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lunes, 8 de agosto de 2022

Otro orden

 

¿Qué es lo contrario de orden?

Otro orden.

Waldo Ansaldi, historiador. 


Por Carlos Almenara


No ocurre sólo en Argentina. Fuerzas que llegan al poder político por vía electoral con programas de reparación social, ampliación de derechos y distribución de ingresos se ven jaqueadas por una derecha intransigente que, de inmediato, intenta desestabilizar sus gobiernos.

Para ello cuenta con un novedoso arsenal de medios de comunicación dispuestos a inventar cualquier mentira bajo sofisticados guiones semióticamente diseñados, y políticos y jueces que actúan bajo un pacto mafioso.

Casos como los de Chile y Perú, además de Argentina, parecen replicar una especie de “ir al centro”. Aceptan la capacidad de veto de esa entente y morigeran o cancelan cualquier iniciativa que canalice la indignación de ese sector (eso es, indignación, odio, que construyen con falacias aterrorizantes).

Estos gobiernos tampoco tienen un arsenal preparado para utilizar los métodos de Esteban Bullrich cuando fue ministro de Educación de Macri: Hay que lanzar varias iniciativas al mismo tiempo, le abriste 12, el gremio focaliza en una y las otras 11 avanzan". No tienen una “metralleta” de iniciativas, sino que las mismas son, más bien, escasas.

Así, los “vetos”, las derrotas, la “falta de firmeza” se vuelven un mazazo a su propia base electoral. Fuente de frustración, transmite la sensación de que nada puede hacerse.


¿Es así? ¿Nada puede hacerse?


Quien da la respuesta es Macri, con sus hechos. A cuatro días de asumir nombró dos jueces de la Corte por decreto, cooptó (vaya a saber con qué medios) a opositores para que se los votaran, derogó por decreto (en los hechos) la Ley de Medios en su primer mes, armó una SIDE que le sirvió para hostigar con amenazas a la hija de la procuradora Alejandra Gils Carbó hasta que hizo renunciar a su madre, algo análogo ocurrió en Provincia de Buenos Aires, extorsionó al presidente de la Auditoría General de la Nación, cargo opositor, hasta que lo obligó a renunciar… en fin, la lista del terrorismo macrista podría llevarnos un año entero.


Macri pudo “cambiar” las reglas, aún en instituciones en que se encontraba en minoría


Como los ancestros del macrismo, la dictadura genocida, cambian las reglas, redistribuyen la riqueza (para ellos) y una vez retornada la institucionalidad siguen controlando los resortes económicos, cuentan para ello con una protección judicial que no tuvieron los despojados.

Se dirá que es incomparable, que Macri representa el poder y eso le da facilidades, que un gobierno popular no puede aplicar los mismos métodos, que “no somos lo mismo”, y otras argumentaciones descalificando la comparación. Seguramente todos razonamientos y sentidos éticos plausibles. Sin embargo deben mencionarse dos cosas:

- Se reconoce a “El Príncipe” de Maquiavelo como hito fundante de la “ciencia política” porque expone, sin ambages, el objeto del campo disciplinar: el poder, independiente de la ética. El secretario florentino para nada fue una persona con conductas contrarias a las leyes o a la moral pública, simplemente, identificó un campo de problemas con objeto propio. Trayendo la cuestión a nuestro tema, si se quiere sostener políticamente un proyecto político popular, enfrentando una derecha brutal como nunca se ha visto, con un comportamiento mafioso, con jueces, con medios, con embajadas, pero amén de eso se quiere manifestar una superioridad ética en el actuar político, lo menos que se esperaría es que esa cuestión sea el corazón del discurso de la fuerza ética. Debería estar “sobre la mesa”, todos los días, el contraste de los “honestos” con los “atorrantes”. Ciertamente sería sorprendente para los anales actualmente existentes llegar a tal conclusión en Argentina. Ni propios ni ajenos identificarían de tal modo al peronismo.

- Lógicamente, si hay tal superioridad ética, ella debería manifestarse en el conjunto de las conductas, cosa que siempre es difícil. Nada garantiza lo impoluto de las fuerzas populares, casi por definición, aluvionales. Cualquier defección (y es casi inevitable que alguna ocurra), en tales condiciones de disputa, implicaría una derrota en todo el frente de batalla.

Está por verse la suerte de estos procesos políticos. Pongamos como casos típicos Perú, Chile, Argentina.

Un miembro de la familia es México, aunque allí el balance parcial parece bastante más exitoso. López Obrador cuenta con dos elementos a considerar: ganó con mayoría abrumadora y eso le dio cierta comodidad legislativa y, según parece, tiene coraje.

El caso de Colombia es, quizás, la incógnita que más incertidumbre genera. País de una complejidad increíble, con mucha violencia y con la presencia, siempre desestabilizadora, de los yanquis, lo único que se puede observar al momento es que quienes llegan al gobierno no son cuadros improvisados.

Cada uno de estos gobiernos enfrenta el mismo problema: cómo mejorar la distribución del ingreso en un contexto de enorme condicionamiento, enfrentando a una derecha capaz de cualquier cosa y con casi todo el poder. Las respuestas no son idénticas.

Si hubiera que arriesgar una conclusión tentativa, que no estamos en condiciones de demostrar, sujeta a las contingencias de cada historia y cada país, diríamos que los procesos de “moderación” fracasan de modo rotundo. Sólo aquellos que sean capaces de radicalizar la confrontación, con enormes problemas porque no hay salida sencilla, serán los que puedan sostenerse y sosteniéndose preservar un Estado nacional atacado por las derechas y por Estados Unidos.

Ni aquí, ni nunca, podrá alegarse que “no hay alternativas”. No puede aducirse que es imposible transformar la realidad. Ya vimos que desde la conducción del Poder Ejecutivo, poder, se puede. Lo que no es semejante es la convicción, la decisión y el coraje. Quizá allí radique el nudo de los diferentes resultados.

Como señala Waldo Ansaldi en la cita del comienzo, no es cierto que estemos condenados a un camino indefectible, hay otro(s) camino(s), no son el caos, son caminos distintos. La pregunta no es si existen, existen, la pregunta es si los conductores quieren recorrerlos o están relativamente cómodos en el camino que, al fin y al cabo, así sea con problemas, los depositó en posiciones de mucho poder.

domingo, 22 de mayo de 2022

Por qué es útil aumentar las retenciones a las exportaciones de granos


Por Carlos Almenara

Si empiezo diagnosticando que constituyen un grave problema, en la Argentina de hoy, la inflación y el precio de los alimentos, usted, lector, se va a leer otra cosa. Es que por sabido no deja de ser un punto de partida.

Los precios son establecidos, según cuentan, por mecanismos de mercado. Lo que es seguro es que los ponen las empresas, en cada etapa de la cadena de distribución: producto terminado, mayorista, minorista (uno, dos, tres niveles).

Señalé de modo escéptico los “mecanismos de mercado” porque, dando por buena la teoría, lo cual requiere un ejercicio de fe, aún para ella, para la teoría ortodoxa de la economía, los “mecanismos de mercado” funcionan cuando los mercados son de “competencia perfecta”. Esto quiere decir que hay una cantidad tal de vendedores y compradores, y los volúmenes que transa cada uno son tales, que ninguno individualmente tiene una influencia significativa en los precios o cantidades comerciadas. Tome usted, estimado lector, en consideración el bien que desee. Puede ser una lavandina, un jabón de tocador, una cerveza, una leche, una gaseosa, un paquete de fideos, le invito a extender la lista. Por cada producto que analice encontrará que una, dos, tres, cuatro o cinco empresas productoras controlan, con seguridad, más del 50 ó 60% de lo producido y vendido en el país. Doy números conservadores, en realidad, la concentración oligopólica es muchísimo mayor. Bueno, entonces, no hay “competencia perfecta”. Y, entonces, aquello de “los mecanismos de mercado” sólo lo podemos decir con los ojos entrecerrados y mirada de sospecha.

Hecha la salvedad, hagamos como si a los precios “los determinara el mercado” y entonces preguntémonos ¿si eso fuera así qué podría hacer el Estado para que la comida no sea tan cara?

Es la pregunta que ha vuelto a poner sobre la mesa la posibilidad de un aumento de las retenciones a las exportaciones de granos sobre las que el secretario de Comercio Interior se ha manifestado a favor, y como usted, querida lectora, ya habrá deducido, el autor de estas líneas, también. Es más, en una declaración extraña, “desmentida” por su ministro de Agricultura, el propio presidente señaló a las retenciones como el mecanismo válido para desacoplar los precios internacionales de los precios internos. Tiene razón Alberto Fernández, las retenciones son útiles para que lo que pagamos los argentinos no sea “el precio en dólares”.

Uno se aburre un poco de decir las mismas cosas. Redacté no menos de diez notas sobre el mismo tema desde 2008. Algunas de ellas hasta las publicaron socios de Magnetto, cosa que hoy sería imposible. Por supuesto nunca nadie refutó los argumentos, pero una cosa es tener razón y otra cosa tener poder. Y el poder en Argentina lo tuvieron y lo tienen los que no quieren las retenciones.

Pero vamos por partes.

¿Qué medidas podría tomar un gobierno para bajar el precio de los alimentos?

- Podría, como piden las grandes fábricas, subsidiarlas, otorgar créditos, poner plata en ellas. ¿Por qué habrían de bajar los precios? Supongamos que nos responden, porque aumenta la producción. En ese caso, diremos dos cosas: uno, lleva tiempo, la producción suele estar en el límite de la frontera de posibilidades; dos, y más importante, la demanda internacional tiene elasticidad tendiendo a infinito, es decir, toda la producción adicional será exportada a los precios internacionales y aquí no bajará el precio.

- Otra cosa que también reclaman los productores es que “les bajen los impuestos”. El razonamiento es idéntico. Que un empresario pague menos impuestos no tiene por qué hacer que baje los precios. Seguro, aumenta su ganancia, pero bajar los precios... no hay relación necesaria. Mucho más siendo oligopólica la estructura productiva.

- Podría armar un fideicomiso para intervenir poniendo plata estatal para pagar una diferencia entre el precio interno y el internacional. Es lo que intenta el gobierno nacional. Veremos. Por lo pronto será el juego que se hace tradicionalmente en nuestro país: Todos Ponemos, Ellos Toman Todo.

Las dos primeras medidas son ineficaces, la tercera es carísima. Las medidas que sí son aptas para bajar los precios de los alimentos en un país productor como Argentina son los cupos y las retenciones a la exportación.

Quien mejor ha explicado este problema fue el gran Aldo Ferrer, que murió en 2016 pidiéndole por favor a Macri que no se arrodillara ante los buitres. Que no hacía falta, imploraba. Ustedes saben cómo siguió esa película (de terror).

Antes de eso, Ferrer explicó las retenciones a las exportaciones y “gritó” lo más fuerte que pudo que las retenciones no eran un problema de los recursos a recaudar. Esto es, contrariamente a la interpretación que por confusión o interés se plantea, no hay que pensarlas como un impuesto. El problema central no es la “caja”, lo principal es su incidencia determinante en qué hacemos los argentinos.

Para explicarlo, Aldo Ferrer utilizaba el concepto de la “enfermedad holandesa o maldición de los recursos naturales”. Refleja la situación de Países Bajos ante el hallazgo de inmensos reservorios petrolíferos en el Mar del Norte. Por supuesto, las falencias expositivas no son adjudicables al gran Aldo sino a mí. Sería más o menos así, todos números inventados: Holanda produce televisores Philips. Supongamos que fabricar un televisor a Philips le cuesta 80 florines, lo exporta en dólares, a 10 dólares, siendo 1 dólar = 10 florines, Philips cobra 100 florines, gana 20 florines por cada televisor. Aparece petróleo, Holanda deja de importar y además exporta petróleo. Entran dólares. Muchos dólares. Al haber muchos dólares, el dólar se hace más barato. Se aprecia el florín. Supongamos, 1 dólar = 5 florines. ¿Qué pasa con Philips? Philips sigue teniendo un costo por televisor de 80 florines, pero el precio al que lo puede vender en dólares no cambió, lo sigue vendiendo a 10 dólares, pero ahora 10 dólares son 50 florines. Ahora Philips tiene 80 florines de costo y 50 florines como precio de venta, ¿qué pasa? Philips no puede exportar más televisores, sin intervención estatal, tampoco venderá en la propia Holanda porque los televisores importados serán más baratos. Conclusión: el hallazgo de abundantes recursos naturales primarizó la producción y conspiró contra la industria.

El caso es absolutamente asimilable a la Argentina. Nuestro “petróleo”, es decir, aquella producción en que tenemos ventaja comparativa, es la soja (y otros granos) en la Pampa Húmeda.

Aldo Ferrer sostenía que Argentina necesitaba una economía diversificada y que para que ello fuera posible era necesario establecer tipos de cambio diferenciales que permitieran equilibrar rentabilidades entre aquellas producciones más eficientes en los mercados internacionales con aquellas otras que no lo son tanto pero que ofrecen perspectivas promisorias.

Por otra parte, desde la perspectiva que se da hoy el debate, algún tipo de intervención estatal en el comercio internacional define, virtualmente, sobre la posibilidad de comer o no y qué comer de muchos hogares.

Las retenciones y los cupos, efectivamente, como sostuvo el presidente, despegan el precio internacional del interno. Es decir, el porcentaje de retenciones que se aplique será qué tanto más barato pagaremos los argentinos ese grano en relación a lo que se paga en el mercado internacional (“en dólares”).

En un contexto en que se convierte en tema de la ONU una eventual hambruna mundial, habría que tener todos los recursos a la mano y de una vez por todas impedir que el poder faccioso condicione la democracia y la vida de los argentinos.

Recordar el fino análisis de la herramienta de las retenciones a las exportaciones de granos que hacía Aldo Ferrer, que precisaba flexibilidad para que no se vieran alteradas las rentabilidades de las producciones según los vaivenes de los precios internacionales y de modo de ir compensando distintos productos con distintos niveles de retención, nos remite, lamentablemente, a la prostitución macrista que todo lo corrompió. El vendepatria que prometió eliminar las retenciones, las reimplantó, pero él sí, para hacer caja. Puso $ 3 por dólar exportado, lo mismo para máquinas que para soja, que para vino o aceitunas. Por supuesto, es insólito que paguen la misma retención productos tan disímiles. Otro caso de perversión infame de la mafia que asoló el país.

He sostenido que los cupos y las retenciones a la exportación de granos son instrumentos valiosos y necesarios para el despliegue de la diversidad económica nacional y para cuidar la mesa de los argentinos. A ello hay que agregar, algo que hoy parece lejano pero que no debería serlo, la recuperación de una experiencia del tipo del IAPI, el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio que monopolizó el comercio exterior durante el primer peronismo.

domingo, 26 de diciembre de 2021

Sin presupuesto pero con lamentos

 

Por Carlos Almenara

En su primera victoria legislativa luego de las elecciones, el macrismo frustró el proyecto oficialista de presupuesto nacional para 2022. Con 132 votos en contra y 121 a favor del proyecto del gobierno, Cambiemos lideró el rechazo a la llamada “ley de leyes”.

No es sorpresa, resulta totalmente esperable toda vez que la conducción de esa entente política, mediática y judicial decidió hace tiempo encarar el camino de la sedición y no el de la participación institucional.

La vocación golpista de Cambiemos se expresa, entre otras cosas, en el fuerte componente histriónico de los agentes que encarnan el guion. Así, Cristian Ritondo marcó la posición del macrismo fingiéndose enojado con un discurso de lo más mesurado de Máximo Kirchner e iniciando el reiterado “nado sincronizado” de los medios hegemónicos golpistas. Pusieron en el jefe de bloque del Frente de Todos en Diputados la responsabilidad del rechazo.


VER VOTACIÓN NOMINAL DEL PRESUPUESTO EN DIPUTADOS

El nado sincronizado de los medios macristas




De la necesidad, virtud

Lo que pareció una derrota política del Frente de Todos, analizado más detenidamente, presenta una oportunidad.

Ha sido una constante desde la recuperación democrática que los gobiernos tengan su presupuesto. Con mayoría parlamentaria o sin ella, todos tuvieron su presupuesto aprobado. Se entendió como un acuerdo democrático implícito que quien ejerce el Poder Ejecutivo tiene legitimidad para implementar sus planes de gobierno. Los oficialismos no siempre han tenido el voto opositor pero sí el quórum, o levantar una cantidad de legisladores a la hora de votar, etc. La única excepción a ese pacto cívico fue el Presupuesto 2011 que le escamotearon a Cristina. Y 2022.

Pero veamos, ¿qué pasó en 2011? Fue reelecta Cristina... Ohhh. La oposición tardó en caer en la cuenta.

La misma Cristina ha referido estos días que las situaciones son incomparables porque en aquel momento Néstor nos había sacado el yugo del Fondo Monetario y Argentina crecía a ritmo acelerado luego de la crisis de las hipotecas de 2009.

Es que la Ley de Administración Financiera autoriza al Poder Ejecutivo a prorrogar el del presente año en una contingencia como ésta. Y dado la posibilidad de reasignar algunas partidas, y, sobre todo, en un contexto inflacionario como el nuestro, carecer de presupuesto es dejar a discreción del presidente el destino de los fondos.

En su columna del programa radial Temprano para Imposibles, el economista radicado en Mendoza, Carlos Rojo Font lo explicó claramente:

Columna de Carlos Rojo Font en TpI

https://archive.org/details/carlos-rojo-font-columna-tp-i-17122021

Una misa de lamentos

Caídos en la cuenta, los gobernadores opositores se reunieron ¡a pedirle al presidente que vuelva a mandar el presupuesto!


Los gobiernos provinciales perdieron todas las obras previstas en el presupuesto oficialista que, contrariamente a la cantinela macrista, era bastante equilibrado y no dejaba gobernadores “sin techo”. Ahora se les llenó el horizonte de preguntas.

¿Si vos fueras Alberto Fernández qué harías?

La situación otorga al presidente una herramienta insustituible para fortalecerse frente a una oposición que utiliza sus curules, sus jueces,  y sus gobernaciones para derrocarlo. ¿Debería Fernández resignar uno de los pocos instrumentos que “cayó” en su camino para defenderse (y defendernos) de la sedición sistemática? Si lo hiciera, merecería lo que el destino le depare. El problema es que nosotros no merecemos volver a estar gobernados por la mafia macrista.

 


domingo, 31 de octubre de 2021

El valor de la PLATITA

 


Por Carlos Almenara

El presente es un tiempo difícil por muchos motivos. Uno de los principales es el poder de atontamiento de los medios hegemónicos.

La agenda pública, es decir, aquellas cuestiones, temas, sobre las que se estructuran nuestras percepciones acerca de “lo que pasa” en nuestra ciudad, nuestra provincia, nuestro país, el mundo, es mediada por un puñado de conglomerados políticos.

Sí, no me equivoqué. Grupos como Clarín no son empresas, son conglomerados políticos.

Esas corporaciones militantes, en nuestro caso Clarín y su claqué, fueron capaces de implementar un relato guionado que ordena cada uno de los discursos que repiten por millones. Las mentiras que estampan en el papel de madrugada se repiten en sus radios, con el agregado de las declaraciones de personajes que opinaron sobre las mentiras en tinta, lo que se reflejará en sus pantallas y portales de internet durante todo el día. Y día tras día el mismo ciclo, potenciado infinitas veces.

Un machacar persistente y poderoso que nos lleva a vivir en una realidad paralela, una realidad que no es la realidad. Que se estructura sobre mentiras.

Pero esas mentiras no son tonterías arrojadas al azar. Hay, siempre, oportunismos puntuales, en función de temas coyunturales: pagarle a los buitres, arreglar con el fondo, en fin, temas en los que los vendepatria actúan como tales. Más allá de esos temas, cada uno de los mercenarios que exhiben en sus pantallas repite lo mismo. Lo mismo, el guion. Conocen sus líneas directrices y son capaces de incorporar elementos a la traza principal. Pueden improvisar sobre el texto de guion principal que conocen bien.

El relato del poder hegemónico es: “hay un pueblo sano, somos ‘Todos Nosotros – TN’, ese pueblo tendrá sus más y sus menos, pero es ‘nuestro’, acerca del cual nosotros contamos sus avatares como ‘periodismo independiente’, y que resulta ajeno de toda ajenidad de la turba corrupta que viene a poner en cuestión nuestros valores”.

Es, por supuesto, el relato del enemigo interno. Es lo que hizo la dictadura. Es más, esta vez con más poder que durante la dictadura, porque Clarín tiene más poder que la dictadura, pero menos carnadura. La dictadura podía simular un amor a la patria (claro, simulado) que Clarín ni intenta.

Que hayan perdido las elecciones apoyando a Macri no implica que no tengan sofisticación. Es más, lo que verdaderamente hay que preguntarse es “el milagro” de que Macri sacara el 41% de los votos habiendo hecho la peor gestión de toda la historia argentina. Tome el indicador que quiera y comprobará que nunca hubo uno peor.

Uno de los preceptos comunicacionales que ellos manejan muy bien es el estímulo a lo sensible y emocional. No importa si es mentira porque entre la emoción y la verdad (o mentira) hay un hiato abismal. La emoción no es verdad o mentira, simplemente, es.

Y nada mejor para estimular la emoción que lo sensible. Aquellas referencias que evocan sensaciones. Todo el período de terrorismo estatal y paraestatal de Macri y Clarín aplicaron eficientemente este método.

José López puede que haya hecho fraude en licitaciones por cientos de millones, pero nada se compara con una operación en que aparece tirando bolsos por encima de un muro. ¡Y en un convento (o algo así)! En verdad no tiró ningún bolso por encima de ninguna pared, pero estoy seguro, estimada lectora, que ud. me dio la razón porque es lo que recuerda. Su recuerdo es falso y lo construyeron ellos. López no tiró ningún bolso por encima de ninguna pared. Sí es cierto que lo agarraron con bolsos con plata. Y eso fue un do de pecho para el poder mafioso.

Es mil veces más eficaz mostrar una máquina de contar billetes en lo que llamaron “la rosadita” aunque el hecho no sea ilegal que demostrar las millonarias estafas offshore de Macri, un hecho “abstracto”.

Esto que hacen todo el tiempo, lo actualizaron a partir de tergiversar a Daniel Gollán. Gollán contó una charla con una persona en la que le decían que faltaba platita en el bolsillo de la gente. ¿Qué sería lo sorprendente?

Los buitres, que conocen el guion y saben de estas tecnologías comunicacionales se exitaron y ahora están con el asunto de la PLATITA. El plan PLATITA para aquí, el plan PLATITA para allá. Insólitamente lo contraponen a supuestos “valores”. ¡Imagínese lector, estos vendepatria de la derecha hablando de valores! Los únicos valores que conocen se los cruzaron en la Bolsa de Valores.


Resulta una excelente ocasión para seguirles el juego. Efectivamente la PLATITA. Sí, de eso hay que hablar. ¿De qué otra cosa más importante vamoss a hablar en política?

Qué hicieron ellos con la PLATITA, cómo nos endeudaron PLATITA con el Fondo, cuánta PLATITA se fugaron, cómo les vamos a cobrar la PLATITA a los macristas delincuentes.

Sí, urge hablar de PLATITA para terminar con la pobreza y para disminuir la desigualdad.

Y después de hablar de cómo repartimos la PLATITA de los argentinos entre 45 Millones de dignidades, hablemos de los valores. Preguntémonos cómo pudo llegar a gobernar el país este hato ladrones y criminales del macrismo. Cómo dejamos que estas mafias se apoderen del gobierno. Cómo fue posible que los burócratas que tenían que controlar hayan hecho la vista gorda. Preguntémonos por los valores que inculcan en la población los criminales que siguen delinquiendo desde las pantallas.

La solidaridad, la igualdad, la dignidad, un mundo mejor, un país mejor, requiere denunciar y derrotar políticamente al macrismo y a Clarín. Y que devuelvan la PLATITA.