Respuesta a Vilma Ibarra
Enfrentar la extorsión
Por: Carlos Almenara
Presidente EDE Mendoza en Nuevo Encuentro
Miembro de Carta Abierta Mendoza
El viernes 13 de abril la Dip Nac (MC) Vilma Ibarra publicó en La Nación una nota titulada “Un pliego que debe ser rechazado”. Refiere, por supuesto, al pliego enviado por el Poder Ejecutivo para nominar como Procurador General a Daniel Reposo.
El mismo día que Vilma publicaba su nota, en Venezuela festejaban el décimo aniversario de la derrota del intento de golpe de Estado a su presidente Hugo Chávez y al proceso de la revolución bolivariana. Ese intento mostró una coalición sociológicamente novedosa, que tenía en los medios de comunicación el ariete principal. Hemos visto otras situaciones análogas en el continente.
En Argentina lo sufrimos con el putsch de 2008, cuando el grupo Clarín líderó el intento de destituir el gobierno nacional. Contó con la complicidad del vicepresidente de entonces. Porque esta es una característica de los golpes de nuevo cuño, una parte de los representantes se pliega al complot.
En nuestro país acontece una situación específica, cerca del 60% de los medios en función de las audiencias está concentrado en un solo grupo. Por supuesto que esto no tiene nada que ver con las bondades creativas, artísticas, recreativas, de los productores mediáticos en un sistema de libre mercado sino con prebendas que en función de la presión sobre los gobiernos fueron consiguiendo. Una, decisiva, sujeta a investigación actual, es la apropiación de Papel Prensa mediante la tortura a sus propietarios por parte de personal de la dictadura que se reunía dos días antes de cada “interrogatorio” con el Sr. Magnetto.
Tener el control del papel para diarios le ha permitido apropiarse, no precisamente por mecanismos de libre competencia, de enorme cantidad de diarios de todo el país, además de fortalecer (con más páginas por ejemplo) el suyo propio. Pero aún los diarios que no controlan están seriamente coaccionados a efectos de inhibir cualquier línea editorial que critique al grupo.
Vilma Ibarra sostiene que “esa postulación no está destinada a designar a un hombre prestigioso y de trayectoria relevante para tan importante responsabilidad. Reposo carece de ambas cualidades”. Desconozco cuáles son los atributos, competencias o antecedentes que le gustaría encontrar a la ex diputada, pero Reposo sí tiene uno que a mí me parece central en esta etapa: se animó a enfrentar los aprietes de Clarín. No cualquier candidato podría dar cuenta de ello. No es algo que suela figurar en los currículums que se destacan en los medios. Hace falta coraje para enfrentar a Clarín. Bien sabe Vilma Ibarra que dirigentes de enorme relevancia en el proyecto gobernante desde 2003, a la hora de enfrentar a Clarín, defeccionaron.
Si algo debe valorarse en esta etapa es la valentía para enfrentar las corporaciones, primero la más nociva, la que lidera la extorsión a la democracia.
Vale la pena recordar que el ataque que recibió Reposo como síndico en Papel Prensa tuvo, entre otros motivos, la premura por ocultar una oficina que funcionaba en dicha empresa y que tenía por objeto investigar, hacer inteligencia sobre jueces y funcionarios y cuando se detectaba una anomalía, por ejemplo un incremento patrimonial injustificado, hacerle saber que tenían la información y que si no se “portaba bien” la publicarían (y en su sistema de medios, que no es un periódico barrial).
Es muy importante que los funcionarios sean honestos, es deseable que la justicia determine cuándo no es así y el culpable cumpla la pena que corresponda, pero no esto lo que está en cuestión aquí, sino la posibilidad de que la soberanía popular sea la que prime en desmedro de la sujeción corporativa de los funcionarios. Porque, le invito a preguntarse a Vilma Ibarra, ¿si hubiera un funcionario proclive a corromperse, no sería ante Clarín, primer poder corruptor nacional, ante quien se inclinaría?
Se pregunta Ibarra ¿cómo puede justificarse y defenderse desde la centroizquierda esta propuesta?
En cada intervención es necesario precisar qué decimos con estas categorías. No es seguro que coincidamos en la idea de centroizquierda, lo que sí es seguro es que si ese concepto encierra alguna aspiración a cambiar estructuras, aunque sea mínimamente, debe darse prioridad a la confrontación con las corporaciones y la elección de Reposo es una categórica definición en ese sentido.
Hay un discurso vacío, de un supuesto institucionalismo, una idea de que estamos en una república en que no se puede considerar otra cosa que individuos aislados e iguales. Pues no, no es lo mismo lo que incide en tribunales Magnetto que un ciudadano de a pie y si los funcionarios no dan cuenta de esa asimetría cometen, si no más, una injusticia.
Cabe también recordar que supuestas corrupciones siempre fueron utilizadas para horadar a gobiernos populares. Las derechas suelen ocultar sus proyectos políticos, que no quieren discutir, detrás de supuestas corrupciones o detrás del mal carácter de un funcionario.
Dice la ex legisladora “me dirán que votar contra el pliego del señor Reposo es funcional a la derecha, a las corporaciones mediáticas, a Macri o a Clarín. Lo ha dicho Vilma Ibarra, además en un lugar adecuado, el diario La Nación.
domingo, 15 de abril de 2012
miércoles, 21 de marzo de 2012
Una conmemoración muy actual
Por: Carlos Almenara
Pdte. EDE Mendoza en Nuevo Encuentro
Miembro de Carta Abierta Mendoza
Mendoza, marzo de 2012
Llegar al 76
El 24 de marzo se cumplen 36 años de la toma del gobierno por parte dictadura más sangrienta que haya vivido la Argentina.
Los acontecimientos políticos y sociales que marcan la vida de los pueblos no surgen de la nada ni se dan en cualquier contexto.
La toma del gobierno por parte de la dictadura fue fruto de un poder político en descomposición pero aún más de un poder corporativo excitado con la “solución final”. La solución final al conflicto social fue, claro, poner el país en manos de “sus propios dueños” y garantizar la obediencia de la población a fuerza de un ejército de ocupación interna a su servicio.
La solución final incluyó el exterminio de quienes ellos consideraron amenazaban a ese país.
Esa idea no es nueva. Ideas parecidas estuvieron detrás de todos los genocidios.
Como ha sido claramente establecido política e históricamente, fue el proyecto político a implementar el que “justificó” el genocidio y no el devenir de fuerzas en disputa que derivó azarosamente en el gobierno de la sangre.
Esa “justificación” tampoco “ocurrió” casualmente en un momento determinado. Pueden rastrearse antecedentes de ella a lo largo de toda la historia argentina. Pero si bien hay antecedentes históricos, es la construcción del relato inmediatamente previo y particularmente la legitimación mediática a la dictadura la que les dio cobertura.
Justicia y defensa
Desde 2003 vivimos una época que muchos ya no creíamos posible, una época de memoria verdad y, paulatinamente, justicia. Una época que pone a nuestro pueblo en la vanguardia del resguardo de los derechos y la dignidad.
Hay miopes políticos, egoístas o sinvergüenzas que bajo el pretexto de que el gobierno “usa políticamente los derechos humanos” o de absurdos tales como caracterizar al gobierno nacional como represor, cuando no es posible encontrar en nuestra historia un gobierno nacional que haya sido más tolerante con la protesta social (repito: no hay en la historia un gobierno más tolerante con la protesta), bastardean la política de memoria, verdad y justicia. Lo hacen diciendo que defienden los derechos humanos.
Dicen que defienden los derechos humanos y por ello acumulan y acumulan demandas y demandas. Que la minería, que mejoren los sueldos, que no a la represión de la protesta social, que libertad sindical, que esto, que lo otro.
Cada uno de estos puntos requiere un debate político específico pero confundirlos con los reclamos de memoria, verdad y justicia constituye una banalización inaceptable de la lucha de más de 36 años.
Como son tan irresponsables y esquivan la realidad, no dan cuenta del verdadero dilema del momento que es que los medios que tanto espacio les dan estos días tienen otro programa en mente.
Mantener la llama encendida
Así como 1976 no salió de la nada, la recuperación democrática no eliminó los vestigios culturales, políticos y sociales que posibilitaron la dictadura.
La democracia post 83 estuvo fuertemente condicionada por las derechas. Mientras se hiciera lo que ellos mandaban, no había problema, podíamos tener elecciones libres y poco más.
Las veces que Alfonsín intentó enfrentarlos, que no fueron pocas y merecen ser valoradas, fue rápidamente puesto en caja. Los mercados, los medios, las corporaciones, los capitanes de la industria, la Sociedad Rural, la iglesia, la “embajada”, fueron los nombres decisivos de actores múltiples con proyecto único.
Menem fue su esplendorosa vuelta al gobierno por los votos.
De La Rúa y Duhalde no pudieron ni quisieron cambiar la matriz de poder imperante.
La prueba
Es recién a partir de 2003 que un audaz Néstor Kirchner rehúsa firmar el pliego de condiciones que extiende el escriba tradicional de la oligarquía argentina, el diario La Nación.
Es en este proceso que se pone por primera vez seriamente a prueba la convicción democrática de la derecha argentina.
Los resultados son impresionantes: un feroz ataque destituyente, convirtiendo descaradamente los grupos mediáticos que construyeron protegiendo a la dictadura y extorsionando a los políticos en agentes de propaganda golpista. Usan las mismas, las mismas armas simbólicas que en el genocidio.
Un caso y los recuerdos
El diario La Nación ya liberado de compromiso alguno con cualquier ética periodística titula en tapa el lunes 12 de marzo: “Axel Kicillof, el marxista que reemplazó a Boudou” y le atribuye falsamente a Kicillof ser “bisnieto de un legendario rabino llegado de Odessa”. Nadie puede confundirse. Que La Nación diga de alguien que es un marxista judío, en el marco en que lo incluye es exactamente lo mismo que hizo con los asesinados y desaparecidos por la dictadura. Subversión marxista, apátrida, era el modo de presentar para ese mismo diario las víctimas del genocidio que no tenían ningún derecho. Bastaba identificarlos de este modo para que cualquier pregunta se convierta en ilegítima, porque ¿qué derecho tiene un subversivo marxista? Bastaba señalarlo de este modo para que los grupos de tareas operaran.
Viene a cuento recordar la coincidencia de los testimonios que indican que las torturas fueron más encarnizadas con los judíos. Por caso, los modos de tortura que recibió Lidia Papaleo de Graiver, a quien los torturadores exigían en la sesión: –¡Firmá impura o te mato!
Papaleo de Graiver era impura porque se había casado con un judío y lo que debía firmar era el traspaso de las acciones de Papel Prensa a los diarios Clarín, La Nación y La Razón .
Siempre es necesario recordar las revelaciones recientes por las que se supo que Magnetto, CEO de Clarín, se reunía sistemáticamente dos días antes de cada sesión de tortura a Papaleo de Graiver con el jefe de esa patota de torturadores.
Marchar y luchar contra los responsables
La nota mencionada en que se ataca a Kicillof no es un error y ciertamente es representativa de la línea editorial de ese diario y de su socio Clarín.
No aprendieron nada, no se arrepienten de nada y volverían a hacer lo mismo. Los beneficiarios del genocidio fueron ellos, fueron sus ideólogos y sus exégetas y encontraron en las fuerzas represivas los tontos útiles a su proyecto.
Por todo esto marchar el 24 tiene una carga conmemorativa imprescindible que hay que seguir construyendo, pero también requiere un compromiso con el presente, no hay posibilidad alguna de conciliar la lucha por la memoria, la verdad y la justicia con la complicidad con Clarín y La Nación.
Entender cuál es la lucha del campo del pueblo en un momento histórico determinado es requisito para disputar una hegemonía alternativa.
Denunciar que el anecdotario de las imposturas narcisistas de una épica de pelea contra bastones de gomaespuma, de una épica contra el Estado en su momento popular, no es más que harina en el costal de la derecha, a pesar de no ser fácil ni grato, es necesario para dar la lucha a que habilita la realidad.
Pdte. EDE Mendoza en Nuevo Encuentro
Miembro de Carta Abierta Mendoza
Mendoza, marzo de 2012
Llegar al 76
El 24 de marzo se cumplen 36 años de la toma del gobierno por parte dictadura más sangrienta que haya vivido la Argentina.
Los acontecimientos políticos y sociales que marcan la vida de los pueblos no surgen de la nada ni se dan en cualquier contexto.
La toma del gobierno por parte de la dictadura fue fruto de un poder político en descomposición pero aún más de un poder corporativo excitado con la “solución final”. La solución final al conflicto social fue, claro, poner el país en manos de “sus propios dueños” y garantizar la obediencia de la población a fuerza de un ejército de ocupación interna a su servicio.
La solución final incluyó el exterminio de quienes ellos consideraron amenazaban a ese país.
Esa idea no es nueva. Ideas parecidas estuvieron detrás de todos los genocidios.
Como ha sido claramente establecido política e históricamente, fue el proyecto político a implementar el que “justificó” el genocidio y no el devenir de fuerzas en disputa que derivó azarosamente en el gobierno de la sangre.
Esa “justificación” tampoco “ocurrió” casualmente en un momento determinado. Pueden rastrearse antecedentes de ella a lo largo de toda la historia argentina. Pero si bien hay antecedentes históricos, es la construcción del relato inmediatamente previo y particularmente la legitimación mediática a la dictadura la que les dio cobertura.
Justicia y defensa
Desde 2003 vivimos una época que muchos ya no creíamos posible, una época de memoria verdad y, paulatinamente, justicia. Una época que pone a nuestro pueblo en la vanguardia del resguardo de los derechos y la dignidad.
Hay miopes políticos, egoístas o sinvergüenzas que bajo el pretexto de que el gobierno “usa políticamente los derechos humanos” o de absurdos tales como caracterizar al gobierno nacional como represor, cuando no es posible encontrar en nuestra historia un gobierno nacional que haya sido más tolerante con la protesta social (repito: no hay en la historia un gobierno más tolerante con la protesta), bastardean la política de memoria, verdad y justicia. Lo hacen diciendo que defienden los derechos humanos.
Dicen que defienden los derechos humanos y por ello acumulan y acumulan demandas y demandas. Que la minería, que mejoren los sueldos, que no a la represión de la protesta social, que libertad sindical, que esto, que lo otro.
Cada uno de estos puntos requiere un debate político específico pero confundirlos con los reclamos de memoria, verdad y justicia constituye una banalización inaceptable de la lucha de más de 36 años.
Como son tan irresponsables y esquivan la realidad, no dan cuenta del verdadero dilema del momento que es que los medios que tanto espacio les dan estos días tienen otro programa en mente.
Mantener la llama encendida
Así como 1976 no salió de la nada, la recuperación democrática no eliminó los vestigios culturales, políticos y sociales que posibilitaron la dictadura.
La democracia post 83 estuvo fuertemente condicionada por las derechas. Mientras se hiciera lo que ellos mandaban, no había problema, podíamos tener elecciones libres y poco más.
Las veces que Alfonsín intentó enfrentarlos, que no fueron pocas y merecen ser valoradas, fue rápidamente puesto en caja. Los mercados, los medios, las corporaciones, los capitanes de la industria, la Sociedad Rural, la iglesia, la “embajada”, fueron los nombres decisivos de actores múltiples con proyecto único.
Menem fue su esplendorosa vuelta al gobierno por los votos.
De La Rúa y Duhalde no pudieron ni quisieron cambiar la matriz de poder imperante.
La prueba
Es recién a partir de 2003 que un audaz Néstor Kirchner rehúsa firmar el pliego de condiciones que extiende el escriba tradicional de la oligarquía argentina, el diario La Nación.
Es en este proceso que se pone por primera vez seriamente a prueba la convicción democrática de la derecha argentina.
Los resultados son impresionantes: un feroz ataque destituyente, convirtiendo descaradamente los grupos mediáticos que construyeron protegiendo a la dictadura y extorsionando a los políticos en agentes de propaganda golpista. Usan las mismas, las mismas armas simbólicas que en el genocidio.
Un caso y los recuerdos
El diario La Nación ya liberado de compromiso alguno con cualquier ética periodística titula en tapa el lunes 12 de marzo: “Axel Kicillof, el marxista que reemplazó a Boudou” y le atribuye falsamente a Kicillof ser “bisnieto de un legendario rabino llegado de Odessa”. Nadie puede confundirse. Que La Nación diga de alguien que es un marxista judío, en el marco en que lo incluye es exactamente lo mismo que hizo con los asesinados y desaparecidos por la dictadura. Subversión marxista, apátrida, era el modo de presentar para ese mismo diario las víctimas del genocidio que no tenían ningún derecho. Bastaba identificarlos de este modo para que cualquier pregunta se convierta en ilegítima, porque ¿qué derecho tiene un subversivo marxista? Bastaba señalarlo de este modo para que los grupos de tareas operaran.
Viene a cuento recordar la coincidencia de los testimonios que indican que las torturas fueron más encarnizadas con los judíos. Por caso, los modos de tortura que recibió Lidia Papaleo de Graiver, a quien los torturadores exigían en la sesión: –¡Firmá impura o te mato!
Papaleo de Graiver era impura porque se había casado con un judío y lo que debía firmar era el traspaso de las acciones de Papel Prensa a los diarios Clarín, La Nación y La Razón .
Siempre es necesario recordar las revelaciones recientes por las que se supo que Magnetto, CEO de Clarín, se reunía sistemáticamente dos días antes de cada sesión de tortura a Papaleo de Graiver con el jefe de esa patota de torturadores.
Marchar y luchar contra los responsables
La nota mencionada en que se ataca a Kicillof no es un error y ciertamente es representativa de la línea editorial de ese diario y de su socio Clarín.
No aprendieron nada, no se arrepienten de nada y volverían a hacer lo mismo. Los beneficiarios del genocidio fueron ellos, fueron sus ideólogos y sus exégetas y encontraron en las fuerzas represivas los tontos útiles a su proyecto.
Por todo esto marchar el 24 tiene una carga conmemorativa imprescindible que hay que seguir construyendo, pero también requiere un compromiso con el presente, no hay posibilidad alguna de conciliar la lucha por la memoria, la verdad y la justicia con la complicidad con Clarín y La Nación.
Entender cuál es la lucha del campo del pueblo en un momento histórico determinado es requisito para disputar una hegemonía alternativa.
Denunciar que el anecdotario de las imposturas narcisistas de una épica de pelea contra bastones de gomaespuma, de una épica contra el Estado en su momento popular, no es más que harina en el costal de la derecha, a pesar de no ser fácil ni grato, es necesario para dar la lucha a que habilita la realidad.
viernes, 24 de febrero de 2012
Llamadas internacionales
los compañeros mueren por la patria
los compañeros mueren por el sol
Juan Gelman
Creímos que sería necesario un esfuerzo teórico-deductivo más o menos denso para demostrar nuestra tesis. Ellos facilitaron el camino. Lo dicen por los diarios (la tele, la radio, la web, las revistas y todos los medios del grupo monopólico). Lo gritan a quien quiera oirlos.
Quieren que de una buena vez Las Malvinas sean las Falklands y a otra cosa.
Pero, ¿quieren eso?
No, no es eso lo que quieren. Malvinas no es su tema.
¿Por qué lo abordan?
Porque quieren dejar claro en éste, un tema sensible, profundo y problemático en los sentimientos, que nada los detendrá.
Van por la restitución. El gobierno debe volver a los de siempre. A sus patrones porque ellos ni siquiera son cuentapropistas.
Nada los detendrá, quieren echar del gobierno al usurpador kirchnerista, epítome de todos los males republicanos (es sabido –y no sólo aquí- que los métodos para salvar la república pueden no ser republicanos). Es el caso. Máxime ahora que perdieron su fe en los mecanismos electorales.
No opinan sobre Malvinas. El pronunciamiento es un verdadero papelón. Pero, ¿de qué hablan?
Dicen que usarán todo lo que puedan para provocar la destitución y están dispuestos a atentar contra el país. No hay consenso posible ni aún en temas de soberanía territorial.
Ellos se ofrecen contra la patria.
También quieren que los fondos buitres nos embarguen, que la sequía sea mayor, que la economía entre en depresión, aumente el desempleo, que exista déficit fiscal, que haya ajuste... y que le caigan las siete plagas de Egipto al pueblo argentino.
Todo será compensado por la liberación de las cadenas de la tiranía.
Esta postura no es inédita en nuestra historia. Sarmiento instando a Chile a reclamar el territorio cuyano y la Patagonia, el ejército grande integrado también por tropas brasileñas desfilando por Buenos Aires, Braden a la cabeza de las movilizaciones de la Unión Democrática, son unos brevísimos antecedentes de una sombría pero nutrida historia.
Es la misma clave de cada intervención de Magnetto. Ya dejaron de hablarle a los argentinos, rendidos ante lo que interpretan como la resistente barbarie popular. Ahora le hablan a los de afuera. La SIP y otros foros de tal calaña son los destinatarios de sus mensajes. Apelarán a que la ONU, Estados Unidos, Gran Bretaña o cualquiera de las potencias civilizadas ponga orden en estas pampas.
Vimos recientemente las apelaciones de Carrió, Sanz y Macri a que Estados Unidos intervenga más activamente en política interna.
Hoy no es recomendable esta actitud. Nunca fue recomendable, por supuesto, pero hoy menos. Las innovaciones que las potencias imperiales aplicaron en Libia resultan verdaderamente devastadoras para los pueblos.
Quieren (necesitan) provocar un incidente (muchos incidentes).
Que lo exhiban públicamente cual pornógrafos, que lo griten, no puede evitar nuestra firme denuncia de este ataque al pueblo argentino.
los compañeros mueren por el sol
Juan Gelman
Creímos que sería necesario un esfuerzo teórico-deductivo más o menos denso para demostrar nuestra tesis. Ellos facilitaron el camino. Lo dicen por los diarios (la tele, la radio, la web, las revistas y todos los medios del grupo monopólico). Lo gritan a quien quiera oirlos.
Quieren que de una buena vez Las Malvinas sean las Falklands y a otra cosa.
Pero, ¿quieren eso?
No, no es eso lo que quieren. Malvinas no es su tema.
¿Por qué lo abordan?
Porque quieren dejar claro en éste, un tema sensible, profundo y problemático en los sentimientos, que nada los detendrá.
Van por la restitución. El gobierno debe volver a los de siempre. A sus patrones porque ellos ni siquiera son cuentapropistas.
Nada los detendrá, quieren echar del gobierno al usurpador kirchnerista, epítome de todos los males republicanos (es sabido –y no sólo aquí- que los métodos para salvar la república pueden no ser republicanos). Es el caso. Máxime ahora que perdieron su fe en los mecanismos electorales.
No opinan sobre Malvinas. El pronunciamiento es un verdadero papelón. Pero, ¿de qué hablan?
Dicen que usarán todo lo que puedan para provocar la destitución y están dispuestos a atentar contra el país. No hay consenso posible ni aún en temas de soberanía territorial.
Ellos se ofrecen contra la patria.
También quieren que los fondos buitres nos embarguen, que la sequía sea mayor, que la economía entre en depresión, aumente el desempleo, que exista déficit fiscal, que haya ajuste... y que le caigan las siete plagas de Egipto al pueblo argentino.
Todo será compensado por la liberación de las cadenas de la tiranía.
Esta postura no es inédita en nuestra historia. Sarmiento instando a Chile a reclamar el territorio cuyano y la Patagonia, el ejército grande integrado también por tropas brasileñas desfilando por Buenos Aires, Braden a la cabeza de las movilizaciones de la Unión Democrática, son unos brevísimos antecedentes de una sombría pero nutrida historia.
Es la misma clave de cada intervención de Magnetto. Ya dejaron de hablarle a los argentinos, rendidos ante lo que interpretan como la resistente barbarie popular. Ahora le hablan a los de afuera. La SIP y otros foros de tal calaña son los destinatarios de sus mensajes. Apelarán a que la ONU, Estados Unidos, Gran Bretaña o cualquiera de las potencias civilizadas ponga orden en estas pampas.
Vimos recientemente las apelaciones de Carrió, Sanz y Macri a que Estados Unidos intervenga más activamente en política interna.
Hoy no es recomendable esta actitud. Nunca fue recomendable, por supuesto, pero hoy menos. Las innovaciones que las potencias imperiales aplicaron en Libia resultan verdaderamente devastadoras para los pueblos.
Quieren (necesitan) provocar un incidente (muchos incidentes).
Que lo exhiban públicamente cual pornógrafos, que lo griten, no puede evitar nuestra firme denuncia de este ataque al pueblo argentino.
sábado, 14 de enero de 2012
CELAC: ¿Estarán las derechas a la altura?
Por: Carlos Almenara
Presidente EDE Mendoza en Nuevo Encuentro
c.almenara@hotmail.com
El lunes 9 se reunió en Santiago de Chile la troika que se acordó en el cónclave constitutivo de la CELAC – Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños. Se trató de la reunión de cancilleres de Chile, Cuba y Venezuela en que se definió la agenda 2012 del organismo.
Va tomando forma de este modo, en términos de funcionamiento permanente, el organismo continental y caribeño que excluye a Estados Unidos y Canadá. Participan del mismo todos los países de América Latina y Caribe. Todos, menos Puerto Rico por ser estado asociado a Estados Unidos.
Fue un extraordinario logro diplomático y estratégico de los pueblos que Martí llamaba Nuestra América. En él tuvo un rol protagónico el presidente bolivariano Hugo Chávez. Pero, ¿por qué participaron todos?
Está claro que para Hugo Chávez es una aspiración permanente unir al continente. Esa aspiración es compartida por los países del ALBA. Hay gobiernos como el argentino, el uruguayo, el brasileño y muchos otros para los que la integración latinoamericana está permanentemente presentes en su ideario. No sorprende para nada que ellos estén.
Pero no estuvieron sólo ellos. En el continente no todos los gobiernos piensan igual. Lejos de eso.
Estuvieron países, representados por gobiernos, que trabajan (suplican) cotidianamente firmar acuerdos de libre comercio con Estados Unidos. O que los tienen. Estuvieron en la presentación de la CELAC gobiernos que están en las antípodas de Chávez, gobiernos a los que no les interesa ni un poquito la unidad latinoamericana, ¿Por qué estuvieron?
Estuvieron porque les conviene.
Les conviene por muchos motivos, entre otros, porque era muy difícil argumentar la ausencia como gobierno ante sus propios pueblos. Les conviene por marketing hacia adentro. Pero también estuvieron porque les conviene a sus países.
Un caso ilustrativo de este tipo de razonamiento es el del presidente colombiano Juan Manuel Santos. Habiendo sido ministro del anterior presidente, Álvaro Uribe, Santos condujo un viraje político que llevó a una distensión de las relaciones con Venezuela. Gestionó las negociaciones nuestro ex presidente Néstor Kirchner. El razonamiento de Santos fue muy práctico: la economía colombiana se resentía fuertemente si dejaba de comerciar con Venezuela.
El caso de México, también con un gobierno de derecha, con un TLC (Tratado de Libre Comercio) con Estados Unidos, es demostrativo. Explícitamente México ha planteado la necesidad de un mayor acercamiento a América Latina, perplejo por no poder resolver las crisis que le llegan desde el norte, en forma de restricciones económicas, condicionantes políticos y violencia.
Seguramente esta es la lógica que ha inducido muchas presencias en la CELAC.
Una de las especulaciones fue –y sigue siendo- hasta qué punto puede la CELAC reemplazar a la OEA. Los países del ALBA y aquellos con gobiernos más compenetrados del ideario de unidad de Nuestra América postulan una CELAC fuerte que avance todo y lo más posible. Los países con gobiernos de derecha, tienen una posición menos decidida. Hay presiones muy fuertes de Estados Unidos que algunos gobiernos no pueden soportar. Pero tampoco pueden dejar de estar.
Esta tensión se hizo visible cuando se discutió si se podía votar o no en la CELAC. Finalmente se fijó momentáneamente que las decisiones se tomarán por consenso. Se notó también en la elección de las próximas sedes de las cumbres que mantendrán equilibrio entre gobiernos de derecha y progresistas: Chile, Cuba, Costa Rica.
Es un proceso que recién empieza y plantea muchos retos.
A las derechas les plantea un desafío que si no novedoso, aparece como más evidente.
Las derechas contaron para la acción política interna en nuestro continente con la mano imperial que actuaba de asistente de su praxis. Cuando no pudieron controlar los gobiernos con los votos, recurrieron a los golpes de estado o incluso a las invasiones. El último caso, el derrocamiento del presidente hondureño Manuel Zelaya con complicidad de sectores de la administración estadounidense. Pero no sólo eso, las agresiones sistemáticas a cada uno de los países del ALBA y a los gobiernos que pretenden autonomía incluyendo Brasil y Argentina, fortaleciendo los grupos opositores. En fin, situaciones bien conocidas de prácticas imperiales en las que las oligarquías locales, las derechas locales, son los socios de la embajada yanqui.
Aparece claramente visible el siguiente dilema: si las derechas, y los gobiernos de derecha, siguen el “caminito yanqui” (seguidismo político, apertura económica, tratados de inversiones, tribunales en Washington que diriman los conflictos, con suerte TLC), si siguen ese camino, van al desastre. Estados Unidos no es una esperanza para la economía de ningún país. Sí lo es Asia, los BRICS, América Latina.
Esta ambigüedad es una oportunidad muy interesante. Porque muestra que el camino ideal de las derechas es un fracaso. Seguramente habrá quien diga que eso estuvo claro siempre. Lo que no era tan claro era que la opción por la “locomotora económica yanqui” implicara quedarse estancado sin combustible en medio del camino.
¿Dónde está la ambigüedad? Las derechas necesitan a Estados Unidos para hacer política interna, pero si aceptan este “internacionalismo” están condenadas a darle la peor opción a su país.
Este dilema trae por contraste evocaciones de la discusión sobre el internacionalismo que se le presentó a la izquierda en la previa de la primera guerra mundial y donde fue protagónica Rosa Luxemburgo. La izquierda, internacionalista, la que pregonaba la unidad de los obreros del mundo, según sostenía el grupo de Rosa, no podía participar de las guerras que suponían enfrentar obreros alemanes con obreros franceses por conflictos de sus burguesías.
Otros sectores de la izquierda pensaban lo contrario, la izquierda no podía abandonar a sus connacionales, a su patria cuando ella más los necesitaba. Esta discusión hizo estallar la izquierda alemana, para cuya parte mayoritaria primó la lógica de la nación sobre la lógica de la clase.
Las naciones se impusieron a la clase.
La contracara de este dilema es el que se le presenta hoy a las derechas latinoamericanas. Si apelan al cipayismo de ofrecerse al servicio colonial los resultados los pondrán en problemas, si no lo hacen, no podrán apelar a que “la embajada” les solucione la política interna. Con el agravante que el imperio al que ellos aspiran a representar sólo tiene bombas para ofrecer.
En esta ambigüedad (en sentido dialéctico de W. Benjamin) hay una de las claves para el fortalecimiento de la CELAC. Como se ve en los hechos, los más preclaros líderes de la región han percibido que hay que avanzar sobre las derechas para que decidan apostar a la región.
Presidente EDE Mendoza en Nuevo Encuentro
c.almenara@hotmail.com
El lunes 9 se reunió en Santiago de Chile la troika que se acordó en el cónclave constitutivo de la CELAC – Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños. Se trató de la reunión de cancilleres de Chile, Cuba y Venezuela en que se definió la agenda 2012 del organismo.
Va tomando forma de este modo, en términos de funcionamiento permanente, el organismo continental y caribeño que excluye a Estados Unidos y Canadá. Participan del mismo todos los países de América Latina y Caribe. Todos, menos Puerto Rico por ser estado asociado a Estados Unidos.
Fue un extraordinario logro diplomático y estratégico de los pueblos que Martí llamaba Nuestra América. En él tuvo un rol protagónico el presidente bolivariano Hugo Chávez. Pero, ¿por qué participaron todos?
Está claro que para Hugo Chávez es una aspiración permanente unir al continente. Esa aspiración es compartida por los países del ALBA. Hay gobiernos como el argentino, el uruguayo, el brasileño y muchos otros para los que la integración latinoamericana está permanentemente presentes en su ideario. No sorprende para nada que ellos estén.
Pero no estuvieron sólo ellos. En el continente no todos los gobiernos piensan igual. Lejos de eso.
Estuvieron países, representados por gobiernos, que trabajan (suplican) cotidianamente firmar acuerdos de libre comercio con Estados Unidos. O que los tienen. Estuvieron en la presentación de la CELAC gobiernos que están en las antípodas de Chávez, gobiernos a los que no les interesa ni un poquito la unidad latinoamericana, ¿Por qué estuvieron?
Estuvieron porque les conviene.
Les conviene por muchos motivos, entre otros, porque era muy difícil argumentar la ausencia como gobierno ante sus propios pueblos. Les conviene por marketing hacia adentro. Pero también estuvieron porque les conviene a sus países.
Un caso ilustrativo de este tipo de razonamiento es el del presidente colombiano Juan Manuel Santos. Habiendo sido ministro del anterior presidente, Álvaro Uribe, Santos condujo un viraje político que llevó a una distensión de las relaciones con Venezuela. Gestionó las negociaciones nuestro ex presidente Néstor Kirchner. El razonamiento de Santos fue muy práctico: la economía colombiana se resentía fuertemente si dejaba de comerciar con Venezuela.
El caso de México, también con un gobierno de derecha, con un TLC (Tratado de Libre Comercio) con Estados Unidos, es demostrativo. Explícitamente México ha planteado la necesidad de un mayor acercamiento a América Latina, perplejo por no poder resolver las crisis que le llegan desde el norte, en forma de restricciones económicas, condicionantes políticos y violencia.
Seguramente esta es la lógica que ha inducido muchas presencias en la CELAC.
Una de las especulaciones fue –y sigue siendo- hasta qué punto puede la CELAC reemplazar a la OEA. Los países del ALBA y aquellos con gobiernos más compenetrados del ideario de unidad de Nuestra América postulan una CELAC fuerte que avance todo y lo más posible. Los países con gobiernos de derecha, tienen una posición menos decidida. Hay presiones muy fuertes de Estados Unidos que algunos gobiernos no pueden soportar. Pero tampoco pueden dejar de estar.
Esta tensión se hizo visible cuando se discutió si se podía votar o no en la CELAC. Finalmente se fijó momentáneamente que las decisiones se tomarán por consenso. Se notó también en la elección de las próximas sedes de las cumbres que mantendrán equilibrio entre gobiernos de derecha y progresistas: Chile, Cuba, Costa Rica.
Es un proceso que recién empieza y plantea muchos retos.
A las derechas les plantea un desafío que si no novedoso, aparece como más evidente.
Las derechas contaron para la acción política interna en nuestro continente con la mano imperial que actuaba de asistente de su praxis. Cuando no pudieron controlar los gobiernos con los votos, recurrieron a los golpes de estado o incluso a las invasiones. El último caso, el derrocamiento del presidente hondureño Manuel Zelaya con complicidad de sectores de la administración estadounidense. Pero no sólo eso, las agresiones sistemáticas a cada uno de los países del ALBA y a los gobiernos que pretenden autonomía incluyendo Brasil y Argentina, fortaleciendo los grupos opositores. En fin, situaciones bien conocidas de prácticas imperiales en las que las oligarquías locales, las derechas locales, son los socios de la embajada yanqui.
Aparece claramente visible el siguiente dilema: si las derechas, y los gobiernos de derecha, siguen el “caminito yanqui” (seguidismo político, apertura económica, tratados de inversiones, tribunales en Washington que diriman los conflictos, con suerte TLC), si siguen ese camino, van al desastre. Estados Unidos no es una esperanza para la economía de ningún país. Sí lo es Asia, los BRICS, América Latina.
Esta ambigüedad es una oportunidad muy interesante. Porque muestra que el camino ideal de las derechas es un fracaso. Seguramente habrá quien diga que eso estuvo claro siempre. Lo que no era tan claro era que la opción por la “locomotora económica yanqui” implicara quedarse estancado sin combustible en medio del camino.
¿Dónde está la ambigüedad? Las derechas necesitan a Estados Unidos para hacer política interna, pero si aceptan este “internacionalismo” están condenadas a darle la peor opción a su país.
Este dilema trae por contraste evocaciones de la discusión sobre el internacionalismo que se le presentó a la izquierda en la previa de la primera guerra mundial y donde fue protagónica Rosa Luxemburgo. La izquierda, internacionalista, la que pregonaba la unidad de los obreros del mundo, según sostenía el grupo de Rosa, no podía participar de las guerras que suponían enfrentar obreros alemanes con obreros franceses por conflictos de sus burguesías.
Otros sectores de la izquierda pensaban lo contrario, la izquierda no podía abandonar a sus connacionales, a su patria cuando ella más los necesitaba. Esta discusión hizo estallar la izquierda alemana, para cuya parte mayoritaria primó la lógica de la nación sobre la lógica de la clase.
Las naciones se impusieron a la clase.
La contracara de este dilema es el que se le presenta hoy a las derechas latinoamericanas. Si apelan al cipayismo de ofrecerse al servicio colonial los resultados los pondrán en problemas, si no lo hacen, no podrán apelar a que “la embajada” les solucione la política interna. Con el agravante que el imperio al que ellos aspiran a representar sólo tiene bombas para ofrecer.
En esta ambigüedad (en sentido dialéctico de W. Benjamin) hay una de las claves para el fortalecimiento de la CELAC. Como se ve en los hechos, los más preclaros líderes de la región han percibido que hay que avanzar sobre las derechas para que decidan apostar a la región.
martes, 10 de enero de 2012
Magnicidio simbólico
Por: Carlos Almenara
Presidente EDE Mendoza en Nuevo Encuentro
Hemos visto la cobertura del grupo Clarín sobre la enfermedad y la operación de la presidenta. Siempre es bueno aclarar que Clarín no es sólo el diario de ese nombre sino un conjunto de medios de televisión abierta, televisión por cable, radios, múltiples diarios no sólo en Capital sino en todo el país, internet. En conjunto reúnen cerca del 60% del impacto mediático en el país. Ese grupo, todo ese grupo, sin diferencias, reflejó, como ocurre casi siempre, homogéneamente, la evolución de la salud de la presidenta.
Un caso, que representa la línea general de la cobertura, es el de la tapa del diario Clarín del 8 de enero que como noticia principal en primera plana titula: “La presidenta fue operada por un cáncer que no tuvo”. Se han dado múltiples respuestas a esta cobertura correctamente enfocadas, una de ellas a cargo del Secretario General de la Presidencia.
¿Ahora bien, por qué Clarín pierde todo decoro al tratar este caso? Ni siquiera La Nación ha seguido esta línea. Es una situación de flagrante vulneración de toda convención social acerca del respeto mínimo que brindamos a cualquier enfermo, incluso a cualquier diagnóstico médico. No de la presidenta, de cualquier persona que padezca una enfermedad. Es decir, todos, incluso los medios, cuando aparece una enfermedad estamos llamados a un mínimo recato. ¿Por qué no Clarín?
Porque en este caso se revela claramente el mismo juego que viene haciendo desde 2008, un juego destituyente, peligrosísimo para la democracia. La utopía de Clarín es impulsar una pueblada que eche a cacerolazos y protestas a Cristina de la Casa Rosada, casi lo consiguen en 2008 y es lo que siguen intentando.
Pero es necesario llamar la atención sobre la violencia de estos recursos discursivos. Por si hace falta aclararlo, la tapa de un diario como Clarín, acompañado por todo el impacto de sus medios, produce un efecto de legitimación de los discursos. ¿Qué le dice Clarín a los suyos? No nos detendremos ante la enfermedad, ni ante la muerte. Por supuesto, es inmediata la evocación de las pintadas contra Evita.
Es una situación realmente muy grave y por eso el monopolio Clarín no es asimilable a otros grupos. Teniendo posición dominante como tiene debería bastar para desarmarlo, pero más que eso, es un grupo que hace uso de esa posición instigando simbólicamente al magnicidio.
En 2011, durante una visita de la presidenta a la presidenta a la provincia de Mendoza, aparecieron en la versión digital de Diario Los Andes (propiedad de Clarín) comentarios de lectores que instaban al magnicidio. Consultada para una radio la responsable del medio, refunfuñó generalidades, pero sacó esos comentarios de la web. Eso debió haber sido materia de investigación criminal. Suponiendo que no fueron ellos mismos quienes los publicaron (recordar cómo Clarín contrató los telemarketers de la agencia Carlos Souto para hacer tareas de este tipo), ese tipo de comentarios son el corolario natural del discurso de Clarín.
Esto es lo que está detrás de la cobertura de Clarín. Una arenga a la tropa. Una instigación a no detenerse ante nada. No podían mostrar decoro, sería leído como un límite, una regla que respetar en la disputa. Y está visto que no respetan nada, ni reglas ni leyes (como en el caso de Cablevisión, como las cautelares), ni personas, ni vidas (como en la apropiación de Papel Prensa), ni a sus audiencias a quienes mienten sin pudor. Han descripto su objeto de deseo como el mal absoluto y no se detendrán ante nada.
Desentrañar esto, como la denuncia pública en las épocas oscuras, no constituye un regodeo tétrico, sino que intenta exorcizar una amenaza bien calculada por sus responsables y su equipo semiótico. Es imprescindible seguir desenmascarando a estos propagandistas de la muerte que no deben seguir humillando al pueblo argentino ni a su democracia.
Presidente EDE Mendoza en Nuevo Encuentro
Hemos visto la cobertura del grupo Clarín sobre la enfermedad y la operación de la presidenta. Siempre es bueno aclarar que Clarín no es sólo el diario de ese nombre sino un conjunto de medios de televisión abierta, televisión por cable, radios, múltiples diarios no sólo en Capital sino en todo el país, internet. En conjunto reúnen cerca del 60% del impacto mediático en el país. Ese grupo, todo ese grupo, sin diferencias, reflejó, como ocurre casi siempre, homogéneamente, la evolución de la salud de la presidenta.
Un caso, que representa la línea general de la cobertura, es el de la tapa del diario Clarín del 8 de enero que como noticia principal en primera plana titula: “La presidenta fue operada por un cáncer que no tuvo”. Se han dado múltiples respuestas a esta cobertura correctamente enfocadas, una de ellas a cargo del Secretario General de la Presidencia.
¿Ahora bien, por qué Clarín pierde todo decoro al tratar este caso? Ni siquiera La Nación ha seguido esta línea. Es una situación de flagrante vulneración de toda convención social acerca del respeto mínimo que brindamos a cualquier enfermo, incluso a cualquier diagnóstico médico. No de la presidenta, de cualquier persona que padezca una enfermedad. Es decir, todos, incluso los medios, cuando aparece una enfermedad estamos llamados a un mínimo recato. ¿Por qué no Clarín?
Porque en este caso se revela claramente el mismo juego que viene haciendo desde 2008, un juego destituyente, peligrosísimo para la democracia. La utopía de Clarín es impulsar una pueblada que eche a cacerolazos y protestas a Cristina de la Casa Rosada, casi lo consiguen en 2008 y es lo que siguen intentando.
Pero es necesario llamar la atención sobre la violencia de estos recursos discursivos. Por si hace falta aclararlo, la tapa de un diario como Clarín, acompañado por todo el impacto de sus medios, produce un efecto de legitimación de los discursos. ¿Qué le dice Clarín a los suyos? No nos detendremos ante la enfermedad, ni ante la muerte. Por supuesto, es inmediata la evocación de las pintadas contra Evita.
Es una situación realmente muy grave y por eso el monopolio Clarín no es asimilable a otros grupos. Teniendo posición dominante como tiene debería bastar para desarmarlo, pero más que eso, es un grupo que hace uso de esa posición instigando simbólicamente al magnicidio.
En 2011, durante una visita de la presidenta a la presidenta a la provincia de Mendoza, aparecieron en la versión digital de Diario Los Andes (propiedad de Clarín) comentarios de lectores que instaban al magnicidio. Consultada para una radio la responsable del medio, refunfuñó generalidades, pero sacó esos comentarios de la web. Eso debió haber sido materia de investigación criminal. Suponiendo que no fueron ellos mismos quienes los publicaron (recordar cómo Clarín contrató los telemarketers de la agencia Carlos Souto para hacer tareas de este tipo), ese tipo de comentarios son el corolario natural del discurso de Clarín.
Esto es lo que está detrás de la cobertura de Clarín. Una arenga a la tropa. Una instigación a no detenerse ante nada. No podían mostrar decoro, sería leído como un límite, una regla que respetar en la disputa. Y está visto que no respetan nada, ni reglas ni leyes (como en el caso de Cablevisión, como las cautelares), ni personas, ni vidas (como en la apropiación de Papel Prensa), ni a sus audiencias a quienes mienten sin pudor. Han descripto su objeto de deseo como el mal absoluto y no se detendrán ante nada.
Desentrañar esto, como la denuncia pública en las épocas oscuras, no constituye un regodeo tétrico, sino que intenta exorcizar una amenaza bien calculada por sus responsables y su equipo semiótico. Es imprescindible seguir desenmascarando a estos propagandistas de la muerte que no deben seguir humillando al pueblo argentino ni a su democracia.
jueves, 5 de enero de 2012
Ubicuo, un argentino resbaloso
Por: Carlos Almenara
Pte. EDE – Mendoza en Nuevo Encuentro
c.almenara@hotmail.com
Enero 2012
Ubicuo acusa al gobierno nacional de confrontativo. Lo hace insultando a la presidenta con una violencia que no vimos nunca antes.
Dice que el gobierno nacional utiliza políticamente los derechos humanos y nada se cuestiona al hacerlo codo a codo con los defensores del genocidio.
Dice que siempre defendió que las jubilaciones fueran estatales o que criticó las AFJP, pero, por supuesto, se opuso a su estatización.
Ubicuo pide el 82% del salario del activo para los jubilados. No lo interpela su oposición a la estatización de los fondos jubilatorios, sin lo cual es abstracto discutir esta cuestión. A Ubicuo, ser trans-ideológico, nada le importa que la jubilación calculada sobre la base del salario del activo agrande la brecha entre jubilados ricos y jubilados pobres porque Ubicuo dice que esto se haría en nombre de la justicia social.
Ubicuo critica la Asignación Universal por Hijo por no ser “suficientemente universal” y dice además que la idea fue de otros. Dice que la idea fue de otros pero también que ésta “no es” la idea de otros. Le asigna importancia decisiva a la idea, no así a la decisión política de invertir miles de millones. No le genera ninguna inquietud su oposición a la estatización de los fondos jubilatorios sin la cual hubiera sido imposible la medida.
Ubicuo defiende la libertad de prensa. Le indigna 6, 7, 8. Es bien conocida la posición de Ubicuo en estos temas aunque a los que queremos contestarle nos sea infinitamente más difícil publicar.
Ubicuo defiende la intervención estatal en economía pero se opuso a la estatización de Aerolíneas Argentinas y de varios servicios públicos.
Dice que los subsidios a los servicios públicos están mal, pero su eliminación implica un tarifazo.
Dice que las retenciones a las exportaciones de granos castigan a los pequeños chacareros, pero no explica cómo su eliminación deterioraría a la industria argentina y al financiamiento estatal. Tampoco explica por qué es justo garantizar rentabilidad extraordinaria a un sector.
Dice que el Estado gasta mucho, tiene déficit y dice también que no hay plata suficiente para educación, salud y vivienda.
Ubicuo dice que Argentina está aislada del mundo pero critica que se apliquen medidas similares a países desarrollados.
Dice que el gobierno no hace nada para evitar piquetes y cortes de ruta, dice que habría que reprimirlos, dice también que el gobierno nacional es represivo.
Ubicuo sabe dónde está el poder: lo tiene la presidenta. Aún cuando pudiera tener una formación “clasista” para él no hay clases, no hay corporaciones, no hay grupos económicos y comunicacionales con poder. Está claro, el poder lo tiene la presidenta.
Ubicuo ataca, insulta, agrede a los dirigentes del gobierno nacional y a sus seguidores pero cuando le preguntan por los que él votó, dice que no está atado a nadie.
Ubicuo acusa al gobierno de corrupción. Considera un atentado al sentido común que le pidan pruebas. No le parece un argumento válido recordar cómo las oligarquías atacaron, con el pretexto de la corrupción, cada uno de los procesos populares en nuestros países.
Cuando está inspirado, Ubicuo califica al gobierno nacional como uno más que no cambia estructuras, igual que los que pasaron y que los que vendrán en el sistema capitalista. No ve ninguna politicidad ni conflicto en torno a desarrollar la industria argentina, las economías regionales, el mercado interno, el trabajo; aunque estas cuestiones sean las que regaron de sangre nuestra patria en sus doscientos años; para Ubicuo, cuando filosofa, no es más que un simulacro, una pantalla que oculta la verdad. Ubicuo puede sostener esto aún no siendo él mismo marxista. O sí, ya lo sabemos, trans-ideológico.
Ubicuo es locuaz a la hora de categorizar al gobierno nacional. Para él es indistinta o alternativa o simultáneamente: populista, montonero, comunista, conservador popular, kirchnerista, peronista, demagogo, dictador, tirano. Según el momento, la audiencia y, básicamente, la categoría que Ubicuo considere más despectiva en ese momento.
La facetas más violentas de cómo se construyó y legitimó este ideario ya las hemos analizado en otras ocasiones y tienen como causa fundamental la concentración de la comunicación masiva. Sin embargo, es necesario insistir en su deconstrucción para recuperar la posibilidad de una alteridad política democrática.
Lo que en el “lenguaje de asamblea” podría nombrarse como que “te corran por derecha y por izquierda al mismo tiempo y las mismas personas” implica la imposibilidad de confrontar proyectos, la condena a la chicana como único recurso, al ardid, a la manipulación de los argumentos en función del engaño.
Hay necesidad en la democracia argentina de reconstruir la deliberación en el espacio público. Ello requiere que cada quién se haga cargo, que asuma un lugar de enunciación, un compromiso con la coherencia mínima exigible en los argumentos, en lo posible con remisión a los hechos.
Está todo dado, o lo estará muy pronto, para que Ubicuo deje de cacarear y comience a discutir como corresponde.
Pte. EDE – Mendoza en Nuevo Encuentro
c.almenara@hotmail.com
Enero 2012
Ubicuo acusa al gobierno nacional de confrontativo. Lo hace insultando a la presidenta con una violencia que no vimos nunca antes.
Dice que el gobierno nacional utiliza políticamente los derechos humanos y nada se cuestiona al hacerlo codo a codo con los defensores del genocidio.
Dice que siempre defendió que las jubilaciones fueran estatales o que criticó las AFJP, pero, por supuesto, se opuso a su estatización.
Ubicuo pide el 82% del salario del activo para los jubilados. No lo interpela su oposición a la estatización de los fondos jubilatorios, sin lo cual es abstracto discutir esta cuestión. A Ubicuo, ser trans-ideológico, nada le importa que la jubilación calculada sobre la base del salario del activo agrande la brecha entre jubilados ricos y jubilados pobres porque Ubicuo dice que esto se haría en nombre de la justicia social.
Ubicuo critica la Asignación Universal por Hijo por no ser “suficientemente universal” y dice además que la idea fue de otros. Dice que la idea fue de otros pero también que ésta “no es” la idea de otros. Le asigna importancia decisiva a la idea, no así a la decisión política de invertir miles de millones. No le genera ninguna inquietud su oposición a la estatización de los fondos jubilatorios sin la cual hubiera sido imposible la medida.
Ubicuo defiende la libertad de prensa. Le indigna 6, 7, 8. Es bien conocida la posición de Ubicuo en estos temas aunque a los que queremos contestarle nos sea infinitamente más difícil publicar.
Ubicuo defiende la intervención estatal en economía pero se opuso a la estatización de Aerolíneas Argentinas y de varios servicios públicos.
Dice que los subsidios a los servicios públicos están mal, pero su eliminación implica un tarifazo.
Dice que las retenciones a las exportaciones de granos castigan a los pequeños chacareros, pero no explica cómo su eliminación deterioraría a la industria argentina y al financiamiento estatal. Tampoco explica por qué es justo garantizar rentabilidad extraordinaria a un sector.
Dice que el Estado gasta mucho, tiene déficit y dice también que no hay plata suficiente para educación, salud y vivienda.
Ubicuo dice que Argentina está aislada del mundo pero critica que se apliquen medidas similares a países desarrollados.
Dice que el gobierno no hace nada para evitar piquetes y cortes de ruta, dice que habría que reprimirlos, dice también que el gobierno nacional es represivo.
Ubicuo sabe dónde está el poder: lo tiene la presidenta. Aún cuando pudiera tener una formación “clasista” para él no hay clases, no hay corporaciones, no hay grupos económicos y comunicacionales con poder. Está claro, el poder lo tiene la presidenta.
Ubicuo ataca, insulta, agrede a los dirigentes del gobierno nacional y a sus seguidores pero cuando le preguntan por los que él votó, dice que no está atado a nadie.
Ubicuo acusa al gobierno de corrupción. Considera un atentado al sentido común que le pidan pruebas. No le parece un argumento válido recordar cómo las oligarquías atacaron, con el pretexto de la corrupción, cada uno de los procesos populares en nuestros países.
Cuando está inspirado, Ubicuo califica al gobierno nacional como uno más que no cambia estructuras, igual que los que pasaron y que los que vendrán en el sistema capitalista. No ve ninguna politicidad ni conflicto en torno a desarrollar la industria argentina, las economías regionales, el mercado interno, el trabajo; aunque estas cuestiones sean las que regaron de sangre nuestra patria en sus doscientos años; para Ubicuo, cuando filosofa, no es más que un simulacro, una pantalla que oculta la verdad. Ubicuo puede sostener esto aún no siendo él mismo marxista. O sí, ya lo sabemos, trans-ideológico.
Ubicuo es locuaz a la hora de categorizar al gobierno nacional. Para él es indistinta o alternativa o simultáneamente: populista, montonero, comunista, conservador popular, kirchnerista, peronista, demagogo, dictador, tirano. Según el momento, la audiencia y, básicamente, la categoría que Ubicuo considere más despectiva en ese momento.
La facetas más violentas de cómo se construyó y legitimó este ideario ya las hemos analizado en otras ocasiones y tienen como causa fundamental la concentración de la comunicación masiva. Sin embargo, es necesario insistir en su deconstrucción para recuperar la posibilidad de una alteridad política democrática.
Lo que en el “lenguaje de asamblea” podría nombrarse como que “te corran por derecha y por izquierda al mismo tiempo y las mismas personas” implica la imposibilidad de confrontar proyectos, la condena a la chicana como único recurso, al ardid, a la manipulación de los argumentos en función del engaño.
Hay necesidad en la democracia argentina de reconstruir la deliberación en el espacio público. Ello requiere que cada quién se haga cargo, que asuma un lugar de enunciación, un compromiso con la coherencia mínima exigible en los argumentos, en lo posible con remisión a los hechos.
Está todo dado, o lo estará muy pronto, para que Ubicuo deje de cacarear y comience a discutir como corresponde.
jueves, 8 de diciembre de 2011
UCR: tres años tarde y fuera de foco
Carlos Almenara
c.almenara@hotmail.com
Apareció en todos los medios la discusión generada durante el último intento de Convención Nacional de la Unión Cívica Radical.
Pudo apreciarse cómo un grupo de militantes tildaba a otro de “gorilas”. Cómo Moreau imprecaba a Morales responsabilizándolo de varias cosas, entre otras hacer “antikirchnerismo bobo”.
Hemos visto en redes sociales sentidas afirmaciones del progresismo del radicalismo, lamentándose de su dirigencia.
Hemos visto al intendente de Pergamino, actor importante para reclamar contra las retenciones, pronunciarse a favor de la distribución de las ganancias empresarias entre los obreros. Esto último es demasiado, pero sirve como ejemplo del vaciamiento de las palabras. Se usan chicanas en las luchas de poder, pero esto... bueno, demasiado.
Respecto del progresismo del radicalismo, sus decisiones orgánicas hablan por sí mismas, un desordenado, aleatorio e incompleto listado:
En contra de la estatización de las AFJP
En contra de la Ley de aumento de las jubilaciones dos veces por año
En contra de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual
En contra de la Asignación Universal por Hijo
En contra de usar reservas para pagar deuda
En contra de sacarnos de encima al FMI
En contra de las retenciones
Siempre pueden decir que no, no estuvieron en contra, querían que la ley tal fuera mejor, por eso votaron en contra, pero no porque estén en contra...
Pero los hechos son esos. Votaron en contra de todo lo que podían votar en contra y de lo que no era legislativo, opinaron en contra.
Las autopercepciones, como las percepciones en general, pueden anclarse en lo que Freud llamaba “el principio de realidad” o bien pueden seguir cualquier camino, el de la alucinación por ejemplo.
Pero eso siempre es una materia polémica. Cada quién dirá qué quiere ser y deberá dar cuenta de lo que hace a los suyos. Las identidades no son eternas, todo cambia todo el tiempo.
Lo que sí resulta sugerente es por qué lo que Moreau llama “antikirchnerismo bobo” se plantea ahora, en el momento en que Alfonsín (h) tuvo un resultado electoral por debajo de las expectativas y no cuando ocurría. ¿Por qué no existió ninguna voz que planteara disidencia cuando el “grupo A” del que la UCR era animador principal parecía que arrasaba?
Es cierto, y lo sabemos bien, que es difícil hacer escuchar algunas voces. No escuchamos ninguna de la UCR en ese momento.
Pero esto formará parte de lo que radicales discutan o no.
Hay algo, sin embargo, que los excede y es un problema de la democracia argentina.
El asunto es el siguiente:
¿Por qué la UCR participó de un intento destituyente de un gobierno democrático?
Si la UCR es un partido de derecha, de centro o de... no sería imposible, bueno, eso es discusión interna, pero por qué avaló un golpe institucional es algo que tienen que explicar.
¿Por qué Cobos siendo vicepresidente votó contra el gobierno en un caso sin antecedentes en el mundo? ¿Por qué la UCR que lo había echado lo recibió como un héroe? ¿Por qué integró el “grupo A”, un grupo que sólo puede explicarse desde el intento de voltear al gobierno? ¿Por qué éste es el único gobierno nacional desde 1983 que no tuvo presupuesto, cuando los gobiernos anteriores, aún en minoría, todos tuvieron presupuesto? ¿Por qué alentó y llevó en sus listas a la patronal sojera que cortó las rutas, desabasteció poblaciones y provocó muertes de personas?
Existe un viejo truco para el engaño en partidos con aspiraciones populares que consiste en circunscribir la discusión al ejercicio de la función de oficialismo u oposición que deba sostener en ese momento. Así, la UCR propone ahora el 82% móvil a los jubilados con la misma fuerza con que antes sostuvo el recorte del 13%. Un engaño, es eso, un engaño que termina siempre en la política ficcional del neoliberalismo.
El pueblo argentino se impuso a quienes secuestran la política y en una gesta inédita sostuvo a una presidenta ejemplar. En esa gesta participó el pueblo proveniente de distintas tradiciones: peronistas, radicales, socialistas, independientes.
El pueblo evitó que se consumara un golpe institucional al estilo de Honduras. ¿Recuerdan Honduras? El presidente del Congreso “reemplazó” a Manuel Zelaya, a quien sacaron en calzoncillos del país.
Acá el vicepresidente amigo de los medios hegemónicos y las patronales sojeras iría a reemplazar a la presidenta crispada.
Esto tiene que explicar la Argentina. De esto tienen que dar cuenta varios radicales.
Por caso, el intendente Cornejo, cómo compatibiliza ser operador político de Cobos, participar en el intento de golpe y después hacer murales que hablan de derechos humanos, de democracia y otras hiervas. ¿Es razonable compartir la desestabilización con Biolcatti, reivindicar a Martinez de Hoz con Llambías y después premiar a Estela de Carlotto?
Hay cosas que explicar, hay cuestiones de interés colectivo.
Después que cada quién sea lo quiera y pueda sostener.
Siempre es alentador suponer que repensar las cosas implicará para alguien, uno aunque sea, asumir compromisos con su pueblo, superar las élites que hacen política para sí mismas y construir una interpretación social con arraigo en los que sufren. Estas causas siempre están ávidas de militancia.
c.almenara@hotmail.com
Apareció en todos los medios la discusión generada durante el último intento de Convención Nacional de la Unión Cívica Radical.
Pudo apreciarse cómo un grupo de militantes tildaba a otro de “gorilas”. Cómo Moreau imprecaba a Morales responsabilizándolo de varias cosas, entre otras hacer “antikirchnerismo bobo”.
Hemos visto en redes sociales sentidas afirmaciones del progresismo del radicalismo, lamentándose de su dirigencia.
Hemos visto al intendente de Pergamino, actor importante para reclamar contra las retenciones, pronunciarse a favor de la distribución de las ganancias empresarias entre los obreros. Esto último es demasiado, pero sirve como ejemplo del vaciamiento de las palabras. Se usan chicanas en las luchas de poder, pero esto... bueno, demasiado.
Respecto del progresismo del radicalismo, sus decisiones orgánicas hablan por sí mismas, un desordenado, aleatorio e incompleto listado:
En contra de la estatización de las AFJP
En contra de la Ley de aumento de las jubilaciones dos veces por año
En contra de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual
En contra de la Asignación Universal por Hijo
En contra de usar reservas para pagar deuda
En contra de sacarnos de encima al FMI
En contra de las retenciones
Siempre pueden decir que no, no estuvieron en contra, querían que la ley tal fuera mejor, por eso votaron en contra, pero no porque estén en contra...
Pero los hechos son esos. Votaron en contra de todo lo que podían votar en contra y de lo que no era legislativo, opinaron en contra.
Las autopercepciones, como las percepciones en general, pueden anclarse en lo que Freud llamaba “el principio de realidad” o bien pueden seguir cualquier camino, el de la alucinación por ejemplo.
Pero eso siempre es una materia polémica. Cada quién dirá qué quiere ser y deberá dar cuenta de lo que hace a los suyos. Las identidades no son eternas, todo cambia todo el tiempo.
Lo que sí resulta sugerente es por qué lo que Moreau llama “antikirchnerismo bobo” se plantea ahora, en el momento en que Alfonsín (h) tuvo un resultado electoral por debajo de las expectativas y no cuando ocurría. ¿Por qué no existió ninguna voz que planteara disidencia cuando el “grupo A” del que la UCR era animador principal parecía que arrasaba?
Es cierto, y lo sabemos bien, que es difícil hacer escuchar algunas voces. No escuchamos ninguna de la UCR en ese momento.
Pero esto formará parte de lo que radicales discutan o no.
Hay algo, sin embargo, que los excede y es un problema de la democracia argentina.
El asunto es el siguiente:
¿Por qué la UCR participó de un intento destituyente de un gobierno democrático?
Si la UCR es un partido de derecha, de centro o de... no sería imposible, bueno, eso es discusión interna, pero por qué avaló un golpe institucional es algo que tienen que explicar.
¿Por qué Cobos siendo vicepresidente votó contra el gobierno en un caso sin antecedentes en el mundo? ¿Por qué la UCR que lo había echado lo recibió como un héroe? ¿Por qué integró el “grupo A”, un grupo que sólo puede explicarse desde el intento de voltear al gobierno? ¿Por qué éste es el único gobierno nacional desde 1983 que no tuvo presupuesto, cuando los gobiernos anteriores, aún en minoría, todos tuvieron presupuesto? ¿Por qué alentó y llevó en sus listas a la patronal sojera que cortó las rutas, desabasteció poblaciones y provocó muertes de personas?
Existe un viejo truco para el engaño en partidos con aspiraciones populares que consiste en circunscribir la discusión al ejercicio de la función de oficialismo u oposición que deba sostener en ese momento. Así, la UCR propone ahora el 82% móvil a los jubilados con la misma fuerza con que antes sostuvo el recorte del 13%. Un engaño, es eso, un engaño que termina siempre en la política ficcional del neoliberalismo.
El pueblo argentino se impuso a quienes secuestran la política y en una gesta inédita sostuvo a una presidenta ejemplar. En esa gesta participó el pueblo proveniente de distintas tradiciones: peronistas, radicales, socialistas, independientes.
El pueblo evitó que se consumara un golpe institucional al estilo de Honduras. ¿Recuerdan Honduras? El presidente del Congreso “reemplazó” a Manuel Zelaya, a quien sacaron en calzoncillos del país.
Acá el vicepresidente amigo de los medios hegemónicos y las patronales sojeras iría a reemplazar a la presidenta crispada.
Esto tiene que explicar la Argentina. De esto tienen que dar cuenta varios radicales.
Por caso, el intendente Cornejo, cómo compatibiliza ser operador político de Cobos, participar en el intento de golpe y después hacer murales que hablan de derechos humanos, de democracia y otras hiervas. ¿Es razonable compartir la desestabilización con Biolcatti, reivindicar a Martinez de Hoz con Llambías y después premiar a Estela de Carlotto?
Hay cosas que explicar, hay cuestiones de interés colectivo.
Después que cada quién sea lo quiera y pueda sostener.
Siempre es alentador suponer que repensar las cosas implicará para alguien, uno aunque sea, asumir compromisos con su pueblo, superar las élites que hacen política para sí mismas y construir una interpretación social con arraigo en los que sufren. Estas causas siempre están ávidas de militancia.
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