar las élites que hacen política para sí mismas y construir una interpretación social con arraigo en los que sufren. Estas causas siempre están ávidas de militancia.
miércoles, 19 de octubre de 2011
Platón contra los excluidos
Platón contra los excluidos
Por: Carlos Almenara
Presidente E.D.E. (Encuentro por la Democracia y la Equidad) – Mendoza
en Nuevo Encuentro
c.almenara@hotmail.com
La belleza se manifiesta en la idea de belleza. El mundo sensible sólo puede corromper la perfección de la belleza manifiesta en la idea de belleza. Quienes invoquen a los sentidos para comprender la belleza sólo podrán ver sombras, visiones erróneas y deformadas.
El idealismo, en este sentido epistemológico (nada que ver con la encomiable lucha por, o en defensa de, ideales), sostiene que la verdad está en la idea, en el concepto decimos nosotros.
Esta lógica filosófica incide en la actividad política de varios modos, entre otros, a través de lo que llamamos “nominalismo”.
Es cierto que la construcción identitaria, ese definir quiénes somos, qué queremos, requiere una dosis de idealismo. Una apuesta al concepto, al nombre que me une a los míos y me representa, aún sin beneficio de inventario. Claro que en una actividad como la política el riesgo de enajenación es inmediato.
Aquella “traslación de fines a medios” descripta por sociólogos y cientistas políticos en las primeras décadas del SXX muestra claramente cómo lo que se declama como fines, como bellos objetivos a alcanzar, no son muchas veces más que medios de las élites partidarias para mantener el poder.
Pensar que el idealismo epistemológico tiene cabida en la política es muy peligroso. Los totalitarismos, las negaciones radicales del otro han encontrado en esta mecánica un plafond, un sustento para todos los prejuicios, las discriminaciones y las persecuciones.
¿A qué llamamos nominalismo esencialista?
Los “A” son “tal cosa”. Un buen idealista, y estamos rodeados, es absolutamente resistente a que la realidad demuestre lo contrario. Se relaciona con el mundo ideal, no con el de los hechos. El mundo de los hechos corrompe, el de los conceptos es puro.
Si los “A” son “tal cosa” no hay manera de desmentirlo. No, al menos, desde las pruebas.
Vale decir que esto mismo puede argumentarse desde otras teorías, por caso el existencialismo y sus antecedentes.
El bipartidismo
Un caso puntual de este tipo de dilemas se presenta con el bipartidismo. ¿Porque, qué se critica del bipartidismo?
Básicamente lo que muchos hemos criticado en el nombre del “bipartidismo” es un fenómeno bien concreto consistente en la cooptación por parte del poder económico de las élites que condujeron la UCR y el PJ y que llevaron a que sus candidatos no fueran más que distintas caras de un mismo proyecto. Ahora bien, sobre una base idealista no hay ninguna realidad capaz de satisfacer esta demanda. Siempre dependerá del inescrutable devenir de las ideas.
Sin embargo, sobre una epistemología realista, no puede evitarse una mirada por lo que pasa.
Si vemos que aparece un gobierno enfrentado a las corporaciones económicas, criticado por los mayores factores del poder real, de ese poder que en el pasado cooptó las dirigencias partidarias ¿no pondría esta verificación en cuestión aquella premisa de esa crítica al bipartidismo? ¿No sería esa una señal de lo insuficiente de nuestra teoría para explicar el funcionamiento del sistema?
No haremos un listado de cuestiones que se podrían plantear en la misma clave, desde los derechos humanos, la mirada integracionista latinoamericana hasta la recuperación de la política (dentro de lo que se incluye que tenga sentido escribir esto, lo que hace un tiempo hubiera resultado intrascendente)..
Sin embargo suele darse como respuesta el:
Empeño epistemológico
Hay teorías de lo social, estamos pensando en las izquierdas, que al tiempo que imaginan una sociedad futura, que ponen en el centro del desafío humano la preeminencia de valores, el primero la igualdad, explican el funcionamiento de las sociedades, en particular las sociedades capitalistas.
Ahora bien, ¿qué pasa cuando puede verificarse empíricamente avances hacia la igualdad que no se han producido según la teoría por la que esa tradición preveía que debían producirse?¿O que no se han producido prohijados por los guardianes de la teoría?
Una respuesta posible, lamentablemente la más frecuente, es negar la realidad. La explicación (porque la vida en sociedad obliga a interpretar) gira en torno a una recursividad argumentativa, parte de un nominalismo que deriva en una media verdad, se suma un prejuicio, se le agrega una pizca de condimento ético para condenar una estafa no demostrada, un poco de chicana “nacional-flagelatoria” y el resultado es una reafirmación de algo que no era necesario someter a semejante esfuerzo. Si esto no funciona siempre queda el recurso al maximalismo. Bastaba con el recurso estilístico idealista por excelencia: los “A” son “tal cosa”. Nos movemos en el mundo ideal, ¿para qué contaminarnos?
Más incómodo es construir una izquierda política sobre la base del realismo epistemológico, sobre la base de la siempre turbia realidad sensible, sobre los pueblos concretos o en concreción, sobre los hechos y el acontecer de las sociedades.
Se pone en juego en estos dilemas la preeminencia de los juegos de poder y de status, el narcisismo de ciertas dirigencias o el compromiso con una gesta emancipadora popular.
No es esta una coyuntura cualquiera del continente. No lo es tampoco para la Argentina. No se necesita arriesgar mucho para identificarla como una ocasión única en 200 años. Asimilarla a experiencias anteriores para descalificarla es por lo menos injusto. Para los sinceros, para quienes luchan por expandir derechos, un error.
Por: Carlos Almenara
Presidente E.D.E. (Encuentro por la Democracia y la Equidad) – Mendoza
en Nuevo Encuentro
c.almenara@hotmail.com
La belleza se manifiesta en la idea de belleza. El mundo sensible sólo puede corromper la perfección de la belleza manifiesta en la idea de belleza. Quienes invoquen a los sentidos para comprender la belleza sólo podrán ver sombras, visiones erróneas y deformadas.
El idealismo, en este sentido epistemológico (nada que ver con la encomiable lucha por, o en defensa de, ideales), sostiene que la verdad está en la idea, en el concepto decimos nosotros.
Esta lógica filosófica incide en la actividad política de varios modos, entre otros, a través de lo que llamamos “nominalismo”.
Es cierto que la construcción identitaria, ese definir quiénes somos, qué queremos, requiere una dosis de idealismo. Una apuesta al concepto, al nombre que me une a los míos y me representa, aún sin beneficio de inventario. Claro que en una actividad como la política el riesgo de enajenación es inmediato.
Aquella “traslación de fines a medios” descripta por sociólogos y cientistas políticos en las primeras décadas del SXX muestra claramente cómo lo que se declama como fines, como bellos objetivos a alcanzar, no son muchas veces más que medios de las élites partidarias para mantener el poder.
Pensar que el idealismo epistemológico tiene cabida en la política es muy peligroso. Los totalitarismos, las negaciones radicales del otro han encontrado en esta mecánica un plafond, un sustento para todos los prejuicios, las discriminaciones y las persecuciones.
¿A qué llamamos nominalismo esencialista?
Los “A” son “tal cosa”. Un buen idealista, y estamos rodeados, es absolutamente resistente a que la realidad demuestre lo contrario. Se relaciona con el mundo ideal, no con el de los hechos. El mundo de los hechos corrompe, el de los conceptos es puro.
Si los “A” son “tal cosa” no hay manera de desmentirlo. No, al menos, desde las pruebas.
Vale decir que esto mismo puede argumentarse desde otras teorías, por caso el existencialismo y sus antecedentes.
El bipartidismo
Un caso puntual de este tipo de dilemas se presenta con el bipartidismo. ¿Porque, qué se critica del bipartidismo?
Básicamente lo que muchos hemos criticado en el nombre del “bipartidismo” es un fenómeno bien concreto consistente en la cooptación por parte del poder económico de las élites que condujeron la UCR y el PJ y que llevaron a que sus candidatos no fueran más que distintas caras de un mismo proyecto. Ahora bien, sobre una base idealista no hay ninguna realidad capaz de satisfacer esta demanda. Siempre dependerá del inescrutable devenir de las ideas.
Sin embargo, sobre una epistemología realista, no puede evitarse una mirada por lo que pasa.
Si vemos que aparece un gobierno enfrentado a las corporaciones económicas, criticado por los mayores factores del poder real, de ese poder que en el pasado cooptó las dirigencias partidarias ¿no pondría esta verificación en cuestión aquella premisa de esa crítica al bipartidismo? ¿No sería esa una señal de lo insuficiente de nuestra teoría para explicar el funcionamiento del sistema?
No haremos un listado de cuestiones que se podrían plantear en la misma clave, desde los derechos humanos, la mirada integracionista latinoamericana hasta la recuperación de la política (dentro de lo que se incluye que tenga sentido escribir esto, lo que hace un tiempo hubiera resultado intrascendente)..
Sin embargo suele darse como respuesta el:
Empeño epistemológico
Hay teorías de lo social, estamos pensando en las izquierdas, que al tiempo que imaginan una sociedad futura, que ponen en el centro del desafío humano la preeminencia de valores, el primero la igualdad, explican el funcionamiento de las sociedades, en particular las sociedades capitalistas.
Ahora bien, ¿qué pasa cuando puede verificarse empíricamente avances hacia la igualdad que no se han producido según la teoría por la que esa tradición preveía que debían producirse?¿O que no se han producido prohijados por los guardianes de la teoría?
Una respuesta posible, lamentablemente la más frecuente, es negar la realidad. La explicación (porque la vida en sociedad obliga a interpretar) gira en torno a una recursividad argumentativa, parte de un nominalismo que deriva en una media verdad, se suma un prejuicio, se le agrega una pizca de condimento ético para condenar una estafa no demostrada, un poco de chicana “nacional-flagelatoria” y el resultado es una reafirmación de algo que no era necesario someter a semejante esfuerzo. Si esto no funciona siempre queda el recurso al maximalismo. Bastaba con el recurso estilístico idealista por excelencia: los “A” son “tal cosa”. Nos movemos en el mundo ideal, ¿para qué contaminarnos?
Más incómodo es construir una izquierda política sobre la base del realismo epistemológico, sobre la base de la siempre turbia realidad sensible, sobre los pueblos concretos o en concreción, sobre los hechos y el acontecer de las sociedades.
Se pone en juego en estos dilemas la preeminencia de los juegos de poder y de status, el narcisismo de ciertas dirigencias o el compromiso con una gesta emancipadora popular.
No es esta una coyuntura cualquiera del continente. No lo es tampoco para la Argentina. No se necesita arriesgar mucho para identificarla como una ocasión única en 200 años. Asimilarla a experiencias anteriores para descalificarla es por lo menos injusto. Para los sinceros, para quienes luchan por expandir derechos, un error.
domingo, 18 de septiembre de 2011
Sarkozy - Kagame
Sarkozy - Kagame
Por: Carlos Almenara
c.almenara@hotmail.com
No es una invocación de nadie. Menos de Reporteros sin Fronteras (RSF) que manifestó en París con pancartas de decían "Kagame depredador".
Según un cable de EFE del 13 de setiembre, Jean-François Julliard, secretario general de RSF, afirmó que "parece que a Francia le agrada invitar a depredadores de la libertad de prensa" y recordó que el Elíseo recibió en 2007 al ex mandatario libio Muammar Khadafi e invitó en 2008 al presidente sirio, Bachar al Asad, a celebrar en París la fiesta nacional francesa.
Tampoco parece atractivo a la comunidad ruandesa de París dado que el mismo cable sostiene que "la llegada de Kagame a la capital francesa provocó ayer manifestaciones de ruandeses contrarios al régimen que bloquearon la carretera periférica de la ciudad e incendiaron un coche".
Paul Kagame es desde 2000 el presidente de Ruanda. Líder histórico del Frente Patriótico Ruandés (FPR) es acusado por jueces franceses y españoles de delitos de lesa humanidad. También fue acusado por la ex fiscal Carla del Ponte y hay quien sostiene que del Ponte perdió el cargo de fiscal para los crímenes en Ruanda por acusar a miembros del FPR, entre ellos, Kagame.
El genocidio ruandés comenzó en 1994 cuando un avión que transportaba a los presidentes de Ruanda y de Burundi fue derribado por un misil tierra - aire. Se acusa a Kagame de la operación pero hay controversia al respecto. El hecho se continuó con un genocidio indescriptible por parte de la élite de la minoría hutu que controlaba el gobierno de Ruanda contra los tutsi (etnia mayoritaria). Se estima en 800.000 el número de muertes.
El FPR continuó la lucha. Conviene saber que Kagame, como suele ocurrir en estos casos, ha recibido entrenamiento militar en Fort Leavenworth, Kansas, Estados Unidos. Finalmente el FPR triunfó e inició una venganza que se considera que dejó entre 25.000 y 100.000 civiles hutus muertos. Es por estos crímenes que se lo acusa a Kagame.
Durante 16 años Francia tuvo una distante relación diplomática con Ruanda ya que había jugado todas sus fichas al sostén de la minoría hutu y fue acusada de corresponsable del genocidio por el gobierno del FPR.
El 12 de setiembre Kagame entró al Elíseo en medio de efusivos saludos del presidente francés. Correspondía a una visita de Sarkozy a Kigali hecha un año antes.
La compleja historia ruandesa, esa de difíciles mixturas étnicas, de sometimiento y pobreza tiene enorme complejidad. Pero lo que sí demuestra este encuentro sin ambigüedad alguna, es el doble estándar, el cinismo, de la política internacional francesa que al tiempo que bombardea Libia en nombre de la defensa de los civiles y amenaza a Siria con similares argumentos, bombardea civiles y depreda los recursos naturales de los países nuevamente colonizados. Ha trascendido la disposición del Consejo de Transición libio a que no menos del 35% de los nuevos contratos petroleros sean otorgados a Francia. Pero además, el presidente francés se reúne con un presidente acusado de un genocidio que costó entre 25.000 y 100.000 vidas humanas.
Quizá tengamos que aceptar el argumento del gradualismo: antes Francia era socio de un gobierno responsable de un genocidio que costó 800.000 vidas, ahora lo es de uno que costó 8 veces menos. Si no fuera por lo espantoso de la situación hasta sería gracioso.
Para quienes gustan reducir los análisis políticos a subjetividades, es interesante pensar cómo razonará, como sentirá, alguien como Nicolás Sarkozy, que estuvo varias veces abrazado a Khadafi y luego mandó a bombardear su casa. Uno podría imaginar escenarios de guerra, pero mandarle a bombardear su casa, pretender asesinarlo... después de andar a los abrazos con él, sin aceptar negociación... no deja de ser muy sugestivo para imaginarnos cómo son los líderes de estos países poderosos. Lo mismo vale para Hillary Clinton que estaba “encantada” de recibir a Khadafi hijo, o de Berlusconi, que aceptaba de buen grado la reivindicación de Khadafi a los luchadores libios contra la Italia colonial, no sabemos si por cortés o por ignorante.
En fin, que si estos comportamientos se convierten en un patrón, bien haría Kagame en moverse con cuidado con sus nuevos amigos. Bien haría la opinión pública mundial en precaverse de estos personajes que además de oprimir pueblos, mancillan las banderas de los derechos humanos cuando los subordinan a sus intereses.
La opinión pública francesa que ha tenido en muchas ocasiones del pasado reparos y cobijos para las mejores sensibilidades, tendría que tener una voz más clara sobre estos temas.
Por: Carlos Almenara
c.almenara@hotmail.com
No es una invocación de nadie. Menos de Reporteros sin Fronteras (RSF) que manifestó en París con pancartas de decían "Kagame depredador".
Según un cable de EFE del 13 de setiembre, Jean-François Julliard, secretario general de RSF, afirmó que "parece que a Francia le agrada invitar a depredadores de la libertad de prensa" y recordó que el Elíseo recibió en 2007 al ex mandatario libio Muammar Khadafi e invitó en 2008 al presidente sirio, Bachar al Asad, a celebrar en París la fiesta nacional francesa.
Tampoco parece atractivo a la comunidad ruandesa de París dado que el mismo cable sostiene que "la llegada de Kagame a la capital francesa provocó ayer manifestaciones de ruandeses contrarios al régimen que bloquearon la carretera periférica de la ciudad e incendiaron un coche".
Paul Kagame es desde 2000 el presidente de Ruanda. Líder histórico del Frente Patriótico Ruandés (FPR) es acusado por jueces franceses y españoles de delitos de lesa humanidad. También fue acusado por la ex fiscal Carla del Ponte y hay quien sostiene que del Ponte perdió el cargo de fiscal para los crímenes en Ruanda por acusar a miembros del FPR, entre ellos, Kagame.
El genocidio ruandés comenzó en 1994 cuando un avión que transportaba a los presidentes de Ruanda y de Burundi fue derribado por un misil tierra - aire. Se acusa a Kagame de la operación pero hay controversia al respecto. El hecho se continuó con un genocidio indescriptible por parte de la élite de la minoría hutu que controlaba el gobierno de Ruanda contra los tutsi (etnia mayoritaria). Se estima en 800.000 el número de muertes.
El FPR continuó la lucha. Conviene saber que Kagame, como suele ocurrir en estos casos, ha recibido entrenamiento militar en Fort Leavenworth, Kansas, Estados Unidos. Finalmente el FPR triunfó e inició una venganza que se considera que dejó entre 25.000 y 100.000 civiles hutus muertos. Es por estos crímenes que se lo acusa a Kagame.
Durante 16 años Francia tuvo una distante relación diplomática con Ruanda ya que había jugado todas sus fichas al sostén de la minoría hutu y fue acusada de corresponsable del genocidio por el gobierno del FPR.
El 12 de setiembre Kagame entró al Elíseo en medio de efusivos saludos del presidente francés. Correspondía a una visita de Sarkozy a Kigali hecha un año antes.
La compleja historia ruandesa, esa de difíciles mixturas étnicas, de sometimiento y pobreza tiene enorme complejidad. Pero lo que sí demuestra este encuentro sin ambigüedad alguna, es el doble estándar, el cinismo, de la política internacional francesa que al tiempo que bombardea Libia en nombre de la defensa de los civiles y amenaza a Siria con similares argumentos, bombardea civiles y depreda los recursos naturales de los países nuevamente colonizados. Ha trascendido la disposición del Consejo de Transición libio a que no menos del 35% de los nuevos contratos petroleros sean otorgados a Francia. Pero además, el presidente francés se reúne con un presidente acusado de un genocidio que costó entre 25.000 y 100.000 vidas humanas.
Quizá tengamos que aceptar el argumento del gradualismo: antes Francia era socio de un gobierno responsable de un genocidio que costó 800.000 vidas, ahora lo es de uno que costó 8 veces menos. Si no fuera por lo espantoso de la situación hasta sería gracioso.
Para quienes gustan reducir los análisis políticos a subjetividades, es interesante pensar cómo razonará, como sentirá, alguien como Nicolás Sarkozy, que estuvo varias veces abrazado a Khadafi y luego mandó a bombardear su casa. Uno podría imaginar escenarios de guerra, pero mandarle a bombardear su casa, pretender asesinarlo... después de andar a los abrazos con él, sin aceptar negociación... no deja de ser muy sugestivo para imaginarnos cómo son los líderes de estos países poderosos. Lo mismo vale para Hillary Clinton que estaba “encantada” de recibir a Khadafi hijo, o de Berlusconi, que aceptaba de buen grado la reivindicación de Khadafi a los luchadores libios contra la Italia colonial, no sabemos si por cortés o por ignorante.
En fin, que si estos comportamientos se convierten en un patrón, bien haría Kagame en moverse con cuidado con sus nuevos amigos. Bien haría la opinión pública mundial en precaverse de estos personajes que además de oprimir pueblos, mancillan las banderas de los derechos humanos cuando los subordinan a sus intereses.
La opinión pública francesa que ha tenido en muchas ocasiones del pasado reparos y cobijos para las mejores sensibilidades, tendría que tener una voz más clara sobre estos temas.
viernes, 26 de agosto de 2011
El león del desierto
26 de agosto de 2011
Cuando en 2009 Khadafi visitó Italia, sorprendió a su anfitrión, Silvio Berlusconi, que lo esperaba al pie del avión. Levaba una foto de Omar Mukhtar prendida en su uniforme. En el avión que trasladaba a la delegación libia iba Omar Mukhtar hijo.
Mukhtar fue un héroe de la resistencia de esos territorios cuando eran colonia italiana. Fue líder de la guerrilla que enfrentó al general italiano Rodolfo Graziani.
La historia de Mukhtar es revivida en la película "El león del desierto" con Anthony Quinn en el papel de Mukhtar y Oliver Reed en el de Graziani.
La película fue censurada en Italia, lo que da al atravimiento de Khadafi una osadía aun mayor.
Ese Berlusconi que nada reprochaba ni de las fotos ni de la delegación es el mismo que hoy lleva a su país a integrar las fuerzas invasoras, esas fuerzas que se dicen escandalizadas ante un dictador que lleva 42 años en el gobierno; actitud, la del italiano, totalmente razonable toda vez que cuando le rendía honores al libio, éste sólo llevaba 40 años.
Casos análogos ocurren con Inglaterra, cuya prestigiosa London School of Economics firmaba jugosos contratos para capacitar a los funcionarios libios. Claro que todavía el año pasado no estaban muy apurados por denunciar esa dictadura.
O con Sarkozy que halla que el mejor modo de responder a la denuncia de que Khadafi financió su campaña electoral es enviar la desbocada fuerza aérea francesa a bombardear. Hay quienes piensan que es un estilo del francés ya que al opositor que todas las encuestas daban como su reemplazo le apareció una acusación en Estados Unidos, acusación que sirvió para sacarlo de carrera pero en la que luego el mismo fiscal retiró los cargos.
Hillary Clinton recibía hace un año al hijo de Khadafi con honores, "encantada" dijo estar en esa ocasión. Claro, Khadafi no era el año pasado una amenaza para la humanidad, aunque ya hubieran pesado en su contra las peores acusaciones, entre otras, terrorismo, atentados en Alemania y en un avión caído en suelo escocés.
El cinismo, el descontrol, la voracidad y el descaro de las potencias imperiales ha alcanzado umbrales desconocidos, al menos en los últimos tiempos. Creo que tiene que ver con la declinación de los Estados Unidos como potencia hegemónica y los intentos de las potencias subordinadas a su éjido por conquistar posiciones en una loca escalada belicista.
En ese afán, estimulado por las ansias de impulsar sus economías con petróleo barato en contexto de crisis, arrollan todo vestigio del derecho internacional.
En el juego de la realpolitik, de la preeminencia del poder puro y duro, queda hecho polvo todo el discurso civilizatorio que supuestamente impera en esas democracias desarrolladas. Es necesaria una reacción de la opinión pública de esos mismos países en repulsa a la masacre a que están sometiendo a los libios. Vemos cómo los supuestos rebeldes de la OTAN torturan y fusilan todo lo que encuentran a su paso. Estamos viendo registro fílmico de cadáveres calcinados, con manos y pies atados, fusilados a quemarropa por los aliados de la OTAN. ¿Se hará cargo Sarkozy, Cameron y Obama de estos nuevos métodos de guerra? Es improbable que Khadafi fuera un celoso custodio de los derechos humanos pero es seguro que sus temporales vencedores cometen atrocidades muy difíciles de igualar. ¿Noto Ud. que los que la CNN dice que luchan por la democracia enarbolan la bandera de la monarquía?
Mientras tanto, es interesante tomar nota de cómo Khadafi se inscribía en el curso de una historia que lo precedía y lo trasciende. Aunque pudiéramos criticar fuertemente al libio, aunque pensáramos que si hubieran instancias judiciales imparciales a nivel internacional es posible que debiera responder ante ellas, aunque estuviera lejos del horizonte de lo deseable para los amantes de la paz, su inscripción en una historia del pueblo libio hace pensar que en estos momentos en que es necesario, muchos libios apelarán a esa historia. Es una apelación que no se cancela con bombardeos, robos ni mercenarios. Una vez vencidos los pueblos se rehacen, apenas asoman la cabeza de nuevo para erguirse con dignidad las luchas pasadas se convierten en las voces de los desafíos presentes. En esos desafíos el pueblo de Libia tiene a qué recurrir. Es más que lo que pueden decir los mercenarios que todo lo destruyen.
lunes, 11 de julio de 2011
Juntos venimos bien
¿Qué hay de nuevo, viejo?
Juntos venimos bien
Por: Carlos Almenara
Presidente EDE (Encuentro por la Democracia y la Equidad) - Mendoza
c.almenara@hotmail.com
Mauricio Macri hizo una muy buena elección en la ciudad de Buenos Aires. Si bien resignado hace un tiempo a no dar pelea nacional por falta de perspectivas, apenas conocidos los primeros datos del domingo hizo un discurso bien "nacional".
Interesa analizar lo que dijo toda vez que Macri representa la más consistente alternativa político - ideológica a la presidenta. Por lo que se ve representa también la alternativa más potente.
Para quienes pensamos hace tiempo que en Argentina hay pendiente un gran debate nacional para ordenar cuerpos ideológicos e interpretativos con las dimensiones institucionales y organizativas que los enarbolan, la victoria (parcial) de Macri no es necesariamente una mala noticia. Una fuerza que debe estar en ese debate es la derecha tal como ocurre en todos lados y es bueno que esa derecha tenga una expresión política explícita como el PRO y no que se esconda en otros ámbitos. Es necesario para que ello ocurra que tenga perspectivas de acceso al gobierno para que no apele a los golpes de estado como ha hecho a lo largo de nuestra historia.
Veamos dos temas respecto a lo ideológico. Que el PRO representa la derecha es bastante evidente, sus políticas, sus agendas, sus programas, sus dirigentes, priorizan, como es de uso para las derechas el orden (el orden ya establecido), la preservación de las propiedades y jerarquías existentes. Hay, sin embargo, un matiz que bien vale respuesta. Veámoslo en palabras de Macri: "la pobreza no se combate con ideología es un problema bien concreto". Falso, en este caso mentira porque el emisor sabe de la falsedad. La pobreza se combate de modos muy distintos o no se combate. ¿Cómo lo propone Macri? "La solución definitiva al problema de la pobreza es la creación de empleo a través de la atracción de inversiones". Es decir, que la solución a la pobreza será darle seguridad jurídica y política a los ricos para que sigan ganando plata. ¿Cómo se atraen inversiones? Como todo el mundo sabe dejando operar la vieja "mano invisible" del mercado, con un Estado mínimo, gendarme. El conocido recetario neoliberal. Es decir la pobreza no se combate. Por supuesto podríamos decir que la pobreza la combatiremos expropiando las tierras sin uso, la combatiremos con un subsidio por desempleo o promoviendo la creación de proyectos productivos. En estos casos el Estado cumpliría un rol, no en la lógica macrista.
Veamos la noche del 10 de julio, ¿qué dijo Macri?
"Juntos venimos bien". El eslogan de campaña que armó Durán Barba. No se salió un ápice del guión. "No voy a dejar que las diferencias nos separen", instó "a bajar el nivel de agresión", "al final del día no nos deja nada ese nivel de agresión", "no hay lugar para enfrentamientos", "estamos enfermos de violencia", "lo que nos une es más que lo que nos separa", y un desconcertante, "yo asumí el compromiso de luchar por la unidad nacional".
Todo preciso según le deben indicar los focus group a Durán. Suponemos habrán detectado un sentimiento de división que se proponen suturar.
Por si hace falta, Macri es el mismo que está procesado por pinchar los teléfonos de opositores políticos, además de proferir declaraciones de extremo grado de violencia ("aunque a Kirchner lo tengamos que tirar del tren", entre otras). Modos particulares de lucha por la unidad nacional o la no agresión.
Este es el mismo discurso macartista subsiguiente a la Resolución 125.
El juego es poner al kirchnerismo en el lugar de la división, de la confrontación, de la "crispación" y ponerse ellos en el de la unidad, la reconciliación.
Es un discurso que niega radicalmente la política.
Pero ese discurso ya fue vencido una vez. No fue discutiendo en el mismo plano engañoso que plantearon las patronales agropecuarias sino denunciando la concentración mediática que inhibía cualquier debate ecuánime y sólo creaba odio. Porque esa es una estrategia de material que sólo puede soportarse con la comunicación concentrada.
El debate anterior se saldó a favor del gobierno nacional cuestionando las reglas, apelando a lo metadiscursivo para denunciar el ámbito de la deliberación.
Pensamos que no otra cosa debe ocurrir en esta instancia. La performance electoral de Filmus fue notable toda vez que siendo estos los dilemas en juego debe haber una referencia a 2009 y entonces Heller obtuvo el 12%. Superar en esta ocasión el 27% muestra la recuperación del espacio político del kirchnerismo en ese distrito difícil.
Como ocurrió desde 2009 si hay un horizonte de construcción política que dé continuidad a lo mejor de las políticas implementadas desde 2003 ello será rompiendo lógicas injustas y engañosas. El discurso del "consenso" que es otro de los nombres de este mismo discurso de Macri esconde su gobierno para pocos.
El concepto de política en Macri es radicalmente alienante toda vez que niega la política y negarla supone enajenarla.
Esa enajenación supone dejar en manos de Durán Barba la elaboración de un guión que él cumplirá, supone apelar a la espectacularización de sus acciones, a la personalización farandulezca insustancial de su hacer político. Frente a ello la recuperación de lo político como ámbito de participación del pueblo, de construcción de utopías colectivas no puede dejarse de lado porque forma parte de lo mejor de este tiempo.
Es decir, sólo denunciando que es un ridículo que no causa gracia sino vergüenza cuando baila en el escenario podremos hacer de la política una actividad que tenga que ver con las mayorías.
Convocar a los que creen que la política no es una payasada y por supuesto poner las personas primero podría ser opción de articulación posible entre distintos universos pensando en los futuros debates.
Juntos venimos bien
Por: Carlos Almenara
Presidente EDE (Encuentro por la Democracia y la Equidad) - Mendoza
c.almenara@hotmail.com
Mauricio Macri hizo una muy buena elección en la ciudad de Buenos Aires. Si bien resignado hace un tiempo a no dar pelea nacional por falta de perspectivas, apenas conocidos los primeros datos del domingo hizo un discurso bien "nacional".
Interesa analizar lo que dijo toda vez que Macri representa la más consistente alternativa político - ideológica a la presidenta. Por lo que se ve representa también la alternativa más potente.
Para quienes pensamos hace tiempo que en Argentina hay pendiente un gran debate nacional para ordenar cuerpos ideológicos e interpretativos con las dimensiones institucionales y organizativas que los enarbolan, la victoria (parcial) de Macri no es necesariamente una mala noticia. Una fuerza que debe estar en ese debate es la derecha tal como ocurre en todos lados y es bueno que esa derecha tenga una expresión política explícita como el PRO y no que se esconda en otros ámbitos. Es necesario para que ello ocurra que tenga perspectivas de acceso al gobierno para que no apele a los golpes de estado como ha hecho a lo largo de nuestra historia.
Veamos dos temas respecto a lo ideológico. Que el PRO representa la derecha es bastante evidente, sus políticas, sus agendas, sus programas, sus dirigentes, priorizan, como es de uso para las derechas el orden (el orden ya establecido), la preservación de las propiedades y jerarquías existentes. Hay, sin embargo, un matiz que bien vale respuesta. Veámoslo en palabras de Macri: "la pobreza no se combate con ideología es un problema bien concreto". Falso, en este caso mentira porque el emisor sabe de la falsedad. La pobreza se combate de modos muy distintos o no se combate. ¿Cómo lo propone Macri? "La solución definitiva al problema de la pobreza es la creación de empleo a través de la atracción de inversiones". Es decir, que la solución a la pobreza será darle seguridad jurídica y política a los ricos para que sigan ganando plata. ¿Cómo se atraen inversiones? Como todo el mundo sabe dejando operar la vieja "mano invisible" del mercado, con un Estado mínimo, gendarme. El conocido recetario neoliberal. Es decir la pobreza no se combate. Por supuesto podríamos decir que la pobreza la combatiremos expropiando las tierras sin uso, la combatiremos con un subsidio por desempleo o promoviendo la creación de proyectos productivos. En estos casos el Estado cumpliría un rol, no en la lógica macrista.
Veamos la noche del 10 de julio, ¿qué dijo Macri?
"Juntos venimos bien". El eslogan de campaña que armó Durán Barba. No se salió un ápice del guión. "No voy a dejar que las diferencias nos separen", instó "a bajar el nivel de agresión", "al final del día no nos deja nada ese nivel de agresión", "no hay lugar para enfrentamientos", "estamos enfermos de violencia", "lo que nos une es más que lo que nos separa", y un desconcertante, "yo asumí el compromiso de luchar por la unidad nacional".
Todo preciso según le deben indicar los focus group a Durán. Suponemos habrán detectado un sentimiento de división que se proponen suturar.
Por si hace falta, Macri es el mismo que está procesado por pinchar los teléfonos de opositores políticos, además de proferir declaraciones de extremo grado de violencia ("aunque a Kirchner lo tengamos que tirar del tren", entre otras). Modos particulares de lucha por la unidad nacional o la no agresión.
Este es el mismo discurso macartista subsiguiente a la Resolución 125.
El juego es poner al kirchnerismo en el lugar de la división, de la confrontación, de la "crispación" y ponerse ellos en el de la unidad, la reconciliación.
Es un discurso que niega radicalmente la política.
Pero ese discurso ya fue vencido una vez. No fue discutiendo en el mismo plano engañoso que plantearon las patronales agropecuarias sino denunciando la concentración mediática que inhibía cualquier debate ecuánime y sólo creaba odio. Porque esa es una estrategia de material que sólo puede soportarse con la comunicación concentrada.
El debate anterior se saldó a favor del gobierno nacional cuestionando las reglas, apelando a lo metadiscursivo para denunciar el ámbito de la deliberación.
Pensamos que no otra cosa debe ocurrir en esta instancia. La performance electoral de Filmus fue notable toda vez que siendo estos los dilemas en juego debe haber una referencia a 2009 y entonces Heller obtuvo el 12%. Superar en esta ocasión el 27% muestra la recuperación del espacio político del kirchnerismo en ese distrito difícil.
Como ocurrió desde 2009 si hay un horizonte de construcción política que dé continuidad a lo mejor de las políticas implementadas desde 2003 ello será rompiendo lógicas injustas y engañosas. El discurso del "consenso" que es otro de los nombres de este mismo discurso de Macri esconde su gobierno para pocos.
El concepto de política en Macri es radicalmente alienante toda vez que niega la política y negarla supone enajenarla.
Esa enajenación supone dejar en manos de Durán Barba la elaboración de un guión que él cumplirá, supone apelar a la espectacularización de sus acciones, a la personalización farandulezca insustancial de su hacer político. Frente a ello la recuperación de lo político como ámbito de participación del pueblo, de construcción de utopías colectivas no puede dejarse de lado porque forma parte de lo mejor de este tiempo.
Es decir, sólo denunciando que es un ridículo que no causa gracia sino vergüenza cuando baila en el escenario podremos hacer de la política una actividad que tenga que ver con las mayorías.
Convocar a los que creen que la política no es una payasada y por supuesto poner las personas primero podría ser opción de articulación posible entre distintos universos pensando en los futuros debates.
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