jueves, 28 de octubre de 2010

Néstor, mi testimonio

28/10/2010

Me pareció que la muerte de Mariano Ferreyra no había que politizarla, que los antojadizos análisis que se escucharon por un asesinato absurdo, sobraron. Dijeron más de los que lo hacían que del hecho en sí.
Pero en este caso no. En este caso el gran dolor que trae un luto sentido está lleno de contenido. Me parece que hay que hablar.
Néstor Kirchner tiene una dimensión extraordinaria. No estamos hablando de una figura anecdótica. Hoy ya la tiene pero el tiempo le dará proporciones míticas.
Kirchner, para los luchadores, para los militantes, es comprensible. Es el idioma que conocemos.
Aunque no era un gran orador. Se enredaba algunas veces. Mejor. Como una marca de época había que volver a los hechos. No servía el “jarabe de pico”.
Aunque fue muy inteligente no fue un iluminado.
Hizo buena parte de lo que estaba en el debe, en el inconsciente, de la democracia argentina. No porque se desconociera sino porque los otros fueron cobardes. Subían por izquierda y bajaban por derecha como tantas veces se ha dicho o en el mejor de los casos se volvían “posibilistas” llegados al gobierno. Había que enjuiciar genocidas, sacarse de encima al Fondo Monetario, enfrentar el poder concentrado, las relaciones carnales y tantas otras cosas...
Néstor fue un valiente y en honor a eso, confusamente, abombado aún, diré cosas que pueden ser inconvenientes o molestas. Cosas que no son para giles ni chicaneros.
Fue leal. Fue leal al que debía ser leal. Fue leal al pueblo, al que quizás aprendió a querer o a idealizar en sus años mozos de La Plata. Ese pueblo que, sabemos, no está dado, no existe de antes, no viene hecho. El pueblo que es una apuesta. Una apuesta a que aparece lo mejor de la especie. Sí hay miserables, cómo no saberlo. Pero el militante de la transformación apuesta a los valores. El militante no ve en, por decir algo, el dirigente vecinal un entregador de los vecinos, ve un promotor de la organización para el crecimiento conjunto. Los dos existen, todos sabemos que hay entregadores de los suyos, el militante no lo desconoce, apuesta a que se imponga la solidaridad, el interés conjunto.
La política se hace con otros. No es una cuestión personal.
El proyecto colectivo del que hablaba Néstor... es realmente impresionante. ¿Qué otro dirigente podría decir esto? ¿Podría algún otro? ¿No es conmovedor?
Pero por otro lado ¿cómo es posible?
Cuando se descubren identidades, conexiones nuevas, a posteriori parecen obvias. Uno se pregunta, ¿esto que es evidente cómo no lo descubrieron antes? Bueno es que antes no era evidente.
A mí me preocupa hablarle a los militantes. Me preocupa hablarle a gente informada y hago una apuesta a la capacidad interpretativa del lector.
Vuelvo, ¿cómo puede un militante participar en espacios en que no les dicen que hay un proyecto colectivo?¿Cuál es su rol entonces?¿Es que no les da vergüencita?¿Qué dicen? ¿Qué lo de Néstor era mentira? No. Pero aunque lo hubiera sido es mucho más de lo que tienen los otros proyectos visibles. Balbuceantes mediocres que sólo pueden hablar de ellos mismos, mostrar su riqueza, sus esposas o sus correrías. ¿Y ustedes? ¿Dónde juegan?¿De qué? Lo que dice el “líder” que es hoy A, mañana B, después no sabemos. En cierto sentido es más respetable la derecha abierta, explícita, que si no fuera tan golpista y cruel, hasta habría que reconocérselo. No, con Néstor no pasó eso.
Un pequeño gesto, que como señala el filósofo Slavoj Zizek a cuento de otras historias, diferencia radicalmente unos y otros liderazgos: unos como Néstor o Cristina terminan de hablar a un auditorio político y aplauden, aplauden a los militantes, aplauden aquello que “estamos haciendo juntos”; otros, para qué decirlo, terminan y se tiran besos a sí mismos en el reflejo de las cámaras. Un mundo de distancia en un gesto.
Siempre dobló bien. Si las madres dicen que Néstor es un hijo para ellas, no es posible tener una referencia ética superior. Ese hijo fue siempre consecuente con los postulados transformadores.
Kirchner creyó en el pueblo y en esa creencia estamos construyéndolo.
Creyó en el trabajo y en ese tesón reconstruimos la cultura del trabajo. No estaba dado. En los noventa nos decían que la tasa de desempleo friccional, aquella que no se puede bajar, era y sería por siempre no menor al 12% y había que acostumbrarse a un mundo sin trabajo.
Había que acostumbrarse a que casi uno cada dos adultos en condiciones de jubilarse no pudiera hacerlo. Antes del estallido de la crisis de 2001 uno de los mayores, si no el mayor problema de política social era la carencia de cobertura para este sector. Hoy la cobertura supera el 90%.
Como me señaló mi amigo Ariel, sería imposible no mencionar la convicción latinoamericanista de Kirchner. Única en el contexto nacional, tan acorde a los tiempos del continente.
Pero no son los logros los que quiero destacar de Kirchner. Disiento en este punto con algo que manifestó la presidenta en alguna ocasión. No son los logros. No son las concreciones, que si se dan mejor. Son las magnitudes de las luchas, las batallas, los intentos, que, ciertamente hay que darlas con toda vocación para triunfar, pero no es el triunfo el que da valor, sino la nobleza de la causa.
Además hay logros. Quizá los mayores de nuestra historia, aunque no los hubiera igual Néstor seria luminoso. Personalmente reivindico a Alfonsín, precisamente, porque se atrevió a dar peleas importantes.
Siempre aparece el proyecto colectivo y allí vamos derecho a un punto álgido: la estructura política. Allí tuve una discrepancia con él cuando asumió la presidencia del PJ.
Kirchner en la acción reflejó un anhelo que muchos tenemos para renovar la política. No un latiguillo vacío y prejuicioso sino, básicamente, que la organización tenga que ver con los fines que declama. Algo funciona mal cuando el mismo aparato que sostiene a Kirchner antes sostuvo a Menem. Pero no es patrimonio exclusivo, algo anda mal en una UCR que antes sostuvo a Alfonsín se alineó en la Internacional Socialista y luego postuló a De La Rúa y se ofreció como espinel de la derecha económica.
Ese desafío, el de conectar las estructuras con las ideas, un gran desafío pendiente de la Argentina, muchos quisimos que se comenzara a corregir con Kirchner. Él eligió otro camino, lo explicó. Bueno, Kirchner siempre fue incómodo, también para quienes lo apoyamos. Porque ¿qué hacer frente a esto?
Algunos compañeros frente a esto o usando esto como excusa se fueron. Terminaron haciendo fuerza contra el proyecto más transformador de la historia argentina. Un verdadero despropósito.
Tampoco es leal aducir apoyar temas puntuales. No, claro, si la política argentina fuera así de fácil... Resulta que hay que construir mayorías y que el poder aprieta por todos lados, busca grietas, halaga egos, motiva, incentiva, premia, castiga, escracha en primeras planas. Es como si Pino tuviera que contenerse de salir en Clarin durante, digamos, dos meses. No es fácil.
Construir mayorías es difícil, hay que negociar, el apoyo en un tema los líderes locales lo cambian por otras cosas, por apoyo para sus agendas en el mejor de los casos. ¿Pero es distinto en otras fuerzas con representación parlamentaria? No parece.
Igual, esa línea, esa tarea sigue abierta. ¿Cómo establecer reciprocidad entre ideas, proyectos y estructura política?
No parece buena respuesta negar las mejores ideas y proyectos por recelos con la estructura.
Hay otra respuesta, ningún problema hay con la estructura. Esta línea de respuesta parece imponerse en parte la lectura de los hechos.
Mi opinión es que no es así. Sí hay problema. Y ese problema adquiere carácter dramático cuando se discute la sucesión.
¿Cómo tratar este problema?
Con mucho cuidado, porque tienen prioridad los hechos. Tiene prioridad preservar el modelo.
El PJ puede ser una valiosa herramienta para sostenerlo, pero puede ser todo lo contrario.
Entonces aparece la necesidad de diversificar las miradas. Así como hay militantes con vocación para dar la pelea del sentido del peronismo, que leen mecánicamente la irrupción de Néstor como la vuelta a las raíces, al cauce principal, otros leemos distinto.
Leemos que la tarea de alinear ideas y estructura es una pelea nueva, que tiene historias y antecedentes, pero que todavía hay que dar y que un líder consecuente como Kirchner es la referencia principal de esa construcción identitaria. Construcción que reconoce como propias crónicas de luchas populares variadas, muchas veces mencionadas pero amalgamadas en un nuevo giro histórico, las luchas del anarquismo y el socialismo de principios de Siglo XX, las del comunismo, las del yrigoyenismo, las del peronismo, actualizadas en un cuerpo de valores también nuevo y explicitado quizá como nunca en estos años.
Siempre la identidad es reconstrucción o construcción nueva. Kirchner resignificó el peronismo para muchos peronistas. Pero también reordenó el mapa político. Esa novedad todavía no se refleja en las construcciones políticas.
Hay reinterpretaciones, relecturas sobre algo que ya venía, un cauce que renueva su flujo que nunca debió cesar y que ahora se cruza con aquella mirada que valora preservar el cauce sea cual sea su flujo.
En fin, de lo que se trata es de cómo consolidar un cierto cuerpo de valores políticos y sociales. No va de suyo ni remotamente que la única forma de hacerlo sea a través del PJ. Claro que entiendo que también se trata de consolidar y fortalecer un gobierno.
Cristina ha mostrado tantas, no, mayores, cualidades que Néstor. De hecho las mejores medidas de gobierno las tomó Cristina.
Hay una derecha excitada que se llevará un nuevo chasco.
Con paciencia de orfebre y valentía de Néstor iremos moldeando el futuro. Sin dejar de nombrar lo que nos pasa.
En algunas cosas para hacer está viva la memoria. Terminar con el monopolio constructor del odio social y garantizar que los juicios a los genocidas terminen pronto en condenas son para mí las prioridades que tienen que convocarnos.
Seguramente, como debe ser, serán los hechos, las acciones las que tendrán la prioridad. Ese sentido, la organización que sigue a la estrategia y la política y no el inverso es también una novedad reciente.
Esa es también otra incomodidad bienvenida. Nos impone a muchos experimentar búsquedas nuevas. Esa figura luminosa que fue Néstor Kirchner alumbrará el esfuerzo.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Teoría C

Por: Carlos Almenara
c.almenara@hotmail.com
Octubre de 2010

En “El lado humano de las organizaciones”, de 1960, Douglas McGregor formuló dos modelos típicos o prototípicos para explicar lo que luego se llamó estilos de dirección. McGregor describió organizaciones que eran gestionadas con políticas que suponían ideas pesimistas acerca del hombre y su motivación; y otras en las que ocurría todo lo contrario. Planteadas como extremos de un continuo la Teoría X y la Teoría Y sirvieron para modelar concepciones sobre cómo administrar y reflejaron concepciones antropológicas.
La Teoría X se manifiesta en las concepciones más tradicionales de la administración y contiene una serie de supuestos sobre las personas.
El hombre es indolente y perezoso por naturaleza, evita el trabajo o hace lo mínimo posible. Le falta ambición, evita la responsabilidad. Las personas son ingenuas y sin iniciativa. En consecuencia, la administración debe controlar y dirigir estrechamente a las personas con estímulos económicos o amenazas de castigos.
La Teoría Y, que para McGregor refleja la concepción moderna de la administración, supone lo contrario de la primera.
El trabajo es una actividad tan natural como divertirse o descansar. A las personas les gusta tener algo que hacer. Buscan y aceptan responsabilidades y desafíos. Son creativas y competentes. En consecuencia, pueden ser automotivadas y autodirigidas. La dirección deberá crear las condiciones que estimulen el desafío, entre otras cosas, mediante descentralización de las decisiones, ampliación del cargo, participación y autoevaluación.

Estilo Clarín
Con la importancia asumida por la comunicación y especialmente por la situación que vive el país dado el ataque sistemático a la población por parte de Clarín, perfectamente podemos formular la Teoría C, cómo ve Clarín al argentino promedio, de qué quiere convencerlo, cómo quiere que actúe, cómo manipula su deseo y cómo consigue que reaccionen ciertos argentinos.
Así, tentativamente, el estilo C, basado en el hombre C, podría consistir en:

1. El argentino promedio carece de interpretación y participación política. Interpreta el mundo a partir de su acceso a las noticias. No tiene pasado, ni historia. Lo afirmado ayer puede ser negado hoy sin menoscabo. No contextualiza lo que se le informa. Es generalmente pasivo, salvo cuando reacciona estilo “manada”.
2. Es menester proveer una interpretación de los hechos a la gente. Esa interpretación o bajada de línea no sólo se hará en programas políticos sino que se hará incluso con mayor provecho en noticieros u otros formatos que no den lugar a la polémica explícita. Para el éxito de esta interpretación es requisito un proceso de concentración multimediática que presente a ésta como la única interpretación posible/sensata.
3. El argentino medio teme, goza, lucha. Teme a la inseguridad, lo que lo retrae al fuero privado y lo encapsula. Goza entretenimiento televisivo en un círculo de proximidad, amenidad, eros y thánatos, sexo y deportes. Todo recoletamente recogido en su hogar. Lucha cuando nosotros, su vínculo con el mundo, provocamos un estallido colectivo al mostrar el rostro de lo intolerable. Nosotros, Todos Nosotros, que hacemos el mundo, señalamos a los antisociales, enemigos de la gente.
4. Nuestra oferta cubre todo: papel, ondas sonoras y visibles, cables para ver y oír y cables para navegar. Eros y thánatos, canales de sexo, programas de sexo, programas solidarios, canales de deportes, canales de noticias. 24 horas. Todos los días. No podemos abandonar, quitarle el mundo a nuestro pasivo cliente.
5. El argentino es patriota. Le construimos una patria y lo hacemos celoso defensor. Aunque sea en nombre de la Coca Cola lo llamamos a defender a la patria. O podemos construir una patria más democrática. Porque qué es la patria sino los otros de nuestra comunidad, esos otros que dicen lo mismo que nuestros periodistas, que dicen lo mismo que ese argentino medio que, en definitiva, nosotros construimos. Y, sobre todo, le fabricamos el enemigo, el usurpador. Esta nueva y superadora versión del maccarthysmo es simplemente irresistible.
6. El argentino medio no tiene espíritu crítico. Pero si cometiéramos algún error, si algo fallara, se subsana sacando el tema de nuestras noticias. Siempre tendremos un grupo de políticos que saben que solo en este juego tienen algún destino y nos defenderán con uñas y dientes. Y alternativamente nos presentaremos como los campeones de la libertad de prensa. Nos presentaremos como víctimas del autoritarismo.

Una nota adicional a la Teoría C, con la que cuenta el monopolio, es que ante esta teoría no faltará el hombre C que responda con la formulación de una teoría K que no será otra cosa que un compendio de prejuicios y odio concentrado en defensa del estilo de vida de Todos Nosotros.
El hombre C es el supuesto que orienta la gestión pero es también una profecía autocumplida. Entender su funcionamiento es un requisito para pensar en otras profecías, pensar en la construcción de la cultura popular y en otras utopías.

lunes, 11 de octubre de 2010

Reconstruir el debate público

Por: Carlos Almenara
c.almenara@hotmail.com

Cuando se robaron la discusión
La asonada del poder concentrado iniciada en 2008 ha sido vencida. Por lo menos ésa asonada. Un intento destituyente sustentado en un lock-out patronal, colaboración política, pero fundamentalmente liderado por el grupo de medios que con posición dominante y prácticas monopólicas controla más del 60% de la comunicación pública en Argentina.
El fracaso de la intentona acompañado de la continuidad relativamente disimulada de la farsa, no permitió esclarecer suficientemente lo que estuvo en juego, pero luego de los intentos de golpe de nuevo cuño, padecidos en Venezuela, Honduras y recientemente en Ecuador, el caso de Argentina en 2008 no puede dejar de percibirse en clave de complot. Incluso la continuidad del vicepresidente con su rol por lo menos ambiguo no resiste la mínima reflexión.
Por caso, ahora en una muestra más de locura, Clarín y La Nación boicotean el Censo. Llaman a la gente a no contestar. La comunidad democrática tiene que empezar a reconstruir los pactos para poner límite a esta indiscriminada violencia contra el estado de derecho y contra la sociedad.
Pensamos que hay que seguir denunciando sus atropellos y terminar con ese monopolio infame que tuvo el sistema político de rodillas.
Pero están acabados. Será muy difícil que renazcan. Porque su problema no es con el gobierno, es con el pueblo. Esperan ganar con sus candidatos “opositores” el año que viene pero aunque lo consiguieran, que no lo harán, ellos están fritos.
Esta lucha ya está en la memoria del pueblo.
Así que tenemos que empezar a recuperar el debate público que secuestraron.

La palabra, la fundamentación
¿Cómo funciona hoy la deliberación? No funciona.
Hasta hace un tiempo para los políticos “opositores” por ejemplo no había repreguntas.
Podían decir las tonterías más grandes, las barbaridades más inconexas, pero todo era permitido si se inscribía en un relato general que los presentaba como cruzados de la gesta para derrocar la dictadura autoritaria de los Kirchner y decían esto por televisión para millones (lo cual es una contradicción en sí mismo).
Ahora aparecen algunos periodistas que preguntan, ellos dirán con sorna, no leo ese medio, no veo ese programa... Nunca darán razón de su acción.
Este es sólo un caso y no el más relevante. Hemos dado cuenta parcial de este proceso en artículos anteriores disponibles en internet.
Pero a la hora de reconstruir el debate público, hay que retomar la necesidad de dar razón de lo que hacemos.
Y no sólo la derecha. En Mendoza la conducción de ATE no ha dado cuenta de cómo puede entenderse su alianza con la estructura política del cobismo. Y el cobismo tampoco ha dado cuenta. ¿Cómo es esto? Perfectamente pueden hacer una alianza pero hay que explicarlo.
El poder tradicionalmente no explica, actúa. Hace. Allí, en su hacer manifiesta su ideología. No necesita explicar. La democracia necesita explicar. La deliberación, el debate público necesita razones. Ya dijimos, estamos desentramando la imposición y el silencio que nos impuso Clarín. Ahora hay que volver a explicar razones si queremos recuperar la democracia.
Otra cuestión importante para la que también sirve el ejemplo anterior: la metáfora de la ingeniería. Si levantamos una pared aquí, si colocamos ladrillos en esta pared de aquí, salvo una explicación que a priori parecería sorprendente, no podemos aducir que estamos levantando la pared de enfrente. En todo caso, nuevamente será necesario explicar.
Por supuesto, hacemos mención a las raras alianzas que no se explican y que cuando se lo hace se presenta una patente contradicción en sus términos.
Recuperada la fundamentación será necesario exigir verdad, exigir que los discursos no contengan mentiras flagrantes. Pero para exigir verdad, primero hay que recuperar la fundamentación. Es cierto que no hay una única verdad universal, pero también que hemos asistido al paroxismo de la invención y la manipulación mediática.

La prioridad de los hechos
A nuestro entender la máxima central y ordenadora de la recuperación del debate público es dar prioridad a los hechos.
No es que como decía Piero allá lejos: “las cosas se cuentan solas”. No, si hemos corroborado algo estos últimos dos años es la posibilidad de inventar interpretaciones absolutamente desconectadas de lo real cuando se tiene suficiente poder comunicacional. Las cosas no se cuentan solas, hay que contarlas, hay que relatarlas. ¡Pero hay que relatar algo de lo real! Debe haber algún correlato fáctico del relato.
Nada esencial, pero dadas las experiencias, vamos a los hechos.
Si se lee a los escribas del monopolio sólo se encontrará referencia a lo subjetivo, cómo (en sus sueños) Kirchner fue derrotado, cómo sufrió, cómo se va a morir, cómo es tan maltratador, cómo ataca, impone... Una risa. No hay un sólo hecho.
No hay ninguna categoría con la que las ciencias sociales intentan explicar la realidad. Es todo anecdótico. No estamos criticando al periodista que vuelca información de sus fuentes en sus notas, no, estos escribas tienen poco de eso. Pero explicar lo que pasa es algo que mucha gente intenta hacer hace tiempo y para ello suelen utilizar categorías, conceptos, con cierto grado de elaboración, de agregación. Estos “periodistas”: Morales Solá, Grondona, Tenembaum, Lanata, Van der Kooy, Castro y tantos otros; lo desconocen. Todo es anecdótico. Todo es subjetivo.
Podrían crear categorías, celebramos la posibilidad. Jauretche proponía animarnos. Pero no, ellos no tienen tal pretensión.
Utilizar las categorías de las ciencias sociales es otro puntal para recuperar el debate público. Categorías como clases sociales, cuestiones organizacionales, la lucha institucional por el poder, culturas partidarias, tradiciones, la contextualización e historización de las temáticas o como mínimo, las estadísticas, son fundamentales. No decimos nada nuevo, hace tiempo que si hay que explicar lo que pasa se recurre a ellas, pero en este tiempo de excepción el monopolio secuestró también la explicación de lo social.
Preveemos cuestiones problemáticas para recuperar una deliberación apoyada en los hechos, en lo real. Una de ellas es la de los políticos profesionales. Todas las sociedades complejas tienen políticos profesionales y probablemente ello sea necesario y deseable en tanto se especializan en un ámbito de acción con especificidades propias. Pero el juego de la diferenciación a la que se ven compelidos los políticos profesionales genera un problema para lograr la preeminencia de los hechos. Por caso, hay quienes alteran radicalmente su discurso en tanto les toque ocupar el rol de oficialista u opositor. Ese clivaje ha sido muy dañino en nuestro sistema político, básicamente ha derivado siempre en la concentración de la riqueza y el poder.
En fin, habrá que ir señalando los problemas de un debate que no suponemos idílico, ni fácil, ni impoluto. Tampoco suponemos el triunfo necesario de la razón.
Simplemente proponemos recuperar la lógica, la consistencia del relato que nos aleja de la locura a la que pretendieron llevarnos. Hacerlo en el debate público.
Porque, además, hay cosas verdaderamente complejas para discutir. La realidad no es simple.
Para abarcarla o para incidir, lo primero es recuperar nuestra palabra, con cordura, con coherencia. Dar razones.
Ni más ni menos que reconstruirnos la democracia.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

La persistencia de aquel sistemático ataque a la población

Comentario bibliográfico

La persistencia de aquel sistemático ataque a la población

Por: Carlos Almenara
c.almenara@hotmail.com



Silencio por Sangre
La verdadera historia de Papel Prensa
Daniel Cecchini y Jorge Mancinelli. – 1ª. ed. – Buenos Aires, Perio Mundo, 2010

Impura
¡Firmá, impura, o te mato! Le decían a Lidia Papaleo de Graiver sus torturadores los primeros meses de 1977 en una celda de Puesto Vasco. Lo que debía firmar era la cesión de acciones de la empresa productora de papel de diarios que había sido de su marido, muerto en un accidente aéreo y que ahora le pertenecía a ella y a su hija de un año, María Sol.
A Lidia, las torturas le destrozaron el abdomen y los pechos. Los golpes le producían un constante estado de confusión. Le generaron un tumor cerebral que le fue operado en el mismo centro clandestino.
En Puesto Vasco era “la impura”. Se había casado con un judío. La saña contra los judíos fue especial durante la dictadura. La saña contra las mujeres también. También contra los homosexuales. Lidia cuenta que mataron niños en ese antro porque los padres no decían lo que querían sus torturadores.

La pureza, esencia de fascismo
La búsqueda de una supuesta pureza racial, sexual, ideológica o en el aspecto que se quiera es un concepto fundante de los totalitarismos. En Argentina ha tenido una extensa y lamentable vigencia.
Los festejos del bicentenario tuvieron una enorme trascendencia porque, precisamente, rompieron con el relato de nuestra historia que contenía la génesis del exterminio. La idea de pureza, la pretensión de que existe una esencia de lo nacional, de lo patriótico, que quien no posee los atributos que alguien dispone en nombre de la Nación y la Patria, no tiene derechos.

De lo que hablamos
Clarín y La Nación se apropiaron de Papel Prensa. Lo hicieron utilizando a las Fuerzas Armadas como tropa propia. Papel Prensa es la única productora nacional de papel para diarios y le permitió a Clarín comenzar con la concentración de medios. Vendían caro a otros y barato a ellos mismos aplicando lo que se denomina “precios de transferencia”.

La publicación de Silencio por sangre hecha luz sobre un hito central de los años de plomo y muerte, explica por qué la dictadura fue cívico – militar y no sólo militar. Los coautores civiles habían utilizado hasta ahora la estrategia del camuflaje, se habían presentado como demócratas, pero las pruebas los incriminan. Este libro es una de ellas.
Las revelaciones de Silencio por sangre, luego corroboradas y ampliadas en el Informe Papel Prensa presentado por la comisión al efecto creada en el ámbito del Ministerio de Economía y por testimonios conocidos a posteriori de la edición del libro, forman parte de la cuestión principal en el debate público actual: la discusión entre la política y el poder oligárquico que se expresa en la concentración mediática.
Silencio por sangre retoma la senda del mejor periodismo de investigación en Argentina. Busca hechos, recaba testimonios, datos, conexiones, documentos. Las interpretaciones tienen base argumental y fáctica. Las especulaciones refieren a conexiones fundadas. Decimos con esto que la investigación de Cecchini y Mancinelli no forma parte de la abundante producción de libelos psicologistas sin conocimientos psicológicos. No estamos hablando de panfletos propagandísticos del estilo “qué les pasó”, propaganda sin ningún asidero fáctico y sólo apuntalada por una “realidad” que inventan en la tele y reproducen en amañadas interpretaciones creativas. Siempre basadas en caracterizar un personaje.
No, aquí volvemos a los hechos. Aquí recuperamos una tradición que como recuerda Eduardo Anguita en el prólogo tiene a Rodolfo Walsh como puntal estilístico.
Pero no sólo en este punto recordamos a Walsh. Este trabajo discute las construcciones de sentido en la sociedad de su tiempo. Discute interpretaciones.
“La prensa argentina está a la altura de este compromiso” afirmaba con satisfacción Jorge Rafael Videla poco después del golpe. Por supuesto que se refería a Clarín y La Nación entre otros. ¿Puede la democracia argentina expresar igual satisfacción con su prensa? ¿No es hora que la democracia pueda decir lo suyo?
Por eso Silencio por sangre no es sólo el relato de lo que pasó, es junto con el informe del la Comisión del Ministerio de Economía y los testimonios posteriores, un instrumental imprescindible para dirimir el presente, para construir el futuro.
Los apólogos de Videla son también los jefes del conglomerado opositor. Son los mismos golpistas de entonces, ahora sin Fuerzas Armadas. Intentaron un golpe en 2008 con el estilo del que luego se concretó en Honduras.
Fallaron, no tienen retorno. La gesta del pueblo argentino que lo evitó todavía está por contarse. Lo que es mejor, todavía la política puede transformar estructuras para que estos grupos no capturen más el Estado. Pero para entender por qué el pasado se reescribe en las acciones del presente, por qué el fascismo de Clarín haciendo apología de Videla o callando es el mismo que el de TN – Todos Ellos cuando manipula la información y hasta guiona los gestos, es necesario explorar estos antecedentes.
Silencio por sangre ilustra sobre cuestiones que tienen un interés especial. Para Mendoza, el caso Greco, que el juez Rafecas considera forma parte del “sistemático ataque a la población” que se producía por entonces. O las declaraciones de un ex propietario de un diario que vincula a Carrió con la consecución de los hijos de Magnetto.
El final está abierto. Tenemos las mejores expectativas de justicia.

jueves, 5 de agosto de 2010

Las imprescindibles retenciones

Por: Carlos Almenara – Referente de Espacio para la Reparación Social
c.almenara@hotmail.com

El lunes 2 de agosto El Sol publicó una extraordinaria explicación de Aldo Ferrer acerca de por qué las retenciones a la exportación de granos son imprescindibles.
La cuestión que se discute con las retenciones son los precios relativos de nuestra economía. Éste es el principal problema. ¿Por qué? Porque de lo que se está hablando es de la posibilidad de términos de intercambio diferenciales. Ocurre lo siguiente: en Argentina se puede producir rentablemente soja con un dólar de $ 2, pero no se pueden producir tractores ni autos ni aceitunas ni vino ni pera con ese valor del dólar que es la moneda de referencia internacional para valuar los bienes en nuestra región.
Entonces, si el precio del dólar fuera de $2 ¿qué produciría Argentina? Soja, granos, algunos productos primarios. ¿Por qué no produciría autos, tractores, aceitunas, vinos ni peras? Porque sería más barato importarlos. Recordemos que en los noventa las aceitunas que encontrábamos en los supermercados eran españolas, los duraznos, griegos. ¿Cómo fue posible esto en una Mendoza que desde siempre produjo aceitunas y duraznos? Porque la convertibilidad congeló por ley un tipo de cambio que hizo perder competitividad a las economías regionales.
¿Qué pasa con un dólar a $ 4 como ahora? La industria puede trabajar, las economías regionales también, productos que antes se importaban ahora se fabrican aquí, la economía se orienta a proteger el trabajo nacional, no a importarlo.
Pero Argentina tiene una particularidad, ¿qué pasa con el productor de soja con un dólar pleno a $ 4? Tiene una rentabilidad extraordinaria, súper extraordinaria. Pero ese no es problema central, hay dos problemas mayores, el deterioro del poder de consumo popular y la sustentabilidad de largo plazo del tipo de cambio.
Los bienes para los que Argentina tiene una fenomenal ventaja comparativa son los productos derivados de la pampa húmeda, son alimentos necesarios. El efecto de una eliminación de las retenciones sería un encarecimiento inmediato de todos los alimentos. Resulta risible y sólo adjudicable a la mala fe el argumento que no comemos soja. - Mire la mala política agropecuaria actual que ha subido el precio de la carne – dice Biolcati – a renglon seguido, la cantinela de que bajen las retenciones a la soja. Es precisamente una baja de las retenciones lo que haría aumentar más el precio de la carne, es precisamente que las retenciones a la soja no son suficientemente altas lo que hace encarecer la carne. Contradiciendo en un extraño sentido la teoría económica y con inocultable cinismo decía uno de estos personajes – déjennos ganar con la soja para poder mantener las vacas. Mentira, no hicieron ni hacen eso, ganan con la soja y desertifican los campos con la soja. No plantan ni plantarán cultivos menos rentables, ni destinarán los campos a ganadería por caridad.
No solo que bajar las retenciones a la soja sería inconveniente para la diversidad productiva rural, para la soberanía alimentaría y para la preservación de los suelos, sino que al contrario la medida correcta destinada a estos objetivos es subir las retenciones a la soja. Si suben las retenciones a la soja, campos ahora destinados a ese cultivo se destinarán a ganadería, a lechería, a trigo, maíz, apoyados en una racionalidad (no la única) que entienden, los empresarios harán lo que es mejor negocio.
Sin retenciones operaría un sistema cambiario que haría difícil sostener en el tiempo lo que Ferrer llama un tipo de cambio de equilibrio desarrollista volviendo a lo que ha sido la tendencia de largo plazo de la economía, un peso sobrevaluado. Lo que Biolcati sin ilustración pero con el instinto que corresponde a un presidente de la Sociedad Rural explicaba como la Argentina del centenario. Con claridad lo plantea Biolcati, su modelo agroexportador es incompatible con un modelo que contenga industria y economías regionales; no es válido lo inverso, un modelo productivo con inclusión tiene lugar para una economía rural pujante. Pero dirimir esta encrucijada representa un desafío de otro tenor, no económico.

El problema político

Las retenciones a las exportaciones constituyen medidas económicas razonables, conocidas y aceptadas por la teoría económica y de larga tradición en el país. No sólo son defendibles, son absolutamente necesarias para el desarrollo industrial de la Argentina y de las economías regionales, el problema de su defensa es político.
El modelo de funcionamiento del sistema político vernáculo al calor de canallas como Carrió y fascistas como Clarín derivó en un juego de deslegitimación radical del gobierno nacional, sólo sustentado y sustentable en la concentración mediática del periodismo independiente de la realidad, que fundó un escenario en que todo vale para “voltear” el gobierno. En esa clave puede leerse la agenda de buena parte de la oposición. ¡Macri pide aumento de las jubilaciones! ¡Los que votaron a favor de las AFJP ahora pontifican sobre dinero que antes dejaron robar y fugar! ¡Biolcati se preocupa por la pobreza!. En fin, ejemplos de semejante desfachatez sobran.
Una cosa cabe advertir una vez más, el juego de la proyección o traslación. Adjudicar al otro algo que yo estoy haciendo. Biolcati hace un discurso violentísimo acusando al gobierno de ... confrontativo ¿? Ese es un juego que usaron en la discusión por la Resolución 125 y que intentan reiterar ahora.
Probablemente Biolcati se pregunte por qué muchos que antes le festejaban las ocurrencias ahora disimulan incómodos el vínculo. Es que mucho ha cambiado y cambiará aún más. La “proeza” regresiva contra la nación de los cruzados del empresariado agropecuario sólo fue posible por Clarín. Ellos fueron un accidente de la concentración mediática. Pero Clarín está en crisis terminal, sus estrategias no alcanzan a la subsistencia. No puede ofrecer la cobertura de otrora.
Biolcati es Biolcati y vuelve a ser visualizado como lo que siempre fue, un representante de la oligarquía que esquilmó el país, mató generaciones e intentó hacer sus riquezas aquí para gastarlas en Europa. Siempre hambreando la población.
Porque el modelo agroexportador que a ellos les gusta no solo lo quieren para ganar plata, quieren que el resto se hunda. Son acérrimos opositores al desarrollo nacional. El “granero del mundo” es eso. Los únicos que “zafamos” somos nosotros es el metamensaje que nos mandan estos personajes. No sólo quieren rentabilidad quieren la diferencia, tanto como que ellos ganen les importa que los otros pierdan.
Finalmente, qué es, en qué se basa el reclamo por baja de retenciones. ¿Pierden plata? No, con lo caraduras que son ni ellos se atreven a decir eso. Finalmente sólo es que “el Estado se está quedando con su plata”, como dicen. Falso, totalmente falso. Corresponde a una lógica antisocial que hay que desterrar porque solo lleva a la destrucción del planeta y del hombre.
Pero por supuesto, no tenemos expectativas respecto de Biolcati. Lo que dice es lo esperable del personaje, quienes tienen que tomar nota del nuevo escenario son los representantes políticos. Y cada vez más políticos opositores tomarán cuenta de la nueva realidad, también con una lógica que ellos entienden. Si quedan pegados a Biolcati van a quedar muy escrachados socialmente. Hay todo un espacio de conveniencia vacante para opositores razonables que se despeguen de estos personajes decadentes. Y como se sabe, nuestros políticos no suelen dejar espacios vacíos.
La solución al problema político debería permitir una fuerte reformulación de la política agropecuaria, aumentos de las retenciones a la soja incluidos.

martes, 13 de julio de 2010

Derechos - El Sol 12/07/2010

La media sanción de Diputados del proyecto que posibilita el matrimonio entre personas del mismo sexo abre una discusión inimaginable en la Argentina de hace unos años.

Evidentemente, y como ha sido bien planteado por los militantes de esta causa y por los legisladores más lúcidos, corresponde a una ampliación de derechos que se inscribe en la corriente histórica de otras ampliaciones de derechos que, vistas retrospectivamente, hacen difícil explicar las situaciones previas. La universalización del voto masculino según padrones generales y no sólo de los “vecinos respetables”, el voto femenino, los derechos laborales y el contrato de trabajo, la jubilación, la sindicalización, los derechos sociales –como educación y salud– son sólo algunos hitos del siglo XX que requirieron su consagración legislativa, y todavía muchos de los derechos sociales tienen un cumplimiento parcial no exento de retrocesos.

Hubo también otras gestas libertarias. Las luchas de los pueblos originarios contra el sometimiento de la conquista, la emancipación de la corona española, la abolición de la esclavitud, las lides por dejar definitivamente de ser colonia de los países centrales.

Todas estas luchas tienen causas: “Nosotros, los de acá, queremos decidir”, “nosotros, los de acá, no aceptamos su supuesta superioridad”, “nosotros, los de acá, somos iguales que ustedes y, por lo tanto, queremos lo mismo que tienen ustedes”. Es el tipo de cuestionamiento que hace avanzar la idea democrática. Es lo que está diciendo, está exigiendo, el colectivo de organizaciones de defensa de los homosexuales. El razonamiento es “somos iguales, queremos iguales derechos”. Simple, fácil. Sin embargo no está de más plantear ciertas cuestiones que, aunque obvias algunas, no siempre están presentes en el debate público.

Primero, la ley no crea homosexuales, los homosexuales ya existen, de lo que se trata es de reconocerles derechos como al resto. Los homosexuales no le preguntan a nadie sobre su derecho a existir. Detrás de ciertos planteos o, si se mira bien, de todos los planteos que discriminan a los homosexuales, hay una idea fundamentalista, antidemocrática, que niega el derecho a la existencia de los homosexuales. Como máximo de tolerancia este planteo dice (existen, bueno, como kelpers, de segunda; son una “desviación”, no pretendan entonces tener los mismos derechos; demasiado que los dejamos compartir nuestro mundo, que los dejamos vivir; porque sépanlo, el mundo es nuestro, esta sociedad es nuestra, de los heterosexuales). El cuestionamiento democrático aparece cuando la comunidad homosexual dice no, no les reconocemos a ustedes la potestad de asignarnos un lugar subordinado y eso que exigimos lo queremos reflejado en las leyes. Todos los derechos fueron conquistados de este modo.

Segundo, el reconocimiento de derechos nada dice de las opciones sexuales personales. Es una obviedad pero debe ser señalado. Sexualidades perversas y dañinas suelen manifestarse en claustros, instituciones jerárquicas, disciplinarias, de las que una vez dentro no hay salida. Son ese tipo de instituciones las que prohijan el daño y la perversión (no hablamos del matrimonio, sino de otras instituciones). La enorme cantidad de casos de abuso, la mayoría homosexual, que aparecen en la Iglesia católica, una cantidad claramente desproporcionada al número de miembros en relación al resto de la sociedad, ofrece un interesante caso de estudio. ¿Habría abusadores en las marchas contra el “casamiento gay”? Seguramente hubo homosexuales.

Tercero, hay cierto peligro de estereotipar la conducta homosexual y estigmatizar un estereotipo. Por caso, asociar la homosexualidad masculina a la “mariquita”, no sólo discrimina a los destinatarios del calificativo, sino que oculta un sinnúmero de homosexuales que no responden a ese tipo y, razonando de modo inverso, legitima el discurso machista, socialmente dominante y que constituye el principal obstáculo para tratar este tema. Hay también personalidades “varoniles” que asumen la opción por la homosexualidad. En el caso de las lesbianas, el mismo rol cumple la “marimacho”, estereotipo que es precisamente eso, una caricatura cultural deformada, que hace sufrir a los estigmatizados y confunde a los analistas. Percibimos cierta “lombrosonización”(1) del debate. Los homosexuales serían distinguibles por ciertas marcas exteriores, y lo serían de una vez y para siempre. Creemos que la realidad es más diversa y que las posibilidades son innumerables y dependen del devenir de la vida de cada quien.

La preocupación por los niños que manifiestan quienes se oponen parece una excusa, porque no han presentado pruebas de que este derecho afecte a los menores y al contrario sí hay muestras. ¿Pero una excusa para qué? Para evitar el cambio social, para evitar la democracia, para sostener una fundamentación teocrática, autoritaria e impositiva del orden social. Es lo mismo que estuvo en discusión durante el mayo del Bicentenario (2).

Parte fundamental del análisis riguroso es contextualizar históricamente los conceptos, describir cuáles son las condiciones sociales, económicas, culturales y políticas que hacen posible que ciertos temas puedan avanzar, o aunque más no sea, plantearse. Sólo son posibles estos planteos en un gobierno libertario como el de nuestra presidenta, que se atreve a cosas que otros no y que avanza aún más que lo que “aconsejarían” las condiciones.

Si es posible creer aún en el progreso, pensar que la humanidad se humaniza y que los pueblos avanzan, este derecho será consagrado más temprano que tarde. Y como sí es posible y necesario, ¡bienvenidos los avances en los derechos!







(1) Césare Lombroso (1835-1909) sostenía que los delincuentes eran reconocibles por rasgos físicos.
(2)http://www.elsolonline.com/noti cias/viewold/21046/la-revoluciondel- bicentenario--por-carlos-almenara--

La revolución del Bicentenario - El Sol 26/05/2010

Los festejos del Bicentenario con centro en Buenos Aires han sido extraordinarios. Por qué no pensar que sirven de espejo de la Nación. Nos devuelven la imagen de lo que colectivamente construimos.

Un fabuloso compendio de manifestaciones artísticas y culturales, acompañado de múltiples foros de discusión sobre nuestra historia, se organizó para celebrar los 200 años de la Revolución de Mayo.

En las construcciones sociales y políticas existen pocos automatismos. Este espejo no es autónomo de los procesos políticos actuales, al contrario, sólo la política actual explica esta representación.

Así como el Centenario se festejó fastuosamente en eventos elitistas propios del modelo de país agroexportador, vigente hasta el 2003 y con mucho poder político y económico aún (la reinauguración del teatro Colón muestra su persistencia), el Bicentenario expresa la Argentina diversa, la de la ebullición de identidades, colores, particularidades.

Nos muestra como parte de América latina y Sudamérica, a las que el Centenario dio la espalda con esa actitud vergonzante, pero finalmente ridícula, de quien aspira al reconocimiento del superior traicionando a los suyos, a su pueblo.

El Bicentenario nos muestra varios, distintos, plurales.

Conviene quizá comenzar mencionando la marcha de los pueblos originarios. Estudios genéticos indican que 56% de la población argentina tiene algún antepasado indígena. Es razonable entonces preguntarse por qué la temática tiene tan escasa visibilidad pública. Una hipótesis posible es que la respuesta a esa pregunta es la misma que cruza los 200 años. Una fenomenal represión política y cultural que construyó una nacionalidad única, una idea de patria autoritaria. Hemos vivido un único modo de ser argentinos. Y, por “desgracia” para los pueblos originarios, los que eligieron el estereotipo decidieron que los argentinos “venían de los barcos”. No hubo modos de ser argentino siendo indio (se fue argentino matando indios). Siendo indio sólo se podía ser un aspirante a argentino, había que ir renunciando a lo distintivo.

Como no se pudo ser argentino de primera siendo judío, siendo ateo, siendo homosexual, siendo comunista, anarquista o sindicalista (también se fue argentino matando en distintos momentos cada categoría).

Poco se ha difundido la suerte de los negros en estas tierras, muchos de ellos, héroes de la independencia, ya que pocos quedaron para contarlo.

Los festejos comenzaron, no de modo oficial, porque fue un reclamo, con la marcha de los pueblos originarios, recibida por la presidenta. Un gesto político que debe convertirse en una ampliación de ciudadanía de los miembros de esas comunidades y una urgente reparación a ellas, fundamentalmente, devolviendo las tierras que les fueron expropiadas.

Las posteriores expresiones artísticas y culturales que hemos visto no sólo tuvieron en sí mismas una calidad altísima, sino que también fueron cuidadosamente seleccionadas, de modo de conformar una expresión plural, diversa, emancipadora e integradora.

La masiva participación popular en los festejos hizo estéril el intento de los medios del Grupo Clarín de desconocer el evento o equipararlo (dividir pantalla) con otros. Resultan incomparables las refacciones a un teatro. Tampoco le resultó conveniente al afán destituyente del medio darle pantalla continuada al impresentable piquetero garca De Angeli. Optaron, entonces, por decir que el Bicentenario lo hacemos “Todos Nosotros - TN”, no el Gobierno. No, los festejos los organizó el Gobierno nacional, fueron un éxito fenomenal y, precisamente, lo fueron a pesar de y contra Clarín. Que, dicho sea de paso, ¡le compró a Macri, y Macri le vendió, los derechos exclusivos de televisación de la fiesta del Colón!

No habrá tranquilidad o no habrá democracia en Argentina mientras Clarín siga manejando 70% de la comunicación masiva, es realmente insólito que ese grupo siga teniendo en jaque a gran parte de la dirigencia política argentina. Para conocer cómo hace Clarín para ganar mercados y sus métodos de penetración en sectores industriales, ver http://www.elargentino.com/nota -91972-Tuve-un-tumor-cerebrapor- los-golpes-que-recibil.html.

Dicho esto, que es cansador pero es realmente necesario, porque hay que desentramar permanentemente el engaño, la manipulación del multimedios hegemónico del país, volvemos al Bicentenario.

Seguramente, costará encontrar una metáfora mejor de la Argentina plural de la integración que esa maravillosa expresión artística que es Mundo Alas, la obra liderada por León Gieco, acompañado por artistas discapacitados que pudimos apreciar en los festejos del día 22. No sólo su obra es de notable factura, sino que el trato entre ellos y con Gieco es de una profesionalidad y un respeto que dice tanto como la obra en sí. Los discapacitados son también argentinos que merecen igualdad.

Se trata de una ampliación de la democracia. Una nueva actualización del eslogan “La patria somos todos”, que ha utilizado el Gobierno nacional y que constituye todo un programa.

No es la paparruchada del “consenso” lo que nos permite construir una Argentina plural. Es, precisamente, lo contrario, resistirse a la homogeneización impuesta, lo que posibilita la expresión de lo diverso. Los argentinos no somos “una hibridación”, como se ha sentido con rancio aroma por allí, somos identidades distintas y contradictorias, también conflictivas. Pero todos tenemos todo el derecho de nuestro lado. Y lo reclamamos como habitantes argentinos. Y reclamamos, además, nuestro derecho de hablar por esta tierra, de dar, con nuestro testimonio, el de nuestra Nación. Quizá esta es la revolución del Bicentenario.